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lunes, 30 de abril de 2012

Fray Junípero Serra

Junípero Serra i Ferrer
O.F.M.
Junípero Serra.jpg
Padre Junípero Serra
Beato
Nombre Miquel Josep Serra i Ferrer
Nacimiento 24 de noviembre de 1713
Petra, Mallorca
Fallecimiento 28 de agosto de 1784
Monterrey, California
Venerado en Iglesia Católica
Beatificación 25 de septiembre de 1988 por Juan Pablo II
Festividad 28 de agosto
Junípero Serra Ferrer, O.F.M., nacido como Miquel Josep Serra i Ferrer (Petra, Mallorca, 24 de noviembre de 1713 - Monterrey, California, 28 de agosto de 1784), fue un fraile franciscano, doctor en Filosofía y Teología, evangelizador y fundador de varias misiones de la Alta California, como Los Ángeles, San Francisco, Sacramento y San Diego.

Biografía

Estudios

El 24 de noviembre de 1713 nació en Petra (Mallorca), del matrimonio formado por Antoni Serra y Margarita Ferrer, un niño a quien se le impuso en el bautismo el nombre de Miquel Josep. Vino al mundo en el humilde hogar de una familia sencilla, de modestos labradores, honrados, devotos y de ejemplares costumbres. Tal como iba creciendo y dando los primeros pasos por las calles de su pueblo, sus padres lo iban encaminando por los senderos de la fe católica y el santo amor de Dios. Ellos eran analfabetos, pero trataron de dar a su hijo una mejor formación, llevándole a la escuela del convento franciscano de San Bernardino. Aquí en su pueblo el muchacho aprendió las primeras letras e hizo grandes progresos en su formación, por lo que pronto lo encaminaron hacia Palma para cursar estudios superiores.
A la edad de 15 años empieza a asistir a las clases de filosofía en el convento de San Francisco de Palma y, sintiéndose llamado por la vocación religiosa, al año siguiente viste el hábito franciscano en el convento de Jesús, extramuros de la ciudad. El 15 de septiembre de 1731 emite los votos religiosos, cambiando el nombre de Miguel José por el de Junípero.
Cursa con gran brillantez los estudios eclesiásticos, e inmediatamente lo encontramos dictando clases de filosofía en el convento de San Francisco, en la Cátedra ganada por oposición, con el consenso unánime de todos sus examinadores. Su tarea docente en San Francisco duró de 1740 a 1743, año este último en que pasó a ocupar la cátedra de Teología Escotista en la entonces famosa Universidad Luliana de Palma de Mallorca.

Apostolado

En 1749, junto con veinte misioneros franciscanos parte hacia el Virreinato de la Nueva España, nombre colonial de México. El grupo llega al Puerto de Veracruz el 7 de diciembre. Mientras sus acompañantes siguen su camino hacia la ciudad de México a lomos de mula, fray Junípero y un acompañante deciden hacer el camino a pie. A raíz de ese viaje contrae una dolencia en una pierna que le acompañará el resto de sus días.
El primer destino de fray Junípero fue Santiago Xalpan (Hoy Jalpan de Serra) en la Sierra Gorda de Querétaro, donde permanecería 9 años dedicado a convertir a los indígenas pames de la zona, al tiempo que les enseñaba los rudimentos de la agricultura, de la ganadería de tiro y de labor, así como a hilar y tejer.
El siguiente destino de fray Junípero debería haber sido el inhóspito territorio apache. Sin embargo, la muerte del virrey detuvo la salida del grupo misionero hacia aquellas tierras, por lo que el fraile tuvo que esperar en la ciudad de México por espacio de varios años antes de recibir su siguiente destino misional.

En California

En 1767, Carlos III decretó la expulsión de todos los jesuitas que radicaban en la Nueva España. Dicha orden afectó a los misioneros Jesuitas que atendían la población indígena y europea de las Californias, que fueron sustituidos por 16 misioneros de la orden de los franciscanos encabezados por fray Junípero. La comitiva salió de la ciudad de México el 14 de julio de 1767, embarcó por el puerto de San Blas rumbo a la península de Baja California. Tras una corta travesía arribaron a Loreto, sede de la Misión de Nuestra Señora de Loreto, que es considerada la madre de las misiones de la Alta y Baja California.
Una vez que arribó la comitiva a la península, determinaron seguir explorando la Alta California para llevar la "luz del Evangelio" a la población indígena que, al contrario de la población de México, no conocían la agricultura, salvo en algunas zonas del desierto; su alimentación se limitaba a la recolección de frutas y raíces silvestres, bellotas, la cacería de venados, alces y conejos, y la pesca. No acostumbraban usar la vestimenta y para protegerse del frío cubrían sus cuerpos con pieles de venado, plumas, capas de piel de nutria y barro.
Fray Junípero Serra. Escultura en The National Statuary Hall
En 1768, sale la expedición rumbo a aquellas tierras. Por mar zarpa el buque San Carlos, en tanto que por tierra sale una comitiva con ganado vacuno, porcino y equino. Se había iniciado la gesta de fray Junípero y sus acompañantes. La primera fundación española en la Alta California fue la Misión de San Diego de Alcalá en 1769, aunque fray Junípero llegó un poco más tarde, dado que el viajaba con la expedición terrestre.
A partir de la fundación de San Diego, en el curso de 15 años se fundan otras 9 misiones impulsadas por el misionero Serra. Junípero Serra y sus colaboradores siguieron la línea de acción establecida durante su estancia en la Sierra Gorda de Querétaro. Cuando llegaban a un lugar conveniente, levantaban una capilla, unas cabañas para residencia de los frailes y un pequeño fuerte protector contra posibles ataques. Acogían a los indígenas que se aproximaban movidos por la curiosidad y, una vez ganada su confianza, les invitaban a establecerse en las proximidades de la misión.
Allí, al mismo tiempo que catequizaban a los indígenas, los misioneros les enseñaban nociones de agricultura, ganadería y albañilería, les proporcionaban semillas y animales y les asesoraban en el trabajo de la tierra. Algunos de ellos aprendieron también las técnicas de la carpintería, la herrería o la albañilería. Las mujeres recibían adiestramiento en las labores de cocina, costura y confección de tejidos. El cambio de vida afectó asimismo a la cultura y religión indígenas dando lugar a un sincretismo que perdura hasta nuestros días.
A la muerte de fray Junípero, en la Misión de San Carlos Borromeo (Monterrey (California)), el 28 de agosto de 1784, quedaban establecidas nueve misiones que con el tiempo crecerían para convertirse en importantes ciudades como son; Los Ángeles, San Francisco, San Diego, Sacramento, etc.

Sus restos descansan en la Basílica de la Misión de San Carlos Borromeo, misión que él mismo fundó. Es el único español que tiene una estatua en National Statuary Hall (The Old Hall of the House) situado en el Capitolio donde reside el poder legislativo de los Estados Unidos, y lugar donde están representados los personajes más ilustres de esa nación. No está por demás agregar que cada estado de la Unión Americana únicamente tiene derecho a proponer dos nombres de personajes ilustres a quienes se les inmortalizará con un monumento. La estatua de Fray Junípero está en el pasillo principal, fue propuesto por el estado de California.
Tanto España como el gobierno de Estados Unidos han honrado su memoria emitiendo estampillas postales dedicadas al humilde misionero franciscano.
Sin embargo, México, el país donde desarrolló la mayor parte de su misión de ayuda a los pueblos indígenas, cuenta con pocos testimonios visibles u homenajes a su memoria pues éste apenas aparece en los libros de texto, y en el Museo Regional de Querétaro, en Santiago de Querétaro, Querétaro, así como en estatuas, destacándose la estatua que le fue erigida junto con otras más en homenaje a los Fundadores de la Ciudad de Querétaro, en la conocida "Plaza de los Fundadores" a las afueras de Templo de la Santa Cruz en Querétaro, resaltando más que nada su labor en las diversas misiones de la Sierra Gorda y la estatua colocada por el Club Serra en un jardín a un lado de la nueva Basílica de Guadalupe.
Fue además un promotor de la colonización de la Alta California, territorio de Nueva España (luego México), que más tarde el gobierno mexicano independiente perdió ante Estados Unidos por el Tratado de Guadalupe Hidalgo.
El papa Juan Pablo II lo beatificó el 25 de septiembre de 1988. Su canonización halla oposición por sectores nativos de Norteamérica, quienes aducen que, como agente del coloniaje, contribuyó con la perturbación de la cultura india y explotó a los indígenas en un sistema de misiones donde se practicaba el castigo corporal.

Véase también

Enlaces externos




Fray Junípero Serra. Escultura en Capitolio de USA
Beato Junipero Serra
De familia campesina, Junípero realizó sus primeros estudios en el convento de San Bernardino, en Petra (Mallorca, España). Posteriormente estudió en el convento de San Francisco y de Jesús en Palma de Mallorca. En 1730 ingresó en la congregación franciscana y recibió el nombre de fray Junípero. Obtuvo el doctorado en Filosofía y Teología en la Universidad Lluliana de Palma de Mallorca. Ocupó la Cátedra de Teología entre 1743 y 1754. 

A las misiones
En 1749, junto con veinte frailes franciscanos, se va de misionero a al Virreinato de la Nueva España (México). Llegan al Puerto de Veracruz el 7 de diciembre. Mientras sus acompañantes siguen su camino hacia la ciudad de México a lomos de mula, fray Junípero y un acompañante deciden hacer el camino a pie. A raíz de ese viaje contrae una dolencia en una pierna que le acompañará el resto de sus días.

El primer destino de fray Junípero fue Santiago Xalpan (Hoy Jalpan de Serra) en la Sierra Gorda de Querétaro, donde permanecería 9 años dedicado a convertir a los indígenas pames de la zona, al tiempo que les enseñaba los rudimentos de la agricultura, de la ganadería de tiro y de labor, así como a hilar y tejer.

El siguiente destino de fray Junípero debería haber sido el inhóspito territorio apache. Sin embargo, la muerte del virrey detuvo la salida del grupo misionero hacia aquellas tierras, por lo que el fraile tuvo que esperar en la ciudad de México por espacio de varios años antes de recibir su siguiente destino misional.

En 1767, Carlos III decretó la expulsión de todos los jesuitas que radicaban en la Nueva España. Dicha orden afectó a los misioneros Jesuitas que atendían la población indígena y europea de las Californias, que fueron sustituidos por 16 misioneros de la orden de los franciscanos encabezados por fray Junípero. La comitiva salió de la ciudad de México el 14 de julio de 1767, embarcó por el puerto de San Blas (Nayarit) rumbo a Loreto (Baja California), hogar de la Misión de Nuestra Señora de Loreto, que es considerada la madre de las misiones de la Alta y Baja California.

En 1768 los frailes se embarcaron en la nave San Carlos hacia Alta California para llevar el Evangelio a los indígenas. Al mismo tiempo, salió Junípero Serra con otro grupo por tierra, con ganado para las nuevas fundaciones. La primera en la Alta California fue San Diego de Alcalá en 1769.

A partir de la fundación de San Diego, Junipero funda, en el curso de 15 años, otras 9 misiones siguiendo la línea de acción establecida durante su estancia en la Sierra Gorda de Querétaro. Cuando llegaban a un lugar conveniente, construyen una capilla, unas cabañas para residencia de los frailes y un pequeño fuerte protector contra posibles ataques. Acogían a los indígenas que se aproximaban movidos por la curiosidad y, una vez ganada su confianza, les invitaban a establecerse en las proximidades de la misión.

Los frailes evangelizaron a los indios y al mismo tiempo les enseñaban las diversas artes ya que los indios eran muy primitivos y no conocían la agricultura ni acostumbraban a vestirse. Aprendieron además de agricultura, la ganadería, albañilería, carpintería, herrería y albañilería. Las mujeres recibían adiestramiento en las labores de cocina, costura y confección de tejidos. 

Fray Junípero murió en la Misión de San Carlos Borromeo (Monterrey, California), el 28 de agosto de 1784. Allí están sus restos.
Las misiones se convirtieron en grandes ciudades: Los Ángeles, San Francisco, San Diego, Sacramento, etc.

El papa Juan Pablo II lo beatificó el 25 de septiembre de 1988.

 

ORDINARIO DE LA MISA


Ritos iniciales



Antífona de Entrada 


En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
Amén.


Saludo

El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.

 ¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la Paz, que trae la buena nueva, que pregona la victoria!


La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión el Espíritu Santo estén con todos ustedes.
Y con tu espíritu.

Acto Penitencial 

O Acto Penitencial y Kyrie
Hermanos: Para celebrar dignamente estos sagrados misterios, reconozcamos nuestros pecados.
Yo confieso ante Dios todopoderoso y ante ustedes, hermanos, que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa. Por eso ruego a santa María, siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a ustedes, hermanos, que intercedan por mí ante Dios, nuestro Señor.
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.
Amén.

Kyrie 

Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.

Gloria 

[Saltar]
Gloria a Dios en cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, Sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.

Oración Colecta 

 Oremos:
Señor, tú que has hecho crecer a la Iglesia mediante el celo y los trabajos apostólicos de san Junípero Serra; haz, por tu intercesión, que su pueblo crezca siempre en la fe y en santidad.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.

 


Liturgia de la Palabra


Lecturas

 

Primera Lectura

Deseábamos entregarles no sólo el Evangelio, sino hasta nuestras propias personas
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses
2, 2b-8

Hermanos: Tuvimos valor, apoyados en nuestro Dios, para predicarles el Evangelio de Dios en medio de fuerte oposición. Nuestra exhortación no procedía de error o de motivos turbios, ni usaba engaños, sino que Dios nos ha probado y nos ha confiado el Evangelio, y así lo predicamos no para contentar a los hombres, sino a Dios, que prueba nuestras intenciones.
Como bien saben, nunca hemos tenido palabras de adulación ni codicia disimulada. Dios es testigo. No pretendimos honor de los hombres, ni de ustedes, ni de los demás, aunque, como apóstoles de Cristo, podíamos haber hablado autoritariamente; por el contrario, los tratamos con delicadeza, como una madre cuida sus hijos. Les teníamos tanto cariño que deseábamos entregarles no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestra propias personas, porque se habían ganado nuestro amor.
Palabra del Dios.
Te alabamos, Señor.


Salmo Responsorial

Canten a todos los pueblos las maravillas del Señor.
Canten al Señor un cántico nuevo; cante al Señor toda la tierra; canten al Señor bendigan su nombre, proclamen día tras día su victoria.
Canten a todos los pueblos las maravillas del Señor.

Proclamen día tras día su victoria; canten a los pueblos su gloria, sus maravillas todas las naciones.
Canten a todos los pueblos las maravillas del Señor.

Familias de los pueblos, aclamen al Señor; aclamen la gloria del nombre del Señor.
Canten a todos los pueblos las maravillas del Señor.

Digan a los pueblos: "El Señor es rey; él afianzó el orbe, y no se moverá; él gobierna a los pueblos rectamente".
Canten a todos los pueblos las maravillas del Señor.


Evangelio

La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos
Ý Lectura del santo Evangelio Según San Mateo
9, 32-38.

Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó al demonio, y el mudo habló. La gente decía admirada:
"Nunca se ha visto en Israel cosa igual".
En cambio, los fariseos decían:
"Este echa los demonios con el poder del jefe de los demonios".
Jesús recorría todas la ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el evangelio del Reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. A ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor". Entonces dijo a sus discípulos:
"La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rueguen, pues, al dueño de la mies que mande trabajadores a su mies".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.

  


Homilía 


Credo 

[Saltar] [Apostólico] Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras; y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.

[Seguir]
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna.
Amén.


Oración de los Fieles


Liturgia Eucarística 

Bendito seas, Señor, Dios del Universo, por este pan fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.
Bendito seas por siempre, Señor.
El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra condición humana.
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.
Bendito seas por siempre, Señor.
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.
Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.
Oren, hermanos, para que este sacrificio, mío y de ustedes, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.

Oración Sobre las Ofrendas 

 Acepta, Señor, estos dones que como siervos tuyos presentamos en tu altar para celebrar la fiesta de san Junípero, y concédenos que, libres de los obstáculos del mundo, seas tú nuestra única riqueza.
Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.

 


Plegaria Eucarística

El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario. Prefacio












Los santos pastores siguen presentes en la Iglesia
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación, darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Porque permites que tu Iglesia se alegre hoy con la festividad de san Junípero Serra, para animarnos con el ejemplo de su vida, instruirnos con su palabra y protegernos con su intercesión.
Por eso,
con los ángeles y los santos, te cantamos el himno de alabanza diciendo sin cesar:

Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo. Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria. Hosanna en el cielo. Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
Plegaria Eucarística


Rito de la Comunión

Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia, vivamos siempre libres de pecado y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador Jesucristo.
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: "La paz os dejo, mi paz os doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
La paz del Señor éste siempre con ustedes.
Y con tu espíritu.
Dense fraternalmente la paz.
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros alimento de vida eterna.

Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal. Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti.
Señor Jesucristo, la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre no sea para mí un motivo de juicio y condenación, sino que, por tu piedad, me aproveche para defensa de alma y cuerpo y como remedio saludable.
Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Dichosos los invitados a la cena del Señor.
Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya bastará para sanarme.
El cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.

Antífona de la Comunión

 Vayan por todo el mundo y proclamen el Evangelio: yo estoy con ustedes todos los días, dice el Señor.

 


Comunión 

El cuerpo de Cristo
Amén.
Haz, Señor, que recibamos con un corazón limpio el alimento que acabamos de tomar, y que el don que nos haces en esta vida nos aproveche para la eterna.

Oración Después de la Comunión

 Oremos:
Señor, Dios nuestro, que los sacramentos recibidos fortalezcan en nosotros la fe que nos legó la predicación de los apóstoles, y conservó con su celo tu siervo san Junípero Serra.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén

 


Rito de conclusión 

El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
La bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo † y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes.
Amén.
Pueden ir en paz.
Demos gracias a Dios.


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