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Eugenio III, Beato |
CLXVII Papa
Etimológicamente significa “bien nacido”. Viene de la lengua griega.
San
Antonio lo señala como a "uno de los Pontífices más
grandes y que más sufrieron". Nació en Montemagno, entre Pisa
y Lucca. Después de ocupar un cargo en la curia
episcopal de Pisa, ingresó en 1135 al monasterio cisterciense de
Claraval. Tomó el nombre de Bernardo, y San Bernardo fue
su superior en aquel monasterio. Cuando el Papa Inocencio II
pidió que algunos cisterciences fuesen a Roma, San Bernardo envió
a su homónimo como jefe de la expedición. Los cistercienses
se establecieron en el convento de San Anastasio (Tre Fontane).
A la muerte del Papa Lucio II, en 1145, los
cardenales eligieron para sucederle a Bernardo, el abad de San
Anastasio. El nuevo Pontífice tomó el nombre de Eugenio y
fue consagrado en la abadía de Farfa. En enero de
1147, aceptó con gusto la invitación que le hizo Luis
VII de que fuese a predicar la cruzada en Francia.
En la segunda cruzada no tuvieron buenos resultados. El Papa
permaneció en Francia hasta que el clamor popular por el
fracaso de la cruzada le hizo imposible permanecer más tiempo
en ese lugar. Durante su estancia en aquel país, presidió
los sínodos de París, Tréveris y Reims, que se ocuparon
principalmente de promover la vida cristiana; también hizo cuanto pudo
por reorganizar las escuelas de filosofía y teología.
En mayo
de 1148 el Pontífice volvió a Italia y excomulgó a
Arnoldo de Brescia (quien en sus peores momentos presagiaba a
los demagogos doctrinarios de épocas posteriores). San Bernardo dedicó al
Sumo Pontífice su tratado ascético "De Consideratione", donde afirmaba que
el Papa tenía como principal deber atender a las cosas
espirituales y que no debía dejarse distraer demasiado por asuntos
que corresponden a otros.
Eugenio III partió de Roma en
el verano de 1150 y permaneció dos años y medio
en la Campania, procurando obtener el apoyo del emperador Conrado
III y de su sucesor, Federico Barbarroja.
El santo murió
en Roma el 8 de julio de 1153. Su culto
fue aprobado el 28 de diciembre de 1872 por el
Papa Pío IX.
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