PresbÃtero, 20 de mayo
PresbÃtero
Martirologio Romano: San Bernardino de Siena,
presbÃtero de la Orden de los Hermanos Menores, quien, con la palabra y
el ejemplo, fue evangelizando por pueblos y ciudades a las gentes de
Italia y difundió la devoción al santÃsimo Nombre de Jesús, perseverando
infatigablemente en el oficio de la predicación, con gran fruto para
las almas, hasta el dÃa de su muerte, que ocurrió en L´Aquila, del
Abruzo, en Italia. (1444)
Etimológicamente: Bernardino = Aquel que es como un fuerte oso, es de origen germánico.
Etimológicamente: Bernardino = Aquel que es como un fuerte oso, es de origen germánico.
Taquigrafiados con un método que inventó un discÃpulo suyo, los
sermones populares de San Bernardino de Siena han llegado hasta nosotros
con toda la naturaleza y el estilo rápido y colorido con que los
pronunciaba en las diversas plazas italianas. Al releerlos hoy, se
descubre en ellos la actualidad de los temas, entre los más recurrentes
el de la caridad, la unidad, la armonÃa y la justicia. Atacaba la
avaricia de los nuevos ricos, comerciantes, banqueros, usureros,
negociantes: “Sé muy bien que los bienes que tú tienes no son tuyos;
Dios los ha dado al mundo para provecho del hombre: no son del hombre,
no, sino para las necesidades del hombre”.
DirigÃa palabras durÃsimas a los que “renegaban de Dios por una cabeza de ajo”, y a “las fieras de largas uñas que roen los huesos del pobre”. “Si tú tienes muchos bienes y no tienes necesidad de ellos, y no los regalas y mueres, vas a parar a una casa muy caliente”.
Aun después de su muerte, acaecida en la ciudad de Aquila, en 1444, San Bernardino continuó su obra de pacificación. En efecto, habÃa llegado a esa ciudad casi moribundo y no pudo predicar los sermones que se habÃa propuesto. Como las luchas seguÃan entre los bandos, su cuerpo comenzó dentro del cajón a echar sangre a borbotones, y el chorro de sangre cesó solamente cuando los ciudadanos de Aquila pactaron la paz. En acción de gracias decretaron la construcción de un magnÃfico monumento sepulcral, llevado a cabo después por Silvestre de Santiago.
San Bernardino fue canonizado en 1450, es decir, a los seis años de su muerte, y habÃa nacido en 1380 en Massa Marittima, de una noble familia de Siena. Como quedó huérfano de ambos padres, siendo todavÃa muy niño, lo criaron dos tÃas. Estudió en Siena hasta los 22 años, y después abandonó la vida mundana para vestir el hábito franciscano. Dentro de la Orden fue uno de los principales propulsores de la reforma de los franciscanos observantes. Difundió la devoción al santÃsimo nombre de Jesús, y en unas tablitas de madera hizo grabar el monograma “JHS” que le hacÃa besar al público al final de sus sermones.
Es el santo patrono de: los anunciantes; la publicidad; contra la ronquera; para pedir por los adictos a los juegos de azar; el personal de relaciones públicas; problemas respiratorios; de la diócesis de San Bernardino en California, E.E.U.U., y de Italia.
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DirigÃa palabras durÃsimas a los que “renegaban de Dios por una cabeza de ajo”, y a “las fieras de largas uñas que roen los huesos del pobre”. “Si tú tienes muchos bienes y no tienes necesidad de ellos, y no los regalas y mueres, vas a parar a una casa muy caliente”.
Aun después de su muerte, acaecida en la ciudad de Aquila, en 1444, San Bernardino continuó su obra de pacificación. En efecto, habÃa llegado a esa ciudad casi moribundo y no pudo predicar los sermones que se habÃa propuesto. Como las luchas seguÃan entre los bandos, su cuerpo comenzó dentro del cajón a echar sangre a borbotones, y el chorro de sangre cesó solamente cuando los ciudadanos de Aquila pactaron la paz. En acción de gracias decretaron la construcción de un magnÃfico monumento sepulcral, llevado a cabo después por Silvestre de Santiago.
San Bernardino fue canonizado en 1450, es decir, a los seis años de su muerte, y habÃa nacido en 1380 en Massa Marittima, de una noble familia de Siena. Como quedó huérfano de ambos padres, siendo todavÃa muy niño, lo criaron dos tÃas. Estudió en Siena hasta los 22 años, y después abandonó la vida mundana para vestir el hábito franciscano. Dentro de la Orden fue uno de los principales propulsores de la reforma de los franciscanos observantes. Difundió la devoción al santÃsimo nombre de Jesús, y en unas tablitas de madera hizo grabar el monograma “JHS” que le hacÃa besar al público al final de sus sermones.
Es el santo patrono de: los anunciantes; la publicidad; contra la ronquera; para pedir por los adictos a los juegos de azar; el personal de relaciones públicas; problemas respiratorios; de la diócesis de San Bernardino en California, E.E.U.U., y de Italia.
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