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miércoles, 8 de febrero de 2012

SEMANAS DE EJERCICIOS ESPIRITUALES S. I. LOYOLA


San Ignacio de Loyola

31 de Julio
Año 1556

San Ignacio: ruégale a Dios por todos los que como tí
deseamos extender el Reino de Cristo,
y hacer amar más a nuestro Divino Salvador.


"Todo para mayor Gloria de Dios" (San Ignacio)


Haga click en la imagen para ver la oración de Ignacio de Loyola: El Alma de CristoSan Ignacio nació en 1491 en el castillo de Loyola, en Guipúzcoa, norte de España, cerca de los montes Pirineos que están en el límite con Francia.

Su padre Bertrán De Loyola y su madre Marina Sáenz, de familias muy distinguidas, tuvieron once hijos: ocho varones y tres mujeres. El más joven de todos fue Ignacio.

El nombre que le pusieron en el bautismo fue Iñigo.

Entró a la carrera militar, pero en 1521, a la edad de 30 años, siendo ya capitán, fue gravemente herido mientras defendía el Castillo de Pamplona. Al ser herido su jefe, la guarnición del castillo capituló ante el ejército francés.

Los vencedores lo enviaron a su Castillo de Loyola a que fuera tratado de su herida. Le hicieron tres operaciones en la rodilla, dolorosísimas, y sin anestesia; pero no permitió que lo atasen ni que nadie lo sostuviera. Durante las operaciones no prorrumpió ni una queja. Los médicos se admiraban. Para que la pierna operada no le quedara más corta le amarraron unas pesas al pie y así estuvo por semanas con el pie en alto, soportando semejante peso. Sin embargo quedó cojo para toda la vida.

A pesar de esto Ignacio tuvo durante toda su vida un modo muy elegante y fino para tratar a toda clase de personas. Lo había aprendido en la Corte en su niñez.

Mientras estaba en convalecencia pidió que le llevaran novelas de caballería, llenas de narraciones inventadas e imaginarias. Pero su hermana le dijo que no tenía más libros que "La vida de Cristo" y el "Año Cristiano", o sea la historia del santo de cada día.

Y le sucedió un caso muy especial. Antes, mientras leía novelas y narraciones inventadas, en el momento sentía satisfacción pero después quedaba con un sentimiento horrible de tristeza y frustración . En cambio ahora al leer la vida de Cristo y las Vidas de los santos sentía una alegría inmensa que le duraba por días y días. Esto lo fue impresionando profundamente.

Y mientras leía las historias de los grandes santos pensaba: "¿Y por qué no tratar de imitarlos? Si ellos pudieron llegar a ese grado de espiritualidad, ¿por qué no lo voy a lograr yo? ¿Por qué no tratar de ser como San Francisco, Santo Domingo, etc.? Estos hombres estaban hechos del mismo barro que yo. ¿Por qué no esforzarme por llegar al grado que ellos alcanzaron?". Y después se iba a cumplir en él aquello que decía Jesús: "Dichosos los que tienen un gran deseo de ser santos, porque su deseo se cumplirá" (Mt. 5,6), y aquella sentencia de los psicólogos: "Cuidado con lo que deseas, porque lo conseguirás".

Mientras se proponía seriamente convertirse, una noche se le apareció Nuestra Señora con su Hijo Santísimo. La visión lo consoló inmensamente. Desde entonces se propuso no dedicarse a servir a gobernantes de la tierra sino al Rey del cielo.

Apenas terminó su convalecencia se fue en peregrinación al famoso Santuario de la Virgen de Monserrat. Allí tomó el serio propósito de dedicarse a hacer penitencia por sus pecados. Cambió sus lujosos vestidos por los de un pordiosero, se consagró a la Virgen Santísima e hizo confesión general de toda su vida.

Y se fue a un pueblecito llamado Manresa, a 15 kilómetros de Monserrat a orar y hacer penitencia, allí estuvo un año. Cerca de Manresa había una cueva y en ella se encerraba a dedicarse a la oración y a la meditación. Allá se le ocurrió la idea de los Ejercicios Espiritales, que tanto bien iban a hacer a la humanidad.

Después de unos días en los cuales sentía mucho gozo y consuelo en la oración, empezó a sentir aburrimiento y cansancio por todo lo que fuera espiritual. A esta crisis de desgano la llaman los sabios "la noche oscura del alma". Es un estado dificultoso que cada uno tiene que pasar para que se convenza de que los consuelos que siente en la oración no se los merece, sino que son un regalo gratuito de Dios.

Luego le llegó otra enfermedad espiritual muy fastidiosa: los escrúpulos. O sea el imaginarse que todo es pecado. Esto casi lo lleva a la desesperación.

Pero iba anotando lo que le sucedía y lo que sentía y estos datos le proporcionaron después mucha habildad para poder dirigir espiritualmente a otros convertidos y según sus propias experiencias poderles enseñar el camino de la santidad. Allí orando en Manresa adquirió lo que se llama "Discreción de espíritus", que consiste en saber determinar qué es lo que le sucede a cada alma y cuáles son los consejos que más necesita, y saber distinguir lo bueno de lo malo. A un amigo suyo le decía después: "En una hora de oración en Manresa aprendí más a dirigir almas, que todo lo que hubiera podido aprender asistiendo a universidades".

En 1523 se fue en peregrinación a Jerusalén, pidiendo limosna por el camino. Todavía era muy impulsivo y un día casi ataca a espada a uno que hablaba mal de la religión. Por eso le aconsejaron que no se quedara en Tierra Santa donde había muchos enemigos del catolicismo. Después fue adquiriendo gran bondad y paciencia.

A los 33 años empezó como estudiante de colegio en Barcelona, España. Sus compañeros de estudio eran mucho más jóvenes que él y se burlaban mucho. El toleraba todo con admirable paciencia. De todo lo que estudiaba tomaba pretexto para elevar su alma a Dios y adorarlo.

Después pasó a la Universidad de Alcalá. Vestía muy pobremente y vivía de limosna. Reunía niños para enseñarles religión; hacía reuniones de gente sencilla para tratar temas de espiritualidad, y convertía pecadores hablandoles amablemente de lo importante que es salvar el alma.

San Ignacio de LoyolaLo acusaron injustamente ante la autoridad religiosa y estuvo dos meses en la cárcel. Después lo declararon inocente, pero había gente que lo perseguía. El consideraba todos estos sufrimientos como un medio que Dios le proporcionaba para que fuera pagando sus pecados. Y exclamaba: "No hay en la ciudad tantas cárceles ni tantos tormentos como los que yo deseo sufrir por amor a Jesucristo".

Se fue a Paris a estudiar en su famosa Universidad de La Sorbona. Allá formó un grupo con seis compañeros que se han hecho famosos porque con ellos fundó la Compañía de Jesús. Ellos son: Pedro Fabro, Francisco Javier, Laínez, Salnerón, Simón Rodríguez y Nicolás Bobadilla. Recibieron doctorado en aquella universidad y daban muy buen ejemplo a todos.

Los siete hicieron votos o juramentos de ser puros, obedientes y pobres, el día 15 de Agosto de 1534, fiesta de la Asunción de María. Se comprometieron a estar siempre a las órdenes del Sumo Pontífice para que él los emplease en lo que mejor le pareciera para la gloria de Dios.

Se fueron a Roma y el Papa Pablo III les recibió muy bien y les dio permiso de ser ordenados sacerdotes. Ignacio, que se había cambiado por ese nombre su nombre antiguo de Íñigo, esperó un año desde el día de su ordenación hasta el día de la celebración de su primera misa, para prepararse lo mejor posible a celebrarla con todo fervor.

San Ignacio se dedicó en Roma a predicar Ejercicios Espirituales y a catequizar al pueblo. Sus compañeros se dedicaron a dictar clases en universidades y colegios y a dar conferencias espirituales a toda clase de personas.

Se propusieron como principal oficio enseñar la religión a la gente.

En 1540 el Papa Pablo III aprobó su comunidad llamada "Compañía de Jesús" o "Jesuitas". El Superior General de la nueva comunidad fue San Ignacio hasta su muerte.

En Roma pasó todo el resto de su vida.

Era tanto el deseo que tenía de salvar almas que exclamaba: "Estaría dispuesto a perder todo lo que tengo, y hasta que se acabara mi comunidad, con tal de salvar el alma de un pecador".

Fundó casas de su congregación en España y Portugal. Envió a San Francisco Javier a evangelizar el Asia. De los jesuitas que envió a Inglaterra, 22 murieron martirizados por los protestantes. Sus dos grandes amigos Laínez y Salmerón fueron famosos sabios que dirigieron el Concilio de Trento. A San Pedro Canisio lo envió a Alemania y este santo llegó a ser el más célebre catequista de aquél país. Recibió como religioso jesuita a San Francisco de Borja que era rico político, gobernador, en España. San Ignacio escribió más de 6 mil cartas dando consejos espirituales.

El Colegio que San Ignacio fundó en Roma llegó a ser modelo en el cual se inspiraron muchísimos colegios más y ahora se ha convertido en la célebre Universidad Gregoriana.

Los jesuitas fundados por San Ignacio llegaron a ser los más sabios adversarios de los protestantes y combatieron y detuvieron en todas partes al protestantismo. Les recomendaba que tuvieran mansedumbre y gran respeto hacia el adversario pero que se presentaran muy instruidos para combatirlos. El deseaba que el apóstol católico fuera muy instruido.

El libro más famoso de San Ignacio se titula: "Ejercicios Espirituales" y es lo mejor que se ha escrito acerca de como hacer bien los santos ejercicios. En todo el mundo es leído y practicado este maravilloso libro. Duró 15 años escribiéndolo.

Su lema era: "Todo para mayor gloria de Dios". Y a ello dirigía todas sus acciones, palabras y pensamientos: A que Dios fuera más conocido, más amado y mejor obedecido.

En los 15 años que San Ignacio dirigió a la Compañía de Jesús, esta pasó de siete socios a más de mil. A todos y cada uno trataba de formarlos muy bien espiritualmente.

Como casi cada año se enfermaba y después volvía a obtener la curación, cuando le vino la última enfermedad nadie se imaginó que se iba a morir, y murió subitamente el 31 de julio de 1556 a la edad de 65 años.

En 1622 el Papa lo declaró Santo y después Pío XI lo declaró Patrono de los Ejercicios Espirituales en todo el mundo. Su comunidad de Jesuitas es la más numerosa en la Iglesia Católica.

Oración de San Ignacio de Loyola.



Alma de Cristo.

Alma de Cristo, santifícame.

Cuerpo de Cristo, sálvame.

Sangre de Cristo, embriágame.

Agua del costado de Cristo, lávame.

Pasión de Cristo, confórtame.

¡Oh, buen Jesús!, óyeme.

Dentro de tus llagas, escóndeme.

No permitas que me aparte de Ti.

Del maligno enemigo, defiéndeme.

En la hora de mi muerte, llámame.

Y mándame ir a Ti.

Para que con tus santos te alabe.

Por los siglos de los siglos. Amén.

PRIMER SEMANA:


EJERCICIOS ESPIRITUALES SAN IGNACIO DE LOYOLA

PRINCIPIO Y FUNDAMENTO:


El hombre es creado para alabar y servir a DIOS y mediante esto salvar su alma, y las otras cosas sobre la tierra son creadas para conseguir el fin para que es creado, el hombre ha de usar de ellas cuanto le ayuden para su fin, y privarse de ellas cuanto para ello le impiden.

EXAMEN COTIDIANO:


De mañana, proponerse guardarse de aquel pecado que se quiere enmendar. Después de almorzar, pedirle a DIOS gracia de acordarse cuantas veces he caído, para enmendarse en adelante. Después de cenar, hacer examen, para ver cuantas veces he incurrido en pecado.

EXAMEN GENERAL DE CONCIENCIA.


Hay tres pensamientos en mi: uno el que sale de mi propia libertad y querer, y otros dos que vienen de fuera: uno del buen espiritu y otro del malo.

1.- PENSAMIENTO:

Primero: por ejemplo, me viene pensamiento de cometer un pecado mortal, pero resisto al instante y queda vencido. La segunda es cuando me viene aquel mismo mal pensamiento, una y otra vez, y yo siempre resisto, hasta que se va vencido, y esta segunda manera es de mas merito que la primera. Se peca venialmente cuando uno le da entrada deteniéndose en algo o recibiendo algún gusto sensible, o hay negligencia en rechazar aquel pensamiento.

Hay dos maneras de pecar mortalmente: la primera cuando uno conciente un mal pensamiento para obrar luego, la segunda es cuando se pone por obra aquel pecado.

2.- DE PALABRA:

No decir palabra ociosa. Si tengo intención recta, se puede hablar del pecado de otro cuando el pecado o error es público y envenena a las almas que llega. O bien cuando el pecado se descubre a alguna persona para que le ayude a levantarse (considerando si hay razones probables de que se le podrá ayudar.)

3.- DE OBRA:

Teniendo en cuenta los mandamientos, los preceptos de la iglesia, todo lo que se pone en obra en su contra según su mayor o menor importancia, es mayor o menor pecado.


PRIMER EJERCICIO: CON LAS TRES POTENCIAS DEL ALMA:, que son la memoria, la inteligencia y la voluntad.

1.- Ejercitar con la memoria el pecado de los ángeles, con el entendimiento, y voluntad. Pensando que si ellos por un pecado fueron al infierno, cuantas veces yo lo he merecido por tantos. Como siendo ellos creados en gracia no quisieron ayudarse en su libertad para obedecer a DIOS.-


2.- Recordar el pecado de Adán y Eva, como por aquel pecado hicieron tanto tiempo penitencia y cuanta corrupción vino al género humano, yendo tanta gente al infierno.


3.- recordar el pecado personal de uno cualquiera que ha ido al infierno, y otros muchos, por menos pecados de los que yo he hecho. Considerando como al pecar por obrar contra la bondad infinita el pecador, justamente ha sido condenado para siempre. imaginando a CRISTO, delante y puesto en cruz, considerar como el CREADOR ha venido a hacerse hombre, y de vida eterna a muerte temporal, y asi morir por mis pecados. Y asi viéndolo colgado en la cruz, considerar lo que hago y he hecho por CRISTO.


SEGUNDO EJERCICIO:


Recordar nuestros pecados de año en año, mirando lugar y casa donde he habitado, el trato que he tenido con los demás, y el trabajo del que he vivido. Considerar la malicia que cada pecado tiene en si mismo, mirar quien soy yo, disminuyéndome p. ejemplo: cuanto soy en comparación de todos los hombres, que son los hombres en comparación con los ángeles y el paraíso, que es toda la creación en comparación con DIOS, pues ¿yo solo que puedo ser? Considerar quien es DIOS, contra quien he pecado, su sabiduría comparada con mi ignorancia, su omnipotencia con mi debilidad, su justicia con mi iniquidad, su bondad con mi malicia.-

Exclamar lleno de admiración y con afecto, como me han dejado con vida. Los ángeles, como me han sufrido y guardado y rogado por mí, los santos como han intercedido y rogar por mí.-

terminar con misericordia razonando y dando gracias a DIOS porque me ha dado vida hasta ahora. Proponiendo enmienda con su gracia en adelante.-

Pedir a NUESTRA SEÑORA, para que me alcance la gracia de su HIJO y del PADRE para tres cosas: 1) para que sienta interno conocimiento de mis pecados, 2) me enmiende, 3) pedir conocimiento del mundo, para que aborreciéndolo, aparte de mí cosas mundanas.


TERCER EJERCICIO:


Ver con la imaginación la longitud y profundidad del infierno. Pedir sentimiento de la pena que padecen los condenados, para que si del amor de CRISTO me olvidare por mis faltas, a lo menos el temor de las penas me ayude para no caer en pecado. Ver con la imaginación, los fuegos, y las almas como cuerpos incandescentes, oír los llantos, oler el humo azufre quemado, gustar cosa amargas como lágrimas, tocar como el fuego abrasa las almas.-

traer a la memoria las almas que estan en el infierno, unas porque no creyeron el advenimiento de CRISTO, otras porque creyendo no obraron sus mandamientos y dar gracias porque no me ha dejado caer en ninguna de esa cosas acabando mi vida. Y agradecer porque hasta ahora siempre me ha tenido piedad y misericordia. Las penitencias se hacen por tres razones:


1) para satisfacer pecados pasados.


2) para vencerse a si mismo.-


3) para hallar alguna gracia o don que la persona desea, como si desea tener contrición de sus pecados, por los dolores de CRISTO en su pasión, o la respuesta a alguna duda.-


(CONTINUARA EJERCICIOS ESPIRITUALES SAN IGNACIO DE LOYOLA SEGUNDA SEMANA)


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