José | |
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Nacimiento | c. 1840 a.C. |
Fallecimiento | c. 1780 a.C. |
Venerado en | JudaÃsmo Cristianismo Islam |
Según el relato del libro del Génesis, José fue uno de los doce hijos de Jacob. Su madre fue Raquel.
Libro del Génesis
José es el undécimo hijo de los doce hijos de Jacob y ancestro de dos de las doce tribus de Israel. Su madre Raquel era la mujer amada por Jacob, por esta razón era el más querido por su padre lo que produjo la envidia de sus hermanos. Además, tenÃa sueños en los que aparecÃa alzado por encima de éstos, prediciendo lo que iba a suceder en el futuro. Por ser el favorito y quien querÃa Jacob que fuese su sucesor, le elaboró una túnica de colores que lo distinguÃa, lo que enfureció aún más a sus hermanos, que buscaban la ocasión para vengarse. Un dÃa sus hermanos llevaron a sus animales a pastar en un lugar lejano a sus tiendas. Al pasar el tiempo y ver que no regresaban, Jacob envió a José a buscarlos y ver que se encontrasen bien. Sus hermanos, al ver desde lejos que venÃa José, planearon matarlo. Rubén, el mayor, intentó convencerlos de que no era buena idea. Cuando llegó lo tiraron a un pozo de agua vacÃo y lo tuvieron atrapado hasta decidir qué hacer con él. Al otro dÃa pasó por esos lugares una caravana de mercenarios que se dirigÃan a Egipto y sus hermanos lo vendieron como esclavo. De regreso con Jacob, le mintieron diciendo que habÃan encontrado su túnica, la cual habÃan mojado con sangre de cordero para hacer creer a Jacob que fue atacado por una bestia del bosque que lo mató. Jacob lloró la muerte de su hijo querido sin consuelo. De esta manera José sale de Canaán (Israel) y llega a Egipto.
Vida en Egipto
Allà fue vendido y llevado a la casa de Potifar. Éste, al ver que José sabÃa leer y manejaba los números (enseñado por su padre), le confió la administración de su casa y se convirtió en la mano derecha de Potifar. En sus tiempos como esclavo trabajaba mucho y siempre confiando en Dios que algún dÃa iba a regresarlo a sus tierras con sus padres y sus hermanos. Con el trabajo de esclavo José se convirtió en un joven fornido, y la esposa de Potifar, que se quedaba en la casa cuando este salÃa, se fijó en él e intentó seducirle. Un dÃa llamó a José a su habitación y trató de tener relaciones con él, pero él se resistió recordando las enseñanzas de rectitud que su padre siempre le enseñó, además de estar consciente que serÃa una falta ante Dios y salió de la habitación dejando en las manos de la señora su manto. Al no lograr su objetivo, y sabiendo que José podrÃa denunciar su adulterio, la esposa de Potifar lo acusó de intentar aprovecharse de ella, mostrando su manto como prueba. Potifar dudó de esto, pues conocÃa a José y sabÃa que era incapaz de ello, pero por otro lado su esposa insistÃa en que lo matase, asà que Potifar decide enviar a José a la cárcel.
Interpretación de los sueños del copero y del panadero
En la cárcel José se encontró con el copero y el panadero del Faraón, quienes fueron a parar allà acusados de robar una copa de oro perteneciente al Faraón. Ambos habÃan tenido sueños muy misteriosos, y José les pidió que se los contasen porque él podÃa descifrar qué significaban.
El copero le contó: "Soñé que tenÃa ante mà una vid con tres sarmientos, que estaban como echando brotes, subÃan y florecÃan y maduraban sus racimos. TenÃa en mis manos la copa del faraón, y tomando los racimos, los exprimÃa en la copa del faraón y la puse en sus manos". José le respondió que los tres sarmientos representaban tres dÃas, y que al cabo de ese tiempo el copero serÃa declarado inocente y volverÃa a servir al Faraón. José le pidió además al copero que le hablase de él al faraón para que fuese liberado y pudiese volver a su patria.
Viendo el panadero que José habÃa dado una respuesta favorable al copero, le pidió que también le interpretara su sueño y le dijo: "En mi sueño voy caminando con tres canastillas llenas de pan blanco. En el canastillo de encima habÃa toda clase de pastas de las que hacen para el Faraón los reposteros, y las aves se las comÃan del canastillo que llevaba sobre mi cabeza". José contestó que las tres canastillas simbolizaban tres dÃas, al cabo de los cuales el Faraón decapitarÃa al panadero, lo colgarÃa de un árbol y los pájaros picotearÃan su cuerpo.
Todo se cumplió según lo predicho por José: al tercer dÃa, que era el del cumpleaños del Faraón, dio éste un banquete a todos sus servidores; se acordó entonces del copero y del panadero, y decidió restablecer al primero en su puesto y condenar a muerte al segundo. Sin embargo, al verse libre, el copero se olvidó de José.
Interpretación de los sueños del faraón
Al cabo de dos años, el faraón soñó que se encontraba a la orilla del Nilo, y del agua salÃan siete vacas gordas y hermosas que se pusieron a pacer en la orilla, pero entonces salieron del agua otras siete vacas, feas y flacas, que devoraron a las primeras. El faraón despertó, y al volver a dormirse soñó que de una caña de trigo brotaban siete espigas hermosas y llenas de grano, pero tras ellas brotaban otras siete espigas, vacÃas y quemadas por el viento del desierto, que devoraron a las primeras. Al dÃa siguiente, el faraón se encontraba nervioso y atormentado por sus sueños, pero por más que preguntaba a sus adivinos y a todos los sabios de Egipto, ninguno sabÃa cómo interpretarlos.
El copero se acordó entonces de José y le contó al faraón lo ocurrido en la cárcel. Asà pues, el faraón mandó llamar a José a su presencia. Cuando sacaron a éste de la cárcel, le cortaron el pelo y le dieron ropas nuevas antes de presentarse ante el faraón. Éste le dijo: "He tenido un sueño y no hay quien me lo interprete, y he oÃdo hablar de ti, que en cuanto oyes un sueño lo interpretas". José respondió a su vez: "No yo; Dios será el que dé una respuesta favorable al faraón". El faraón dijo entonces a José: "Éste es mi sueño: estaba yo en la ribera del rÃo, y vi subir del rÃo siete vacas gordas y hermosas, que se pusieron a pacer en la verdura de la orilla, y he aquà que detrás de ellas suben otras siete vacas, malas, feas y flacas, como no las he visto de malas en toda la tierra de Egipto, y las vacas malas y feas se comieron a las primeras siete vacas gordas, que entraron en su vientre sin que se conociera que habÃa entrado, pues el aspecto de aquéllas siguió siendo tan malo como al principio. Y me desperté. Vi también en sueños que salÃan de una misma caña siete espigas granadas y hermosas, y que salÃan después de ellas siete espigas malas, secas y quemadas del viento solano, y las siete espigas secas devoraron a las siete hermosas. Se lo he contado a los adivinos, y no ha habido quien me lo explique".
José dijo al faraón: "El sueño del faraón es uno solo. Dios ha dado a conocer al faraón lo que va a hacer. Las siete vacas hermosas son siete años, y las siete espigas hermosas son siete años; el sueño es uno solo. Las siete vacas flacas y malas que subÃan detrás de las otras son otros siete años, y las siete espigas secas y quemadas del viento solano son siete años de hambre. Es lo que he dicho al faraón, que Dios le ha mostrado lo que hará. Vendrán siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto, y detrás de ellos vendrán siete años de escasez, que harán que se olvide toda la abundancia en la tierra de Egipto, y el hambre consumirá la tierra. No se conocerá la abundancia en la tierra a causa de la escasez, porque ésta será muy grande. Cuanto a la repetición del sueño al faraón por dos veces, es que el suceso está firmemente decretado por Dios y que Dios se apresurará a hacerlo. Ahora, pues, busque el faraón un hombre inteligente y sabio, y póngalo al frente de la tierra de Egipto. Nombre el faraón intendentes, que visiten la tierra y recojan el quinto de la cosecha de la tierra de Egipto en los años de abundancia; reúnan el producto de los años buenos que van a venir, y hagan acopio de trigo a disposición del faraón, para mantenimiento de las ciudades, y consérvenlo para que sirva a la tierra de reserva para los siete años de hambre que vendrán sobre Egipto, y no perezca de hambre la tierra".
Todos parecieron conformes con las palabras de José, y el propio faraón, impresionado por ello, dijo: "Tú serás quien gobierne mi casa, y todo mi pueblo te obedecerá; sólo por el trono seré mayor que tú". Dicho esto, el faraón se quitó su anillo y se lo puso a José, mandó que lo vistieran con ropas blancas de lino, puso en su cuello un collar de oro y ordenó que, cuando José montase sobre el segundo de los carros del faraón, se gritase ante él la expresión de reverencia Abrek y que se le llamase Zafnat Paneaj, que significa aproximadamente "Dios habló y él vino a la vida". Finalmente, el faraón le entregó por esposa a Asenat, hija de Putifar.
Pasó el tiempo, y antes de que llegasen los años de escasez José tuvo dos hijos varones con su esposa Asenet. Llamó al mayor Manasés, pues se dijo "Dios me ha hecho olvidar todas mis penas y toda la casa de mi padre", y al menor EfraÃm, pues decÃa: "Dios me ha dado fruto en la tierra de mi aflicción", pero jamás olvidó a su padre y hermanos, y nunca perdió la esperanza de volver a verlos.
Reencuentro con sus hermanos y su padre
Al acabar los siete años de abundancia en Egipto, llegó el hambre, y el pueblo clamaba al faraón, que les decÃa que fueran a José e hiciesen lo que él dijera. Mucha gente fue a comprarle trigo a José, no sólo de Egipto sino también de otras tierras.
El hambre también golpeó las tierras de Canaán, y especÃficamente también Beerseba donde estaba Jacob con su gente. Enterados de que en Egipto habÃa trigo, envió a sus diez hijos mayores a Egipto dejando a BenjamÃn, el menor de todos, a su lado. Los diez hermanos llegaron hasta la corte del Faraón para pedir ayuda, y se presentaron ante José, al que no reconocieron porque estaba muy cambiado y además vestÃa a la moda egipcia.
Pero José sà los reconoció a ellos, pero disimuló y les preguntó de dónde venÃan. Sus hermanos le contestaron que venÃan de Canaán para comprar alimentos, pero José les dijo: "Ustedes son ladrones y espÃas que vienen a ver los silos para robar", ellos consternados le contestaron que son todos hermanos, hijos de Jacob. José le dijo: “como un hombre puede ser tan ricos en hijos” y ellos le dijeron que en realidad eran 11 y no 10, pero su hijo menor quedó junto a su padre, José le dijo que se llevarÃan alimento pero para probar lo que ellos decÃan tenÃan que volver y traer al hijo menor, BenjamÃn, con ellos y mientras tanto hizo quedar a uno de ellos. Cuando regresaron con Jacob, este se puso muy triste por el hijo que quedó en Egipto pero les dijo que no iban a volver con BenjamÃn porque ya habÃa perdido a José y no soportarÃa perder a BenjamÃn, el único hijo de Raquel que le quedaba (Raquel murió al tener a BenjamÃn por eso eran los dos únicos hijos de ella). Pero la sequÃa y escasez continuó y tuvieron que volver a Egipto pero esta vez con BenjamÃn, caso contrario iban a morir todos pero de hambre. Al llegar, José se alegró porque iba a ver a su hermano menor después de mucho tiempo, entonces ordenó que los hicieran pasar a un comedor y los acomodó de mayor a menor. Cuando ellos observaron que estaban ordenados se sorprendieron y José sin darse a conocer aun, les dijo que pudo adivinar gracias a su copa que tenÃa poderes. Ellos comieron y bebieron todos contentos y cuando llego la hora de irse saludaron y ya tenÃan sus animales cargados de comida, entonces saludaron y se fueron, pero José habÃa colocado la copa en la bolsa que pertenecÃa a BenjamÃn para probarlos si habÃan cambiado, cuando estaban saliendo de la ciudad los soldados alcanzaron a estos y le dijeron según habÃa ordenado José: “¿Asà devuelven los favores del gobernador? Robando su copa”, ellos sorprendidos le dijeron: “Si alguno de nosotros tiene la copa, puede apresarlo y quedarse con él, pues ninguno de nosotros es un ladrón” y al revisar las bolsas encontraron la copa en la que pertenecÃa a BenjamÃn, entonces los soldados le dijeron: "pueden los demás irse, solo se quedará el ladrón de la copa” ninguno de sus hermanos quiso aceptar esto y tuvieron que llevarlos a todos frente a José, estando él al frente de ellos les dijo: “¿Por qué defienden a su hermano ladrón? Déjenlo aquà en la cárcel y vuelvan con su padre” inmediatamente los hermanos forzaron con los soldados que estaban a su lado y les quitaron las lanzas y apuntando contra ellos y contra José le dijeron: “Preferimos morir que ver sufrir nuevamente a nuestro padre, ya le ocasionamos el dolor de la pérdida de su hijo querido como para soportar otra vez ese dolor y culpa”. Entonces José viendo que ya habÃan cambiado y que estaban dispuestos a dar la vida por su hermano les dijo rompiendo en llanto: “¡¡Hermanos!! ¿Acaso no me reconocen? Soy su hermano José, a quien vendieron como esclavo” sus hermanos se alegraron pero a la vez se entristecieron porque pensaban que no los iba a perdonar, entonces José le dijo: “No se preocupen que todo fue obra de Dios, era necesario que yo venga a Egipto para que nuestro pueblo Israel sobreviva en este tiempo de escasez y hambruna”. Al enterarse el Faraón de lo sucedido mandó a decir a José: “has de traer a tu padre y su pueblo que yo les daré tierras para que vivan en Egipto en agradecimiento por lo que has hecho por nosotros”. Volvieron sus hermanos y contaron todo a Jacob y colmado de alegrÃa partieron a Egipto. Al encontrase Jacob le dijo: “agradezco infinitamente a Dios porque me ha dado por segunda vez a mi hijo querido, Él obra de manera misteriosa”. José le dijo que se quedara a vivir sus últimos años con ellos y también todo su pueblo. Él aceptó con la condición de que sus restos fuesen llevados nuevamente cuando el pueblo regrese a “Canaan, La tierra prometida”. Y asà fue, muchos años después cuando salió de Egipto el pueblo de Israel guiados por Moisés, llevaron sus restos y los de José.
Jacob y su familia vivieron entonces en el tierra de Gosén, un lugar destinado al pastoreo del ganado en el Alto Egipto y despreciada por los mismos egipcios, muy cerca de las ciudad de Pi-Ramsés o Ramesés tam bién llamada Avaris ciudad que fuera la capital de las dinastÃas hicsas (siglo XVII a. C.) en Egipto, era la sede de los reyes hicsos del segundo periodo intermedio de Egipto.
José falleció de ciento diez años de edad, y los descendientes de Jacob se multiplicaron en dichas tierras, aparentemente estuvieron 430 años en Egipto, y ascendió Faraón que no conocÃa a José y ordenó la esclavitud de los hebreos, cuya explosión demográfica preocupó a la clase gobernante egipcia y fueron sometidos a una brutal opresión dictando leyes acerca de la natalidad que implicaba la muerte de todo bebé varón. Uno de ellos serÃa rescatado por la esposa de Faraón, Moisés descendiente del linaje de Levi hermano de José, quien escribirÃa un nuevo episodio de la historia del pueblo judÃo.
Paralelos biográficos
José tiene un notable paralelo con otro personaje bÃblico, el profeta Daniel. Asà mismo, los aspectos dramáticos de su vida, (entregado por sus hermanos y luego encumbrado a una gran posición) prefiguran a Jesucristo.
Existen otros personajes históricos que, viniendo de los orÃgenes más humildes y de la periferia de grandes imperios, han conseguido encumbrarse hasta las más altas posiciones (por ejemplo, Estilicón), por lo que no es imposible que esta narración tenga una base histórica, aunque se encuentre muy desfigurada.
Enlaces externos
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José y la esclavitud en Egipto
José biznieto de Abraham, nieto de Isaac, hijo de Jacob tenia 11 hermanos más Rubén, Simeón, LevÃ, Judá, Isacar, Gad, Dan, Aser, Neptalà y BenjamÃn. Siendo los 12 biznietos de Abraham eran los herederos de la promesa de Dios. Ellos llegarÃan a ser los jefes de las 12 tribus de Israel, del pueblo elegido por Dios del que nacerÃa el MesÃas prometido.
De todos los hijos de Jacob José era el preferido por su padre y ninguno de los dos hacia nada para por ocultarlo. Jacob lo vestÃa de manera distinta a la de sus hermanos pues le mando hacer una túnica de colores como sÃmbolo de distinción. Su trato con el era también diferente.
La razón de esta diferencia no la entendÃan sus hermanos pues José no era el primogénito ni el más fuerte de hecho era el penúltimo (o sea 11° de 12) y el más presumido de todos.
José disfrutaba mucho de contarle sus sueños a sus hermanos donde todo giraba entorno a el y su grandeza .José soñaba en que los astros ,el sol, la luna y las estrellas se inclinaban ante él y otras cosas por el estilo , bastante ridÃculas a los ojos de sus hermanos. Esto provocó grandes sentimientos de celos y envidia en sus hermanos quienes lo llamaban “EL SOÑADOR” .Tenia tanta envidia y rabia hacia el que un dÃa los hermanos de José salieron a pasear los ovejas, y Jacob ordeno a José ir a ver a sus hermanos y traerle noticias de estos.
Viéndolo venir de lejos, alegre y despreocupado a los hermanos les ganó el collera y la envidia planearon matarlo. Al oÃr esto Rubén dijo que mejor lo aventaran a un pozo vacÃo, a las demás hermanos les agrado mas esa idea que la anterior . Al llagar José los hermanos lo agarraron lo desnudaron y lo aventaron al pozo húmedo, frÃo ,resbaloso y oscuro.
Esa hubiera sido la tumba de José de no ser porque sus hermanos al regresar a casa vieron una caravana de Ismaelitas que traficaba esclavos y Judá propuso que lo vendieran en lugar de dejarlo en ese pozo los hermanos aceptaron asà que los traficantes sacaron a José de ese horrible pozo y lo llevaron como esclavo a Egipto donde lo compro Putifar el faraón. Asà José vivió varios años como esclavo del faraón hasta que a la mujer del faraón se enamoro de el y como José no le respondió (pues decÃa que era era una falta de respeto a Dios) ella le dijo a el faraón que José habÃa intentado abusar de ella (lo cual no era cierto).El faraón enfureció tanto que lo mando a prisión.
Dios le dio a José el don de las relaciones publicas no tardo mucho en hacerse amigo del jefe de la prisión .
Paso siento tiempo ,el panadero y el coopero ofendieron a su señor también llagaron a prisión unos dÃas después los dos tuvieron cada uno un sueño el coopero
“He soñado que tengo enfrente de mi una vid, en la que habÃa tres sarmientos; echó brotes, floreció y maduraron las uvas en los racimos. Yo tenia en la mano la copa del faraón ;tome los racimos, los exprimà en ella y la puse en su mano”.Y José dijo “Los tres racismos significan tres dÃas; al cabo de tres dÃas, el faraón te sacara de la cárcel y te repondrá en tu cargo, y volverás a poner la copa del faraón en su mano como solÃas hacer cuando eras su coopero .Solo te pido te acuerdes de mi cuando te valla bien”.
El panadero mayor dijo a José: “También yo he soñado que llevaba tres canastillas de pastas sobre mi cabeza. En la canastilla de encima habÃa toda clase de reposterÃa para el faraón pero las aves del cielo se lo comÃan del mismo canastillo que yo llevaba sobre la cabeza”.Y José dijo: Los tres canastillos son tres dÃas .Dentro de tres dÃas el faraón te sacara de la cárcel y te hará colgar de una horca, y las aves comerán tu carne.
Y en efecto a los tres dÃas colgaron de la horca al panadero y el coopero fue repuesto en su cargo.
Dos años después el faraón tuvo un sueño se encontraba de pie junto al Nilo, y vio que del Nilo venÃan siete vacas hermosas y gordas que se pusieron a patear en los juncos que estaban en la orilla. Detrás de ellas subieron siete vacas feas y flacas que se comieron a las vacas hermosas y gordas.
José le dijo que ese sueño significaban siete años de abundancia y siete años de sequÃa y su consejo fue que durante las siete años de abundancia cosecharan la quinta parte de las cosechas de Egipto. Asà lo hicieron y Egipto no sufrió hambre durante los siete años de sequÃa, pero la sequÃa era tan grande que pronto afecto mas allá de Egipto hasta llegar donde vivÃa la familia de José Jacob al no tener que comer y enterarse que en Egipto vendÃan comida mando a 10 de sus hijos a comprarla ellos se presentaron ante José sin Saber que era el. José al darse cuenta que eran sus hermanos les puso varias pruebas para ver si habÃan cambiando lo cual sucedió. Los hermanos regresan a casa de Jacob con la buena noticia que José esta vivo y quiere que Jacob y toda su descendencia se muden a Egipto lo cual hicieron.
Jacob padre de José muere en Gosen a la edad de 147 años, y José muere a los 110 años. Antes de morir profetizo que Israel regresarÃa a la tierra prometida de Canáan.
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