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Nuestra Señora de Luján |
Patrona de la Argentina
A 60 kilómetros al oeste de Buenos
Aires se halla la villa de Luján. En 1630 no
había en aquel paraje ningún rastro de población y sólo
era frecuentado por las caravanas de carretas y las rescuas
de mulas tucumanas que bajaban o subían del puerto de
Buenos Aires.
Sucedió que un portugués dueño de una estancia, a
cuarenta leguas de la ciudad, trató de erigir en ella
una modesta capilla dedicada a la Inmaculada Concepción de la
Virgen. Para esto le pidió a un amigo de Brasil
que le envíe una imagen pequeña de la Virgen en
aquel misterio. Su amigo le envió dos imágenes en bulto:
una que representaba a María en su Inmaculada Concepción y
que hoy se venera en el santuario de Luján y
otra que tenía en sus brazos al Niño Jesús y
ahora es venerada en Sumampa.
Partió entonces de Buenos Aires el
encargado de conducir las imágenes. En la tarde del tercer
día se detuvo la caravana para pasar la noche y
al día siguiente el conductor de las imágenes preparó los
bueyes para proseguir el viaje pero éstos no se movían.
Vinieron en su ayuda troperos y peones pero no tuvieron
suerte. Finalmente juzgaron que era necesario aliviar el peso de
la carreta. Descargaron las imágenes y en ese momento los
bueyes pudieron moverse con facilidad. Queriendo cerciorarse si el obstáculo
provenía de las imágenes las pusieron nuevamente en la carreta
y no se pudo mover. Entonces viendo que las imágenes
se querían quedar en aquel lugar decidieron que una de
ellas permaneciera en la Cañada y la entregaron al dueño
de esas tierras. La fama del prodigio corrió hasta Buenos
Aires y no faltaron quienes emprendieron un viaje a Luján
para contemplar la imagen.
En 1887 la imagen fue coronada canónicamente
por el Papa León XIII
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