domingo, 27 de noviembre de 2011

Medalla Milagrosa, Nuestra Señora de la


Apariciones de la Virgen María a Santa Catalina Laboure y la Medalla Milagrosa. París, 1830.

Medalla Milagrosa, Nuestra Señora de la
Medalla Milagrosa, Nuestra Señora de la


Nuestra Señora de las Gracias.

Apariciones de la Virgen María a Santa Catalina Laboure y la Medalla Milagrosa. París, 1830.


Las apariciones.


El 1830 es un año clave: tiene lugar en París la primera aparición moderna de la Virgen Santísima. Comienza lo que Pío XII llamó la "era de María" una etapa de repetidas visitaciones celestiales. Entre otras: La Salette, Lourdes, Fátima... Y como en su visita a Santa Isabel, siempre viene para traernos gracia, para acercarnos a Jesús, el fruto bendito de su vientre. También para recordarnos el camino de salvación y advertirnos las consecuencias de optar por otros caminos.


Santa Catalina Laboure.

Catalina nació el 2 de mayo de 1806, en Fain-les-Moutiers, Borgoña (Francia.) Entró a la vida religiosa con la Hijas de la Caridad el 22 de enero de 1830 y después de tres meses de postulantado, 21 de abril, fue trasladada al noviciado de París, en la Rue du Bac, 140.


El Corazón de San Vicente.

La novicia estaba presente cuando trasladaron los restos de su fundador, San Vicente de Paul, a la nueva iglesia de los Padres Paules a solo unas cuadras de su noviciado. El brazo derecho del santo fue a la capilla del noviciado. En esta capilla, durante la novena, Catalina vio el corazón de San Vicente en varios colores. De color blanco, significando la unión que debía existir entres las congregaciones fundadas por San Vicente. De color rojo, significando el fervor y la propagación que habían de tener dichas congregaciones. De color rojo oscuro, significando la tristeza por el sufrimiento que ella padecería. Oyó interiormente una voz: "el corazón de San Vicente está profundamente afligido por los males que van a venir sobre Francia." La misma voz añadió un poco mas tarde: "El corazón de San Vicente está mas consolado por haber obtenido de Dios, a través de la intercesión de la Santísima Virgen María, el que ninguna de las dos congregaciones perezca en medio de estas desgracias, sino que Dios hará uso de ellas para reanimar la fe."


Visiones del Señor en la Eucaristía.

Durante los 9 meses de su noviciado en la Rue du Bac, sor Catalina tuvo también la gracia especial de ver todos los días al Señor en el Santísimo Sacramento.

El domingo de la Santísima Trinidad, 6 de junio de 1830, el Señor se mostró durante el evangelio de la misa como un Rey, con una cruz en el pecho. De pronto, los ornamentos reales de Jesús cayeron por tierra, lo mismo que la cruz, como unos despojos desperdiciables. "Inmediatamente -escribió sor Catalina- tuve las ideas mas negras y terribles: que el Rey de la tierra estaba perdido y sería despojado de sus vestiduras reales. Sí, se acercaban cosa malas."


Catalina sueña con ver a la Virgen.

El domingo 18 de Julio 1930, víspera de la fiesta de San Vicente de Paúl, la maestra de novicias les había hablado sobre la devoción a los santos, y en particular a la Reina de todos ellos, María Santísima. Sus palabras, impregnadas de fe y de una ardiente piedad, avivaron en el corazón de Sor Laboure el deseo de ver y de contemplar el rostro de la Santísima Virgen. Como era víspera de San Vicente, les habían distribuido a cada una un pedacito de lienzo de un roquete del santo. Catalina se lo tragó y se durmió pensando que San Vicente, junto con su ángel de la guarda, le obtendrían esa misma noche la gracia de ver a la Virgen como era su deseo. Precisamente, los anteriores favores recibidos en las diversas apariciones de San Vicente a Sor Catalina alimentaban en su corazón una confianza sin limites hacia su bienaventurado padre, y su candor y viva esperanza no la engañaron. "La confianza consigue todo cuanto espera" (San Juan de la Cruz)


El Ángel la despierta.

Todo era silencio en la sala donde dormía Sor Catalina y cerca de las 11:30 PM oyó que por tres veces la llamaban por su nombre. Se despertó y apartando un poco las cortinas de su cama miro del lado que venia la voz y vio entonces un niño vestido de blanco, que parecía tener como cuatro o cinco años, y el cual le dijo: "Levántate pronto y ven a la capilla; la Santísima Virgen te espera."

Sor Catalina vacila; teme ser notada de las otras novicias; pero el niño responde a su preocupación interior y le dice: "No temas; son las 11:30 p.m; todas duermen muy bien. Ven yo te aguardo."

Ella no se detiene ya ni un momento; se viste con presteza y se pone a disposición de su misterioso guía, "que permanecía en pie sin separarse de la columna de su lecho."

Vestida Sor Catalina, el niño comienza a andar, y ella lo sigue marchando a "su lado izquierdo." Por donde quiera que pasaban las luces se encendían. El cuerpo del niño irradiaba vivos resplandores y a su paso todo quedaba iluminado.

Al llegar a la puerta de la capilla la encuentra cerrada; pero el niño toca la puerta con su dedito y aquella se abrió al instante.

Dice Catalina: "Mi sorpresa fue mas completa cuando, al entrar a la capilla, vi encendidas todas las velas y los cirios, lo que me recordaba la Misa de media noche." (todavía ella no ve a la Virgen)

El niño la llevó al presbiterio, junto al sillón destinado al P. Director, donde solía predicar a las Hijas de la Caridad, y allí se puso de rodillas, y el niño permaneció de pie todo el tiempo al lado derecho.

La espera le pareció muy larga, ya que con ansia deseaba ver a la Virgen. Miraba ella con cierta inquietud hacia la tribuna derecha, por si las hermanas de vela, que solían detenerse para hacer un acto e adoración, la veían.

Por fin llego la hora deseada, y el niño le dijo: "Ved aquí a la Virgen, vedla aquí."

Sor Catalina oyó como un rumor, como el roce de un traje de seda, que partía del lado de la tribuna, junto al cuadro de San José. Vio que una señora de extremada belleza, atravesaba majestuosamente el presbiterio, "fue a sentarse en un sillón sobre las gradas del altar mayor, al lado del Evangelio."

Sor Catalina en el fondo de su corazón dudaba si verdaderamente estaba o no en presencia de la Reina de los Cielos, pero el niño le dijo: "Mira a la Virgen."

Le era casi imposible describir lo que experimentaba en aquel instante, lo que paso dentro de ella, y le parecía que no veía a la Santísima Virgen.

Entonces el niño le habló, no como niño, sino como el hombre mas enérgico y palabras muy fuertes: -"¿Por ventura no puede la Reina de los Cielos aparecerse a una pobre criatura mortal en la forma que mas le agrade?"

Entonces, mirando a la Virgen, me puse en un instante a su lado, me arrodille en el presbiterio, con las manos apoyadas en las rodillas de la Santísima Virgen. "Allí pasé los momentos más dulces de mi vida; me sería imposible decir lo que sentí."

Ella me dijo cómo debía portarme con mi director, la manera de comportarme en las penas y acudir (mostrándome con la mano izquierda) a arrojarme al pie del altar y desahogar allí mi corazón, pues allí recibiría todos los consuelos de que tuviera necesidad. Entonces le pregunté que significaban las cosa que yo había visto, y ella me lo explicó todo."


Instrucciones de la Santísima Virgen.

Fueron muchas las confidencias que Sor Catalina recibió de los labios de María Santísima, pero jamas podremos conocerlas todas, porque respecto a algunas de ellas, le fue impuesto el mas absoluto secreto.

La Virgen le dio algunos consejos para su particular provecho espiritual: (La Virgen es Madre y Maestra)

1- Como debía comportarse con su director (humildad profunda y obediencia). Esto a pesar de que su confesor, el padre Juan María Aladel, no creyó sus visiones y le dijo que las olvidara.

2- La manera de comportarse en las penas, (paciencia, mansedumbre, gozo)

3- Acudir siempre (mostrándole con la mano izquierda) a arrojarse al pie del altar y desahogar su corazón, pues allí recibiría todos los consuelos de que tuviese necesidad. (corazón indiviso, no consuelos humanos)

La Virgen también le explicó el significado de todas las apariciones y revelaciones que había tenido de San. Vicente y del Señor.

Luego continuó diciéndole:

Dios quiere confiarte una misión; te costara trabajo, pero lo vencerás pensando que lo haces para la gloria de Dios. Tu conocerás cuán bueno es Dios. Tendrás que sufrir hasta que los digas a tu director. No te faltaran contradicciones; mas te asistirá la gracia; no temas. Háblale a tu director con confianza y sencillez; ten confianza no temas. Veras ciertas cosas; díselas. Recibirás inspiraciones en la oración.

Los tiempos son muy calamitosos. Han de llover desgracias sobre Francia. El trono será derribado. El mundo entero se verá afligido por calamidades de todas clases (al decir esto la Virgen estaba muy triste). Venid a los pies de este altar, donde se prodigaran gracias a todos los que las pidan con fervor; a todos, grandes y pequeños, ricos y pobres.

Deseo derramar gracias sobre tu comunidad; lo deseo ardientemente. Me causa dolor el que haya grandes abusos en la observancia, el que no se cumplan las reglas, el que haya tanta relajación en ambas comunidades a pesar de que hay almas grandes en ellas. Díselo al que esta encargado de ti, aunque no sea el superior. Pronto será puesto al frente de la comunidad. El deberá hacer cuanto pueda para restablecer el vigor de la regla. Cuando esto suceda otra comunidad se unirá a las de ustedes.

Vendrá un momento en que el peligro será grande; se creerá todo perdido; entonces yo estaré contigo, ten confianza. Reconocerás mi visita y la protección de Dios y de San Vicente sobre las dos comunidades.

Mas no será lo mismo en otras comunidades, en ellas habrá víctimas (lágrimas en los ojos.) El clero de París tendrá muchas víctimas. Morirá el señor Arzobispo.

Hija mía, será despreciada la cruz, y el Corazón de mi Hijo será otra vez traspasado; correrá la sangra por las calles ( la Virgen no podía hablar del dolor, las palabras se anudaban en su garganta; semblante pálido.) El mundo entero se entristecerá. Ella piensa: ¿cuando ocurrirá esto? y una voz interior asegura: cuarenta años y diez y después la paz.


La Virgen, después de estar con ella unas dos horas, desaparece de la vista de Sor Catalina como una sombra que se desvanece.

En esta aparición la Virgen:

  • Le comunica una misión que Dios le quiere confiar.

  • La prepara con sabios consejos para que hable con sumisión y confianza a su director.

  • Le anuncia futuros eventos para afianzar la fe de aquellos que pudieran dudar de la aparición.

  • Le Regala una relación familiar de madre-hija: la ve, se acerca a ella, hablan con familiaridad y sencillez, la toca y la Virgen no solo consiente, sino que se sienta para que Catalina pueda aproximarse hasta el extremo de apoyar sus brazos y manos en las rodillas de la Reina del Cielo.

    Todas las profecías se cumplieron:

    1-la misión de Dios pronto le fue indicada con la revelación de la medalla milagrosa.

    2-una semana después de esta aparición estallaba la revolución. Los revoltosos ocupaban las calles de París, saqueos, asesinatos, y finalmente era destronado Carlos X, sustituido por el "rey ciudadano" Luis Felipe I, gran maestro de la masonería.

    3-El P. Aladel (director) es nombrado en 1846 Director de las Hijas de la Caridad, establece la observancia de la regla y hacia la década del 60 otra comunidad femenina se une a las Hijas de la Caridad.

    4-En 1870 (a los 40 años) llegó el momento del gran peligro, con los horrores de la Comuna y el fusilamiento del Arzobispo Mons. Darboy y otros muchos sacerdotes.

    5- solo queda por cumplir la ultima parte.


    Aparición del 27 de noviembre del 1830.

    La tarde el 27 de Nov. de 1830, sábado víspera del primer domingo de Adviento, en la capilla, estaba Sor Catalina haciendo su meditación, cuando le pareció oír el roce de un traje de seda que le hace recordar la aparición anterior.

    Aparece la Virgen Santísima, vestida de blanco con mangas largas y túnica cerrada hasta el cuello. Cubría su cabeza un velo blanco que sin ocultar su figura caía por ambos lados hasta los pies. Cuando quiso describir su rostro solo acertó a decir que era la Virgen María en su mayor belleza.

    Sus pies posaban sobre un globo blanco, del que únicamente se veía la parte superior, y aplastaban una serpiente verde con pintas amarillas. Sus manos elevadas a la altura del corazón sostenían otro globo pequeño de oro, coronado por una crucecita.

    La Stma. Virgen mantenía una actitud suplicante, como ofreciendo el globo. A veces miraba al cielo y a veces a la tierra. De pronto sus dedos se llenaron de anillos adornados con piedras preciosas que brillaban y derramaban su luz en todas direcciones, circundándola en este momento de tal claridad, que no era posible verla.

    Tenia tres anillos en cada dedo; el mas grueso junto a la mano; uno de tamaño mediano en el medio, y no mas pequeño, en la extremidad. De las piedras preciosas de los anillos salían los rayos, que se alargaban hacia abajo; llenaban toda la parte baja.

    Mientras Sor Catalina contemplaba a la Virgen, ella la miró y dijo a su corazón:

    Este globo que ves (a los pies de la Virgen) representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden.

    Con estas palabras La Virgen se da a conocer como la mediadora de las gracias que nos vienen de Jesucristo.

    El globo de oro (la riqueza de gracias) se desvaneció de entre las manos de la Virgen. Sus brazos se extendieron abiertos, mientras los rayos de luz seguían cayendo sobre el globo blanco de sus pies.


    La Medalla Milagrosa.

    En este momento se apareció una forma ovalada en torno a la Virgen y en el borde interior apareció escrita la siguiente invocación: "María sin pecado concebida, ruega por nosotros, que acudimos a ti."

    Estas palabras formaban un semicírculo que comenzaba a la altura de la mano derecha, pasaba por encima de la cabeza de la Santísima Virgen, terminando a la altura de la mano izquierda.

    Oyó de nuevo la voz en su interior: "Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán mas abundantes para los que la lleven con confianza."

    La aparición, entonces, dio media vuelta y quedo formado en el mismo lugar el reverso de la medalla.

    En el aparecía una M, sobre la cual había una cruz descansando sobre una barra, la cual atravesaba la letra hasta un tercio de su altura, y debajo los corazones de Jesús y de María, de los cuales el primero estaba circundado de una corona de espinas, y el segundo traspasado por una espada. En torno había doce estrellas.

    La misma aparición se repitió, con las mismas circunstancias, hacia el fin de diciembre de 1830 y a principios de enero de 1831. La Virgen dijo a Catalina: "En adelante, ya no veras, hija mía; pero oirás mi voz en la oración."

    Un día que Sor Catalina estaba inquieta por no saber que inscripción poner en el reverso de la medalla, durante la oración, la Virgen le dijo: "La M y los dos corazones son bastante elocuentes."


    Símbolos de la Medalla y mensaje espiritual:

    En el Anverso:

    -María aplastando la cabeza de la serpiente que esta sobre el mundo. Ella, la Inmaculada, tiene todo poder en virtud de su gracia para triunfar sobre Satanás.

    -El color de su vestuario y las doce estrellas sobre su cabeza: la mujer del Apocalipsis, vestida del sol.

    -Sus manos extendidas, transmitiendo rayos de gracia, señal de su misión de madre y mediadora de las gracias que derrama sobre el mundo y a quienes pidan.

    -Jaculatoria: dogma de la Inmaculada Concepción (antes de la definición dogmática de 1854). Misión de intercesión, confiar y recurrir a la Madre.

    -El globo bajo sus pies: Reina del cielos y tierra.

    -El globo en sus manos: el mundo ofrecido a Jesús por sus manos.

    En el reverso:

    -La cruz: el misterio de redención- precio que pagó Cristo. obediencia, sacrificio, entrega

    -La M: símbolo de María y de su maternidad espiritual.

    -La barra: es una letra del alfabeto griego "yota" o I, que es monograma del nombre, Jesús.

    Agrupados ellos: La Madre de Jesucristo Crucificado, el Salvador.

    -Las doce estrellas: signo de la Iglesia que Cristo funda sobre los apóstoles y que nace en el Calvario de su corazón traspasado.

    -Los dos corazones: la corredención. Unidad indisoluble. Futura devoción a los dos y su reinado.

    Nombre:

    La Medalla se llamaba originalmente: "de la Inmaculada Concepción" pero al expandirse la devoción y haber tantos milagros concedidos a través de ella, se le llamó popularmente "La Medalla Milagrosa."


    Conversión de Ratisbone:

    Alfonso Ratisbone era abogado y banquero, judío, de 27 años. Tenía gran odio hacia los católicos porque su hermano Teodoro se había convertido y ordenado sacerdote, tenía como insignia la medalla milagrosa y luchaba por la conversión de los judíos.

    Alfonso pensaba casarse poco después con una hija de su hermano mayor, Flora, diez años menor que el, cuando en enero de 1842, haciendo un viaje de turismo a Nápoles y Malta, por una equivocación de trenes llego a Roma. Aquí se creyó en la obligación de visitar a un amigo de la familia, el barón Teodoro de Bussiere, protestante convertido al catolicismo.

    El barón le recibió con toda cordialidad y se ofreció a enseñarle Roma. En una reunión donde Ratisbone hablaba horrores de los católicos, este barón lo escuchó con mucha paciencia y al final le dijo: "Ya que usted está tan seguro de si, prométame llevar consigo lo que le voy a dar-¿Que cosa? Esta medalla. Alfonso la rechazó indignado y el barón replicó: "Según sus ideas, el aceptarla le debía dejar a usted indiferente. En cambio a mi me causaría satisfacción." Se echó a reír y se la puso comentando que él no era terco y que era un episodio divertido. El barón se la puso al cuello y le hizo rezar el Memorare.

    El barón pidió oraciones a varias personas entre ellas al conde La Ferronays quien le dijo: "si le ha puesto la medalla milagrosa y le ha hecho rezar el Memorare, seguro que se convierte." El conde murió de repente dos días después. Se supo que durante esos dos días había ido a la basílica de Sta. María la Mayor a rezar cien Memorares por la conversión de Ratisbone.

    Por la Plaza España se encuentra el barón con Ratisbone en su último día en Roma y este le invita a pasear. Pero antes tenía que pasar por la Iglesia de San Andrés a arreglar lo del funeral del conde. Ratisbone le acompaña a la Iglesia. He aquí su testimonio de lo que entonces sucedió: "a los pocos momentos de encontrarme en la Iglesia, me sentí dominado por una turbación inexplicable. Levanté los ojos y me pareció que todo el edificio desaparecía de mi vista. Una de las capillas (la de San Miguel) había concentrado toda la luz, y en medio de aquel esplendor apareció sobre el altar, radiante y llena de majestad y de dulzura, la Virgen Santísima tal y como esta grabada en la medalla. Una fuerza irresistible me impulsó hacia la capilla. Entonces la Virgen me hizo una seña con la mano como indicándome que me arrodillara... La Virgen no me habló pero lo he comprendido todo."

    El barón lo encuentra de rodillas, llorando y rezando con las manos juntas, besando la medalla. Poco tiempo mas tarde es bautizado en la Iglesia del Gesu en Roma. Por orden del Papa, se inicia un proceso canónico, y fue declarado "verdadero milagro."

    Alfonso Ratisbone entró en la Compañía de Jesús. Ordenado sacerdote, fue destinado a París donde estuvo ayudando a su hermano Teodoro en los catecumenados para la conversión de los judíos.

    Después de haber sido por 10 años Jesuita, con permiso sale de la orden y funda en 1848, las religiosas y las misiones de Ntra. Sra. de Sión. En solo los diez primeros años Ratisbone consiguió la conversión de 200 judíos y 32 protestantes. Trabajó lo indecible en Tierra Santa, logrando comprar el antiguo pretorio de Pilato, que convirtió en convento e Iglesia de las religiosas. También consiguió que estas religiosas fundasen un hospicio en Ain-Karim, donde murió santamente en 1884 a los 70 años.

    CONTENIDO DE LA MEDALLA MILAGROSA

    ANVERSO DE LA MEDALLA

    María Inmaculada

    María Medianera Universal

    María Tipo y Modelo de la Iglesia

    Maria Reina del Universo

    María Asunta al Cielo

    reversomedallamilagrosa.jpg (29672 bytes)REVERSO DE LA MEDALLA

    Maternidad Divina de Maria

    Maria nueva Eva

    María Corredentora

    María Madre de la Iglesia

    ANVERSO Y REVERSO DE LA MEDALLA

    Virginidad de María

    María Madre Espiritual de todos los hombres

  • SANTO ROSARIO DE JACULATORIAS

    Por la señal de la Santa Cruz...

    Felicitemos a la Santísima Virgen por el singular Privilegio de su Concepción Inmaculada.

    Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea.

    Pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza.

    A ti celestial Princesa, Virgen sagrada María

    Te ofrezco, en este día, alma, vida y corazón.

    Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.

    Atendiendo el deseo de la Virgen Santísima Milagrosa: recemos con confianza y fervor las siguientes...

    INVOCACIONES AL DULCÍSIMO NOMBRE DE MARÍA

    PRIMERA INVOCACIÓN

    Madre mía amantísima, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, en todos los instantes de mi vida acordaos de mí, miserable pecador.

    Padre nuestro que estás en el cielo... Diez jaculatorias. ¡Oh María sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos!

    Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo.

    SEGUNDA INVOCACIÓN

    Acueducto de las divinas gracias, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, concededme abundancia de lágrimas para llorar mis pecados.

    TERCERA INVOCACION

    Reina de cielos y tierra, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, sed mi amparo y defensa en las tentaciones de mis enemigos.

    CUARTA INVOCA CIÓN

    Inmaculada, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, alcanzadme de vuestro Santísimo Hijo las gracias que necesito para mi salvación.

    QUINTA INVOCACIÓN

    Abogada y refugio de nosotros pobres pecadores, Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa, asistidme en el trance de la muerte y abridme las puertas del cielo.

    Pídase la gracia que por intercesión de la Santísima Virgen se desee alcanzar...

    Y denle gracias por las ya obtenidas.


    Ruega por nosotros Santa Madre de Dios. Para que seamos dignos de alcanzar y gozar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

    ORACIÓN:

    Señor nuestro Jesucristo, que quisisteis honrar con innumerables milagros a vuestra Madre la beatísima Virgen María, inmaculada desde el primer instante de su concepción, concédenos que, implorando siempre su patrocinio, consigamos los goces eternos. Por Jesucristo nuestro Señor. Así sea.

    Acudamos a la maternal protección y amparo de la Santísima Virgen con la siguiente súplica (de San Bernardo):

    Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia y reclamando vuestro socorro, hayan sido abandonados de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Virgen Madre de las vírgenes!, y, aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis, ¡oh purísima Madre de Dios!, mis humildes súplicas, antes bien escuchadlas y atendedlas favorablemente.

    (REZADA 0 CANTADA)

    Salve Regina Mater misericordie...


    LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA, UNA MADRE PARA TODOS

    Niños, jóvenes, adultos (solteros o solteras, casados, viudos o viudas, ancianos o ancianas, sacerdotes, religiosos o religiosas).

    Cualquiera que sea tu estado actual, ten presente que has nacido para salvarte. Y que para ello, lo mismo que en lo natural necesitas el cuidado solícito de una madre desde que naces, continuando en la infancia, juventud, pubertad, madurez y más especialmente en la ancianidad, necesitas también una madre en lo espiritual.

    Esta madre la tenemos por expreso deseo de Jesucristo Redentor, que nos la legó en firme testamento firmado y sellado con su sangre desde la cruz redentora.

    El parto fue dolorosísimo, pero la humilde esclava del Señor, que aceptó ser madre del Salvador en Nazaret, acepta ahora la maternidad corredentora que se le encomienda en favor de toda la humanidad.

    El día 27 de noviembre de 1830 la bondadosa, solícita y buena madre del cielo, le mostró a santa Catalina Labouré, con una visión, grabada con letras de oro, la jaculatoria ¡OH MARÍA SIN PECADO CONCEBIDA, ROGAD POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A VOS!, que tú terminas de rezar cincuenta veces. Esta jaculatoria, junto con llevar colgada al cuello la Medalla Milagrosa que también se le mostró , te garantiza es promesa de la Virgen vivir bien, morir en paz con Dios y salvarte.

    Las gracias y favores que la Santísima Virgen concede a los que practican esta devoción son incontables. ¡PRUÉBALO!

    ACTO DE CONSAGRACIÓN

    CONSAGRACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
    Áncora de salvación eterna que la Santísima Virgen nos tiende misericordiosamente


    ACTO DE CONSAGRACIÓN

    ¡Oh Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre de los hombres y de las mujeres: Reina y defensora nuestra SANTÍSIMA VIRGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA!

    Venimos aquí para " CONSAGRARNOS A VOS ANTE ESTE ALTAR Y VUESTRA ESCOGIDA IMAGEN", y ofreceros el homenaje de nuestra vida y de nuestro amor; para felicitarte, como hijos tuyos, por los incomparables privilegios con que Dios te adornó desde el primer instante de tu concepción inmaculada, y para alegrarnos contigo por la gloria sublime de que ahora gozas en el cielo.

    Un día feliz, admirada ante la bondad de Dios que acababa de hacerte Madre suya, dijiste aquellas palabras de divina inspiración: <>

    Nosotros queremos cumplir ahora la parte que nos corresponde en esta profecía triunfal, y proclamamos tus glorias y te bendecimos por ellas con todo el fervor de nuestros corazones enamorados de tu hermosura y santidad.

    Bendita seas, Santa María, por tu Concepción Inmaculada y por tu Maternidad Divina; por tu santidad y por tu poder de mediadora universal; por tu piedad y tu misericordia.

    Tu nunca te olvidas de que has sido levantada hasta el trono de Dios, no sólo para tu gloria, sino también para nuestra salvación; no te olvides de que Dios te ha llevado al cielo en cuerpo y alma, para que así intercedas mejor por nosotros, pobres pecadores.

    Llenos de confianza en tu poder y en tu bondad, y sabiendo que, como Madre buena, oyes los ruegos de tus hijos y de tus hijas, te suplicamos con todo el fervor de nuestro corazón, que no nos dejes de tu mano, porque, si tú nos dejas, nos perderemos para siempre.

    ¡No nos abandones y danos fortaleza, Santa Madre de Dios!

    Para luchar contra las malas inclinaciones de nuestra naturaleza, herida por el pecado.

    Para dominar las miradas peligrosas, y para impedir las conversaciones atrevidas.

    Para apartarnos de compañías que nos lleven al pecado; para cumplir decididamente nuestros deberes de trabajo y estudio.


    Para ser buenos y leales con los que convivimos y amigos, caritativos y atentos con los pobres y los enfermos, constantes y devotos en la recepción de los sacramentos de Confesión y Comunión.

    Danos fortaleza para luchar y vencer;

    ¡Oh celestial vencedora de todas las batallas de Dios!

    Y concédenos que los que hoy nos hemos reunido ante Ti para haceros entrega de todo nuestro ser mediante esta consagración, cantar tus alabanzas y pedir tu protección, nos reunamos un día en la gloria del paraíso para ofrecer contigo nuestro amor a tu Hijo y Señor Jesucristo, que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos.

    El áncora de salvación que la Santísima Virgen nos tiende a nosotros y ahora para nuestra santificación y posterior felicidad en el cielo, es:

    Primero

    El rezo diario y devoto del Santo Rosario.

    Segundo

    La consagración personal y sincera de todo nuestro ser al Inmaculado Corazón de la Santísima Virgen.

    Tercero

    Llevar puesta la medalla de la Santísima Virgen Milagrosa, como señal externa de la consagración.

    Si lo cumplimos como la Santísima Virgen lo pide y desea, el éxito final del bien sobre el mal está asegurado.

    Lo ha prometido la Virgen, que nunca deja de cumplir sus promesas, con estas proféticas palabras:

    "AL FINAL, MI CORAZÓN INMACULADO TRIUNFARÁ."


    LA CONSAGRACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN
    MARÍA, EN LA HISTORIA DE LA IGLESIA

    La entrega total de las personas por medio de la consagración a la Santísima Virgen María, ha sido práctica piadosa, usada desde antiguo en la Iglesia.

    Se consagraron San Buenaventura, San Bernardo, Santa Matilde, San Bernardino de Sena, y otros...

    En 1647, San Juan Eudes se consagraba al Inmaculado Corazón de María, junto con sus religiosos.

    En 1700, era San Luis María Grignión de Montfort, quien hacía lo mismo: agregando a la consagración el de esclavo de la Santísima Virgen María.

    LA SANTÍSIMA VIRGEN PIDE LA CONSAGRACIÓN A SU INMACULADO COPAZÓN

    Parece ser que esta devoción había decaído prácticamente en la Iglesia, de su primitivo fervor.

    El día 13 de julio de 1917 era la misma Santísima Virgen la que en una aparición a tres niños pastores en Fátima (Portugal) les decía entre otras cosas que para salvar las almas de los pecadores, quería el Señor establecer en el mundo la devoción a su Inmaculado Corazón: prometiendo la conversión de Rusia y la paz del mundo, mediante la consagración a su Inmaculado Corazón.

    Que volvería para decir cómo se tenía que hacer.

    En el mes de Junio de 1929, en la capilla de las religiosas Doroteas de Tuy (Pontevedra) de nuevo la Virgen se aparece a la hermana Lucía al pie de una desgarradora visión, y le dice: "HA LLEGADO LA HORA QUE DIOS PIDE AL SANTO PADRE QUE EN UNIÓN CON TODOS LOS OBISPOS DEL MUNDO HAGAN LA CONSAGRACIÓN DE RUSIA EN PARTICULAR, Y DEL MUNDO EN GENERAL, A MI INMACULADO CORAZÓN, PROMETIENDO SALVARLOS POR ESTE MEDIO."

    En el año 1984, el Papa Juan Pablo II, junto con todos los obispos del mundo, hizo esta consagración en la plaza de San Pedro en Roma, delante de la imagen de la Virgen de Fátima, llevada desde su Santuario de Portugal para este acto exclusivament

    NOVENA A LA VIRGEN DE LA
    MEDALLA MILAGROSA

    Oración preparatoria (para todos los días)

    Virgen y Madre lnmaculada, mira con ojos misericordiosos al hijo que viene a Ti, lleno de confianza y amor, a implorar tu maternal protección, y a darte gracias por el gran don celestial de tu bendita Medalla Milagrosa.


    Día primero

    En una medianoche iluminada con la luz celeste como de Nochebuena la de 18 de Julio de 1830 , aparecióse por primera vez la Virgen Santísima a Santa Catalina Labouré, Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl.

    Y le habló a la santa de las desgracias y calamidades del mundo con tanta pena y compasión que se le anudaba la voz en la garganta y le saltaban las lágrimas de los ojos.

    ¡Cómo nos ama nuestra Madre del Cielo! ¡Cómo siente las penas de cada uno de sus hijos! Que tu recuerdo y tu medalla, Virgen Milagrosa, sean alivio y consuelo de todos los que sufren y lloran en desamparo.

    Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

    1º La oración de San Bernardo "Acordaos,,, o la Salve.
    ORACIÓN DE SAN BERNARDO
    Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María! que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes! Y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis, ¡oh Madre de Dios!, mis humildes súplicas, antes bien, inclinad a ellas vuestros oídos y dignaos atenderlas favorablemente

    2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!
    3º Oración final


    Día segundo

    En su primera aparición, la Virgen Milagrosa enseñó a Santa Catalina la manera cómo había de portarse en las penas y tribulaciones que se avecinaban.

    ¡Venid al pie de este altar! decíale la celestial Señora , aquí se distribuirán las gracias sobre cuantas personas las pidan con confianza y fervor, sobre grandes y pequeños...

    Que la Virgen de la Santa Medalla y Jesús del Sagrario sean siempre luz, fortaleza y guía de nuestra vida.

    Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

    1º La oración de San Bernardo "Acordaos,,, o la Salve.

    2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!
    3º Oración final

    Día tercero

    En sus confidencias díjole la Virgen Milagrosa a Sor Catalina: "Acontecerán no pequeñas calamidades. El peligro será grande. Llegará un momento en que todo se creerá perdido. Entonces yo estaré con vosotros: ¡Tened confianza!"

    Refugiémonos en esta confianza, fuertemente apoyada en las seguridades de que su presencia y de su protección nos da la Virgen Milagrosa. Y en las horas malas y en los trances difíciles no cesaremos de invocarla: .

    Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

    1º La oración de San Bernardo "Acordaos,,, o la Salve.

    2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!
    3º Oración final


    Día cuarto

    En la tarde del 27 de Noviembre de 1830 baja otra vez del Cielo la Santísima Virgen para manifestarse a Santa Catalina Labouré.

    De pie entre resplandores de gloria, tiene en sus manos una pequeña esfera y aparece en actitud estática, como de profunda oración. Después, sin dejar de apretar la esfera contra su pecho, mira a Sor Catalina para decirle: Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

    1º La oración de San Bernardo "Acordaos,,, o la Salve.

    2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!
    3º Oración final

    Día quinto

    De las manos de María Milagrosa, como de una fuente luminosa, brotaban en cascada los rayos de luz. Y la Virgen explicó: , haciéndome comprender añade Santa Catalina lo mucho que le agradan las súplicas que se le hacen, y la liberalidad con que las atiende.

    La Virgen Milagrosa es la Madre de la divina gracia que quiere confirmar y afianzar nuestra fe en su omnipotente y universal meditación. ¿Por qué, pues, no acudir a Ella en todas nuestras necesidades?.

    Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

    1º La oración de San Bernardo "Acordaos,,, o la Salve.

    2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!
    3º Oración final



    Día sexto


    Como marco de gloria aureolando a la Virgen, vio Sor Catalina aparecer unas letras de oro que decían: <¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI! >.

    Y enseguida oyó una voz que recomendaba llevar la medalla y repetir a menudo aquella oración jaculatoria, y prometía gracias especiales a los que así lo hiciesen.

    ¿Dejaremos nosotros de hacerlo? Sería imperdonable dejar de utilizar un medio tan fácil de asegurarnos en todo momento el favor de la Santísima Virgen.

    Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

    1º La oración de San Bernardo "Acordaos,,, o la Salve.

    2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!
    3º Oración final



    Día séptimo


    Nuestra Señora ordenó a Sor Catalina que fuera acuñada una medalla según el modelo que Ella misma le había diseñado.

    Después le dijo: "Cuantas personas la lleven, recibirán grandes gracias que serán más abundantes de llevarla al cuello y con confianza>.

    Ésta es la Gran Promesa de la Medalla Milagrosa. Agradezcámosle tanta bondad, y escudemos siempre nuestro pecho con la medalla que es prenda segura de la protección de María.


    Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

    1º La oración de San Bernardo "Acordaos,,, o la Salve.

    2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!
    3º Oración final

    Día octavo

    Fueron tantos y tan portentosos los milagros obrados por doquier por la nueva medalla, (conversiones de pecadores obstinados, curación de enfermos desahuciados, hechos maravillosos de todas clases) que la voz popular empezó a denominarla con el sobrenombre de la medalla de los milagros, la medalla milagrosa; y con este apellido glorioso se ha propagado rápidamente por todo el mundo.

    Deseosos de contribuir también nosotros a la mayor gloria de Dios y honor de su Madre Santísima, seamos desde este día apóstoles de su milagrosa medalla.

    Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

    1º La oración de San Bernardo "Acordaos,,, o la Salve.

    2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!
    3º Oración final

    Día noveno

    Las apariciones de la Virgen de la Medalla Milagrosa constituyen indudablemente una de las pruebas más exquisitas de su amor maternal y misericordioso.

    Amemos a quien tanto nos amó y nos ama.

    .

    Como su feliz vidente y confidente, Santa Catalina Labouré, pidámosle cada día a Nuestra Señora la gracia de su amor y
    de su devoción.

    Después de unos momentos de pausa para meditar el punto leído y pedir la gracia o gracias que se deseen alcanzar en esta Novena, se terminará rezando:

    1º La oración de San Bernardo "Acordaos,,, o la Salve.
    2º Tres Avemarías con la jaculatoria: ¡OH MARÍA, SIN PECADO CONCEBIDA, RUEGA POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A TI!
    3º Oración final

    Oración Final

    Señor Dios nuestro, que por la lnmaculada Virgen María asociada a tu Hijo de modo inefable, nos das alegrarnos con la abundancia de tu bondad, concédenos propicio que sostenidos por su maternal auxilio, nunca nos veamos privados de tu providente piedad, y que con fe libre, nos sometamos al misterio de tu redención.

    Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

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