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miércoles, 30 de noviembre de 2011

LAS COSAS NO SON LO QUE PARECEN





Dos ángeles que viajaban pararon a pasar la noche en el hogar de una familia rica. La familia era grosera y rechazó la estancia de los ángeles en el cuarto de huéspedes de la mansión. En su lugar, los ángeles fueron hospedados en un espacio frío del sótano.
Hicieron su cama en el suelo duro, entonces, el ángel más viejo vio un agujero en la pared y lo reparó. Cuando el ángel más joven le preguntó por qué lo hizo, el ángel viejo le contestó que “las cosas no son siempre lo que parecen”.

La noche siguiente, los ángeles se hospedaron en un hogar muy pobre, pero el granjero y su esposa eran muy hospitalarios. Después de compartir el poco alimento que tenían, los esposos dejaron dormir a los ángeles en la cama de ellos para que estuvieran cómodos el resto de la noche.

Cuando el sol salió a la mañana siguiente los ángeles encontraron al granjero y a su esposa hechos pedazos: su única vaca, de la cual obtenían dinero por su leche, posaba muerta en el campo.

El ángel joven se molestó y le preguntó al ángel viejo por qué dejó que esto sucediera. El primer hombre tenía todo y le ayudaste, la segunda familia tenía muy poco y estaban dispuestos a compartir todo y dejaste morir a su única vaca. “Las cosas no siempre son lo que aparentan” le contestó el viejo ángel.
Cuando permanecíamos en el sótano de la mansión, noté que había oro en ese agujero de la pared. Puesto que el propietario era tan obsesionado, avaro y poco dispuesto a compartir su buena fortuna, sellé la pared para que el jamás lo encuentre. Entonces, ayer en la noche cuando nos dormimos en la cama de los granjeros, el ángel de la muerte vino por su esposa. Le di la vaca en lugar de ella.
Autor desconocido

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