|
Clelia Barbieri, Santa |
Virgen y Fundadora de la Congregación de las Hermanas Mínimas de
la Virgen de los Dolores
Martirologio Romano: En Budrie, ciudad de
la Romagna, santa Clelia Barbieri, virgen, que dedicó su vida
a ayudar espiritualmente sobre todo a las niñas pobres y
abandonadas, y para ello fundó la Congregación de las Hermanas
Mínimas de la Virgen de los Dolores (1870).
Etimológicamente: Clelia
= Aquella famosa por sus hazañas, es de origen griego.Clelia nació en Le Budrie, diócesis
de Bolonia (Italia), el 13 de febrero de 1847, del
piadoso matrimonio formado por José Barbieri y Jacinta Nanetti. Sus
familiares se ganaban el pan con el trabajo de sus
manos; la suma estrechez en que vivían era causa frecuente
de enfermedades. Cuando Clelia tenía poco más de ocho años,
su padre murió víctima de cólera.
Siendo muy pequeña, aprendió que
su madre no sólo a coser e hilar, sino, por
encima de todo, a amar a Dios y a vivir
cristianamente. Con frecuencia le oían decir a su madre: “Háblame
de Dios” o “¿qué debo hacer para ser santa?”. Acudía
a menudo a la iglesia para rezar y estudiaba con
ahínco el catecismo. Era de temperamento humilde y dulce y
de gran entereza de ánimo. Cuando tejía a sueldo ponía
todo su empeño en hacer bien el trabajo y, si
su madre le apremiaba para que fuera más deprisa, respondía:
“Madre, este trabajo nos lo pagan, por eso debemos hacerlo
lo mejor posible”.
Nutría su espíritu con piadosas lecturas, en especial
con la Práctica del amor a Jesucristo de san Alfonso
María de Ligorio y la Filotea de José Riva. Tuvo
como director espiritual a don Cayetano Guidi, párroco de Le
Budrie, quien con sus sabios consejos le ayudó a progresa
en el amor a Dios y en el camino de
perfección cristiana.
Impulsada por aquel celoso sacerdote y movida por su
generosidad, concibió el deseo de dedicarse por entero con otras
jóvenes del lugar, se entregó con gran empeño a servir
a los pobres y a enseñar el catecismo a los
niños. Los domingos, después de haber asistido a la celebración
de las Vísperas, solía reunirse con tres compañeras para hablar
de Dios. Poco a poco aquellas jóvenes concibieron el proyecto
de hacer vida en común “Somos tan pobres –acostumbraba a
decir Clelia- que en ningún instituto religioso nos admitirán. Decidámonos,
pues, a hacer vida en común y a dedicarnos únicamente
a Dios y al prójimo”.
Y así, el día 1 de
mayo de 1864, las cuatro jóvenes, confiando solamente en Dios,
se juntaron con una humilde morrada, llamada “la casa del
maestro”, que dio lugar al Ritiro delle Budrie, que con
razón es considerado como la cuna de la Congregación de
las Hermanas Mínimas de la Virgen Dolorosa. Su misión principal
era atender a las niñas huérfanas o abandonadas por sus
padres, a las que educaban cristianamente y las preparaban al
ejercicio de una profesión.
Poco después, mientras practicaban unos ejercicios espirituales,
Clelia redactó una regla de vida comunitaria, basada completamente en
la oración, el sacrificio, el trabajo y la caridad. Las
hermanas eligieron como patronos de su pequeña comunidad a la
Virgen de los Dolores, cuyo culto los Siervos de María
habían promovido en la diócesis de Bolonia, y a san
Francisco de Paula, el más humilde de los humildes siervos
de Dios, cuya ayuda imploraban sobre todo en los momentos
difíciles.
Al frente del grupo el párroco Cayetano Guidi puso a
Clelia, a la que Dios enriqueció con especiales carismas, como
atestiguan el único escrito autógrafo que de ella poseemos: la
carta a Jesús, mi dulce esposo.
Entretanto, a medida que Clelia
avanzaba animosamente por el camino de la santidad, aparecieron en
su frágil cuerpo los primeros síntomas de la tuberculosis. Estuvo
postrada en cama durante siete meses, al cabo de los
cuales, concretamente el 13 de julio de 1870, dijo: “!Ánimo!
Yo me voy al cielo, pero estaré siempre con vosotras
y nunca os dejaré”. Después de estas palabras, que fueron
las últimas, murió en el Señor. En el primer aniversario
de su muerte, como si quisiera cumplir su promesa, habiéndose
reunido las hermanas en su habitación para orar, se oyó,
en respuesta a sus plegarias, una vez que todas ellas
identificaron como la de Clelia.
Del pequeño grupo congregado en Le
Budrie nació la familia religiosa de las Hermanas Mínimas de
la Virgen Dolorosa. El papa Juan Pablo II canonizó a
Clelia el 9 de abril de 1989. Su cuerpo se
venera en el oratorio de la primera casa de la
Congregación.
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario