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viernes, 11 de noviembre de 2011

Monjes Solitarios occidentales del 2º milenio



Siguen por orden cronológico. Desde el siglo XIV empieza a decaer este estilo de vida cristiana pero, siglo tras siglo, no faltan hombres o mujeres que lo practican.

Esteban (+1001 con 76 años) natural de Rossano Calabro, en su juventud sostenía a su madre y hermana; luego se fue de eremita con san Nilo “el joven” hasta llegar junto a Gaeta.

Simeón (+1016) era armenio, vivió solitario en Palestina y Roma y, tras recorrer varios santuarios, recaló en el monasterio de san Benito de Polirone en Mantua.

Domingo (+1031), siendo benedictino eremita, fundó un monasterio por los compañeros que se le unían y luego otros, dejándolos para ser solitario. Fue abad de Sora en el Lacio italiano.

Simeón (+1035) siciliano, hijo de padre griego, estudió en Constantinopla, se estableció en Jerusalén como guía de peregrinos, entró en un monasterio de Belén y luego en el Monte Sinaí. Encargado por su abad de hacer una tarea en Francia, se quedó en Tréveris como recluso.

Guntero (+1045 nonagenario) era militar que a los 50 años se hizo penitente y hermano benedictino en Niederaltaich, dejando sus bienes para el de Göllingen al que se trasladó. Misionó por Hungría y Bohemia, era pariente de la reina Gisela y amigo de Conrado II y Enrique III. Acabó sus años otra vez en la soledad que anhelaba.

Procopio (+1053), casado, luego se ordenó y después se hizo monje retirándose a una cueva junto al río Sázava. Se le unieron muchos discípulos y así inició un monasterio. Usaba la liturgia occidental pero la lengua eslava.


Domingo “el loricato” (+1060). Sus padres concertaron con el obispo que le ordenaba sacerdote un regalo simoníaco por cuyo crimen el joven santo renunció a la ordenación o a ejercer su sacerdocio y se retiró camaldulense con san Pedro Damián y luego al desierto de Montfeltre para hacer severa penitencia. Llamado “el loricato” por la túnica de malla de alambre con que se vestía.



Rodolfo o Radulfo (+1064 con 30 años) antes y siendo obispo de Gubbio llevaba una vida eremítica muy austera.

Teobaldo (+1066), hijo de los condes de Champagne, a los 20 años se fue a las Árdenas trabajando como carbonero. Con su amigo Gualterio se fue a hacer vida solitaria a Pettingen. Peregrinó a Compostela y se estableció en Tréveris pero como le encontró su padre, de nuevo se fue con unos compañeros, ahora junto a Vicenza. Antes de morir fue visitado por sus padres.

Iñigo o Eneco (+1068) de padres mozárabes de Calatayud, monje solitario hasta que el rey Sancho el Mayor de Navarra le propuso abad de san Salvador de Oña (Burgos). San Ignacio tenía su nombre pero en Roma, como no sonaba bien, se lo cambió por Ignacio en honor del santo obispo mártir de Antioquía.

Domingo de Silos (+1073 con 68 años). Nacido en Cañas, cerca de Nájera (La Rioja), era pastor de ovejas a quien le gustaba leer y cursó la carrera eclesiástica. Sacerdote, se retiró como eremita, pasó luego a benedictino en san Millán de la Cogolla. Se enfrentó al rey de Navarra, don García, quien le pedía los cálices y tesoros para venderlos y tener dinero para los gastos de guerra; por negarse, fue desterrado a Castilla donde, en 1041 el rey Fernando I, hermano del navarro, le encomendó restaurar el monasterio de Silos (dedicado a san Sebastián), que llevaba casi un siglo deshabitado y lo convirtió en el foco civilizador más famoso de la península ibérica. Rescató a 300 cristianos prisioneros de los musulmanes y así inventó el apostolado que luego imitaría san Pedro Nolasco. Se cuenta que 96 años después de morir se apareció a la madre de santo Domingo de Guzmán diciéndole que tendría un hijo que sería un gran apóstol y por eso ella le puso ese nombre a su hijo.

Casilda (+1075), hija de Almamún, rey moro, gobernador de Toledo, visitaba a diario a los presos cristianos en los sótanos del castillo de su padre y el testimonio de ellos la predispusieron a su conversión. Cogió una enfermedad grave y le fue revelado que se curaría si se bañaba en el lago san Vicente de Briviesca (Burgos). Su padre accedió a que viajara a tierras cristianas pero de allí, sanada, conversa y bautizada, ya no regresó. Vivió santamente como ermitaña. Es patrona de Burgos.

Simón (+1082 con 34 años), conde de Crepy, heredó una fortuna de su padre pero decidió ser monje. Tuvo conflictos con el rey Felipe I de Francia y fue a Roma para que interviniera Gregorio VII. Hechas las paces, decidió ser eremita en el Jura y el Papa le daba encargos para intervenir en asuntos seculares. Falleció en Roma y está enterrado en san Pedro.

Anastasio de Cluny, (+1085 octogenario), veneciano, ingresó en un monasterio normando que abandonó para ser solitario en la isla Tombolenia hasta que le llamó san Hugo de Cluny. El papa Gregorio VII le dio la misión de evangelizar a los mozárabes españoles y luego pudo de nuevo ser unos años eremita en el Pirineo.


María de la Cabeza (+s. XI) fue anacoreta junto al Jarama una vez fallecido su marido san Isidro labrador. Son los padres de san Illán. Era mujer trabajadora, hija de familia piadosa, honesta y mozárabe, llamada Toribia, y viviendo en zona árabe, conservaba la fe cristiana de tiempos visigodos. Benedicto XIV concedió la Misa y el Oficio propio.




Guillermo Firmato (+1103) era canónigo y médico y después de peregrinar a Tierra Santa vivó solitario en Mortain.

Bonfiglio (+1115 con 75 años) era abad de Santa María de Storaco y siendo obispo de Foligno participó en la cruzada y estuvo ocho años en Tierra Santa. Cuando regresó, se encontró su sede ocupada y se quiso ir a su abadía pero fue mal recibido y optó por ser eremita en Ntra Sra de la Fara.

Otón (+1120) era romano, soldado apresado que liberado por san Leonardo, se hizo ermitaño junto a Nápoles.

Esteban de Muret (+1124 con 78 años) era hijo del vizconde Thiers. A su muerte, los muchos discípulos que había hecho iniciaron la Orden de Grandmont en el Lemosin con el ideal eremítico aunque fue suprimida en 1772.

Carádoco (+1124) galés que de joven sirvió en la corte real como tañedor del arpa, pero decepcionado porque ahí se quería más a los perros que a los hombres, optó por ser solitario incluso una vez ordenado sacerdote y bajo la dirección del abad Teliavo.

Adyutor (+1131), caballero de la 1ª cruzada, fue apresado y torturado por su fe. Liberado a los 17 años, se hizo monje en Tiron y luego eremita penitente recluso en una celda junto a Vernon.

Aiberto (+1140). Era eremita solitario y tras una peregrinación a Roma ingresó en el monasterio de Crespin pero alojado en una celda cercana. Como tenía mucha labor de almas, el obispo le ordenó sacerdote para que pudiera administrar el sacramento de la penitencia.



Guillermo, (+1142 con 57 años). Piamontés de Vercelli, entre Milán y Turín, era eremita por el sur napolitano y al reunir discípulos tuvo que formar una comunidad que dio pie a un monasterio (la Orden del Monte de María) donde vestían hábito blanco. De él saldrá en 1075 san Ruperto para fundar el de Molesmes y empezar entonces la reforma de Cluny en Citeaux (1098) con lo que será el Císter que florecerá cuando ingrese san Bernardo en 1112. De joven peregrinó a Santiago de Compostela a pie descalzo.


Bernardo de Tirón (+1147 con 101 años), monje en Poitiers y cuando los de san Sabino le quisieron hacer abad, huyó como eremita a Tirón (junto a Chartres) y dos veces más a la isla de Chausey; regresó para fundar un monasterio en Tirón que sería cabeza de una congregación monacal.

Teobaldo (+1150), beato, huérfano a los 12 años, se trasladó a Alba desde donde peregrinó a Compostela empleando varios años. Dio sus bienes a una viuda y como zapatero compartía sus ganancias con los pobres. Dormía en las gradas de la iglesia de san Lorenzo que atendía como sacristán.

Celidona o Quelidona (+1152) es virgen de Subiaco que durante 52 años llevó vida solitaria.

Rosalía (+1160), descendiente de Carlomagno, renunció a los mejores casamientos para vivir solitaria –durante 20 años- en el monte Peregrino, a 3 millas de Palermo.

Guillermo (+1157) era duque y militar de vida poco edificante pero convertido hizo penitencia como ermitaño en Malavalle en la Toscana y fue peregrino a Tierra Santa y otros lugares. Junto a su tumba, en la gruta de Stabulum Rhodis, surgió una comunidad a la que Gregorio IX dio la regla benedictina.

Gerlac (+1165) holandés de Limburg, cerca de Maastricht, militar, casado y llevando vida normal hasta que se quedó viudo; entonces se hizo eremita viviendo en un tronco de una encina alemana con el hábito de los de san Norberto.

Nicolás Politi (+1167) se escapó joven de su casa para ser eremita en Catania y perseveró 30 años en oración y penitencia.

Galgano Guidotti (+1181), sienense que tras una juventud disipada, hizo penitencia en el monte Siepi como ermitaño.

Avertino (+1189), diácono inglés y canónigo regular gilbertino que acompañó a Francia a Tomás Becket y, tras su martirio, se fue de eremita a Vençay. El lugar de su tumba se llama ahora saint-Avertin.

Domingo de la Calzada (+1190 con 49 años). Pastor que quiso ser monje benedictino pero le rechazaron en 3 monasterios por su pinta de pordiosero, vagabundo o prófugo. Se hizo ermitaño y fue discípulo y paje del obispo ostiense Gregorio. Luego fue peregrino y guía de peregrinos en el camino de Santiago a su paso por La Rioja. Muerto el obispo volvió a su vida de eremita y cuando se le unieron discípulos, surgió una ermita, después convertida en catedral y en su entorno una nueva ciudad conocida hoy con su nombre.

Franco, ermitaño de Assergi (s XII) nacido cerca de l’Aquila, educado durante 20 años en un monasterio benedictino, se hizo solitario en los Apeninos, luego en el Gran Sasso y al final se fue a los montes Assergi.

Cono (+1236) monje en Sicilia. Sus padres le dejaron muchos bienes que repartió entre los pobres y vivió como monje basiliano anacoreta.


Simón Stock, Superior General de los carmelitas, promotor del escapulario del Carmen (+1265). Ermitaño que vivía solitario en un tronco de árbol (stock en inglés), luego carmelita y Superior General de la Orden durante 20 años, a quien la Virgen (un 16 de julio) encomendó la devoción al Escapulario del Carmen.


Gonzalo de Amarante (+1259 con 70 años), beato, portugués y obispo-abad que se fue 8 años de peregrinación a Tierra Santa. A la vuelta, el nuevo abad, su sobrino, había dejado de ser pastor y era lobo. Gonzalo se retiró a una ermita. Luego se hizo dominico pero al final de su vida pidió permiso para vivir otra vez en una ermita, donde era visitado por multitud de personas que, atraídas por su fama de santidad, acudían a pedir su intercesión y sus consejos. Tuvo muchas apariciones de la Virgen y en sus manos falleció. Hay muchas historias sobre los bailes y fiestas que organizaba para que las mujeres encontraran marido. Es patrono de los que buscan buen cónyuge.

Celestino V (+1296 con 84 años). Ya de estudiante prefería el retiro y la soledad al recreo con sus compañeros; a los 20 se hizo eremita. Ya sacerdote llegó a tener 14 conventos bajo su dirección. Fundó los “celestinos” (Orden de los HH del Espíritu Santo) que luego se unieron a los benedictinos. Muerto el papa Nicolás IV y tras dos años de sede vacante, le eligieron con 82 años. A los cinco meses, el 13 de diciembre de 1294 escribió un decreto diciendo que el Papa puede renunciar, reunió a los cardenales, les entregó el decreto, se despojó de toda la vestimenta y ornamentación y se fue. Eligieron a Bonifacio VIII que lo encarceló y así murió. De agosto 2009 a 2010 fue “año celestiniano” en el 800 aniversario de su nacimiento y en julio de 2010 Benedicto XVI veneró sus reliquias en la catedral de Sulmona, en visita pastoral a l’Aquila.


Conrado Confalonieri (+1351), beato, estaba casado y por un incendio, para evitar que muriera un inocente, reconoció que era el autor y le fueron confiscados sus bienes. Entendió con su esposa Eufrosina que era una señal divina y ella se hizo monja y él ermitaño terciario franciscano en Piacenza. Luego se trasladó a Sicilia.





Roque (+1374 con 78 años), era hijo del gobernador de Montpellier, huérfano a los 20 años y aficionado a la aventura, pero se dedicó a peregrinar desprendido de todos sus bienes. Siempre se le representa con hábito de peregrino, sombrero, bastón y calabaza con agua, una úlcera en su pierna y un perro a su lado. Santo muy popular que ya en vida hizo muchas curaciones milagrosas. Muchos le invocan contra la peste. Falsamente acusado de espionaje, fue encarcelado y murió allí. Es tardía la noticia de que fuera terciario franciscano.

Gema (+1439 con 59 años), siendo pastora del rebaño familiar, el conde de Celano quiso tener con ella una relación deshonesta pero Gema le convenció para ayudarla a vivir como reclusa; lo hizo durante 40 años junto a la parroquia y desde donde veía el altar.

Nicolás de Flüe (+1497 con 80 años), padre de familia suizo, eremita, patrón de Suiza. Casado a los 30 años con Dorotea y durante 20 años; tuvieron 10 hijos. Con 50 pide permiso a su esposa y a sus hijos y se retira a una ermita que bendecida por el obispo de Constanza, se convierte en lugar de peregrinaje. El “hermano Klaus” había sido juez y consejero de su cantón, diputado en la Dieta oficial y renunció a la jefatura de Estado. Fue místico pacificador y protagonista de la unidad de la nación suiza, llamándole “padre de la patria”. Canonizado en 1947 por Pío XII que, ante los peregrinos suizos que honraban a su compatriota, dijo: "cantamos la gloria de los santos de la Edad Media, de aquellos santos que han realizado en sí mismos, en la unidad de la religión y de la vida (…) ¿Cuál será prácticamente la solución … en medio de este desconcierto de los más altos valores espirituales y morales? ¿La vuelta a la Edad Media? Nadie ha soñado con eso: pero sí la vuelta a aquella síntesis de la religión y la vida. Ésta de ningún modo fue un monopolio de la Edad Media".


Rosa de Lima (+1617 con 31 años) a los 24 años se hizo terciaria dominica viviendo en un chamizo hecho en el jardín de su casa porque en la ciudad no había ningún convento de monjas dominicas. Su patrona y modelo fue Catalina de Siena. Recibió un funeral de primera con todas las autoridades civiles y eclesiásticas de Lima. Patrona de América Latina y Filipinas.

Katharine Tekakwitha (+1682 con 23 años), beata. Hija de un jefe indio, pagano, y madre cristiana, de la tribu de los Mohawks en una aldea del estado de Nueva York. A los cuatro años quedó huérfana. Toda su familia murió de la viruela y ella misma quedó con su salud muy quebrantada; fue perdiendo la vista y su cara quedó cubierta de cicatrices. Bautizada a los18 años cuando llegaron los jesuitas y entonces empezó un verdadero martirio por parte de sus familiares, todavía paganos. Soportaba toda clase de insultos, golpes y hasta pedradas. Cuando asistía a Misa los domingos, sus parientes la dejaban sin probar bocado todo el día. Fue conocida más tarde como "El lirio de los mohawk". Aconsejada por el padre Lamberbille, huyó a 300 km a territorio canadiense. Moría el Miércoles Santo mientras su cara se volvió angelical, sin cicatrices y de belleza celestial.

Benito José Labre (+1783 con 35 años), peregrino, es patrono de los vagabundos. Nacido en Amettes, Francia, el mayor de 15 hermanos, intentó ingresar en la Trapa o en la Cartuja cinco o seis veces, pero terminaba cayendo enfermo o bien su alma perdía la paz. Parecía que, como los pájaros, necesitaba la libertad. Con la bendición del abad, vivió su vocación de permanecer en el camino como un mendigo, hasta su muerte. Peregrinó por todos los caminos de España (Montserrat, Compostela), Suiza, Alemania y Polonia, viajando vestido con harapos, durmiendo en graneros o al raso, y aceptando cortésmente el pan o los insultos. A partir de 1770, no abandonó la Ciudad Eterna. Por el día permanecía de rodillas en cualquier rincón de las iglesias que recorría buscando dónde estaban las “Cuarenta Horas”; al llegar la noche se alojaba en las ruinas del Coliseo. El Miércoles Santo de 1783 lo encontraron desvanecido en la calle ante la iglesia de Santa María de los Montes de donde venía de oír misa. Lo trasladaron a casa del carnicero Zaccarelli, amigo suyo, como todos los romanos, y expiró serenamente horas más tarde.


Carlos de Foucault (+1916 con 58 años). Huérfano educado por su abuelo, perdió la fe en la adolescencia. Fue militar y explorador en Marruecos. Tras su conversión, visitó Tierra Santa y quedó impresionado por la vida de Jesús en Nazaret. Se hizo trapense y luego lo dejó para retirarse en Nazaret como ermitaño y ayudante de las clarisas hasta que se ordenó sacerdote incardinado en la diócesis de Viviers. Siempre misionero, se fue a Argelia viviendo con intensidad el amor a la eucaristía. Luego fue a evangelizar a los tuareg en Tamanrasset. Murió de un disparo en la puerta de su ermitorio. Beatificado el 13-XI-2005.

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