Aunque nuestra boca estuviera
Llena de canto
Como el mar,
Y nuestra lengua de júbilo
Como el bramido de sus olas;
Y nuestros labios, de alabanza
Como la amplitud del firmamento;
Y nuestros ojos resplandeciesen
Como el sol y la luna;
Y nuestros brazos se extendiesen
Como las águilas en los espacios;
Y nuestros pies fuesen ligeros
Como los de los ciervos…
No alcanzaríamos a agradecerte, Adonai,
Dios nuestro y Dios de nuestros padres,
Ni siquiera bendeciría tu Nombre ni en una infinitésima parte,
Por todos los beneficios que recibieron nuestros padres y nosotros
Eternas son tus bondades
Para con todos,
Por eso mis labios no cesan de bendecir
Tu Nombre que es santo.
Amén.
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