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miércoles, 22 de febrero de 2012

Francisca Ana de la Dolorosa Cirer Carboneli, Beata


Fundadora, 27 de febrero
Francisca Ana de la Dolorosa Cirer Carboneli, Beata
Francisca Ana de la Dolorosa Cirer Carboneli, Beata

Fundadora de las Hijas de la Caridad

Martirologio Romano: En el lugar de Sencelles, en la isla de Mallorca, beata Francisca Ana de la Virgen de los Dolores Cirer Carbonell, virgen, que, sin saber leer ni escribir, pero movida por el celo divino, se entregó a obras de apostolado y de caridad, y fundó la comunidad de las Hermanas de la Caridad (1855).

Fecha de beatificación: 1 de octubre de 1989 por el Papa Juan Pablo II.
Oriunda de la población española de Sencelles, Mallorca, Baleares. No se conocen datos de su familia; su nombre era Ana Cirer Carbonell. Desde niña se dedica a las faenas hogareñas. Se deduce que se le inculcó la fe católica, aunque no asistió a la escuela y permaneció iletrada. Fue incomprensible cómo la niña entendió el catecismo; además de que en la adolescencia lo impartió a otros niños quienes, aun sin noción alguna de la pedagogía, entendían a la perfección la doctrina impartida por ella. Participa en la parroquia de su tierra natal en diversas actividades pastorales con jóvenes, y atiende pecadores arrepentidos que acudían a ella en busca de alivio espiritual.

Después de fallecer su madre y sus tres hermanos, ingresa como terciaria franciscana (actual orden Franciscana Seglar) en 1798, debido a que su padre no le permite integrarse a la vida religiosa en un convento. Al morir su progenitor (1821) queda sola y desde entonces su vocación hacia Dios se acrecienta y con mayor fervor se entrega a la penitencia, oración y auxilio a los necesitados.

Al correr el tiempo y pese a sus 70 años (1851) funda en su casa una comunidad a la que da el nombre de Hermanas de la Caridad, y la dirige con paciencia, afecto y prudencia; desde entonces toma el nombre con el que se le conoce.

Numerosos coterráneos dan testimonio de su vida ejemplar, además de sus éxtasis y levitaciones, por lo cual le dan el título de la Santa de Sencelles, hasta que fallece en la tierra que la vio nacer.

El Siervo de Dios, Juan Pablo II (1978-2005) la beatifica el 1 de octubre de 1989; en la homilía de la ceremonia de beatificación expresa de ella: "Escogió la pobreza y excluyó la riqueza del proyecto de su vida cristiana y consagrada, porque sabía que podía apartarla de Dios".

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