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Francisco (Franz) Jägerstätter, Beato |
Mártir Laico
Martirologio Romano: En Brandeburgo, Alemania, beato Francisco Jägerstätter, mártir
(1943)
Franz Jägerstätter nació el 20
de mayo de 1907 en la aldea de St. Radegung,
Austria, a pocos kilómetros de la frontera con Baviera. Durante
su adolescencia y su juventud se distinguió por su alegría
y vitalidad. A pesar de las tentaciones propias de su
edad, permaneció siempre firmemente arraigado en los principios de la
fe. Rezaba todos los días y recibía con frecuencia los
sacramentos.
En 1931 su padre, propietario de una granja, enfermó
gravemente, y Franz se vio obligado a ocuparse de ella
para mantener a la familia. En 1936 contrajo matrimonio con
Franziska Schwaniger. Tuvieron tres hijas: Rosalía, María y Luisa.
Los esposos eran católicos practicantes, profundamente devotos y recibían diariamente
la sagrada Comunión.
Llamado a cumplir el servicio militar en
1943, en pleno conflicto mundial, declaró que como cristiano no
podía servir a la ideología nazi y combatir una guerra
injusta. Su vida y su elección reflejaban su radicalismo evangélico,
que no admitía réplicas, sino que provocaba e interpelaba. El
padre José Karobath, su párroco, tras una conversación con él
pocos días antes de que lo reclutaran, escribió: "Me
ha dejado sin palabras, porque tenía las argumentaciones mejores. Queríamos
que desistiera, pero se imponía siempre citando las Escrituras". En
el siervo de Dios se reflejaba su serenidad sufrida y
su adhesión al significado pleno del mensaje evangélico: en
él la coherencia era una señal distintiva, no por prejuicios
ideológicos o por un pacifismo abstracto, sino porque manifestaba con
sencillez y firmeza su fidelidad a los valores en los
que creía.
Ante el terror nazi, ante la oscuridad de
las conciencias y el consiguiente olvido de Dios, Franz elevó
su voz sin alardes, pero con gran valor, para defender
a la Iglesia de la furia anticlerical y para anunciar
con su ejemplo el amor al prójimo, hermano en Cristo
y no un enemigo contra el cual combatir.
A este
propósito, son clarificadoras las palabras del cardenal Christoph Schönborn, o.p.,
arzobispo de Viena: "Considerar el martirio como una participación
en el combate escatológico contra las fuerzas del poder no
era simplemente una fantasía delirante de la Iglesia de los
orígenes. Una figura tan límpida como la del mártir Franz
Jägerstätter, campesino de Austria, nos permite comprender cuán actual es
esta concepción. Su testimonio franco, que lo llevó a rechazar
el servicio militar en el ejército del Reich de Hitler,
desvela las fuerzas que aquí luchan entre sí".
Franz fue
procesado por insumisión por un tribunal militar reunido en Berlín,
que el 6 de julio de 1943 lo condenó a
muerte. Permaneció detenido desde marzo hasta mayo de 1943 en
la prisión militar de Linz; desde allí fue trasladado a
una cárcel en Brandeburgo, en espera de la ejecución de
la sentencia. Quienes compartieron con él aquellos meses testimoniaron que
soportó las pruebas con infinita paciencia, en particular el profundo
dolor de la despedida de su esposa y de sus
hijas. A su esposa envió una serie de cartas, en
las que destaca continuamente su entrañable e inquebrantable amor a
la familia, a la Iglesia y a Dios, así como
su petición de perdón por todos los sufrimientos que podía
haber ocasionado con su decisión de oponerse a la guerra.
El 9 de agosto de 1943, poco antes de ser
guillotinado, el p. Jochmann le administró los últimos sacramentos y
le preguntó si necesitaba algo. El siervo de Dios le
respondió con gran entereza: "Tengo todo, tengo las sagradas
Escrituras, no necesito nada".
Fue beatificado el 26 de octubre
de 2007.
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