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lunes, 18 de junio de 2012

Ojo por ojo, diente por diente


Mateo 5, 38-42. Tiempo Ordinario. Jesús rompe los esquemas calculadores y nos traza el camino de la caridad y del perdón.
 
Ojo por ojo, diente por diente
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 38-42


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.

Oración introductoria

Señor, gracias por mostrarme tan claramente las actitudes que deben regular mis relaciones con los demás y, sobre todo, gracias por este nuevo día y por este momento de oración, oportunidad para crecer en mi amor y amistad contigo.

Petición

Señor, limpia mi corazón y pon un nuevo espíritu de bondad, semejante al tuyo.

Meditación del Papa

Esta página evangélica se considera la charta magna de la no violencia cristiana, que no consiste en rendirse ante el mal -según una falsa interpretación de "presentar la otra mejilla"-, sino en responder al mal con el bien, rompiendo de este modo la cadena de la injusticia. Así, se comprende que para los cristianos la no violencia no es un mero comportamiento táctico, sino más bien un modo de ser de la persona, la actitud de quien está tan convencido del amor de Dios y de su poder, que no tiene miedo de afrontar el mal únicamente con las armas del amor y de la verdad.
El amor a los enemigos constituye el núcleo de la "revolución cristiana", revolución que no se basa en estrategias de poder económico, político o mediático. La revolución del amor, un amor que en definitiva no se apoya en los recursos humanos, sino que es don de Dios que se obtiene confiando únicamente y sin reservas en su bondad misericordiosa. Esta es la novedad del Evangelio, que cambia el mundo sin hacer ruido. Este es el heroísmo de los "pequeños", que creen en el amor de Dios y lo difunden incluso a costa de su vida. Benedicto XVI, 18 de febrero de 2007.

Reflexión

Perdonar es una de los más nobles trabajos de la naturaleza humana. Pero cuando se dice noble no quiere decir que sea extraordinaria. En un hombre, lo que sale de un alma limpia, es el perdón. La venganza sólo puede salir de lo que tenemos de bruto.

La primera de las virtudes es saber convivir. Un hombre bueno o un santo son como el fuego: se definen por la luz y el calor que difunden. Un fuego es aquello a lo que la gente se acerca en invierno, algo junto a lo que se está bien. El generoso olvida el mal. O al menos hace lo posible para olvidarlo.

Cuando la gente pregunta, ¿por qué el Papa está siempre feliz? La respuesta es muy simple: porque se siente querido por muchas personas, pero sobre todo por Dios. Porque nunca se ha sentido abandonado. Porque experimenta su ternura incluso en la oscuridad y en el dolor.

El Evangelio de hoy es lo que algunos llamarían «una auténtica revolución del amor». «Habéis oído que se dijo... Pero yo os digo...» Jesús rompe los esquemas calculadores y nos traza el camino de la caridad y del perdón. No lo hizo sólo con sus palabras. Lo demostró con su ejemplo y con su vida. Al soldado que le abofeteó, le puso la mejilla derecha también; dejó no sólo su túnica, que después echaron a suertes, sino todas sus vestiduras antes de subir a la cruz; le pedimos que nos acompañara una milla y se quedó caminando con nosotros hasta el final de los tiempos en la Eucaristía.

Ojalá que este pasaje nos lleve a revisar nuestra vida. Que obre en nosotros una «una auténtica revolución de amor» en nuestro corazón. Todo ello, como fruto de ese sabernos amados por Dios y por tantos y tantos hermanos nuestros en el Señor.


Propósito

Por amor a Dios, ser misericordioso y perdonar, a la primera, cualquier ofensa que reciba.

Diálogo con Cristo

Jesucristo, dame la gracia para que el Reino de los cielos sea una realidad en mi vida al saber responder la agresión con la comprensión, que la preocupación por asegurar el bien económico no me lleve a la mezquindad y, sobre todo, que me convierta en un infatigable discípulo y misionero de tu amor, porque el mundo te necesita y yo debo llevarte al mundo.


unes 18 Junio 2012
Lunes de la undécima semana del tiempo ordinario

San Marcos Marcelino


Leer el comentario del Evangelio por
San Cipriano : «Yo os digo, no repliquéis al malvado»

Lecturas

1 Reyes 21,1-16.


Después de esto, sucedió lo siguiente: Nabot, el izreelita, tenía una viña en Izreel, al lado del palacio de Ajab, rey de Samaría.
Ajab dijo a Nabot: "Dame tu viña para hacerme una huerta, ya que está justo al lado de mi casa. Yo te daré a cambio una viña mejor o, si prefieres, te pagaré su valor en dinero".
Pero Nabot respondió a Ajab: "¡El Señor me libre de cederte la herencia de mis padres!".
Ajab se fue a su casa malhumorado y muy irritado por lo que le había dicho Nabot, el izreelita: "No te daré la herencia de mis padres". Se tiró en su lecho, dio vuelta la cara y no quiso probar bocado.
Entonces fue a verlo su esposa Jezabel y le preguntó: "¿Por qué estás tan malhumorado y no comes nada?".
El le dijo: "Porque le hablé a Nabot, el izreelita, y le propuse: 'Véndeme tu viña o, si quieres, te daré otra a cambio'. Pero él respondió: 'No te daré mi viña'".
Su esposa Jezabel le dijo: "¿Así ejerces tú la realeza sobre Israel? ¡Levántate, come y alégrate! ¡Yo te daré la viña de Nabot, el izreelita!".
En seguida escribió una carta en nombre de Ajab, la selló con el sello del rey y la envió a los ancianos y a los notables de la ciudad, conciudadanos de Nabot.
En esa carta escribió: "Proclamen un ayuno y en la asamblea del pueblo hagan sentar a Nabot en primera fila.
Hagan sentar enfrente a dos malvados, que atestigüen contra él, diciendo: 'Tú has maldecido a Dios y al rey'. Luego sáquenlo afuera y mátenlo a pedradas".
Los hombres de la ciudad, los ancianos y notables, conciudadanos de Nabot, obraron de acuerdo con lo que les había mandado Jezabel, según lo que estaba escrito en la carta que les había enviado.
Proclamaron un ayuno e hicieron sentar a Nabot en primera fila.
En seguida llegaron dos malvados que se le sentaron enfrente y atestiguaron contra él diciendo: "Nabot ha maldecido a Dios y al rey". Entonces lo sacaron fuera de la ciudad y lo mataron a pedradas.
Y mandaron decir a Jezabel: "Nabot fue apedreado y murió".
Cuando Jezabel se enteró de que Nabot había sido matado a pedradas, dijo a Ajab: "Ya puedes tomar posesión de la viña de Nabot, esa que él se negaba a venderte, porque Nabot ya no vive: está muerto".
Apenas oyó Ajab que Nabot estaba muerto, bajó a la viña de Nabot, el izreelita, para tomar posesión de ella.


Salmo 5,2-3.5-6.7.


Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos;
oye mi clamor, mi Rey y mi Dios,
porque te estoy suplicando.

Tú no eres un Dios que ama la maldad;
ningún impío será tu huésped,
ni los orgullosos podrán resistir
delante de tu mirada.
Tú detestas a los que hacen el mal

y destruyes a los mentirosos.
¡Al hombre sanguinario y traicionero
lo abomina el Señor!


Mateo 5,38-42.


Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente.
Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra.
Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto;
y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él.
Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

San Cipriano (v. 200-258), obispo de Cartago y mártir
Los bienes de la paciencia, 15-16; SC 291

«Yo os digo, no repliquéis al malvado»

«Sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad
del Espíritu, con el vínculo de la paz.»(Ef.4, 2) Con esto enseña que no
puede conservarse ni la unidad ni la paz, si no se ayudan mutuamente los
hermanos y no mantienen el vínculo de la unidad, con auxilio de la
paciencia... Perdonar a tu hermano que te ha ofendido no sólo
setenta veces siete, sino todas las ofensas; que debes amar a tus enemigos,
que debes rogar por los adversarios y perseguidores (Mt 5,39.44; 18,22)
¿Podrías acaso sobrellevar todos estos preceptos si no fuera por la
fortaleza de la paciencia? Esto lo cumplió, según sabemos, Esteban: siendo
asesinado... no pedía venganza para sus asesinos, sino perdón con estas
palabras: Señor, no les tengas en cuenta este pecado (Hech 7, 60). Tal
convenía que fuese el primer mártir de Cristo... no sólo se hiciese el
pregonero de la pasión del Señor, sino su imitador en la inmensa
mansedumbre y paciencia. ¿Qué diré de la ira, de la discordia, de
las enemistades, que no deben tener cabida en el cristiano? Haya paciencia
en el corazón y estas pasiones no entrarán en él... El apóstol Pablo nos
advierte de eso: "No entristezcais al Santo Espíritu de Dios... eliminad de
vuestra vida todo lo que es amargura, ira, cólera, insultos" (Ef. 4,30-31).
Si el cristiano escapa a los extravíos y a los asaltos de nuestra
naturaleza caída, como de un mar en furia, si se establece en el puerto de
Cristo, en la paz y la calma, no debe admitir en su corazón cólera ni
discordia. No le está permitido devolver mal por mal (Rm 12,17), ni dar
cabida al odio.

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