Pierre Louis Marie Chanel o
San Pedro Luis MarÃa Chanel, también conocido como
Pedro Chanel (
11 de julio de
1803 -
28 de abril de
1841). Pedro Chanel fue
sacerdote,
misionero y
mártir católico.
Pedro Chanel nació en La Potière, aldea del pueblo de
Cuet, cerca de
Belley, en el departamento de
Ain,
Francia, y falleció en la aldea de Poi, junto a la costa noreste de la isla
polinesia de
Futuna, a manos de unos sicarios comandados por Musumusu, yerno de Niuliki, el jefe-rey de
Alo, uno de los dos reinos que ocupaban el
archipiélago de Horne.
Fue declarado
santo por el
papa PÃo XII y es el primer mártir del continente de
OceanÃa y el primero de la
Sociedad de MarÃa (Maristas).
BiografÃa
Sus primeros años
Era el quinto hijo de los ocho que tuvo la familia compuesta por
humildes agricultores, Francisco Chanel y MarÃa Ana Sibellas. Pedro
Chanel fue bautizado cuatro dÃas después de su nacimiento, en la fiesta
de Nuestra Señora del Carmen. Unos años más tarde, cuando le
confirmaron, le pusieron el nombre de
Luis MarÃa, indicando asà la devoción que profesaba a
San Luis Gonzaga y a la
Virgen MarÃa.
Siendo Chanel muy joven, con tan sólo 7 años, tenÃa a su cargo el
cuidado del modesto rebaño de su familia. La situación económica de ésta
fue siempre muy precaria, y la escuela más cercana estaba a 6 km de
distancia, en la aldea de Saint-Didier d'Aussiat. Todo cuanto Chanel
aprendÃa en el periodo de invierno rápidamente lo olvidaba, dado que el
resto del año debÃa cuidar del rebaño de su familia y no atendÃa a la
escuela. Después de algunos estudios en
Crâs
su piedad e inteligencia atrajeron la atención de un sacerdote local,
el Padre Trompier, que patrocinó su educación eclesiástica. A esto le
siguió en 1819 la formación en el seminario menor de
Meximieux, en el de
Belley en 1823, y luego en 1824, en el seminario mayor de Brou. Tras sus estudios en el seminario se ordenó como sacerdote en el año
1827. Entre sus primeras asignaciones estuvo una parroquia desmantelada en
Crozet, que él revitalizó en tres años.
Con los maristas
En
1831 se unió a la nueva
Sociedad de MarÃa (Maristas) que estaba formando en ese momento
Jean Claude Colin en
Francia;
esta congregación católica se concentró en la educación y en el trabajo
misionero. Con los maristas, Pedro Chanel ejerció como profesor en el
seminario de
Belley, en el que permaneció durante cinco años. En 1833 acompañó al Padre Jean-Claude Colin a
Roma
para buscar la aprobación de la naciente Sociedad. En 1836, los
maristas recibieron por último la aprobación formal por parte del
Papa Gregorio XVI, que pidió que enviaran misioneros a la
Polinesia, al territorio del
PacÃfico Sur
Occidental. Chanel, que profesa como marista el 24 de septiembre de
1836, fue promovido como superior de un grupo de misioneros maristas que
salieron el 24 de diciembre de ese año del puerto de
Le Havre. Estuvieron acompañados por el
obispo Jean Baptiste Pompallier (que se convertirÃa en el primer obispo de
Auckland,
Nueva Zelanda en 1848). Pompallier habÃa sido nombrado por el Papa Gregorio XVI para ocupar el
Vicariato apostólico de OceanÃa Occidental, con sede en Nueva Zelanda desde 1838. Estos misioneros viajaron con destino a
ValparaÃso (sede del
Vicariato apostólico de OceanÃa Oriental, a cargo de
religiosos de la congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y de MarÃa) y a
TahitÃ, para radicarse en lo que serÃa la sede central de su misión, la isla de
'Uvea. El Padre Pedro Chanel, junto con un converso francés, Marie-Nizier Delorme, fue a la isla cercana de
Futuna, habitada por ocasionales canÃbales, a unos 260 km al sureste de
'Uvea.
Martirio
El grupo de misioneros fue muy bien recibido por Niuliki, el rey de
Alo,
el principal reino de la isla. Una vez los misioneros aprendieron la
lengua local. pudieron entonces predicar directamente a la gente, pero
la intranquilidad del rey fue en aumento, pues creÃa que el
Cristianismo le quitarÃa sus prerrogativas como sumo sacerdote y rey.
El hijo del rey de
Alo,
llamado Meitala, intentó convertise al cristianismo y ser bautizado. El
rey, al enterarse de esto, envió a un guerrero llamado Musumusu, su
yerno, a "hacer lo que fuera necesario" para resolver el problema. En la
familia de Musumusu se encontraban algunos nuevos conversos al
cristianismo. Musumusu fue primero contra su cuñado Meitala, y los dos
lucharon. Musumusu, lesionado en la pelea, fue a la residencia de Pedro
Chanel fingiendo tener necesidad de atención médica. Mientras Chanel le
atendÃa, un grupo de partidarios de Musumusu saquearon su casa y en la
confusión, Musumusu cogió un hacha y golpeó con ella la cabeza de
Chanel, fracturándole el
cráneo. Pedro Chanel murió ese dÃa, el
28 de abril de
1841.
Cuando el vicario apostólico Pompallier supo de la muerte del Padre
Pedro Chanel seis meses después (gracias al Hermano Marie-Nizier
Delorme, que escapó de la isla), arregló el traslado del cadáver en la
goleta de la Misión
Sancta Maria, escoltada por la
corbeta francesa
L'Allier, al mando del conde de Bouzet. Los dos navÃos llegaron a
'Uvea (la isla de Wallis) el
30 de diciembre de
1841,
después de un viaje de 32 dÃas. En Futuna, los restos del mártir,
identificados por las heridas que causaron su muerte, fueron trasladados
primero a
Auckland (
Nueva Zelanda), después a
SÃdney (
Australia) y después a
Europa. El 1 de junio de 1850 los restos del P. Pedro Chanel llegaron a la Casa Madre de la
CompañÃa de MarÃa en
Lyon, para gran alegrÃa de sus miembros, en especial la del P. Colin, fundador de los maristas.
Chanel fue declarado mártir y beato el
17 de noviembre de
1889, y canonizado el
12 de junio de
1954 por el papa
PÃo XII. Fue declarado patrono de
OceanÃa. Su fiesta litúrgica es el
28 de abril. Las reliquias, salvo la cabeza, fueron devueltas a
Futuna
en 1977, y el cráneo fracturado se reunió con el resto en 1985. Ahora
reciben veneración en Poi, el lugar donde fue martirizado.
Fue lenta y paciente la tarea de penetración en el pequeño mundo de
esa gente tan distinta por costumbres de vida y por mentalidad. Pero el
anuncio del Evangelio fue calando en las jóvenes generaciones, Pero este
éxito suscitó al mismo tiempo la hostilidad de las viejas generaciones.
El tributo de sangre de Pedro Chanel fue el precio para abrir
finalmente las puertas a la evangelización de toda la isla.
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