El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentÃos y creed en el evangelio. Marcos 1:15
Recibimos perdón cada vez que nos arrepentimos. Dios nunca llega a Su lÃmite de tolerancia y no nos podemos acabar Su provisión de misericordia. Exactamente asÃ, somos cambiados cada vez que nos arrepentimos, aunque sea ligeramente.
ImagÃnate a una persona que no tiene sentido de dirección de ningún tipo y quien, en consecuencia, se desubica y se dirige continuamente al camino equivocado mientras trata de cruzar un desierto. Cada vez que saca su brújula y se reorienta en la dirección apropiada, está rectificando y arrepintiéndose. Entre más lee la brújula, más rápidamente encontrará el camino para cruzar el desierto.
Mientras que es frustrante descubrir que, de acuerdo con la brújula, está dirigiéndose al sur (otra vez) cuando deberÃa estar yendo al norte, la alternativa, de no leer la brújula, es garantÃa casi segura de que seguirá perdido.
Después de haber tenido que dar la vuelta, tal vez cientos de veces, su orientación mejorará
gracias a la brújula y llegará al otro lado del desierto.
El diablo quiere hacer que te sientas culpable por necesitar verificar tu brújula con tanta frecuencia. Te va a regañar por sacarla: “¿No te acabas de arrepentir ayer por decir mentiras? ¿Crees que Dios te permitirá arrepentirte otra vez con tanta facilidad y rapidez? No obstante, recuerda que la brújula siempre te dará una dirección verdadera, aun si tuviste que usarla hace apenas veinte minutos.
Hoy no continuaré en mi camino a menos que tenga lista la brújula en mi mano para poder arrepentirme cada vez que me desvÃo del camino y Dios en su Misericordia enderezará mis pasos.
Señor, Gracias por darme tu vida y tu amor. Gracias porque has prometido guiarme y enseñarme en todo el camino, quiero seguir la brújula de tu amor. Amén.
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