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jueves, 30 de noviembre de 2017

El Papa Francisco propone 3 claves para el servicio pastoral de los obispos


El Papa Francisco pronuncia su discurso ante los Obispos de Myanmar. Foto: L'Osservatore Romano


VATICANO, 29 Nov. 17 / 07:10 am (ACI).- Sanación, acompañamiento y profecía son las tres palabras que, según señaló el Papa Francisco, debe articular la acción pastoral de los obispos.
En un discurso pronunciado durante el encuentro que el Santo Padre mantuvo con los Obispos de Myanmar, país cuyo nombre reconocido oficialmente por la comunidad internacional es Birmania, el Pontífice reconoció las fatigas del ministerio episcopal y sacerdotal en este país asiático, y definió como “ardua” la actividad pastoral que desarrollan obispos y presbíteros.
1.- Sanación
El Santo Padre comenzó recordando que “el Evangelio que predicamos es sobre todo un mensaje de sanación, reconciliación y paz”.
“Aquí en Myanmar, este mensaje tiene un eco particular –explicó–, puesto que el País está trabajando para superar divisiones profundamente enraizadas y para construir la unidad nacional”.
Debido a que “vuestras comunidades llevan las marcas de este conflicto y han dado testigos valientes de la fe y de las antiguas tradiciones; para vosotros, la predicación del Evangelio no debe ser sólo una fuente de consolación y de fortaleza, sino también una llamada a favorecer la unidad, la caridad y la sanación en la vida del pueblo”.
“La unidad que compartimos y celebramos nace de la diversidad”, insistió.
Además, tuvo palabras de elogio para la comunidad católica de Myanmar, la cual, aseguró, “puede estar orgullosa de su testimonio profético de amor a Dios y al prójimo, que se expresa en el compromiso con los pobres, con los que están privados de derechos y sobre todo, en este tiempo, con tantos desplazados que, por así decirlo, yacen heridos a los bordes del camino”.
Otro aspecto importante de este ministerio de sanación es “el compromiso con el diálogo ecuménico y la colaboración interreligiosa. Pido para que vuestros esfuerzos continuos en la construcción de puentes de diálogo y en la unión con los seguidores de otras religiones, a fin de tejer una red de relaciones pacíficas, produzcan frutos abundantes para la reconciliación de la vida del País”.
2.- Acompañamiento
El Papa Francisco insistió en que una de las principales funciones del Obispo es acompañar a su pueblo: “Un buen pastor está constantemente presente ante su grey, conduciéndola mientras camina junto a ella. Como me gusta decir, el pastor debería oler a oveja”.
“En cuanto Obispos –continuó–, vuestras vidas y vuestro ministerio están llamados a conformarse a este espíritu de compromiso misionero, sobre todo a través de visitas pastorales regulares a las parroquias y las comunidades que forman vuestras Iglesias locales”.
También recordó la herencia de la labor de los primeros misioneros que llevaron el Evangelio a tierras birmanas: “Gracia de Dios, la Iglesia en Myanmar ha heredado de quienes trajeron el Evangelio a esta tierra una fe sólida y un ferviente afán misionero".
"Sobre estos firmes fundamentos, y en comunión con los presbíteros y los religiosos, seguid inculcando al laicado el espíritu de un auténtico discipulado misionero, buscando una sabia inculturación del mensaje evangélico en la vida cotidiana y en las tradiciones de vuestras comunidades locales”.
Asimismo, destacó la importancia de los jóvenes para el futuro de la Iglesia y la sociedad, por eso pidió a los Obispos “un esfuerzo especial para acompañar a los jóvenes”.
“Una de las grandes bendiciones de la Iglesia de Myanmar es su juventud y, en particular, el número de seminaristas y de jóvenes religiosos”, razonó.
3.- Profecía
Finalmente, hizo hincapié en que “la Iglesia en Myanmar testimonia cotidianamente el Evangelio gracias a sus obras educativas y caritativas, su defensa de los derechos humanos, su respaldo a los principios democráticos”.
“Poned a la comunidad católica en condiciones de seguir teniendo un papel constructivo en la vida de la sociedad, haciendo escuchar vuestra voz en cuestiones de interés nacional, insistiendo particularmente en el respeto de la dignidad y los derechos de todos, especialmente de los más pobres y vulnerables”, pidió a los Obispos.
Antes de finalizar el discurso, Francisco recordó que el mismo San Pedro “recordó cuál era el primer deber del Obispo: rezar y anunciar la Palabra de Dios. Rezar es la primera obligación de los Obispos. Cada uno de nosotros debe preguntarse, durante el examen de conciencia de la noche: ¿Cuántas horas dedico a rezar cada día?”.
En este sentido, resaltó que “el Obispo no sólo debe oler a oveja, sino que también debe oler a Dios”.

El Papa llega a Bangladesh para continuar con su viaje apostólico en Asia


El Papa saluda al Presidente de Bangladesh. Foto: L'Osservatore Romano

VATICANO, 30 Nov. 17 / 05:45 am (ACI).- El Papa Francisco ha aterrizado ya en el Aeropuerto Internacional de Daca, capital de Bangladesh, para continuar su viaje apostólico que desde 27 de noviembre y hasta el 2 de diciembre está realizando a este país y a su vecino Myanmar.
Entre fuertes medidas de seguridad, el Santo Padre descendió del avión y saludó al Presidente de la República, Abdul Hamid, quien le esperaba en la pista de aterrizaje. Tras la recepción oficial, en la que también participaron numerosas autoridades civiles, 10 Obispos católicos de Bangladesh y un grupo de fieles, el Pontífice asistió a una danza tradicional de bienvenida ofrecida por 40 niños.
Tras los honores militares de jefe de estado, y la presentación de la delegación vaticana y la delegación bangladesí, Francisco se ha trasladado en auto hasta el Memorial Nacional de los Mártires, en Savar, donde se rinde homenaje a los muertos de la Guerra de Liberación del país.
Ante el Memorial, escoltado por la Guardia de Honor, el Papa ofreció una corona de flores y, posteriormente, firmó en el Libro de Honor y plantó un árbol en el Jardín de la Paz. “Recordando a todos los que dieron su vida por el nacimiento de la nación, que la gente de Bangladesh pueda trabajar incansablemente por la justicia y el bien común”, fueron sus palabras.
Luego se trasladó al Museo del Memorial Bangabandhu para rendir homenaje a Sheikh Mujibur Rahman, Padre de la Nación y rezar brevemente. También allí firmó en el Libro de Honor: “Que el Todo poderoso conceda el descanso eterno a Sheikh Mujibur Rahman, y a todos los que murieron junto a él, y otorgue a Bangladesh unidad un una paz duradera”. Finalizado el homenaje, el Papa Francisco acudió al Palacio Presidencial para la Visita de Cortesía al Presidente.
Bangladesh es la segunda etapa de este viaje apostólico por Asia, después de su estancia en Myanmar. Se trata de un país pequeño con una gran densidad de población: acoge a unos 156 millones de habitantes en un territorio de solo 143 mil 998 kilómetros cuadrados. El 89% de la población de Bangladesh es musulmana, aunque cuenta con pequeñas comunidades cristianas y budistas.

CUANDO SUFRIR ES BELLO



Cuando sufrir es bello
Hay quienes ven el dolor como un enemigo, como una derrota y hay quienes descubren que sólo a través del sufrimiento la vida llega a ser verdaderamente humana.


Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net 




El sufrimiento es, para muchos corazones, un enemigo que se busca alejar a cualquier precio. Porque parece que sufrir es fracasar, es perder. Porque el dolor es visto por muchos como algo negativo, una derrota que debería desaparecer en el mundo de los hombres.

Pero la vida humana, ¿mejora realmente si dejamos de sufrir, si eliminamos todo dolor? ¿No es injusto el precio que hay que pagar para conseguir una existencia más placentera, más exitosa, más fácil? ¿Qué gana quien rehuye todo esfuerzo, quien aparta sus ojos del dolor ajeno, quien se esconde a la hora de repartir tareas pesadas que “alguien” tiene que llevar a cabo?

En el camino de la vida el dolor aparece de mil maneras. A veces como un accidente inesperado. Otras veces desde una enfermedad que avanza poco a poco. En ocasiones, desde la pena ajena: no puede resultarnos indiferente la angustia de la madre que pierde a su hijo, el dolor de un viudo solitario, la tristeza del obrero despedido.

Si hay quienes ven el dolor como un enemigo, como una derrota, también hay quienes descubren que sólo a través del sufrimiento la vida llega a ser verdaderamente humana. Porque sufrir no es sinónimo de perder. Muchas veces es, simplemente, la consecuencia de un amor maduro, solidario, pleno. Es entonces cuando sufrir es bello.

Así lo explicaba el Papa Benedicto XVI: “Sufrir con el otro, por los otros; sufrir por amor de la verdad y de la justicia; sufrir a causa del amor y con el fin de convertirse en una persona que ama realmente, son elementos fundamentales de humanidad, cuya pérdida destruiría al hombre mismo” (encíclica “Spe salvi” n. 39).

El Papa preguntaba en ese mismo texto: “¿somos capaces de ello? ¿El otro es tan importante como para que, por él, yo me convierta en una persona que sufre? ¿Es tan importante para mí la verdad como para compensar el sufrimiento? ¿Es tan grande la promesa del amor que justifique el don de mí mismo?”

La respuesta, para la fe cristiana, es “sí”. Sí: vale la pena darse al otro, vale la pena amar sin reservas, vale la pena dejar comodidades para embarcarse en el mundo de la donación, de la verdad, de la justicia. Porque Dios mismo nos ha dado ejemplo, pues Él, que es “la Verdad y el Amor en persona”, quiso “sufrir por nosotros y con nosotros” (“Spe salvi” n. 39).

Con la mirada en la Cruz de Cristo, con el descubrimiento del verdadero sentido del dolor y del sufrimiento “por amor del bien, de la verdad y de la justicia”, podemos superar el deseo de comodidades y el miedo a lo difícil, y hacer que nuestra vida sea plena, sea verdadera, sea buena.

“La verdad y la justicia han de estar por encima de mi comodidad e incolumidad física, de otro modo mi propia vida se convierte en mentira. Y también el ‘sí’ al amor es fuente de sufrimiento, porque el amor exige siempre nuevas renuncias de mi yo, en las cuales me dejo modelar y herir. En efecto, no puede existir el amor sin esta renuncia también dolorosa para mí, de otro modo se convierte en puro egoísmo y, con ello, se anula a sí mismo como amor” (“Spe salvi” n. 38).

No es hermosa la vida que renuncia al dolor bueno, ese dolor que nace cuando amamos sin medida. Porque quien no ama hasta el dolor sincero llevará una vida raquítica, llena tal vez de pequeñas satisfacciones momentáneas pero hueca en lo que de verdad nos define como seres humanos: esa capacidad de amar hasta sufrir por el bien del otro.

Sólo cuando nos abramos al amor pleno, sólo cuando dejemos egoísmos y mentiras que empobrecen, entraremos en un horizonte de entrega donde no faltarán heridas ni penas, pero donde la alegría del discípulo será semejante a la del Maestro y del Pastor que sufrió y dio la vida porque amaba a sus amigos...

PATINAR EN LA MONTAÑA



Patinar en la montaña




San Ignacio, fundador de los jesuitas, decía: “Me gusta ver reír a la gente. Un cristiano no tiene ningún motivo para estar triste y tiene muchos para estar alegre”. Es conocido el proverbio: “Un santo triste es un triste santo”; esto significa que no tiene nada de santo, sino que da lástima. El buen humor es un aspecto social de la alegría y se manifiesta en la conversación cotidiana.

Un Papa con gran sentido del humor fue Juan Pablo II. La siguiente anécdota trasluce una de las características más importantes del humor que fue típico en los hombres de Dios: la humildad. Durante el Sínodo de obispos de Roma, el cardenal de Cracovia, después Juan Pablo II, propuso a varios cardenales ir a esquiar al Terminillo. — ¿A esquiar? —Sí, claro. En Italia, ¿no esquían los cardenales? —Pues... francamente, no. —En Polonia, en cambio, el 40% de los cardenales esquían. — ¿40%? Si en Polonia sólo hay dos cardenales. —Claro, pero no me negarán que Wyszynski vale por lo menos el 60%.

El sentido del humor es una herramienta básica para la sobrevivencia: rompe la tensión en un momento de crisis, ayuda a encarar situaciones estresantes, disipa las preocupaciones...  Cuando rías, se te aliviarán las cargas. Que el Señor te ayude a defender y cultivar con acciones concretas el don de la alegría.

SAN ANDRÉS APÓSTOL

 

APÓSTOL




Andrés era hermano de Simón Pedro y como él pescador en Cafarnaúm, a donde ambos habían llegado de su natal Betsaida. Como lo demuestran las profesiones que ejercían los doce apóstoles, Jesús dio la preferencia a los pescadores, aunque dentro del colegio apostólico están representados los agricultores con Santiago el Menor y su hermano Judas Tadeo, y los comerciantes con la presencia de Mateo. De los doce, el primero en ser sacado de las faenas de la pesca en el lago de Tiberíades para ser honrado con el titulo de “pescador de hombres” fue precisamente Andrés, junto con Juan.

Los dos primeros discípulos ya habían respondido al llamamiento del Bautista, cuya incisiva predicación los había sacado de su pacífica vida cotidiana para prepararse a la inminente venida del Mesías. Cuando el austero profeta se lo señaló, Andrés y Juan se acercaron a Jesús y con sencillez se limitaron a preguntarle: “Maestro, ¿dónde habitas?”, signo evidente de que en su corazón ya habían hecho su elección.

Andrés fue también el primero que reclutó nuevos discípulos para el Maestro: “Andrés encontró primero a su hermano Simón y le dijo: Hemos encontrado al Mesías. Y lo llevó a Jesús”. Por esto Andrés ocupa un puesto eminente en la lista de los apóstoles: los evangelistas Mateo y Lucas lo colocan en el segundo lugar después de Pedro.

Además del llamamiento, el Evangelio habla del Apóstol Andrés otras tres veces: en la multiplicación de los panes, cuando presenta al muchacho con unos panes y unos peces; cuando se hace intermediario de los forasteros que han ido a Jerusalén y desean ser presentados a Jesús; y cuando con su pregunta hace que Jesús profetice la destrucción de Jerusalén.

Después de la Ascensión la Escritura no habla más de él. Los muchos escritos apócrifos que tratan de colmar este silencio son demasiado fabulosos para que se les pueda creer. La única noticia probable es que Andrés anunció la buena noticia en regiones bárbaras como la Scitia, en la Rusia meridional, como refiere el historiador Eusebio. Tampoco se tienen noticias seguras respecto de su martirio que, según una Pasión apócrifa, fue por crucifixión, en una cruz griega.

Igual incertidumbre hay respecto de sus reliquias, trasladadas de Patrasso, probable lugar del martirio, a Constantinopla y después a Amalfi. La cabeza, llevada a Roma, fue restituida a Grecia por Pablo VI. Consta con certeza, por otra parte, la fecha de su fiesta, el 30 de noviembre, festejada ya por San Gregorio Nacianceno.

Evangelio del Día jueves 30 Noviembre 2017

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Fiesta de san Andrés, apóstol
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Beato Ludovico Roque Gietyngier
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Leer el comentario del Evangelio por
Benedicto XVI: San Andrés, el apóstol del mundo griego

San Pablo a los Romanos 10,9-18.

Hermanos:
Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvado.
Con el corazón se cree para alcanzar la justicia, y con la boca se confiesa para obtener la salvación.
Así lo afirma la Escritura: El que cree en él, no quedará confundido.
Porque no hay distinción entre judíos y los que no lo son: todos tienen el mismo Señor, que colma de bienes a quienes lo invocan.
Ya que todo el que invoque el nombre del Señor se salvará.
Pero, ¿cómo invocarlo sin creer en él? ¿Y cómo creer, sin haber oído hablar de él? ¿Y cómo oír hablar de él, si nadie lo predica?
¿Y quiénes predicarán, si no se los envía? Como dice la Escritura: ¡Qué hermosos son los pasos de los que anuncian buenas noticias!
Pero no todos aceptan la Buena Noticia. Así lo dice Isaías: Señor, ¿quién creyó en nuestra predicación?
La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.
Yo me pregunto: ¿Acaso no la han oído? Sí, por supuesto: Por toda la tierra se extiende su voz y sus palabras llegan hasta los confines del mundo.

Salmo 19(18),2-3.4-5.

El cielo proclama la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos;
un día transmite al otro este mensaje

y las noches se van dando la noticia.
Sin hablar, sin pronunciar palabras,
sin que se escuche su voz,

resuena su eco por toda la tierra
y su lenguaje, hasta los confines del mundo.
Allí puso una carpa para el sol



Mateo 4,18-22.

Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.
Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres".
Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.


Extraído de la Biblia: Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por :

Benedicto XVI, papa 2005-2013
Audiencia general - Miércoles 14 de junio de 2006 - © Libreria Editrice Vaticana

San Andrés, el apóstol del mundo griego

La primera característica que impresiona en Andrés es el nombre: no es hebreo, como se podría esperar, sino griego, signo notable de que su familia tenía cierta apertura cultural. (…) En Jerusalén, poco antes de la Pasión. Con motivo de la fiesta de la Pascua (…) habían ido a la ciudad santa también algunos griegos (…) para adorar al Dios de Israel en la fiesta de la Pascua. Andrés y Felipe, los dos Apóstoles con nombres griegos, hacen de intérpretes y mediadores de este pequeño grupo de griegos ante Jesús. (…)Jesús dice a los dos discípulos y, a través de ellos, al mundo griego: "Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trino no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere da mucho fruto" (Jn 12, 23-24). ¿Qué significan estas palabras en este contexto? Jesús quiere decir: sí, mi encuentro con los griegos tendrá lugar, pero no se tratará de una simple y breve conversación con algunas personas, impulsadas sobre todo por la curiosidad. Con mi muerte, que se puede comparar a la caída en la tierra de un grano de trigo, llegará la hora de mi glorificación. De mi muerte en la cruz surgirá la gran fecundidad: el "grano de trigo muerto" —símbolo de mí mismo crucificado— se convertirá, con la resurrección, en pan de vida para el mundo; será luz para los pueblos y las culturas. (…)En otras palabras, Jesús profetiza la Iglesia de los griegos, la Iglesia de los paganos, la Iglesia del mundo como fruto de su Pascua. 

Según tradiciones muy antiguas, Andrés (…) fue el apóstol de los griegos en los años que siguieron a Pentecostés. Esas tradiciones nos dicen que durante el resto de su vida fue el heraldo y el intérprete de Jesús para el mundo griego. Pedro, su hermano, llegó a Roma desde Jerusalén, pasando por Antioquía, para ejercer su misión universal; Andrés, en cambio, fue el apóstol del mundo griego: así, tanto en la vida como en la muerte, se presentan como auténticos hermanos; una fraternidad que se expresa simbólicamente en la relación especial de las sedes de Roma y Constantinopla, Iglesias verdaderamente hermanas.


Contemplar el Evangelio de hoy

Día litúrgico: 30 de Noviembre: San Andrés, apóstol
Texto del Evangelio (Mt 4,18-22): En aquel tiempo, caminando por la ribera del mar de Galilea vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés, echando la red en el mar, pues eran pescadores, y les dice: «Venid conmigo, y os haré pescadores de hombres». Y ellos al instante, dejando las redes, le siguieron. Caminando adelante, vio a otros dos hermanos, Santiago el de Zebedeo y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo arreglando sus redes; y los llamó. Y ellos al instante, dejando la barca y a su padre, le siguieron.
Comentario:Prof. Dr. Mons. Lluís CLAVELL (Roma, Italia)
«Os haré pescadores de hombres»
Hoy es la fiesta de san Andrés apóstol, una fiesta celebrada de manera solemne entre los cristianos de Oriente. Fue uno de los dos primeros jóvenes que conocieron a Jesús a la orilla del río Jordán y que tuvieron una larga conversación con Él. Enseguida buscó a su hermano Pedro, diciéndole «Hemos encontrado al Mesías» y lo llevó a Jesús (Jn 2,41). Poco tiempo después, Jesús llamó a estos dos hermanos pescadores amigos suyos, tal como leemos en el Evangelio de hoy: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres» (Mt 4,19). En el mismo pueblo había otra pareja de hermanos, Santiago y Juan, compañeros y amigos de los primeros, y pescadores como ellos. Jesús los llamó también a seguirlo. Es maravilloso leer que ellos lo dejaron todo y le siguieron “al instante”, palabras que se repiten en ambos casos. A Jesús no se le ha de decir: “después”, “más adelante”, “ahora tengo demasiado trabajo”...

También a cada uno de nosotros —a todos los cristianos— Jesús nos pide cada día que pongamos a su servicio todo lo que somos y tenemos —esto significa dejarlo todo, no tener nada como propio— para que, viviendo con Él las tareas de nuestro trabajo profesional y de nuestra familia, seamos “pescadores de hombres”. ¿Qué quiere decir “pescadores de hombres”? Una bonita respuesta puede ser un comentario de san Juan Crisóstomo. Este Padre y Doctor de la Iglesia dice que Andrés no sabía explicarle bien a su hermano Pedro quién era Jesús y, por esto, «lo llevó a la misma fuente de la luz», que es Jesucristo. “Pescar hombres” quiere decir ayudar a quienes nos rodean en la familia y en el trabajo a que encuentren a Cristo que es la única luz para nuestro camino.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

El Papa pide a los budistas de Myanmar superar los prejuicios, el odio y sanar las heridas

El Papa y el líder de los monjes budistas de Myanmar. Foto: L'Osservatore Romano



VATICANO, 29 Nov. 17 / 05:57 am (ACI).- El Papa Francisco pidió a los budistas de Myanmar (la antigua Birmania) superar el “prejuicio” y el “odio” y sanar las heridas para llevar a las personas esperanza.
En el Kaba Aye Center de la ciudad de Yangón, el Santo Padre pronunció su discurso después de que los monjes budistas realizasen algunas oraciones, y a continuación destacó que el encuentro “es también una oportunidad para reafirmar nuestro compromiso por la paz, el respeto de la dignidad humana y la justicia para todos los hombres y mujeres”. 
En su opinión, “el gran desafío de nuestros días es el de ayudar a las personas a que se abran a la trascendencia” y a “que sean capaces de mirar en su interior y de conocerse a sí mismas de manera que puedan reconocer la interconexión recíproca con los demás”.
“Si debemos estar unidos, como es nuestro propósito, es necesario superar todas las formas de incomprensión, de intolerancia, de prejuicio y de odio”, expresó.
Francisco afirmó que las personas necesitan que los líderes religiosos den este testimonio común” y den palabras “de esperanza”.
A su vez les exhortó a cerrar las heridas “causadas por los conflictos, la pobreza y la opresión persisten” ya que “crean nuevas divisiones”. “Sabemos que existe un camino que nos permite avanzar, que lleva a la curación, a la mutua comprensión y al respeto. Un camino basado en la compasión y en el amor”, añadió.
El Santo Padre también reconoció que los birmanos han sido formados “en los valores de la paciencia, de la tolerancia y del respeto por la vida, así como en una espiritualidad atenta y profundamente respetuosa de nuestro medio ambiente”.
“Estos valores son esenciales para un desarrollo integral de la sociedad, a partir de la familia, que es la unidad más pequeña pero más esencial, para luego extenderse a la red de relaciones que nos ponen en estrecha conexión”.
En una auténtica cultura del encuentro, estos valores fortalecen a nuestras comunidades y las ayudan para que puedan iluminar al conjunto de la sociedad con esa luz tan necesaria.
Por tanto, abogó por “curar las heridas de los conflictos que a lo largo de los años han dividido a personas de distintas culturas, etnias y convicciones religiosas”.
“Ciertamente, para que estos esfuerzos produzcan frutos duraderos, se necesitará una mayor cooperación entre los líderes religiosos. A este respecto, deseo que sepáis que la Iglesia Católica es un interlocutor disponible”, manifestó.

Solemnidad de Cristo Rey



Jesucristo, Rey del UniversoLa celebración de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, cierra el Año Litúrgico en el que se ha meditado sobre todo el misterio de su vida, su predicación y el anuncio del Reino de Dios.
El Papa Pio XI, el 11 de diciembre de 1925, instituyó esta solemnidad que cierra el tiempo ordinario. Su objetivo es recordar la soberanía universal de Jesucristo. Lo confesamos supremo Señor del cielo y de la tierra, de la Iglesia y de nuestras almas.
Durante el anuncio del Reino, Jesús nos muestra lo que éste significa para nosotros como Salvación, Revelación y Reconciliación ante la mentira mortal del pecado que existe en el mundo. Jesús responde a Pilatos cuando le pregunta si en verdad Él es el Rey de los judíos: "Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí" (Jn 18, 36). Jesús no es el Rey de un mundo de miedo, mentira y pecado, Él es el Rey del Reino de Dios que trae y al que nos conduce.
Cristo Rey anuncia la Verdad y esa Verdad es la luz que ilumina el camino amoroso que Él ha trazado, con su Vía Crucis, el camino hacia el Reino de Dios. "Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad.
Todo el que es de la verdad escucha mi voz."(Jn 18, 37) Jesús nos revela su misión reconciliadora de anunciar la verdad ante el engaño del pecado. Esta fiesta celebra a Cristo como el Rey bondadoso y sencillo que como pastor guía a su Iglesia peregrina hacia el Reino Celestial y le otorga la comunión con este Reino para que pueda transformar el mundo en el cual peregrina.  La posibilidad de alcanzar el Reino de Dios fue establecida por Jesucristo, al dejarnos el Espíritu Santo que nos concede las gracias necesarias para lograr la Santidad y transformar el mundo en el amor. Ésa es la misión que le dejó Jesús a la Iglesia al establecer su Reino.
Se puede pensar que solo se llegará al Reino de Dios luego de pasar por la muerte pero la verdad es que el Reino ya está instalado en el mundo a través de la Iglesia que peregrina al Reino Celestial. Justamente con la obra de Jesucristo, las dos realidades de la Iglesia -peregrina y celestial- se enlazan de manera definitiva, y así se fortalece el peregrinaje con la oración de los peregrinos y la gracia que reciben por medio de los sacramentos. "Todo el que es de la verdad escucha mi voz."(Jn 18, 37) Todos los que se encuentran con el Señor, escuchan su llamado a la Santidad y emprenden ese camino se convierten en miembros del Reino de Dios.

Oración a Cristo Rey.

¡Oh Cristo Jesús! Os reconozco por Rey universal. Todo lo que ha sido hecho, ha sido creado para Vos. Ejerced sobre mí todos vuestros derechos.
Renuevo mis promesas del Bautismo, renunciando a Satanás, a sus pompas y a sus obras, y prometo vivir como buen cristiano. Y muy en particular me comprometo a hacer triunfar, según mis medios, los derechos de Dios y de vuestra Iglesia.
¡Divino Corazón de Jesús! Os ofrezco mis pobres acciones para que todos los corazones reconozcan vuestra Sagrada Realeza, y que así el reinado de vuestra paz se establezca en el Universo entero. Amén.

Consagración de la humanidad para el día de Cristo Rey por el Papa Pío XI

¡Dulcísimo Jesús, Redentor del género humano! Miradnos humildemente postrados; vuestros somos y vuestros queremos ser, y a fin de vivir más estrechamente unidos con vos, todos y cada uno espontáneamente nos consagramos en este día a vuestro Sacratísimo Corazón.
Muchos, por desgracia, jamás, os han conocido; muchos, despreciando vuestros mandamientos, os han desechado. ¡Oh Jesús benignísimo!, compadeceos de los unos y de los otros, y atraedlos a todos a vuestro Corazón Santísimo.
¡Oh Señor! Sed Rey, no sólo de los hijos fieles que jamás se han alejado de Vos, sino también de los pródigos que os han abandonado; haced que vuelvan pronto a la casa paterna, que no perezcan de hambre y miseria.
Sed Rey de aquellos que, por seducción del error o por espíritu de discordia, viven separados de Vos; devolvedlos al puerto de la verdad y a la unidad de la fe para que en breve se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor.
Sed Rey de los que permanecen todavía envueltos en las tinieblas de la idolatría; dignaos atraerlos a todos a la luz de vuestro reino.
Conceded, ¡oh Señor!, incolumidad y libertad segura a vuestra Iglesia; otorgad a todos los pueblos la tranquilidad en el orden; haced que del uno al otro confín de la tierra no resuene sino ésta voz: ¡Alabado sea el Corazón divino, causa de nuestra salud! A Él se entonen cánticos de honor y de gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Serás un triunfador


triunfador
Serás un triunfador... cuando el egoísmo no limite tu capacidad de amar.
Cuando confíes en ti mismo aunque todos duden de ti y dejes de preocuparte por el qué dirán.
Cuando tus acciones sean tan concisas en duración como largas en resultados.
Cuando puedas renunciar a la rutina sin que ello altere el metabolismo de tu vida.
Cuando sepas distinguir una sonrisa de una burla, y prefieras la eterna lucha que la compra de la falsa victoria.
Cuando actúes por convicción y no por adulación.
Cuando puedas ser pobre sin perder tu riqueza y rico sin perder tu humildad.
Cuando sepas perdonar tan fácilmente como ahora te disculpas.
Cuando puedas caminar junto al pobre sin olvidar que es un hombre, y junto al rico sin pensar que es un dios.
Cuando sepas enfrentar tus errores tan fácil y positivamente como tus aciertos.
Cuando halles satisfacción compartiendo tu riqueza.
Cuando sepas obsequiar tu silencio a quien no te pide palabras, y tu ausencia a quien no te aprecia.
Cuando ya no debas sufrir por conocer la felicidad y no seas capaz de cambiar tus sentimientos o tus metas por el placer.
Cuando no trates de hallar las respuestas en las cosas que te rodean, sino en Dios y en tu propia persona.
Cuando aceptes los errores, cuando no pierdas la calma, entonces y sólo entonces, serás... ¡UN TRIUNFADOR!

Santa Catalina Mártir


Su fiesta se celebra el 25 de Noviembre

Santa Catalina MártirCatalina nació en Alejandría en el año 283. Su padre se llamaba Costa y era de familia noble. Catalina era su hija única. Al igual que su madre, tenía los cabellos rubios, era muy viva, animosa y muy bella. Le fue dada un aya cristiana y desde muy joven le pusieron maestros que la enseñasen.
Solía  hacer con cortezas de árboles juguetes, que regalaba a niños pobres. Cuando creció, escribió mucho en tablas y pergaminos y daba los escritos a otras jóvenes. Estudió filosofía y se hizo una mujer culta. Con todo su corazón anhelaba por el Salvador de los hombres y por que se dignase conmoverla a ella también, y tuvo muchas visiones e ilustraciones. Desde entonces, concibió un odio mortal a los ídolos y derribó, enterró e hizo pedazos todos los idolillos que pudo haber; por la cual y por sus extraordinarios y profundos discursos contra los ídolos tuvo que estar en la cárcel de su padre.
Ella fue instruida en todas las ciencias de su tiempo. Cuando tuvo ocho años, la llevó su padre consigo a Alejandría, donde conoció al que había de ser su esposo. Catalina recibió en el bautismo una sabiduría inefable. Hablaba cosas admirables, pero guardó secreto, como los demás cristianos, acerca de su religión. No pudiendo su padre soportar durante más tiempo su aversión al paganismo ni sus palabras y profecías, la hizo encarcelar, pues creía que así no podría tener trato ninguno con los que pensaban como ella. Por otra parte, la amaba mucho porque era hermosa y discreta. Los siervos y criados que la servían eran remudados con frecuencia, porque entre ellos, solía haber algún cristiano. Ya antes se le había aparecido Jesús como Esposo suyo celestial y su imagen no se apartaba nunca de su alma; así es que ella no quería oír hablar siquiera de ningún hombre.
Su padre quiso casarla con un joven de Alejandría llamado Maximino, el cual procedía de estirpe regia y era sobrino del gobernador de Alejandría, que no teniendo hijos le había instituido heredero. Mas Catalina no quiso saber nada de él. Intentaron seducirla, pero ella se mostró animosa y rechazó burlándose aquellas tentativas. En lo cual se condujo con tal discreción y prudencia, que los más teniéndola por necia se ablandaban y la dejaban. Antes de estas tentativas, cuando ella tenía doce años, su madre murió en sus brazos. Al ver que iba a morir ésta, le dijo Catalina que era cristiana, y la instruyó y la decidió a recibir el bautismo. Catalina roció con un ramo agua de una copa de oro sobre la cabeza, la frente, la boca y el pecho de su madre.
El padre de Catalina la envió a Alejandría, a casa de un pariente suyo, esperando que allí aceptaría al que él le había designado por esposo. Este salió a su encuentro en un barco, y Catalina decía cosas admirables y muy profundas y cristianas y contrarias a los ídolos. El prometido alguna vez la tapó la boca entre irritado y en broma, pero ella se sonreía y seguía hablando con viveza e inspiración. Desembarcaron en un lugar en el cual la condujo el futuro a una casa que era mansión de placeres mundanos, con el intento de hacer mudar de opinión; pero ella siguió en su propósito sin dejar su aire afable y lleno de gracia y dignidad. Entonces sólo tenía trece años. En Alejandría vivía en casa del padre de su pretendiente, en un gran palacio con muchos departamentos. Allí moraba también el joven, pero separadamente, loco de amor y poseído de inquietud. Pero ella siempre hablaba de su otro Esposo, por lo cual se intentó seducirla y obligarla a que mudara de opinión, y le fueron enviados hombres sabios para que la apartaran de la fe cristiana; pero ella los confundió a todos.
Por entonces, se hallaba en Alejandría el patriarca Teonás, quien con su grandísima mansedumbre había conseguido que los paganos no persiguieran a los cristianos; pero éstos vivían muy oprimidos, tenían que proceder siempre con la mayor cautela y guardarse de hablar contra los ídolos. De aquí surgió una tolerancia muy peligrosa respecto de los paganos y tibieza en los cristianos, por lo cual dispuso Dios que Catalina, con luz interior e inflamado celo, reanimase a muchos. Catalina fue un día a casa de Teonás. Él le dio el Sacramento para que se lo llevara a su casa; y ella lo llevó en un vaso de oro sobre su pecho. La sacratísima sangre no la recibió. Había por allí muchos infelices, que parecían solitarios, prisioneros y atormentados duramente en trabajos de construcción, de sacar piedras de canteras y transportarlas.  A éstos les fue dada secretamente la sagrada comunión.
Durante  una gran fiesta pagana, Catalina fue obligada por sus parientes a ir al templo de los ídolos, pero no sólo no fue posible reducirla a ofrecerles sacrificios, sino que cuando la solemnidad era mayor, Catalina, arrebatada de santo entusiasmo, se acercó a los sacerdotes y derribó el altar de los perfumes y echó por tierra los vasos, clamando contra las abominaciones de la idolatría. Se levantó entonces un gran tumulto; apoderáronse de ella, la tuvieron por loca furiosa y la condujeron al peristilo del templo para interrogarla; pero ella clamaba con mayor vehemencia. Fue conducida a la cárcel, y en el camino llamó a todos los confesores de Cristo, invitándolos a unirse con ella para derramar su sangre por aquel que nos ha redimido con la suya. Fue encarcelada, azotada con escorpiones y arrojada a las bestias feroces. Catalina era instada y violentada a que sacrificara a los ídolos y a que aceptara aquel matrimonio que ella tanto aborrecía. Ya antes, después de la muerte de su madre, la había llevado muchas veces su padre a las escandalosas fiestas de Venus, pero ella siempre había estado allí con los ojos cerrados. En Alejandría estaba adormecido el celo de los cristianos. Halagaba mucho a los paganos que Teonás consolase a los esclavos cristianos que eran maltratados por sus crueles amos, y que les exhortase a servirlos con fidelidad, con lo que se mostraban los paganos tan aficionados a él, que muchos cristianos débiles sacaron de aquí la consecuencia que no sería cosa tan mala el paganismo. Por esta razón suscitó Dios a aquella esforzada, animosa e inspirada doncella, para que con sus palabras, con su ejemplo y su glorioso martirio convirtiera a muchos que de otro modo no se habrían salvado. Era tan poco el cuidado que tenía en ocultar su fe, que iba por las plazas públicas buscando a los esclavos trabajadores cristianos para consolarlos y exhortarlos a mantenerse firmes en la fe, pues conocía que muchos se habían entibiado y apostataban a causa de aquella tolerancia. Había visto a tales apóstatas tomar parte en aquel sacrificio en el templo, por lo cual sentía tan vivo dolor y santa indignación.
Las bestias a las cuales había sido arrojada después de azotada, le lamieron las heridas y ella se vio repentinamente curada en la cárcel. Su prometido quiso hacerle allí violencia, pero tuvo que salir confundido y anonadado. Vino su padre y la sacó de la cárcel, conduciéndola de nuevo a casa del joven, donde fueron empleados todos los medios imaginables para inducirla a la apostasía. Las doncellas paganas que habían sido enviadas a ella para que la convencieran, ella las ganó para Cristo; y los filósofos que disputaron con ella, se dieron por vencidos. El padre salió fuera de sí y atribuyó todo aquello a encantamiento, por lo cual mandó azotar y encarcelar otra vez a su hija. La mujer del tirano, que había ido a visitarla, se convirtió y con ella un oficial. Cuando ésta vino a la cárcel, se apareció un ángel que tenía una corona suspendida sobre la cabeza de Catalina, y otro con una palma delante de ella. .
Conducida Catalina al circo, fue puesta en un lugar elevado entre dos anchas ruedas guarnecidas de dientes y puntas agudas de hierro. Cuando empezaron a dar vueltas las ruedas cayó un rayo e hizo pedazos la maquinaria, lanzando los pedazos en diferentes direcciones e hiriendo y matando a unos treinta paganos. Luego hubo una gran tempestad de viento y granizo, pero ella estaba sentada muy tranquila entre los restos de las ruedas con los brazos extendidos.
Fue de nuevo conducida a la cárcel y oprimida durante muchos días. Varios hombres quisieron apoderarse de ella, pero ella los rechazaba con la mano y ellos se quedaban como estatuas, sin movimiento. Llegábanse otros, y ella con sólo mostrarles con la mano a los que se habían quedado petrificados, los rechazaba de sí. Todo se atribuyó a artes mágicas y Catalina fue conducida otra vez al lugar de las ejecuciones. Se arrodilló en el tajo, con la cabeza vuelta hacia un lado y fue decapitada. Saltó de la herida extraordinaria cantidad de sangre; la cabeza se desprendió por completo del cuerpo. Arrojaron el cuerpo en un horno encendido, pero las llamas se revolvieron contra los verdugos, mientras que una nube de humo cubría su cuerpo. Sacáronle de allí y lo arrojaron a bestias hambrientas para que lo despedazasen; pero ellas no le tocaron. Al día siguiente los verdugos llevaron el cuerpo a una cueva llena de inmundicia entre césped de saúco. Por la noche, se aproximaron dos ángeles con vestiduras sacerdotales, que cubrieron el cuerpo con cortezas de árbol y se lo llevaron.
Catalina fue martirizada el año 299, a la edad de dieciséis años. Entre las muchas doncellas que la acompañaron, llorando, al lugar del suplicio, algunas fueron después infieles; pero la mujer del tirano y el oficial padecieron valerosamente y murieron por Cristo. Los ángeles llevaron el cuerpo de esta santa virgen a una cumbre inaccesible del monte Sinaí. La superficie de esta cumbre  tenía extensión suficiente nada más que para una casa pequeña. El santo cuerpo permaneció oculto en este lugar por espacio de muchos siglos hasta que fue mostrado en una visión a un monje del monte Horeb. Vivían allí varios monjes, bajo la obediencia de un abad. El monje manifestó al abad la visión que había tenido, y se vio que al mismo tiempo otro monje había tenido la misma revelación. Les mandó el abad bajo obediencia que fueran a buscar el cuerpo de la Santa. Fueron conducidos en brazos por los ángeles a lo alto de la cumbre, los cuales abrieron el sepulcro y tomando uno de los monjes la cabeza de la Santa y el otro el cuerpo, fueron conducidos de nuevo en brazos de los mismos ángeles al pie de la montaña. Allí en la falda del monte Sinaí levantaron una capilla para que descansara el sagrado cuerpo. El monasterio de estos monjes fue posteriormente destruído.
Santa Catalina mártir es patrona de la elocuencia, de los filósofos y de los predicadores.

Oración de Santa Catalina de Alejandría antes del Martirio

"Dios mío, escúchame y, por tu amor, concede a cuantos se acuerden de mí, la abundancia de pan y la salud de su cuerpo. Aleja de nosotros toda enfermedad, todo desastre y concede a cuantos veneren mi martirio no morir de repente ni perder ningún miembro...
Que las mujeres que están en cinta no aborten ni mueran en el parto.
Que nuestro pueblo y nuestro país no pase necesidad.
Que los consuelos del cielo desciendan sobre nosotros y concede a mis devotos la remisión de los pecados. Si alguno se acuerda de tu sierva Catalina en la hora de la muerte, concédele que tus ángeles le conduzcan al santo reposo del paraíso."

Luigi y María Beltrame Quattrocchi, primer matrimonio beatificado conjuntamente


(1880 - 1951 y 1884 - 1965)
Vivieron «una vida ordinaria de manera extraordinaria»

Beatos Luigi y María Beltrame QuattrocchiSan Juan Pablo II vio cumplido uno de los sueños de su pontificado el 21 de octubre de 2001: elevar a la gloria de los altares a un matrimonio conjuntamente. Aunque existen otros casos de santidad de matrimonios reconocidos oficialmente por la Iglesia, es la primera vez que la ceremonia de la beatificación se realiza de manera conjunta. Y fue precisamente en el marco de la celebración del 20 aniversario de la publicación de la "Familiaris consortio", el documento sobre la vida matrimonial más importante que ha escrito Juan Pablo II, que sitúa en su lugar el papel de la familia "particularmente amenazado en la sociedad actual". Con esta beatificación, el Papa Juan Pablo II subrayó también que la santidad no es exclusiva de la vida sacerdotal y religiosa.
Ante el aumento "de las tendencias a la disgregación y corrientes que buscan equiparar la institución familiar fundada sobre el matrimonio con otros tipos de convivencia, es necesario que las familias y sus asociaciones se conviertan en promotoras de una nueva era de compromiso por una eficaz defensa de los valores familiares".
Los nuevos beatos Luigi Beltrame Quattrochi y María Corsini, oriundos de Roma, casados durante cincuenta años, supieron hacer extraordinaria su ordinaria vida de casados fundada en el auténtico amor. Tres de sus cuatro hijos viven y participaron en la ceremonia de la beatificación. Filippo y Cesare, sacerdotes, concelebraron la misa con el Papa. Enrichetta, la hija menor, la siguió entre los miles de peregrinos que llenaban la basílica de San Pedro.
Su camino de santidad lo resumió Juan Pablo II en la homilía: "Entre las alegrías y las preocupaciones de una familia normal supieron realizar una existencia extraordinariamente rica de espiritualidad. En el centro, la Eucaristía diaria, a la que se añadía la devoción filial a la Virgen María, invocada con el Rosario recitado todas las noches, y la referencia a sabios consejos espirituales... Estos esposos vivieron a la luz del Evangelio y con gran intensidad humana el amor conyugal y el servicio a la vida. Asumieron con plena responsabilidad la tarea de colaborar con Dios en la procreación, dedicándose generosamente a los hijos para educarlos, guiarlos, orientarlos, en el descubrimiento de su designio de amor".
María era profesora y escritora de temas de educación, comprometida en varias asociaciones, entre ellas la Acción Católica Femenina, y apasionada de la música.
Luigi fue un brillante abogado que culminó su carrera en el cargo de viceabogado general del Estado italiano. Fue amigo personal de muchos de los políticos que, después de la segunda guerra mundial, impulsaron el renacimiento de Italia tras el fascismo de Mussolini, como Alcide de Gasperi, o Luigi Gedda.
Tuvieron cuatro hijos: Filippo hoy padre Tarsicio , nacido en 1906; Stefanía sor María Cristina , nacida en 1908 y fallecida en 1993; Cesare padre Paolino , nacido en 1909, y Enrichetta, que nació en 1914.
Un detalle del espíritu que caracterizó a este matrimonio se puso de manifiesto durante la Segunda Guerra Mundial, cuando esta familia ofreció su piso de Roma para alojar a los refugiados.
Según el padre Paolino Rossi, postulador de la causa de beatificación, "los dos esposos fueron cristianos convencidos, coherentes y fieles a su propio bautismo. Supieron acoger el proyecto de Dios sobre ellos y respetaron su prioridad. Fueron personas de gran caridad, entre sí, con los hijos y con el prójimo, promoviendo el bien y la justicia. Fueron personas de esperanza, que supieron dar el justo significado de las realidades terrenas, con la mirada puesta siempre en la eternidad". Estos dos nuevos beatos proclaman al mundo "un mensaje de esperanza, de consuelo y apoyo a la familia cristiana, asaltada hoy por tantos problemas y asediada en sus valores fundamentales, en su ideal, en su configuración genuina".
Y otra peculiaridad resaltada por el padre Rossi: la Congregación para las causas de los santos aceptó un solo milagro para los dos siervos de Dios. Se trata de Gilberto Grossi, un joven que hoy es neurocirujano. En el momento en que lo experimentó trabajaba en la casa Beltrame Quattrocchi catalogando los escritos de los dos esposos. "Su invocación a Dios por la curación de alteraciones óseas, que con frecuencia le obligaban a permanecer inmóvil, fue dirigida por intercesión de ambos cónyuges", dice el padre Rossi. Y "al reconocer su común intercesión, podemos decir que los teólogos han subrayado que los esposos no sólo están unidos en una dimensión humana, sino también espiritual".
Como concluyó Juan Pablo II, "una auténtica familia, fundada en el matrimonio, es en sí misma una BUENA NOTICIA para el mundo".

TESTIMONIO DEL P. PAOLINO  BELTRAME QUATTROCCHI

El Padre Paolino (Cesare Beltrame Quattrocchi), de 92 años, es uno de los tres hermanos que han podido participar por primera vez en la historia en la beatificación de sus padres. Con sencillez, recuerda la figura de los beatos Luigi y María:
Si bien nunca hubiera imaginado que un día serían proclamados santos por la Iglesia, puedo afirmar sinceramente que siempre percibí la extraordinaria espiritualidad de mis padres.
En casa siempre se respiró un clima sobrenatural, sereno, alegre, no beato. Independientemente de la cuestión que debíamos afrontar, siempre la resolvían diciendo que había que hacerlo "de tejas para arriba".
Entre papá y mamá se dio una especie de carrera en el crecimiento espiritual. Ella comenzó en la parrilla de salida, pues vivía ya una intensa experiencia de fe, mientras que él era ciertamente un hombre bueno, recto y honesto, pero no muy practicante.
A través de la vida matrimonial, con la decisiva ayuda de su director espiritual, también él se echó a correr y ambos alcanzaron elevadas metas de espiritualidad.
Por poner un ejemplo: mamá contaba cómo, cuando comenzaron a participar diariamente en la misa matutina, papá le decía "buenos días" al salir de la iglesia, como si sólo entonces comenzara la jornada. De las numerosas cartas que se dirigieron, que hemos podido encontrar y ordenar, emerge toda la intensidad de su amor.
Por ejemplo, cuando mi padre se iba de viaje a Sicilia, era suficiente que llegara a Nápoles para que enviara un mensaje, en el que contaba a su mujer lo mucho que la echaba de menos. Este amor se transmitía tanto hacia dentro durante los primeros años de matrimonio vivían también en nuestro piso los padres de ambos y los abuelos de ella como hacia fuera, con la acogida de amigos de todo tipo de ideas y ayudando a quien se encontraba en la necesidad.
La educación, que nos llevó a tres de nosotros a la consagración, era el pan cotidiano. Todavía tengo una "Imitación de Cristo" que me regaló mi madre cuando tenía diez años. La dedicatoria me sigue produciendo escalofríos: "Acuérdate de que a Cristo se le sigue, si es necesario hasta la muerte".

EL MATRIMONIO, SACRAMENTO DE MUTUA   SANTIFICACIÓN Y ACTO DE CULTO

Fuente y medio original de propia santificación para los cónyuges y para la familia cristiana es el sacramento del matrimonio, que presupone y especifica la gracia santificante del bautismo. En razón del misterio de la muerte y resurrección de Cristo, donde se sitúa nuevamente el matrimonio cristiano, el amor conyugal es purificado y santificado: "El Señor se digna purificar, perfeccionar y elevar este amor por un don especial de su gracia y la caridad" (GS 49).
El don de Jesucristo no se agota en la celebración del sacramento del matrimonio, sino que acompaña a los esposos a lo largo de su existencia. Lo recuerda de manera explícita el Concilio Vaticano II al decir que Jesucristo "permanece con ellos, para que los esposos, con mutua entrega, se amen con perpetua fidelidad, como él mismo ha amado a la Iglesia y se entregó por ella... Por ello, los esposos cristianos, para cumplir con dignidad los deberes de su estado, están fortificados y como consagrados por un sacramento especial. Cuando realizan su función conyugal y familiar con la fuerza de este sacramento, imbuidos del espíritu de Cristo, con el que toda la vida queda empapada en fe, esperanza y caridad, llegan cada vez más a su pleno desarrollo personal y a su mutua santificación, y, por tanto, conjuntamente a la glorificación de Dios" (GS 48).
La vocación universal a la santidad también está dirigida a los esposos y padres cristianos.
Para ellos está determinada por la celebración del sacramento y traducida concretamente en las propias realidades de la existencia conyugal familiar (LG 34). De aquí nacen la gracia y la exigencia de una auténtica y genuina espiritualidad conyugal y familiar... El matrimonio cristiano, como todos los sacramentos que "están ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo y, finalmente a dar culto a Dios" (SC 59), es en sí mismo un acto de culto de glorificación de Dios en Jesucristo y en la Iglesia. Al celebrarlo, los cónyuges cristianos profesan su gratitud a Dios por el don sublime que les es dado de poder revivir en su existencia conyugal y familiar el amor mismo de Dios hacia los hombres y del Señor Jesús, por la Iglesia, su esposa.
Y como del sacramento derivan para los cónyuges el don y el deber de vivir diariamente la santificación recibida, del mismo sacramento brotan también la gracia y el compromiso moral de transformar su vida en un continuo sacrificio espiritual (LG 34).
También a los esposos y los padres cristianos, de manera especial en estas realidades terrenas y temporales que caracterizan su existencia, se aplican las palabras del Concilio: Igualmente los laicos, obrando santamente como adoradores en todo lugar, consagran a Dios el mismo mundo" (LG 34).
(Exhortación apostólica "Familiaris consortio", de Juan Pablo II, n. 56)

Fe y Esperanza en Dios




Santísima Trinidad
Cuando ya no puedas más, cuando veas que todo sale mal y sólo veas nubes oscuras..., cuando sientas que estás solo en este mundo, incluso cuando estés tentado a creer que Dios se ha olvidado de ti..., Él a tu lado está, siempre ha caminando junto a ti, sus huellas siempre están junto a las tuyas.
Y si no lo sientes ahí, es porque te has alejado, porque no le das oportunidad de hablarle, porque siempre estás muy ocupado.
Tal vez porque te has cansado, o simplemente porque eres humano y te has equivocado.
Pero hoy es el día para levantarte, el día para volver, la oportunidad de mejorar.
Busca en tu corazón y encontrarás un vacío con forma de Dios, tan inmenso como Él mismo, y es por eso que no lo has podido llenar.
¿Deseas ser completo? Permite a Dios entrar en tu corazón, y hasta entonces, sólo hasta entonces, verás que siempre te ha acompañado y a tu lado ha caminado.
Quítate tus cadenas, tus rencores, odios y resentimientos, para que puedas caminar libre al lado de tu Creador.
Mereces ser feliz..., para eso fuiste creado.
FE ES...


Creer en lo que no se puede ver
Es guardar la calma cuando todo es turbulento.
La fe no es pasiva, ¡es poner las creencias en práctica!
Tener fe es pedir lo que se necesita.
La fe es oír lo imperceptible, creer lo increíble y recibir lo imposible.
La fe va en contra de las expectativas y condiciones naturales.
Tener fe es crear un vacío en el corazón para que lo llene Dios.
Tener fe no es simplemente que Dios pueda hacer algo, sino que lo hará.
Con fe, la respuesta no sorprende, ya se sabía que sucedería.
Tener fe es permanecer en tu puesto cuando todos los demás desertan.
Es quemar las naves para no volver atrás.
Es estar dispuesto a pagar cualquier precio.
Es hacer lo que Dios pide hoy y creer que Él hará mañana lo que ha prometido.
La fe es lo contrario del temor.
Tener fe es elegir a Dios, a pesar de las demás posibilidades.
Es confiar en la palabra de Dios, no en lo que te dicen tus sentidos.
Es estar dispuesto a morir confiando.
¡Esa es la clase de fe con la que se puede obrar curaciones y milagros.
La fe es como un músculo que se vuelve fuerte y flexible al ejercitarlo.
La fe se edifica con el estudio fiel de la palabra de Dios

SAN SATURNINO DE TOLOSA


OBISPO Y MÁRTIR






La ciudad de Toulouse, en el Languedoc francés, muestra con orgullo su magnífica e impresionante catedral —joya del románico— de Saint-Sernin. Tiene cinco naves, vasto crucero y un coro deambulatorio con capillas radiadas.

San Saturnino —nuestro conocido y tantas veces cantado Sanserenín de las canciones y juegos infantiles— fue el primer obispo de esta parte de la Iglesia.

No se conoce nada anterior a su muerte. Todo lo que nos ha llegado es producto del deseo de ejemplarizar rellenando con la imaginación y la fantasía lo que la historia no es capaz de decir. A partir de unos relatos probables se suman otros y otros más que lo van adornando como descendiente de familia romana — el nombre es diminutivo del dios romano Saturno— culta, adinerada, noble e incluso regia hasta llegar a las afirmaciones de Cesareo de Arlés que, nada respetuoso con la cronología, lo presenta candorosamente como oriundo de Oriente, uno más de los discípulos del Señor, bautizado por Juan Bautista, presente en la última Cena y en Pentecostés. Ciertamente es el comienzo de la literatura legendaria.

Lo que consta es que la figura está enmarcada en el siglo III, en tiempos de la dominación romana, después de haberse publicado, en el año 250, los edictos persecutorios de Decio, cuando la zona geográfica de Tolosa cuenta con una pequeña comunidad cristiana pastoreada por el obispo Saturnino que por no caer en idolatría, quemando incienso a los dioses, sufre el martirio de una manera suficientemente cruel para que el hecho trascienda los límites locales y la figura del mártir comience a recibir culto en el interior de las Galias, en la ribera mediterránea y pase también los Pirineos hacia España.

En tiempos posteriores, facilita la extensión de esta devoción el hecho de que el reino visigodo se prolongue hasta España lo que conlleva el transporte de datos culturales; también el peregrinaje desde toda Europa a la tumba el Apóstol Santiago en Compostela hace que los andariegos regresen expandiendo hacia el continente la devoción saturniniana, al ser Tolosa un punto de referencia clásico en las peregrinaciones, y con ello los peregrinos entran en contacto con las reliquias del mártir.

El martirologio romano hace su relación escueta en estos términos: "En Tolosa, en tiempo de Decio, San Saturnino, obispo, fue detenido por los paganos en el Capitolio de esta villa y arrojado desde lo alto de las gradas. Así, rota su cabeza, esparcido el cerebro, magullado el cuerpo, entregó su digna alma a Cristo".

Los relatos siguientes lo presentan atado con cuerdas a un toro que estaba dispuesto para ser sacrificado y que lo arrastra hasta dejarlo muerto y destrozado. Dos valientes cristianas —Les Saintes-Puelles— recogen su cuerpo y lo entierran cerca de la ruta de Aquitania.


El obispo Hilario hizo construir sobre la tumba de su antecesor una pequeña basílica que reformó san Exuperio en el siglo V y que destruyeron los sarracenos en el 711. Edificada lentamente durante el siglo XI, la consagró en papa Urbano II el año 1096 para que, en el 1258, el obispo Raimundo de Falgar depositara en su coro los restos de san Saturnino.