Puedes escuchar a Dios todos los dÃas.
DeberÃas escucharlo todos los dÃas.
Dios espera que Sus hijos, los que lo conocen personalmente y conocen Su voluntad y Su Palabra, lo toquen a Él personalmente, directamente, que hagan contacto directo con Él, y no a través de la fe o las oraciones de otras personas.
Si te detienes unos momentos y dejas de pensar en otras cosas, y le das a Él tu atención, escucharás al Señor.
En el fresco del dÃa paseo contigo bajo la agradecida sombra de mi jardÃn.
Escucho Tu voz entre los árboles y no tengo miedo.
Tu mano que pone a dormir las flores, una por una en sus pliegues de rocÃo…
…es fuerte para guardarme y competente; no me soltará.
Me hablas a través del viento, me sonrÃes desde todas las estrellas.
Para mÃ, no eres sordo ni ciego, ni estás ausente, ni lejos.
La oración no es un monólogo, sino un diálogo cuya parte más esencial es la respuesta de Dios.
Escuchar la voz de Dios es lo que me da la seguridad de que Él escuchará la mÃa.
Todo lo que hay en la Tierra está sujeto a Ti.
No puedo apartarme de Tu amor.
Tu amor me sigue por doquier.
Deseo ser una presencia amorosa y constante en tu vida.
Quiero comunicarme personal y directamente contigo.
No deseo una relación distante, frÃa o mental, sino profunda y sincera.
De corazón a corazón.
Quiero que comulguemos Ãntimamente, que conversemos, que tomemos decisiones juntos y que a veces nos comuniquemos sin decir palabra.
Deseo que cultivemos un vÃnculo de amor más fuerte del que has entablado con persona alguna, algo que ahora ni siquiera eres capaz de imaginar.
En toda relación de amistad hace falta tiempo y práctica para entrar en confianza con la otra persona, y actuar con naturalidad y espontaneidad. Lo mismo sucede cuando quieres aprender a conversar libremente conmigo.
Si haces el esfuerzo, te hablaré.
Quizá las primeras veces pensarás que esa vocecita que oyes en lo profundo de tu ser proviene de tu mente, pero con el tiempo sabrás que es MÃa. Puede que te dé ideas o respuestas a tus interrogantes; o tal vez te infunda una sensación de paz y bienestar; o quizá simplemente te diga lo mucho que te aprecio y cuánto disfruto de tu compañÃa.
Estoy lleno de sorpresas; nunca sabrás con qué te vas a encontrar.
Pero te prometo una cosa:
¡Jamás te defraudaré!
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