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viernes, 28 de febrero de 2014

HOY ES VIERNES, SEÑOR, Y YO TE DOY TODO MI DOLOR




 
Hoy es Viernes, Señor, y yo te doy mi dolor
No soy yo el que voy a Ti. Tú eres el que viene a mi. Te acercas a mí porque sabes de mi sufrimiento, de mi dolor.


Llegué ayer del Hospital a mi casa. Hoy es jueves Señor, y voy a estrenar mi silla de ruedas. Voy a ocupar un lugar del cual ya no me moveré. 

Hoy es jueves y muchas personas al comenzar el día se habrán levantado de su cama, habrán puesto los pies en el suelo y comenzado a hacer una y mil actividades distintas...seguro que no se han detenido a gustar de ese milagro: ¡poder caminar!. A mí me han tenido que traer a esta Capilla para contarte mis "cosas". 

Hoy es jueves Señor, y recuerdo que también era jueves el día en que por primera vez fui a tu encuentro en mi Primera Comunión, después.... ¡cuánto brinco, cuántos juegos, cuántas carreras, cuántos bailes...!. Y años después, la "palomilla" escogió un día jueves para ir por primera vez un rato a la "disco" de moda... 

Hoy es jueves también pero estoy atado a mi silla de ruedas. Voy a estar en ella para siempre. Y hoy, mientras te miro me he puesto a pensar en Ti, Señor, y he sentido que como aquel día de mi Primera Comunión, no soy yo el que voy a Ti. Tú eres el que viene a mi. Te acercas a mí porque sabes de mi sufrimiento, de mi dolor. Y yo te voy a hacer una pregunta, no ¿por qué, por qué a mi?. Eso solo lo sabes Tu. Te voy a preguntar, ¿para qué, para qué me tienes prisionero sin que mis pies vuelvan a pisar el campo, las playas... a correr, a caminar?. Y al hacerte esa pregunta queda inherente a ella mi entrega, mi aceptación, porque en mi se está haciendo Tu voluntad. Y sigue la pregunta, ¿para qué este cambio radical en mi vida?. 

Tu Jesús, me lo vas a decir. Soy todo oídos, mi alma está alerta, mi corazón preparado. Tu me vas a decir qué quieres de mí en esta nueva forma de vida. 

Dicen que hay pocos misioneros, que allá en las tierras donde están hace mucho calor, que se enferman, que sufren... que hasta los matan. Yo puedo ser misionero como lo fue la Santa de Lisieux, la pequeña Teresita sin salir del Convento, porque puedo ofrecer mi inmovilidad por el sufrimiento de unos pies hinchados, cansados de caminar por brechas y caminos lodosos para llevar la Palabra del Señor al corazón de los hombres y mujeres que no lo conocen. 

Señor, tu estás junto a mí y ya me estás hablando... porque antes nunca pensé en estas cosas. Mi vida era alocada, vacía estéril... Ahora soy tierra fértil para la semilla de Tu palabra. La llama del dolor quemó en mi corazón toda la mala hierba y ahora lo siento acrisolado y limpio. Soy hombre nuevo. 

Hoy es jueves, Señor, y voy a tender las alas de mi espíritu para adorarte aquí, para acompañarte en todos los Sagrarios del mundo, para hacerte compañía en Tu soledad, en Tu eterna espera, en Tu absoluta entrega. También te veo en la Cruz, inmóvil, clavado, así... como estoy yo. Y sin embargo tus manos y tus pies clavados nos vinieron a dar la libertad sobre la esclavitud del pecado. Nos dieron el triunfo sobre la muerte y nos hicieron hombres y mujeres nuevos. 

Háblame, Señor, dime que quieres de mi... Hoy es jueves, Señor, y yo te doy mi dolor y Tu a cambio dame conformidad para mi nueva vida y déjame Tu Paz como el mejor de los regalos. 

EL AGRICULTOR




El Agricultor

No, yo no puedo aceptar una recompensa por lo que hice." respondió el agricultor inglés, rechazando la oferta.  En ese momento el propio hijo del agricultor salió a la puerta de la casa  de la familia.

"¿Es ese su hijo?" preguntó el noble inglés.
"Si," respondió el agricultor lleno de orgullo.
"Le voy a proponer un trato. Déjeme llevarme a su hijo y ofrecerle
una  buena educación. Si el es parecido a su padre crecerá hasta
convertirse en un hombre del cual usted estará muy orgulloso."

El agricultor aceptó.  Con el paso del tiempo, el hijo de Fleming el
agricultor se graduó de la  Escuela de Medicina de St. Mary's Hospital en Londres, y se convirtió en un personaje conocido a través del mundo, el notorio Sir Alexander Fleming, el descubridor de la Penicilina.  Algunos años después, el hijo del noble inglés, cayó enfermo de pulmonía.  Que lo salvó? La Penicilina.

El nombre del noble inglés??  Randolph Churchill.
El nombre de su hijo??  Sir Winston Churchill.
Alguien dijo una vez: Siempre recibimos a cambio lo mismo que
ofrecemos.

Trabaja como si no necesitaras el dinero.
Ama como si nunca te hubieran herido.
Baila como si nadie te estuviera mirando.

EL DESEO


El deseo
 


En la edad media, las catedrales góticas eran construidas por varias generaciones. Este esfuerzo prolongado ayudaba a los participantes a organizar su pensamiento, agradecer y soñar.

Hoy el romanticismo acabó, una construcción es apenas un negocio más. Entre tanto, el deseo de construir permanece. Mucha gente dedica el final de sus vidas para terminar una casa, perfeccionar un jardín, levantar una capilla.

También nosotros precisamos ejercer este derecho; si no tenemos una catedral, reconstruiremos nuestro cuarto. Esto nos ayudará a conocer mejor quienes somos. Nos hará modificar una serie de cosas que nos están incomodando.
Tanto las iglesias como los hombres sufren del desgaste del tiempo – es por eso que no se pueden detener nunca.

DISPONIBILIDAD DESDE EL AMOR Y PARA AMAR




 
Disponibilidad desde el amor y para amar
Nunca me sentiré obligado a amar, porque el amor surge desde la libertad.


Sentimos una llamada interior y respetuosa: Dios nos pide un paso más en el camino del amor. ¿Cómo acoger Su voz? ¿En qué manera responderle? 

El corazón necesita abrirse por entero a una experiencia: Dios me ama. Sólo desde la certeza del Amor divino surge la disponibilidad. Sólo desde la escucha del Verbo mi alma comienza a vivir abierta a lo que Dios pueda pedirme cada día. 

Así estamos listos para la escucha, para el discernimiento. El Evangelio nos da las pistas esenciales. El Espíritu Santo hace comprensibles hechos del pasado y del presente que empiezan a tener significado. Un confesor, un amigo bueno, me acompaña en la tarea de comprender qué petición me llega desde el Corazón mismo de un Dios bueno. 

Si hay experiencia del Amor, si hay una disponibilidad madura y generosa, si hemos realizado una correcta lectura de las señales divinas, estamos listos para las decisiones. 

Es cierto: sigo siendo libre. Nunca me sentiré obligado a amar, porque el amor surge desde la libertad y nos lleva hacia la plenitud cuando escogemos bien. Pero esa libertad sólo llegará a ser madura y sana si se mantiene abierta y disponible, como los patriarcas, como los profetas, como la Virgen María, como los Apóstoles y los santos de todos los tiempos. 

Sí, Señor, aquí me tienes, disponible. Acojo tu Amor en mi vida. Acepto todo aquello que me pides para avanzar hacia la verdadera caridad. Ayúdame con tu gracia, ilumina mi inteligencia, da fuerzas a mi corazón. Lánzame a la aventura del amor desde esas palabras que Tú mismo dijiste al hacerte Hombre para salvarme: ¡He aquí que vengo (...) a hacer, oh Dios, tu voluntad! (Hb 10,7). 

LA ADOPCIÓN POR PAREJAS HOMOSEXUALES


 Fuente: Revista Humanitas
La adopción por parejas homosexuales
Los derechos del niño a nacer y vivir en una familia constituida por un hombre y una mujer están sumamente amenazados
 
La adopción por parejas homosexuales
La adopción por parejas homosexuales
El niño no procede de un solo sexo autosuficiente. Necesita que su madre sea una mujer y su padre un hombre. Cada uno de ellos se sitúa así en su identidad y permite al niño diferenciarse subjetiva y socialmente. La homosexualidad complica este proceso y no lo permite.

Los derechos del niño a nacer y vivir en una familia constituida por un hombre y una mujer están sumamente amenazados. Así, la adopción y la posibilidad de utilizar medios de asistencia médica en la procreación (AMP) por personas del mismo sexo, al igual que en el matrimonio, han llegado a ser reivindicaciones políticas. Éstas plantean serias interrogantes que a menudo se han eludido en nombre de la igualdad de derechos de todos los ciudadanos ante la ley. La reflexión es sustituida por un sentimiento de compasión que se resume mediante la siguiente afirmación: "Por cuanto personas del mismo sexo se aman, casémoslas y facilitémosles el acceso a la filiación". Es una formulación rápida y sin pensar, ¿porque se puede tener certeza de que se trata de amor cuando al parecer no se cumplen las condiciones? ¿Se debe legitimar de este modo el deseo de un hijo en su dimensión más imaginaria, desarticulada de la carne? El cuestionamiento va aún más lejos, puesto que, en nombre de una visión discutible de la no discriminación, se da a entender un sentido absoluto de los derechos, un sentido puramente sentimental del matrimonio, de objeto incierto, y una concepción instrumental de los hijos. Los derechos van acompañados de obligaciones y especialmente en relación con los hijos.

Un problema antropológico

Aquí no está en juego lo religioso, como algunos pretenden, sino lo antropológico, en la medida en que la sociedad, pero también el matrimonio y la filiación, sólo pueden apoyarse en un hecho objetivo: la diferencia sexual. La teoría del género que inspira las leyes europeas internacionales afirma que la sociedad ya no debe depender de la diferencia sexual inscrita en el cuerpo, sino de la diferencia de sexualidades, es decir, de orientaciones sexuales. Ahora bien, éstas proceden de pulsiones parciales y son independientes de la identidad del hombre y la mujer, ya que sólo hay dos identidades: de hombre y de mujer. Una pulsión o —en el mismo orden de ideas— una preferencia sexual no constituye una identidad. Creer esto constituye una visión ideológica en contradicción con la condición humana. El hijo proviene de la unión del hombre y la mujer, y de este hecho objetivo se desprende la relación educativa.

El interés del niño es estar en las mismas condiciones de parentesco que entre un padre y una madre. Ciertas encuestas sociológicas han querido mostrar que los niños, al vivir en un ambiente homosexual, no presentaban trastorno afectivo, social ni intelectual alguno; pero sus parámetros están lejos de ser pertinentes y sus conclusiones sirven más bien para justificar presuposiciones que para probar ese estado de hecho. De estos trabajos se desprende una forma de idealismo cuando se pretende que los niños no van a enfrentarse con problema alguno al vivir con personas homosexuales. En otras palabras, quisieran hacernos creer que la relación entre esas personas y los niños será neutra y sin consecuencias notables. En realidad, en relación con otras situaciones, observamos que los niños ya experimentan los efectos de inseguridad de una pareja sin armonía, los efectos de ruptura de la unidad psíquica con el divorcio y los efectos de una crisis de origen en la adopción. ¿Cómo será la situación en un ambiente homosexual con efectos disonantes entre la naturaleza de su origen y de la relación educativa, y cómo denominar a esos dos adultos que se presentan como sus "padres" encontrándose en realidad en un autoparentesco?

Es un "parentesco" autoproclamado por el sujeto a raíz de su deseo de obtener un hijo forzando lo real. La ley civil siempre podrá inventar una ficción jurídica de "parentesco", lo cual en nada cambiará la verdad de la realidad de la generación. La modificación del vocabulario es igualmente extraña cuando el término "parentesco", propio de los padres, los abuelos y los colaterales, es reemplazado por el término "parentalidad" para designar a todos los adultos que pueden sucederse en la vida del niño desempeñando un rol parental. La transformación del lenguaje es indicadora del deseo de modificar el sentido de la familia, que ya no dependería de la relación y de una pareja estable constituida por un hombre y una mujer. No todas las situaciones particulares deben institucionalizarse y menos aún las que son contrarias a la procreación. Querer ser padres como los demás es una ilusión igualitaria, puesto que por encontrarse esas personas fuera del estado conyugal, no pueden serlo en justicia. Está en juego el interés del niño. ¿Cómo no podrá este último plantearse la interrogante sobre la legitimidad de esos adultos del mismo sexo que están con él? ¿Qué estatuto tendrá para el niño la sexualidad unisexual de dos adultos? ¿Cómo podrá él representarse su propia concepción de manera coherente con la concepción universal de la generación? Es engañoso permitir a los niños escuchar que habría diversas formas de concebirlos fuera de una relación constituida por un hombre y una mujer. El deseo de un hijo, muy loable en la vida de un adulto, se presenta a veces en forma muy compleja en una pareja o en la psicología de una mujer y también de un hombre, y aun en mayor medida cuando no pueden concebir hijos en condiciones normales. En las personas homosexuales, este deseo suele ser patético e inquietante, pero, en justicia para el niño, no es pertinente. Una visión igualitaria impide, especialmente en Europa, que los niños sean adoptados y educados únicamente por una pareja constituida por un hombre y una mujer. En nombre de la no discriminación basada en la orientación sexual, se pretende, sin otros elementos de reflexión, que independientemente de su situación, un hombre o una mujer estarían en condiciones de adoptar un niño. Es una visión ideológica que no favorece al niño. Olvidamos que las condiciones en las cuales el niño es adoptado determinan su vida y el destino de su personalidad que se manifiesta muchos años después de la infancia. Esto atañe también a la representación que adopta una sociedad de la filiación.

Como psicoanalista, atiendo a personas homosexuales que se encuentran en distintas situaciones, y con ellas estoy dispuesto a hacer un trabajo sobre su vida psíquica con el fin de mejorar su existencia; pero como ciudadano no puedo concebir que la sociedad, por mediación del legislador, transmita el sentido de la generación situándolo fuera de la diferencia sexual. Pueden existir diversas formas de sexualidad con todos sus problemas psicológicos, antropológicos y morales; pero sólo hay dos sexos y este dato del hombre y la mujer tiene ya un sentido en sí mismo y para la generación que no correspondería modificar a merced de las fantasías y las frustraciones de unos y otros. El derecho del niño debe ser siempre prioritario en nuestra reflexión.

Las necesidades, el interés del niño y la coherencia del sentido de filiación requieren más bien racionalidad que meras reivindicaciones subjetivas. Sería por lo demás profundamente discriminatorio, injusto e ilegítimo en relación con los derechos del niño privar a éste de la alteridad sexual en su familia, constituida por un hombre y una mujer. Todas las compensaciones sociales imaginables jamás podrán sustituir la experiencia más allá de lo subjetivo que el niño podrá tener a partir de la relación de su madre con su padre. El interés superior del niño se sitúa en esta perspectiva y no en el envolvimiento afectivo de dos personas del mismo sexo. La interrogante que se plantea no es saber si esas personas serán generosas, leales y honestas con el niño, sino saber en qué estructura relacional se encontrará. La sociedad actual tiene más tendencia a privilegiar las aspiraciones afectivas de los adultos sin discernimiento alguno que a definir la filiación a partir de las necesidades y derechos del niño, que limitan con todo el narcisismo invasor de los adultos.

La preeminencia de la no diferenciación sexual en el discurso social

En la perspectiva de la filosofía de la deconstrucción, actualmente se está pasando por una etapa conceptual encaminada a no tener que seguir hablando de orientaciones sexuales, afirmándose que la personalidad del sujeto se construye en la no diferenciación sexual, dejándose así abiertas todas las opciones posibles, mientras el deseo, calificado como orientación sexual, no proviene de una opción sino de un determinismo psíquico, que en muchos casos puede modificarse hacia la madurez de la heterosexualidad. Por consiguiente, el debate ya no está orientado hacia la diferencia sexual o las orientaciones sexuales (los deseos), sino hacia el estado original de la sexualidad, que debería concebirse de acuerdo con las categorías de la no diferenciación.

Estamos en una sociedad que cultiva lo infantil hasta el punto de hacer creer que la finalidad de la sexualidad sería mantenerla en sus comienzos: aquella de la economía de lo infantil basada en las pulsiones parciales, lo imaginario, la captación violenta del otro y las intrigas edípicas. En esta lógica de la no diferenciación primitiva, cada uno es remitido a la supuesta opción de su orientación sexual, que constituirá su identidad. La homosexualidad sería una alternativa de la heterosexualidad, dependiendo la primera de una identificación parcial basada en un conflicto psíquico y articulándose la otra precisamente de acuerdo con la identidad masculina o femenina. El resto de las reivindicaciones se desprende casi automáticamente en cuanto el matrimonio y el niño deben ser materia de las necesidades subjetivas de cada uno y ya no del sentido del bien común y del interés del niño. La pretensión de igualdad de derechos en este ámbito desarrolla el sentimiento de la supremacía de la satisfacción con un solo sexo autosuficiente y hegemónico. El sujeto se encuentra así en la negativa de la carencia, imaginando que todo es susceptible de consideración hasta tomar posesión por todos los medios de un niño en detrimento de aquello que le da fundamento y lo estructura objetivamente. Una filiación estable jurídicamente en el marco de la monosexualidad es un acto intrínsecamente perverso en el sentido que está al margen de una relación auténtica compartida entre un hombre y una mujer. Únicamente la unión de ambos es el porvenir de la humanidad.

El problema aquí planteado en cuanto al carácter pertinente del matrimonio y la adopción por personas homosexuales no está vinculado con la persona homosexual, que no debe ser puesta en tela de juicio —aun cuando es preciso preguntarnos lo que es y lo que representa psicológica y antropológicamente la homosexualidad—, sino con el hecho de querer redefinir la pareja, la relación conyugal y la familia a partir de la homosexualidad e imponer esto en la ley, lo cual es estructural y éticamente antinómico y por tanto inauténtico. El legislador hace perder toda credibilidad a la ley cuando inscribe en el código civil dos principios contradictorios, uno de los cuales se basa en la diferencia objetiva de la alteridad sexual y el otro depende de un deseo que no representa fundamento alguno posible en el vínculo social.

Es preciso asimismo destacar que la homosexualidad, independientemente de su origen, no es un derecho proclamado sin razón por la Carta europea en nombre de la no discriminación, sino una peculiaridad que no puede ser el origen de la pareja, el matrimonio o el parentesco. El lenguaje y la ley civil pueden hacer trampas con las realidades de la vida, pero eso en nada modifica las condiciones humanas permanentes, que en uno u otro momento de la historia se recuerdan a la conciencia universal.

La confusión de principios en este aspecto sólo puede oscurecer y fragilizar el marco propio de la sociedad, desestabilizando la pareja, el matrimonio y la familia, que no están a libre disposición del legislador y el poder político para que éstos cambien su naturaleza. Éstos tienen la responsabilidad de crear leyes en coherencia con la naturaleza altero sexual del matrimonio y la familia. Su transgresión favorece una confusión en la diferencia de generaciones e insinúa la endogamia de la misma con lo semejante, suscitando la inseguridad y acentuando la violencia en las relaciones humanas. Basta observar en qué condición moral se encuentran los países desarrollados cuando las políticas pasan por alto la condición humana permanente.

El divorcio, al provocar el estallido de las familias debido a la fragilidad de la pareja, es una fuente profunda de incertidumbre y pérdida de las señales estructurantes. Son numerosos los niños provenientes de la muerte del ser familiar que al llegar a adultos establecen su árbol genealógico con el fin de situarse en la sucesión de los vínculos carnales y reconocerse en la encarnación de su filiación. ¿Qué ocurrirá con los niños provenientes de técnicas de asistencia para la procreación y los niños adoptados en un contexto homosexual, que serán hijos e hijas de nadie, es decir, de la desencarnación y la negación de la diferencia sexual? ¿Cómo podrán encontrar la respuesta para sus preguntas al estar insertos en el carácter unisexual de los adultos, que no pueden simbolizar ni la alteridad sexual ni el parentesco? Aparecen como hermanos o hermanas mayores sin sexo conyugal y sin ser capaces de inscribirlos en la diferencia de los sexos y las generaciones. Juegan al papá y la mamá como niños alienados en su complejo incestuoso. Sólo en los cuentos de hadas y en la psicosis nacen los niños fuera de una expresión sexual, asumiéndose de este modo todas las fantasías primarias de la procreación en la psicología infantil.

El feminismo y las reivindicaciones homosexuales son la traducción de la ideología de la desexualización del proceso generativo y de la negación de la diferencia sexual: un rechazo del dato corporal a partir del cual sobreviene la vida. El desprecio por el sexo carnal y por el encuentro íntimo entre el hombre y la mujer dice mucho sobre el temor y el rechazo que inspira el hecho de cerrarse en lo unisexual. Una filiación inscrita fuera de los cuerpos sexuados de la alteridad masculina y femenina es delirante. La visión ideológica del género reemplaza el sexo por una sexualidad construida sólo socialmente. Además, en nombre de la paridad y la igualdad, se considera que todo es realizable, independientemente de la condición en la cual cada uno se encuentre. Esta visión totalitaria de la igualdad es tanto más perjudicial en la medida en que ya no se articula a partir del carácter complementario de los sexos que regula y relativiza un solo sexo, con el riesgo de tomarse como propia referencia, sino a partir del sentimiento de omnipotencia de un sexo, que tendría todas las aptitudes. Dos personas del mismo sexo carecen del poder de procreación entre ellas, del carácter simbólico desarrollado como extensión de la generación y de una verdadera relación educativa con aportes psicológicos estructurantes por ser complementarios. Es extraño querer negar la diferencia sexual en la pareja, el matrimonio, la filiación y el parentesco y pretender imponerla donde no es necesaria, en diversos sectores de la empresa y la vida social y política. Es igualmente sintomático constatar que mientras más se niega la diferencia sexual, en mayor medida el discurso social hace un elogio de la diversidad, especialmente diversidades familiares que ya no estarían basadas en la familia natural (pareja hombre/mujer, lazos de sangre), sino que también corresponderían a los deseos de unos y otros y las situaciones en las cuales están implicados.

Las series de televisión exaltan todos estos casos particulares sumamente minoritarios, pero sobre los cuales se quisiera hacer referencias entre otros, si bien no es así como vive la gente o espera realizarse. Hay una diferencia profunda entre la familia natural y situaciones peculiares, es decir, accidentales. El matrimonio y la familia se definen universalmente a partir de la alianza entre el hombre y la mujer y no de acuerdo con casos particulares, que en su mayoría no siempre son estructurantes para el sujeto ni para el vínculo social. La sociedad debe apoyar a menudo estos casos particulares y tiene razón al hacerlo, pero esto tiene un costo financiero, social y simbólico importante. Los estudios muestran que el matrimonio es una fuente de seguridad y expansión cuando los sujetos saben elaborar las distintas etapas afectivas. Es también una fuente de enriquecimiento económico para los cónyuges y la sociedad, mientras el divorcio empobrece a la familia. Corresponde entonces a la ley proteger al niño de tal manera que disponga de un padre y una madre.

El sentido de la pareja y la familia inaplicable a la homosexualidad

No podemos limitarnos al sentido del lenguaje cuando se aplican a una asociación monosexuada, es decir, homosexual, las mismas características que a una unión constituida entre un hombre y una mujer. Hay una diferencia cualitativa y de naturaleza en la cual están en juego al mismo tiempo componentes psicológicos no comparables y un sentido ético con una medida que no les es común. Así, la noción de pareja y la de familia nada tienen que ver con estas dos realidades. Dos personas del mismo sexo (que califico como dúo1) se encuentran en una monosexualidad en la cual están ausentes la alteridad sexual y la pareja generadora. No constituyen ni una pareja, ya que no hay alteridad ni complementariedad, ni una familia, puesto que el niño no proviene de dos personas del mismo sexo. No se concibe a otro con un igual. En otras palabras, la expresión del amor implica la diferencia sexual para ser fértil y fecunda en muchos aspectos, y el niño necesita proceder de un hombre y una mujer para inscribirse en la sucesión de las generaciones y la historia, y estar en su coherencia psicológica. Necesita encontrar materiales psíquicos en ambos. Dos hombres o dos mujeres junto a un niño lo privan de los datos estructurales de lo real, lo cual tendrá un costo psíquico y social.

El discurso del ambiente, como lo destaqué en mi libro ´La diferencia prohibida´, al apoyarse en la teoría del género, que minimiza el sentido de la diferencia social en el vínculo social, produce discursos irrealistas y delirantes, separando la procreación de la diferencia sexual. Semejante segmentación de la sexualidad es y será fuente de violencias cuyos efectos se constatan entre los más jóvenes. La violencia que se desarrolla en los jóvenes es, entre otras cosas, expresión de una carencia del marco propio de la sociedad, que es desestabilizado por leyes patógenas. En otras palabras, al crear leyes contrarias al bien común, al sentido ético de la pareja y la familia y a las necesidades psíquicas, el legislador produce enfermedad en el vínculo social y la sociedad. Crea un sentimiento que niega realidades humanas estructurantes y es fuente de inseguridad y desocialización. Por este motivo, "la homoparentalidad", por mucho que esta noción tenga un sentido, es una mentira social, ya que el niño no se concibe ni se educa a partir de un solo sexo. Esto es privarlo de una dimensión esencial de lo real que no podrá compensar la presencia en su medio social de personas del otro sexo. El niño sólo se desarrolla positivamente en la doble identificación con su padre y su madre, quienes —es preciso recordar— son un hombre y una mujer. Son los únicos que pueden proporcionarle los materiales psíquicos y simbólicos que necesita para desarrollarse.

En ningún caso, la no diferenciación sexual y la homosexualidad pueden inspirar leyes en materia conyugal y familiar sin que a largo plazo veamos desarrollarse confusiones de identidad y personalidades de carácter psicótico, es decir, que carecen de sentido de la realidad y se mantienen en posturas imaginarias. Una sociedad sin sentido de la diferencia sexual pierde el sentido de la alteridad, la verdad y la realidad de las cosas. Se manifiesta en particularidades singulares que no representan interés alguno para los fines de la sociedad y en nada participan en el desarrollo de la personalidad. En la negación de la diferencia sexual y en la complacencia de la inmadurez afectiva de la no diferenciación sexual, las personas ya no pueden hacer las distinciones elementales y la sociedad se disuelve relacionalmente. La visión monosexual de sí mismo y su existencia inscrita en la ley es un verdadero disolvente social, ya que no da testimonio de la alteridad sexual, que por sí misma fundamenta el matrimonio y la generación. La vida comienza con el encuentro de un hombre y una mujer. Su relación es el símbolo de la apertura al otro, a la generación y a la vida, apertura que la sociedad necesita para asegurar la convivencia y el respeto por el bien común.

El niño no es un derecho

La igualdad de derechos ante la ley no significa que todas las situaciones son equivalentes y las personas pueden beneficiarse de los mismos derechos. Creemos de manera ilusoria que mientras más deseado es un niño, en mayor medida eso es testimonio de posibilidades de desarrollo para él. Debemos ciertamente prestar atención a la calidad del deseo, pero también y sobre todo saber si el niño es reconocido por sí mismo. A menudo, las interrogantes están ocultas detrás de una visión sentimental, asegurándonos que será más "amado" por personas homosexuales que lo "desean" que en una pareja que se desgarra en su relación. No reside en eso el problema, sino más bien en saber en qué estructura de relaciones será incorporado el niño. El niño no puede ser concebido y adoptado en cualesquiera condiciones. En vez de instalarse en la omnipotencia de los deseos, sería más humano, más auténtico y más realista aceptar renunciar a ellos cuando no se cumple con las exigencias en vez de tratar de forzar, incluso violar lo real.

La filiación no se define a partir de la infertilidad, la adopción y un solo sexo. Es más bien la adopción lo que debe definirse a partir de una pareja generadora constituida por un hombre y una mujer, que hace legible el origen requerido por el niño para orientarse carnalmente.

Hasta ahora se tenía razón al exigir un criterio de sexualidad de los solteros para adoptar a un niño con el fin de que sea educado por personalidades y en un medio donde la alteridad sexual es íntimamente integrada y aceptada. Sería preciso volver a eso.

El niño se diferencia gracias a su padre y su madre

Cuando examinamos las motivaciones de las personas homosexuales que desean un niño, pareciera que éste no se concibe como tal, sino que es instrumentalizado para apoyar a los adultos. En un contexto unisexual, el niño es más bien el referente social que sirve para validar el reconocimiento de la homosexualidad. Se trata de un fenómeno de mimetismo en que se aspira a ser como todo el mundo. Para un niño, es bien difícil diferenciarse siendo presa de un juego de identificación en un espejo sin apertura a la alteridad sexual, ya que ésta no existe íntimamente para dos personas del mismo sexo. Corre riesgo de desarrollar confusiones sobre su origen y su identidad, y sobre el sentido de su filiación, desvirtuada con dos personas semejantes.

El niño integra de mejor manera el fenómeno edípico en una pareja generadora mientras uno de los componentes de la homosexualidad está vinculado, entre otros, con la negación de este complejo. La personalidad se mantiene así en la economía de la sexualidad infantil. El niño puede reconocerse de mejor manera en su identidad y en su lugar diciéndose: "Soy una niña, soy un niño, y más tarde seré un hombre como mi papá y una mujer como mi mamá". Este discurso es difícilmente sostenible con dos adultos del mismo sexo.

La unisexualidad de los adultos está dentro de un sistema de relación sin alteridad, que mutila en el niño numerosas dimensiones de lo real. La aceptación, por ejemplo, de la diferencia sexual es uno de los primeros límites que el niño descubre a través de sus padres. Está inscrita en el cuerpo. Si soy una niña, no puedo ser un niño y viceversa. Someter a revisión el parentesco basado en la diferencia sexual equivale a hacer creer al niño que sus deseos son ilimitados. El reconocimiento por parte del niño de la diferencia sexual le permite formar su inteligencia y tener acceso a la capacidad de hacer las distinciones estructurales y conceptuales.

Será capaz de distinguir lo real de lo imaginario, la verdad de las cosas, su coherencia y su lógica sin tener que hacer trampas con las ideas, desvirtuar el juicio y manipular a los demás y las informaciones. Esto tiene relación con la verdad de su filiación, por cuanto un sujeto se organiza psicológicamente, entre otras cosas, a partir del sentido de su filiación y de lo intergeneracional. En una relación monosexual, el niño no dispone de un verdadero parentesco en sentido amplio: a menudo será imaginario y sin arraigo localizable. "La homoparentalidad" es una visión idealista del parentesco, que desencarna al niño.

Una sociedad que transgrede los interdictos principales y utiliza el precepto paradojal

Una inquietante constatación se impone al observar que el poder político restringe cada vez más su acción, cuando no quiere legislar en el sentido del interés general que está en juego, sino en el de las costumbres, y esto en contradicción con la libertad de los ciudadanos, con las estructuras fundadoras de la pareja, el matrimonio y la familia y con los derechos y los intereses de los niños. De este modo el legislador desestabiliza el marco propio de la sociedad instituyendo en las leyes transgresiones mayores.

La sociedad se apoya en interdictos estructurantes, como la prohibición del incesto o el homicidio, y el respeto por la diferencia de los sexos y las generaciones. Ante estos interdictos que favorecen la vida, el legislador expresa preceptos paradojales, ya que al mismo tiempo recuerda el interdicto del homicidio y crea derogaciones específicas para suprimir niños en gestación mediante el aborto, para hacer experimentos con embriones y restablecer el eugenismo con el DPI (diagnóstico preimplantatorio), con miras a suprimir los embriones con riesgo de deformación hasta la trisomía 21. Procederá de la misma manera con la diferencia sexual, afirmando que el matrimonio confirma la institución conyugal entre un hombre y una mujer, y creando simultáneamente un contrato de sociedad (forma de unión civil) en el cual se atribuyen los mismos derechos que en el matrimonio, excepto la filiación en algunos países. En numerosos Estados, se aprueban leyes de excepción que procuran esquivar el edificio legislativo en relación con la familia para así permitir a personas homosexuales adoptar niños.

La homosexualidad no es un principio para educar a los niños

Los medios de difusión y los militantes de las asociaciones homosexuales se otorgan incluso la facultad de trivializar la homosexualidad en numerosas series de televisión y en debates que evaden la problemática psíquica que está en juego, y de incluso propagarla en las escuelas. Una cosa es hacer un llamado a respetar a las personas y otra es permitir el matrimonio y la filiación a personas del mismo sexo e incluso imponer la homosexualidad entre los niños y los adolescentes en el ámbito escolar. Los jóvenes se encuentran a menudo en períodos de maduración afectiva y en el proceso de su identificación homosexuada (que no es todavía la homosexualidad) para adquirir confianza en su identidad. En vez de ayudarlos a encaminarse hacia la heterosexualidad, se les presenta la homosexualidad como una alternativa, cosa que no es así, lo cual les provoca una regresión, erotizando sus identificaciones iniciales. La mayoría de los jóvenes sale de esas sesiones ocultando sus sentimientos de rebeldía al ser manipulados de ese modo, ya que saben muy bien que los quieren llevar a un terreno que no representa una verdadera realización afectiva. A los medios de difusión y a los militantes de esta causa se les percibe como personas que desean justificar a cualquier precio una situación cuya base es problemática. Para los niños y los adolescentes, una pareja y una familia son un hombre y una mujer. El resto es un engaño social y un asunto de conveniencia ajeno al matrimonio y el parentesco. Bajo pretexto de lucha contra "la homofobia", la escuela se convierte así en objeto de influjos ideológicos, lo cual es una excusa para imponer una peculiaridad y despojar a los padres de su educación.

La homosexualidad no puede convertirse en principio educativo, ya que está al margen de la norma de lo que constituye una pareja y una familia. Los niños y los adolescentes ya tienen dificultades para representarse lo que puede ser la vida sexual entre un hombre y una mujer, y la situación se complica aún más cuando se trata de dos personas del mismo sexo. Por lo demás, los niños perciben claramente que hay una incoherencia entre el hecho de ser padres y la manera de ejercer su sexualidad. En otras palabras, la adopción de los niños exige un criterio de sexualidad para que su vida sea confiada a adultos que están en la misma situación que para concebir un hijo entre un hombre y una mujer. Por este motivo, la escuela debe sobre todo considerar la preeminencia del sentido de la pareja y la familia constituidas por un hombre y una mujer.

Conclusión:

Es de interés para la sociedad referirse a la diferencia sexual en vez de instalarse en la no diferenciación sexual.

La negación de la diferencia sexual y la afirmación de la no diferenciación sexual desarrollan un sentimiento de omnipotencia que genera desventajas e impide al niño tener acceso a una visión adecuada de la realidad y sus límites. ¿Acaso la única interrogante consiste en saber en qué estructura relacional debe inscribirse el niño?

La respuesta está en los datos de lo real. El niño no procede de un solo sexo autosuficiente. Necesita que su madre sea una mujer y su padre un hombre. Cada uno de ellos se sitúa así en su identidad y permite al niño diferenciarse subjetiva y socialmente. La homosexualidad complica este proceso y no lo permite. Es una peculiaridad personal basada en una sexualidad ajena a la concepción, a la transmisión de la vida y a la educación de los niños. No habría alteridad sexual en la vida intrapsíquica de los adultos con los cuales el niño compartiría su existencia. Socialmente, no constituye una diferencia, como se pretende, y es la negación de todas las diferencias conyugales y parentales.

Por consiguiente, no se puede definir racionalmente el parentesco y la filiación simple o plenaria, y menos aún la educación de los niños a partir de la homosexualidad, independientemente de su origen, bajo pretexto de un hipotético bienestar afectivo.

Los derechos y el interés del niño tienen prioridad ante las exigencias subjetivas de los adultos. El interés del niño es estar incorporado en una relación que se inscribe en la continuidad de su concepción entre un hombre y una mujer. El derecho y el interés del niño son los criterios de discernimiento que limitan el derecho al niño de los adultos.

¿CAMBIAR?



¿Cambiar?
Autor:  Padre Ignacio Larrañaga


No se puede cambiar. Los códigos genéticos acompañan a la persona desde el nacer hasta el morir. No se puede cambiar; se puede mejorar.

Cuentan que tal persona, insoportable si las hay, luego de una recepción espectacular del Espíritu Santo, cambió completamente, tornándose en una persona encantadora. Cambió completamente; es verdad, sin embargo, no cambió nada —digo yo—. Supongamos que la tal persona, después de unos años de aquella fulgurante conversión, abandona todo trato personal con el Señor, veremos cómo vuelve a ser la insoportable de antaño y cómo comienza a soltar sapos y culebras por todas partes: ¿Cambió? No cambió nada.

Y no hace falta acudir a ejemplos ajenos. Usted (lector o lectora) y yo lo sabemos por experiencia propia. Cuando, por las razones que sea, abandonamos la vida de oración por un lapso de tiempo más o menos largo, ¡cómo nos renace el amor propio! ¡Cuánto nos cuesta perdonar! ¡De qué manera el disgusto más pequeño nos hace polvo! ¡Cómo por cualquier cosa nos ponemos impacientes, irascibles, agresivos, intolerantes, nerviosos...!

Si de cambiar pudiésemos hablar, sería en tanto en cuanto en la medida en que Jesús esté vivo y presente en mí: entonces sí; él irá suavizando las aristas, nivelando los desniveles, poniendo amor donde había egoísmo, perdón donde el instinto reclamaba venganza, suavidad donde el corazón exigía violencia.

Supongamos que esta persona nació notablemente rencorosa por una predisposición congénita de personalidad. Ante una grave ofensa surge violentamente en su corazón el impulso de la venganza. Si Jesús está vivo y vibrante en ese corazón, apagará todos los fuegos y, para cuando ese impulso salga al campo del comportamiento, será en forma de perdón y sosiego. Sólo un Jesús vivo en el corazón es capaz de esas alquimias prodigiosas.

Esta otra persona tiene, por constitución genética, una estructura psíquica fuertemente irascible, lo que llamamos una persona de muy mal genio. Ante un estímulo exterior se encienden en su interior todos los fuegos y surge impetuosamente el impulso de la furia. Si Jesús está vivo y sensible en la conciencia, él mismo tomará la iniciativa para apagar todas las llamas, y para cuando esta furia pase al campo del comportamiento, será en forma de mansedumbre, paciencia y bondad.

Este hermano es un individuo típicamente egoísta, de aquella clase de personas que se sirven de todo y no sirven a nadie; sólo preocupado de sí y despreocupado de los demás. Se presenta una oportunidad para actuar, y surge el instinto egoísta en el interior del hermano. Si Jesús está alerta en su conciencia, habrá una metamorfosis, esto es, un morir y un nacer; es decir, las energías egoístas se transformarán en energías de amor por el poder y la magia de la presencia resucitada y todopoderosa de Jesús, y para cuando el impulso egoísta siga al campo de la conducta, será sirviendo a todos y no sirviéndose de los demás, despreocupado de sí y preocupado de los demás: amor.

CAMINO DEL ÉXITO



Camino del éxito


El camino al éxito no es uno recto. 

Existen curvas llamadas FRACASO.

Lomos llamados CONFUSIÓN. 

Reductores de seguridad llamados AMIGOS. 

Luces rojas llamadas ENEMIGOS. 

Luces de precaución llamadas FAMILIA. 

Tendrías gomas vacías llamadas TRABAJO, pero si tienes un repuesto llamado DETERMINACIÓN, un motor llamado PERSEVERANCIA, un seguro llamado FE y un conductor llamado JESÚS llegarías de seguro al lugar llamado ÉXITO.

BIENAVENTURADOS LOS PADRES




Bienaventurados los padres


Comprensivos... 
porque ellos tendrán la amistad de sus hijos. 

Cariñosos... 
porque serán amados por sus hijos. 

Honestos... 
porque tendrán la verdad de sus hijos. 

Que dan buen ejemplo... 
porque los imitarán con alegría. 

Que se entienden... 
porque sus hijos los entenderán. 

Justos... 
porque no serán juzgados por sus hijos. 

Que acompañan a sus hijos... 
porque no se sentirán solos. 

Que apoyan a sus hijos...
porque éstos serán su apoyo.

Que siembran armonía... 
porque cosecharán felicidad. 

Que escuchan a sus hijos... 
porque siempre serán atendidos. 

Que consuelan a sus hijos... 
porque nunca les faltará consuelo. 

Que velan por sus hijos... 
porque podrán cada noche dormir tranquilos. 

Disponibilidad desde el amor y para amar


Nunca me sentiré obligado a amar, porque el amor surge desde la libertad.



Sentimos una llamada interior y respetuosa: Dios nos pide un paso más en el camino del amor. ¿Cómo acoger Su voz? ¿En qué manera responderle?

El corazón necesita abrirse por entero a una experiencia: Dios me ama. Sólo desde la certeza del Amor divino surge la disponibilidad. Sólo desde la escucha del Verbo mi alma comienza a vivir abierta a lo que Dios pueda pedirme cada día.

Así estamos listos para la escucha, para el discernimiento. El Evangelio nos da las pistas esenciales. El Espíritu Santo hace comprensibles hechos del pasado y del presente que empiezan a tener significado. Un confesor, un amigo bueno, me acompaña en la tarea de comprender qué petición me llega desde el Corazón mismo de un Dios bueno.

Si hay experiencia del Amor, si hay una disponibilidad madura y generosa, si hemos realizado una correcta lectura de las señales divinas, estamos listos para las decisiones.

Es cierto: sigo siendo libre. Nunca me sentiré obligado a amar, porque el amor surge desde la libertad y nos lleva hacia la plenitud cuando escogemos bien. Pero esa libertad sólo llegará a ser madura y sana si se mantiene abierta y disponible, como los patriarcas, como los profetas, como la Virgen María, como los Apóstoles y los santos de todos los tiempos.

Sí, Señor, aquí me tienes, disponible. Acojo tu Amor en mi vida. Acepto todo aquello que me pides para avanzar hacia la verdadera caridad. Ayúdame con tu gracia, ilumina mi inteligencia, da fuerzas a mi corazón. Lánzame a la aventura del amor desde esas palabras que Tú mismo dijiste al hacerte Hombre para salvarme: ¡He aquí que vengo (...) a hacer, oh Dios, tu voluntad! (Hb 10,7).

Francisco en Sta. Marta: acompañar y no condenar a quien experimenta la derrota del amor

Detrás de la casuística hay siempre una trampa contra nosotros y contra Dios. Lo ha afirmado esta mañana el Santo Padre en la homilía de la misa celebrada en la Casa Santa Marta. El Papa, al comentar el Evangelio del día, se ha detenido sobre la belleza del matrimonio  y ha advertido que es necesario acompañar, no condenar, a cuantos experimentan la derrota del propio amor. Por tanto, ha explicado, Cristo es el Esposo de la Iglesia y no se puede comprender la una sin el otro.

Francisco ha indicado que los doctores de la ley buscan poner trampas a Jesús para "quitarle autoridad moral". Y así ha tomado referencia del Evangelio de hoy para ofrecer una catequesis sobre la belleza del matrimonio. Los fariseos, ha observado, se presentan donde Jesús con el problema del divorcio. Su estilo es siempre el mismo "la casuística", "¿es lícito esto o no?"
Asimismo ha afirmado que "siempre el pequeño caso. Y esta es la trampa: detrás de la casuística, detrás del pensamiento casuístico, siempre hay una trampa. ¡Siempre! Contra la gente, contra nosotros y contra Dios ¡siempre! '¿pero es lícito hacer esto? ¿Repudiar a la propia mujer?' Y Jesús responde, preguntándoles qué decía la ley y explicando porque Moisés ha hecho así esa ley. Pero no se para ahí: de la casuística va al centro del problema y aquí va precisamente a los días de la Creación. Es tan bonita esa referencia del Señor: ¡Desde el inicio de la Creación, Dios les hizo hombre y mujer, por esto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y los dos se convertirán en una sola carne. Así ya no son dos, sino una sola carne'".
El Papa ha continuado destacando que el Señor "se refiere a la obra maestra de la Creación", que son precisamente el hombre y la mujer. Y Dios, ha dicho, "no quería el hombre solo, lo quería" con su "compañera de camino". Es un momento poético cuando Adán se encuentra con Eva, ha reflexionado el Papa: "es el inicio del amor: ir juntos como una sola carne". El Señor, ha afirmado Francisco, "siempre toma el pensamiento casuístico y lo lleva al inicio de la revelación". Por otro lado, ha explicado, "este trabajo del Señor no termina ahí, en los días de la Creación, porque el Señor ha elegido este icono para explicar el amor que Él tiene hacia su pueblo". Hasta el punto que "cuando el pueblo no es fiel Él habla con palabras de amor", ha señalado el Santo Padre.
Y se ha detenido al respecto así: "El Señor toma este amor de la obra maestra de la Creación para explicar el amor que tiene por su pueblo. Y un paso más: cuando Pablo necesita explicar el misterio de Cristo, lo hace también en relación, en referencia a su Esposa: porque Cristo está casado, Cristo estaba casado, se había casado con la Iglesia, con su pueblo. Como el Padre se había casado con el Pueblo de Israel, Cristo se casó con su pueblo. Esta es la historia de amor, ¡esta es la historia de la obra maestra de la Creación! Y delante de este recorrido de amor, de este icono, la casuística cae y se convierte en dolor. Pero cuando este deja al padre y a la madre para unirse a una mujer, hacerse una sola carne e ir adelante y este amor falla, porque muchas veces falla, debemos sentir el dolor del fracaso, acompañar a esas personas que han tenido este fracaso en el amor. ¡No condenar! ¡Caminar con ellos! Y no hacer casuística con su situación".
A continuación Francisco ha reflexionado que cuando uno lee esto "piensa a este diseño de amor, este camino de amor del matrimonio cristiano, que Dios ha bendecido en la obra maestra de su Creación". Una "bendición que nunca se ha quitado. ¡Ni siquiera el pecado original la ha destruido!", ha advertido el Pontífice. Por ello cuando alguien piensa en esto "ve qué bonito es el amor, qué bonito es el matrimonio, qué bonita es la familia, qué bonito es este camino y cuánto amor también nosotros, cuanta cercanía debemos tener para los hermanos y las hermanas que en la vida han tenido la desgracia de una fracaso en el amor".
Haciendo referencia a San Pablo, el Santo Padre ha subrayado la belleza "del amor que Cristo tiene por su esposa, ¡la Iglesia!": "¡También aquí debemos estar atentos que no falle el amor! Hablar de un Cristo demasiado soltero: ¡Cristo se casó con la Iglesia! Y no se puede entender a Cristo sin la Iglesia y no se puede entender a la Iglesia sin Cristo. Esto es el gran misterio de la obra maestra de la Creación. Que el Señor nos de a todos nosotros la gracia de entenderlo y también la gracia de no caer nunca en estas actitudes casuísticas de los fariseos, de los doctores de la ley".

Disponibilidad desde el amor y para amar

Nunca me sentiré obligado a amar, porque el amor surge desde la libertad.
 
Disponibilidad desde el amor y para amar


Sentimos una llamada interior y respetuosa: Dios nos pide un paso más en el camino del amor. ¿Cómo acoger Su voz? ¿En qué manera responderle?

El corazón necesita abrirse por entero a una experiencia: Dios me ama. Sólo desde la certeza del Amor divino surge la disponibilidad. Sólo desde la escucha del Verbo mi alma comienza a vivir abierta a lo que Dios pueda pedirme cada día.

Así estamos listos para la escucha, para el discernimiento. El Evangelio nos da las pistas esenciales. El Espíritu Santo hace comprensibles hechos del pasado y del presente que empiezan a tener significado. Un confesor, un amigo bueno, me acompaña en la tarea de comprender qué petición me llega desde el Corazón mismo de un Dios bueno.

Si hay experiencia del Amor, si hay una disponibilidad madura y generosa, si hemos realizado una correcta lectura de las señales divinas, estamos listos para las decisiones.

Es cierto: sigo siendo libre. Nunca me sentiré obligado a amar, porque el amor surge desde la libertad y nos lleva hacia la plenitud cuando escogemos bien. Pero esa libertad sólo llegará a ser madura y sana si se mantiene abierta y disponible, como los patriarcas, como los profetas, como la Virgen María, como los Apóstoles y los santos de todos los tiempos.

Sí, Señor, aquí me tienes, disponible. Acojo tu Amor en mi vida. Acepto todo aquello que me pides para avanzar hacia la verdadera caridad. Ayúdame con tu gracia, ilumina mi inteligencia, da fuerzas a mi corazón. Lánzame a la aventura del amor desde esas palabras que Tú mismo dijiste al hacerte Hombre para salvarme: ¡He aquí que vengo (...) a hacer, oh Dios, tu voluntad! (Hb 10,7).

Liturgia de las Horas. Viernes VII Semana Tiempo Ordinario. Ciclo A. 28 de febrero, 2014..

 
De la Feria. Salterio III
(OFICIO DE LECTURA (Hora más conveniente); LAUDES (Entre 6:00 y 10:00); TERCIA (9:00 y 12:00); SEXTA (12:00 y 15:00); NONA (15:00 y 18:00); VÍSPERAS (19:00 y 22:00); COMPLETAS (Justo antes de ir a acostarse)
INVITATORIO
Para la primera celebración del día:
    V.
 Señor, abre mis labios.
    R.
 Y mi boca proclamará tu alabanza.

    A continuación se dice el salmo invitatorio, con la antífona:

    Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

Salmo 94
INVITACIÓN A LA ALABANZA DIVINA


Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;

 entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

 
Se repite la antífona

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses,
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes.
Suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

 
Se repite la antífona

Venid, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

 
Se repite la antífona

Ojalá escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto:
cuando vuestros padres me pusieron a prueba,
y dudaron de mí, aunque habían visto mis obras.

 
Se repite la antífona

Durante cuarenta años
aquella generación me repugnó, y dije:
"Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso."

 
Se repite la antífona
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Se repite la antífona
 
Para la segunda celebración del día:
    V.
 Dios mío, ven en mi auxilio.
    R.
 Señor, date prisa en socorrerme.
        Gloria. Aleluya.

 
 
 
Oficio de lectura

 
HIMNO

Delante de tus ojos
ya no enrojecemos
a causa del antiguo
pecado de tu pueblo.
Arrancarás de cuajo
el corazón soberbio
y harás un pueblo humilde
de corazón sincero.

En medio de los pueblos
nos guardas como un resto,
para cantar tus obras
y adelantar tu reino.
Seremos raza nueva
para los cielos nuevos;
sacerdotal estirpe,
según tu Primogénito.

Caerán los opresores
y exultarán los siervos;
los hijos del oprobio
serán tus herederos.
Señalarás entonces
el día del regreso
para los que comían
su pan en el destierro.

¡Exulten mis entrañas!
¡Alégrese mi pueblo!
Porque el Señor, que es justo,
revoca sus decretos:
la salvación se anuncia
donde acechó el infierno,
porque el Señor habita
en medio de su pueblo. Amén.

 
SALMODIA

Ant. 1:
 Estoy agotado de gritar y de tanto aguardar a mi Dios.
 
Salmo 68, 2-22. 30-37
LAMENTACIÓN Y PLEGARIA DE UN FIEL DESOLADO

Le dieron a beber vino mezclado con hiel. (Mt 27, 34)
I

Dios mío, sálvame,
que me llega el agua al cuello:
me estoy hundiendo en un cieno profundo
y no puedo hacer pie;
he entrado en la hondura del agua,
me arrastra la corriente.

Estoy agotado de gritar,
tengo ronca la garganta;
se me nublan los ojos
de tanto aguardar a mi Dios.

Más que los cabellos de mi cabeza
son los que me odian sin razón;

más duros que mis huesos,
los que me atacan injustamente.
¿Es que voy a devolver
lo que no he robado?

Dios mío, tú conoces mi ignorancia,
no se te ocultan mis delitos.
Que por mi causa no queden defraudados
los que esperan en ti, Señor de los ejércitos.

Que por mi causa no se avergüencen
los que te buscan, Dios de Israel.
Por ti he aguantado afrentas,
la vergüenza cubrió mi rostro.

Soy un extraño para mis hermanos,
un extranjero para los hijos de mi madre;
porque me devora el celo de tu templo,
y las afrentas conque te afrentan caen sobre mí.

Cuando me aflijo con ayunos, se burlan de mí;
cuando me visto de saco, se ríen de mí;
sentados a la puerta murmuran,
mientras beben vino me cantan burlas.
 
Ant.1: Estoy agotado de gritar y de tanto aguardar a mi Dios.

 
Ant. 2: En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre.
 
II

Pero mi oración se dirige a ti,
Dios mío, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude:

arráncame del cieno, que no me hunda;
líbrame de los que me aborrecen,
y de las aguas sin fondo.

Que no me arrastre la corriente,
que no me trague el torbellino,
que no se cierre la poza sobre mí.

Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia,
por tu gran compasión vuélvete hacia mí;
no escondas tu rostro a tu siervo:
estoy en peligro, respóndeme en seguida.

Acércate a mí, rescátame,
líbrame de mis enemigos:
estás viendo mi afrenta,
mi vergüenza y mi deshonra;
a tu vista están los que me acosan.

La afrenta me destroza el corazón, y desfallezco.
Espero compasión, y no la hay;
consoladores, y no los encuentro.
En mi comida me echaron hiel,
para mi sed me dieron vinagre.
  
Ant. 2: En mi comida me echaron hiel, para mi sed me dieron vinagre.
  
  
Ant. 3: Buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
 
III

Yo soy un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias;
le agradará a Dios más que un toro,
más que un novillo con cuernos y pezuñas.

Miradlo los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos.
Alábenlo el cielo y la tierra,
las aguas y cuanto bulle en ellas.

El Señor salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá,
y las habitarán en posesión.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en ella.
 
Ant. 3: Buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
 
V. El Señor nos instruirá en sus caminos.R. Y marcharemos por sus sendas.

 
Lecturas y Oración:
 
PRIMERA LECTURA

Año I:


De la primera carta a los Corintios     
12, 31b-13, 13

LA MAS GRANDE ES EL AMOR


    Hermanos: Me queda por señalaros un camino excepcional. Ya puedo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles, que, si no tengo amor, no paso de ser una campana ruidosa o unos platillos estridentes.
    Ya puedo hablar inspirado y penetrar todo secreto y todo el saber, ya puedo tener toda la fe, hasta mover montañas, que, si no tengo amor, no soy nada.
    Ya puedo dar en limosnas todo lo que tengo, ya puedo dejarme quemar vivo, que, si no tengo amor, de nada me sirve.
    El amor es comprensivo, el amor es servicial y no tiene envidia; el amor no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita, no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.
    El amor no pasa nunca.. El don de predicar se acabará. El don de lenguas enmudecerá. El saber se acabará.
    Porque inmaduro es nuestro saber e inmaduro nuestro predicar; pero cuando venga la madurez, lo inmaduro se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre, acabé con las cosas de niño.
    Ahora vemos como en un espejo de adivinar; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora inmaduro; entonces podré conocer como Dios me conoce.
    En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.
Responsorio     1Jn 4, 16. 7

R. 
Nosotros hemos creído en el amor que Dios nos tiene; * Dios es amor y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.V. Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios.R. Dios es amor y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él.

Año II:

De la segunda carta a los Corintios     
5, 1-21

LA ESPERANZA DE LA MORADA CELESTE. EL MINISTERIO DE LA RECONCILIACIÓN


    Hermanos: Aunque se desmorone la morada terrestre en que acampamos, sabemos que Dios nos dará una casa eterna en el cielo, no construida por hombres. Y así gemimos en este estado, deseando ardientemente ser revestidos de nuestra habitación celeste, si es que nos encontramos vestidos, y no desnudos. ¡Sí!, los que estamos en esta tienda gemimos oprimidos. No es que queramos ser desvestidos, sino más bien sobrevestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida. Y el que nos ha destinado a eso es Dios, el cual nos ha dado en arras el Espíritu.
    Así pues, siempre tenemos confianza, aunque sabemos que mientras vivimos estamos desterrados lejos del Señor. Caminamos sin verlo, guiados por la fe. Y es tal nuestra confianza que preferimos desterrarnos del cuerpo y vivir junto al Señor. Por lo cual, en destierro o en patria, nos esforzamos en agradarle. Porque todos tendremos que comparecer ante el tribunal de Cristo, para recibir premio o castigo por lo que hayamos hecho en esta vida.
    Así pues, penetrados de este temor del Señor, intentamos persuadir a los hombres (que para Dios estamos transparentes, y espero que también así lo estaré para vuestras conciencias). Y no es que tratemos de justificarnos de nuevo ante vosotros, sino que queremos daros la oportunidad de que os mostréis orgullosos de nosotros y tengáis qué responder a los que ponen su gloria en las apariencias y no en el corazón. Que si alguna vez nos hemos portado como faltos de juicio, ha sido por Dios; si ahora somos razonables, es por vuestro bien. El amor de Cristo nos apremia, al pensar que, si uno murió por todos, consiguientemente todos murieron en él; y murió por todos, para que los que viven no vivan ya para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
    Así que desde ahora nosotros no conocemos ya a nadie con criterios puramente humanos; y si. en un tiempo conocimos a Cristo con tales criterios, ya ahora no es así. Por tanto, el que es de Cristo es una creatura nueva: lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha comenzado.
    Todo esto se lo debemos a Dios, que nos ha reconciliado consigo por medio de Cristo, y nos ha confiado el ministerio de esta reconciliación. Dios, en efecto, reconciliaba consigo al mundo por medio de Cristo, no imputándoles a los hombres sus delitos, sino confiándonos el mensaje de la reconciliación. Por eso nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por medio nuestro. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.
    A Cristo, que no experimentó. el pecado, Dios lo hizo pecado en lugar nuestro, para que en él viniésemos a ser justificación de Dios.
Responsorio     2Co 5, 18; Rm 8, 32

R. 
Dios nos ha reconciliado consigo por medio de Cristo, * y nos ha confiado el ministerio de esta reconciliación.V. Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros.R. Y nos ha confiado el ministerio de esta reconciliación.

SEGUNDA LECTURA

De los Comentarios de san Ambrosio, obispo, sobre los salmos
(Salmo 48, 13-14: CSEL 64, 367-368)

ÚNICO ES EL MEDIADOR ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES, CRISTO JESÚS, HOMBRE TAMBIÉN ÉL

    
El hermano no rescata, un hombre rescatará; nadie puede rescatarse a sí mismo, ni dar a Dios un precio por su vida; esto es, ¿por qué habré de temer los días aciagos? ¿Qué habrá que pueda dañarme a mí, que no sólo no necesito quien me rescate, sino que soy yo quien rescato a todos? Si soy yo quien libero a los demás, ¿habré de temer por mí mismo? He aquí que haré algo nuevo, superior al mismo amor y piedad fraternos. Ningún hombre puede rescatar a su hermano, nacido del mismo seno materno; esto sólo puede hacerlo aquel hombre del que se halla escrito: el Señor les enviará un hombre que los salvará; aquel que afirmó de sí mismo: Pretendéis quitarme la vida, a mí, el hombre que os he manifestado la verdad.
    Pero, aunque es un hombre, ¿quién podrá conocerlo? ¿Y por qué nadie puede conocerlo? Porque, así como Dios es único, así también único es el mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también él. Él es el único que puede rescatar al hombre, con un amor superior al de hermanos, ya que derrama su sangre por los extraños, cosa que nadie puede hacer por un hermano. Y así, para rescatarnos del pecado, no perdonó a su propio cuerpo, y se entregó a sí mismo como precio de rescate por todos, como atestigua su fidedigno apóstol Pablo, que dice: Digo la verdad, no miento.
    Mas, ¿por qué sólo él rescata? Porque nadie puede igualar su afecto, que le lleva a entregar la vida por sus siervos; porque nadie puede igualar su inocencia, ya que todos estamos bajo pecado, todos sujetos a la caída de Adán. Sólo es designado como Redentor aquel que no podía estar sometido al pecado de origen. Por tanto, el hombre de que habla el salmo hemos de entenderlo referido al Señor Jesús, ya que él tomó la condición humana, para crucificar en su carne el pecado de todos y para borrar con su sangre el decreto condenatorio que pesaba sobre todos.
    Pero quizá dirás: «¿Por qué se niega que el hermano rescatará, si él mismo dijo: Contaré tu fama a mis hermanos?» Es que él nos perdonó los pecados no en calidad de hermano nuestro, sino por la peculiar condición del hombre Cristo Jesús, en el que estaba Dios. Así, en efecto, está escrito: Dios reconciliaba consigo al mundo por medio de Cristo. En aquel Cristo Jesús, el único del que se ha dicho: La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Por consiguiente, cuando habitó hecho carne entre nosotros, habitó no como hermano, sino como Señor.
Responsorio     Is 53, 12; Le 23, 34

R.
 Se entregó a sí mismo a la muerte y fue contado entre los malhechores; * él tomó sobre sí el pecado de las multitudes e intercedió por los pecadores.V. Jesús decía: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.»R. Él tomó sobre sí el pecado de las multitudes e intercedió por los pecadores.

Oración

Concédenos, Dios todopoderoso, que la constante meditación de tu doctrina nos impulse a hablar y a actuar siempre según tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.



CONCLUSIÓN

Después de la oración, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade:

V.
 Bendigamos al Señor.R. Demos gracias a Dios.



Laudes

 
HIMNO

Creador sempiterno de las cosas,
que gobiernas las noches y los días,
y, alternando la luz y las tinieblas,
alivias el cansancio de la vida.

Pon tus ojos, Señor en quien vacila,
que a todos corrija tu mirada:
con ella sostendrás a quien tropieza
y harás que pague su delito en lágrimas.

Alumbra con tu luz nuestros sentidos,
desvanece el sopor de nuestras mentes,
y sé el primero a quien, agradecidas,
se eleven nuestras voces cuando suenen.

Glorificado sea el Padre eterno,
así como su Hijo Jesucristo,
y así como el Espíritu Paráclito,
ahora y por los siglos de los siglos. Amén.

 
SALMODIA 

Ant. 1:
 Contra ti, contra ti solo pequé, Señor; ten misericordia de mí.
 
Salmo 50
CONFESIÓN DEL PECADOR ARREPENTIDO

Renovaos en la mente y en el espíritu y vestíos de la nueva condición humana. (cf. Ef. 4, 23-24)
Misericordia, Dios mío, por tu bondad;
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado:
contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón,
en el juicio brillará tu rectitud.
Mira, que en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero,
y en mi interior me inculcas sabiduría.
Rocíame con el hisopo: quedaré limpio;
lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.

¡Oh Dios!, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso:
enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti.

Líbrame de la sangre, ¡oh Dios,
Dios, Salvador mío!,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza.

Los sacrificios no te satisfacen;
si te ofreciera un holocausto, no lo querrías.
Mi sacrificio es un espíritu quebrantado:
un corazón quebrantado y humillado
tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión,
reconstruye las murallas de Jerusalén:
entonces aceptarás los sacrificios rituales,
ofrendas y holocaustos,
sobre tu altar se inmolarán novillos.
 
Ant. 1: Contra ti, contra ti solo pequé, Señor; ten misericordia de mí.

 
Ant. 2: Reconocemos, Señor, nuestra impiedad; hemos pecado contra ti.
 
Cántico
LAMENTACIÓN DEL PUEBLO
EN TIEMPO DE HAMBRE Y DE GUERRA

Está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia. (Mc 1, 15)
Mis ojos se deshacen en lágrimas,
día y noche no cesan:
por la terrible desgracia de la doncella de mi pueblo,
una herida de fuertes dolores.

Salgo al campo: muertos a espada;
entro en la ciudad: desfallecidos de hambre;
tanto el profeta como el sacerdote
vagan sin sentido por el país.

¿Por qué has rechazado del todo a Judá?
¿Tiene asco tu garganta de Sión?
¿Por qué nos has herido sin remedio?
Se espera la paz, y no hay bienestar,
al tiempo de la cura sucede la turbación.

Señor, reconocemos nuestra impiedad,
la culpa de nuestros padres,
porque pecamos contra ti.

No nos rechaces, por tu nombre,
no desprestigies tu trono glorioso;
recuerda y no rompas tu alianza con nosotros.
 
Ant. 2: Reconocemos, Señor, nuestra impiedad; hemos pecado contra ti.

 
Ant. 3: El Señor es Dios y nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.
 
Salmo 99
ALEGRÍA DE LOS QUE ENTRAN EN EL TEMPLO

Los redimidos deben entonar un canto de victoria. (S. Atanasio)
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con aclamaciones.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.»
 
Ant. 3: El Señor es Dios y nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño.

 
LECTURA BREVE     2Co 12, 9b-10

Muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Por eso vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

 
RESPONSORIO BREVE

V. 
En la mañana hazme escuchar tu gracia.R. En la mañana hazme escuchar tu gracia.
 
V. Indícame el camino que he de seguir.R. Hazme escuchar tu gracia.
 
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.R. En la mañana hazme escuchar tu gracia.

 
CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant.: 
El Señor ha visitado y redimido a su pueblo.
 
Cántico de Zacarías     Lc 1, 68-79
EL MESÍAS Y SU PRECURSOR


Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
ha realizado así la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abraham.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tiniebla
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.
 
Ant.: El Señor ha visitado y redimido a su pueblo.

 
PRECES

Invoquemos a Cristo, que nació, murió y resucitó por su pueblo, diciendo:

    Salva, Señor, al pueblo que redimiste con tu sangre.

Te bendecimos, Señor, a ti que por nosotros aceptaste el suplicio de la cruz:
    mira con bondad a tu familia santa, redimida con tu sangre.

Tú que prometiste a los que en ti creyeran que manarían de su interior torrentes de agua viva,
    derrama tu Espíritu sobre todos los hombres.

Tú que enviaste a los discípulos a predicar el Evangelio,
    haz que los cristianos anuncien tu palabra con fidelidad.

A los enfermos y a todos los que has asociado a los sufrimientos de tu pasión,
    concédeles fortaleza y paciencia.
 
Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Llenos del Espíritu de Jesucristo, acudamos a nuestro Padre común, diciendo: Padre nuestro.

 
Oración

Ilumina, Señor, nuestros corazones y fortalece nuestras voluntades, para que sigamos siempre el camino de tus mandatos, reconociéndote como nuestro guía y maestro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

 
CONCLUSIÓN

Bendición

V.
 El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.R. Amén.



hora intermedia
 

V.
 Dios mío, ven en mi auxilio.R. Señor, date prisa en socorrerme.
    Gloria. Aleluya.

 
HIMNO
 
TERCIA

Ven, Espíritu Santo, luz y gozo,
Amor, que en tus incendios nos abrasas:
renueva el alma de este pueblo tuyo
que por mis labios canta tu alabanza.

En sus fatigas diarias; sé descanso;
en su lucha tenaz, vigor y gracia:
haz germinar la caridad del Padre,
que engendra flores y que quema zarzas.

Ven, Amor, que iluminas el camino,
compañero divino de las almas:
ven con tu viento a sacudir al mundo
y a abrir nuevos senderos de esperanza. Amén.
 
O bien, fuera de los domingos y de las solemnidades:

El trabajo, Señor, de cada día
nos sea por tu amor santificado,
convierte su dolor en alegría
de amor, que para dar tú nos has dado.

Paciente y larga es nuestra tarea
en la noche oscura del amor que espera;
dulce huésped del alma, al que flaquea
dale tu luz, tu fuerza que aligera.

En el alto gozoso del camino,
demos gracias a Dios, que nos concede
la esperanza sin fin del don divino;
todo lo puede en él quien nada puede. Amén.


SEXTA
 
En los domingos:

Cuando la luz del día está en su cumbre,
eres, Señor Jesús, luz y alegría
de quienes en la fe y en la esperanza
celebran ya la fiesta de la Vida.

Eres resurrección, palabra y prenda
de ser y de vivir eternamente;
sembradas de esperanzas nuestras vidas,
serán en ti cosecha para siempre.

Ven ya, Señor Jesús, Salvador nuestro,
de tu radiante luz llena este día,
camino de alegría y de esperanza,
cabal acontecer de nueva vida.

Concédenos, oh Padre omnipotente,
por tu Hijo Jesucristo, hermano nuestro,
vivir ahora el fuego de tu Espíritu,
haciendo de esta. tierra un cielo nuevo. Amén.
 
O bien, fuera de los domingos y de las solemnidades:

Te está cantando el martillo
y rueda en tu honor la rueda.
Puede que la luz no pueda
librar del humo su brillo.
¡Qué sudoroso y sencillo
te pones a mediodía,
Dios de esta dura porfía
de estar sin pausa creando,
y verte necesitando
del hombre más cada día!

Quién diga que Dios ha muerto
que salga a la luz y vea
si el mundo es o no tarea
de un Dios que sigue despierto.
Ya no es su sitio el desierto
ni en la montaña se esconde;
decid, si preguntan dónde,
que Dios está -sin mortaja-
en donde un hombre trabaja
y un corazón le responde. Amén.
 
O bien, tanto en los domingos como en las ferias:

Este mundo del hombre, en que él se afana
tras la felicidad que tanto ansía,
tú lo vistes, Señor, de luz temprana
y de radiante sol al mediodía.

Así el poder de tu presencia encierra
el secreto más hondo de esta vida;
un nuevo cielo y una nueva tierra
colmarán nuestro anhelo sin medida.

Poderoso Señor de nuestra historia,
no tardes en venir gloriosamente;
tu luz resplandeciente y tu victoria
inunden nuestra vida eternamente. Amén.


NONA

Fundamento de todo lo que existe,
de tu pueblo elegido eterna roca,
de los tiempos Señor, que prometiste
dar tu vigor al que con fe te invoca.

Mira al hombre que es fiel y no te olvida,
tu Espíritu, tu paz háganlo fuerte
para amarte y servirte en esta vida
y gozarte después de santa muerte.

Jesús, Hijo del Padre, ven aprisa
en este atardecer que se avecina,
serena claridad y dulce brisa
será tu amor que todo lo domina. Amén.
 
O bien:

Oh Jesús, que en tu cruz has demostrado
tu gran amor, tu gran misericordia,
y tu fuerza nos das para seguirte
por el mismo camino hacia la gloria.

Que fielmente cumplamos en tu Iglesia
nuestra parte en tu obra salvadora,
y, al llegar a la tarde de la vida,
en gozo eterno el Padre nos acoja.

Gracias, Padre, a ti porque nos llamas,
a Jesús, que en su sangre nos redime,
y al Espíritu, luz y guía
de este pueblo que al cielo se dirige. Amén.
 
Pueden usarse también, sobretodo en las celebraciones con el pueblo, otros cantos oportunos y debidamente aprobados.


SALMODIA

Ant. 1:
 Lo vimos sin aspecto atrayente, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos.
 
Salmo 21
EL SIERVO DE DIOS SUFRIENTE ORA Y DIOS LE RESPONDE

A media tarde, Jesús gritó: «Elí, Elí, lamá sabaktaní.» (Mt 27, 46)
I

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?;
a pesar de mis gritos, mi oración no te alcanza.

Dios mío, de día te grito, y no respondes;
de noche, y no me haces caso;
aunque tú habitas en el santuario,
esperanza de Israel.

En ti confiaban nuestros padres;
confiaban, y los ponías a salvo;
a ti gritaban, y quedaban libres,
en ti confiaban, y no los defraudaste.

Pero yo soy un gusano, no un hombre,
vergüenza de la gente, desprecio del pueblo;
al verme se burlan de mí,
hacen visajes, menean la cabeza:

«Acudió al Señor, que lo ponga a salvo;
que lo libre si tanto lo quiere.»

Tú eres quien me sacó del vientre,
me tenías confiado en los pechos de mi madre;
desde el seno pasé a tus manos,
desde el vientre materno tú eres mi Dios.
No te quedes lejos, que el peligro está cerca
y nadie me socorre.
 
Ant. 1: Lo vimos sin aspecto atrayente, como un hombre de dolores, acostumbrado a sufrimientos.

 
Ant. 2: Se repartieron la ropa de Jesús, echándola a suerte.
 
II

Me acorrala un tropel de novillos,
me cercan toros de Basán;
abren contra mí las fauces
leones que descuartizan y rugen.

Estoy como agua derramada,
tengo los huesos descoyuntados;
mi corazón, como cera,
se derrite en mis entrañas;

mi garganta está seca como una teja,
la lengua se me pega al paladar;
me aprietas contra el polvo de la muerte.

Me acorrala una jauría de mastines,
me cerca una banda de malhechores;
me taladran las manos y los pies,
puedo contar mis huesos.

Ellos me miran triunfantes,
se reparten mi ropa,
echan a suerte mi túnica.

Pero tú, Señor, no te quedes lejos;
fuerza mía, ven corriendo a ayudarme.
Líbrame a mí, de la espada,
y a mi única vida, de la garra del mastín;

sálvame de las fauces del león,
a este pobre, de los cuernos del búfalo.
Contaré tu fama a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré.
 
Ant. 2: Se repartieron la ropa de Jesús, echándola a suerte.

 
Ant. 3: En su presencia se postrarán las familias de los pueblos.
 
III

Fieles del Señor, alabadlo;
linaje de Jacob, glorificadlo;
temedlo, linaje de Israel.

Porque no ha sentido desprecio ni repugnancia
hacia el pobre desgraciado;
no le ha escondido su rostro:
cuando pidió auxilio, lo escuchó.

Él es mi alabanza en la gran asamblea,
cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan:
viva su corazón por siempre.

Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.

Porque del Señor es el reino,
él gobierna a los pueblos.
Ante él se postrarán las cenizas de la tumba,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo.

Me hará vivir para él, mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer;
todo lo que hizo el Señor.
 
Ant. 3: En su presencia se postrarán las familias de los pueblos.

 
LECTURA BREVE

Tercia     Rm 1, 16b-17


El Evangelio es poder de Dios para salvación de todo el que crea. Pues la justicia de Dios se revela en él de fe a fe, según está escrito: «El justo vivirá. de la fe.»
 
V. Con Dios se alegra nuestro corazón.R. En su santo nombre confiamos.

Oremos:

Señor Jesucristo, tú que en la hora de tercia fuiste llevado al suplicio de la cruz por la salvación del mundo; ayúdanos a llorar nuestros pecados y a evitar las faltas en lo porvenir. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
 
Sexta     Rm 3, 21-22a

Ahora, sin la ley, la justicia de Dios se ha manifestado, recibiendo testimonio de la ley y de los profetas; justicia de Dios por la fe en Jesucristo para todos los que creen en él.
 
V. Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón.R. La norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.

Oremos:

Señor Jesucristo, tú que a la hora de sexta subiste a la cruz por nuestra salvación mientras el mundo vivía sumergido en las tinieblas; concédenos que tu luz nos ilumine siempre para que, guiados por ella, podamos alcanzar la vida eterna. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
 
Nona     Ef 2, 8-9

Estáis salvados por la gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que nadie pueda presumir.
 
V. Conozca la tierra, Señor, tus caminos.R. Todos los pueblos tu salvación.

Oremos:

Señor Jesucristo, tu que, crucificado a la hora de nona, diste al ladrón arrepentido el reino eterno; míranos a nosotros, que como él confesamos nuestras culpas, y concédenos  poder entrar, también como él, después de la muerte, en tu paraíso. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

 
CONCLUSIÓN

Después de la oración, por lo menos en la celebración comunitaria, se añade:

V.
 Bendigamos al Señor.R. Demos gracias a Dios.



Vísperas

 
INVOCACIÓN INICIAL

V. 
Dios mío ven en mi auxilioR. Señor, date prisa en socorrerme.
    Gloria. Aleluya.

 
HIMNO

Yo he sentido, Señor, tu voz amante,
en el misterio de las noches bellas,
y en el suave temblor de las estrellas
la armonía gocé de tu semblante.

No me llegó tu acento amenazante
entre el fragor de trueno y de centellas;
al ánima llamaron tus querellas
como el tenue vagido de un infante.

¿Por qué no obedecí cuando te oía?
¿Quién me hizo abandonar tu franca vía
y hundirme en las tinieblas del vacío?

Haz, mi dulce Señor, que en la serena
noche vuelva a escuchar tu cantilena;
¡ya no seré cobarde, Padre mío! Amén.

 
SALMODIA

Ant. 1:
 El Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.
 
Salmo 134
HIMNO A DIOS POR SUS MARAVILLAS

Vosotros sois... un pueblo adquirido por Dios para proclamar las hazañas del
que os llamó a salir de la tiniebla y a entrar en su luz maravillosa. (1Pe 2, 9)
I

Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.

Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.

Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.

Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta a los vientos de sus silos.

Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
-en medio de ti, Egipto-
contra el Faraón y sus ministros.

Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos;
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.
 
Ant. 1: El Señor es grande, nuestro dueño más que todos los dioses.

 
Ant. 2: Casa de Israel, bendice al Señor; tañed para su nombre, que es amable.
 
II

Señor, tu nombre es eterno;
Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Porque el Señor gobierna a su pueblo
y se compadece de sus siervos.

Los ídolos de los gentiles son oro y plata,
hechura de manos humanas:
tienen boca y no hablan,
tienen ojos y no ven,

tienen orejas y no oyen,
no hay aliento en sus bocas.
Sean lo mismo los que los hacen,
cuantos confían en ellos.

Casa de Israel, bendice al Señor;
casa de Aarón, bendice al Señor;
casa de Leví, bendice al Señor;
fieles del Señor, bendecid al Señor.

Bendito en Sión el Señor,
que habita en Jerusalén.
 
Ant. 2: Casa de Israel, bendice al Señor; tañed para su nombre, que es amable.

 
Ant. 3: Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.
 
Cántico     Ap 15, 3-4
CANTO DE LOS VENCEDORES


Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.
 
Ant. 3: Vendrán todas las naciones y se postrarán en tu acatamiento, Señor.

 
LECTURA BREVE     St 1, 24

Hermanos míos, si estáis sometidos a tentaciones diversas, consideradlo como una alegría, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce constancia. Pero haced que la constancia dé un resultado perfecto, para que seáis perfectos e íntegros, sin defectos en nada.

 
RESPONSORIO BREVE

V.
 Cristo nos ama y nos ha absuelto por la virtud de su sangre.R. Cristo nos ama y nos ha absuelto por la virtud de su sangre.
 
V. Y ha hecho de nosotros reino y sacerdotes para el Dios y Padre suyo.R. Por la virtud de su sangre.
 
V. Gloria al Padre, v al Hijo, y al Espíritu Santo.R. Cristo nos ama y nos ha absuelto por la virtud de su sangre.

 
CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant.:
 El Señor nos auxilia a nosotros, sus siervos, acordándose de su misericordia.
 
Cántico de la Santísima Virgen María     Lc 1, 46-55
ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR


Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
 
Ant.: El Señor nos auxilia a nosotros, sus siervos, acordándose de su misericordia.

 
PRECES

Invoquemos al Hijo de Dios, a quien el Padre entregó por nuestras faltas y lo resucitó para nuestra justificación, diciendo:

    Señor, ten piedad.

Escucha, Señor, nuestras súplicas, perdona los pecados de los que se confiesen culpables
    y en tu bondad otórganos el perdón y la paz.

Tú, que por medio del Apóstol nos has enseñado que donde se multiplicó el pecado sobreabundó mucho más la gracia,
    perdona con largueza nuestros muchos pecados.

Hemos pecado mucho, Señor, pero confiamos en tu misericordia infinita;
    vuélvete a nosotros para que podamos convertirnos a ti.

Salva a tu pueblo de sus pecados, Señor,
    y sé benévolo con nosotros.
 
Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Tú, que abriste las puertas del paraíso al buen ladrón,
    ábrelas también para nuestros hermanos difuntos.

Reconociendo que nuestra fuerza para no caer en la tentación se halla en Dios, digamos confiadamente: Padre nuestro.

 
Oración

Señor, Padre santo, que quisiste que tu Hijo fuese el precio de nuestro rescate, haz que vivamos de tal manera que, tomando parte en los padecimientos de Cristo, nos gocemos también en la revelación de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

 
CONCLUSIÓN

V.
 El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.R. Amén.



Completas

 
INVOCACIÓN INICIAL

V. 
Dios mío, ven en mi auxilio.R. Señor, date prisa en socorrerme.
    Gloria. Aleluya.

 
EXAMEN DE CONCIENCIA

Es muy de alabar que, después de la invocación inicial, se haga el examen de conciencia, el cual en la celebración comunitaria puede concluirse con alguna de las fórmulas del acto penitencial de la misa.


HIMNO


Cuando la luz del sol es ya poniente,
gracias, Señor, es nuestra melodía;
recibe, como ofrenda, amablemente,
nuestro dolor, trabajo y alegría.

Si poco fue el amor en nuestro empeño
de darle vida al día que fenece,
convierta en realidad lo que fue un sueño
tu gran amor que todo lo engrandece.

Tu cruz, Señor, redime nuestra suerte
de pecadora en justa, e ilumina
la senda de la vida y de la muerte
del hombre que en la fe lucha y camina.

Jesús, Hijo del Padre, cuando avanza
la noche oscura sobre nuestro día,
concédenos la paz y la esperanza
de esperar cada noche tu gran día. Amén.
 
O bien:

Se inclina ya mi frente,
sellado está el trabajo;
Señor, tu pecho sea
la gracia del descanso.

Mis ojos se retiran,
la voz deja su canto,
pero el amor enciende
su lámpara velando.

Lucero que te fuiste,
con gran amor amado,
en tu gloria dormimos
y en sueños te adoramos. Amén.

 
SALMODIA

Ant.:
 Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia. +

Salmo 87
ORACIÓN DE UN HOMBRE GRAVEMENTE ENFERMO

Ésta es vuestra hora, la del poder de las tinieblas. (Lc 22, 53)
Señor, Dios mío, de día te pido auxilio,
de noche grito en tu presencia;
+ llegue hasta ti mi súplica,
inclina tu oído a mi clamor.

Porque mi alma está colmada de desdichas,
y mi vida está al borde del abismo;
ya me cuentan con los que bajan a la fosa,
soy como un inválido.

Tengo mi cama entre los muertos,
como los caídos que yacen en el sepulcro,
de los cuales ya no guardas memoria,
porque fueron arrancados de tu mano.

Me has colocado en lo hondo de la fosa,
en las tinieblas del fondo;
tú cólera pesa sobre mí,
me echas encima todas tus olas.

Has alejado de mí a mis conocidos,
me has hecho repugnante para ellos:
encerrado, no puedo salir,
y los ojos se me nublan de pesar.

Todo el día te estoy invocando,
tendiendo las manos hacia ti.
¿Harás tú maravillas por los muertos?
¿Se alzarán las sombras para darte gracias?

¿Se anuncia en el sepulcro tu misericordia,
o tu fidelidad en el reino de la muerte?
¿Se conocen tus maravillas en la tiniebla
o tu justicia en el país del olvido?

Pero yo te pido auxilio,
por la mañana irá a tu encuentro mi súplica.
¿Por qué, Señor, me rechazas
y me escondes tu rostro?

Desde niño fui desgraciado y enfermo,
me doblo bajo el peso de tus terrores,
pasó sobre mí tu incendio,
tus espantos me han consumido:

me rodean como las aguas todo el día,
me envuelven todos a una;
alejaste de mí amigos y compañeros:
mi compañía son las tinieblas.
 
Ant. Señor, Dios mío, de día te pido auxilio, de noche grito en tu presencia.

 
LECTURA BREVE     Jr 14, 9

Tú estás en medio de nosotros, Señor, tu nombre ha sido invocado sobre nosotros: no nos abandones, Señor Dios nuestro.

 
RESPONSORIO BREVE

V.
 En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
 
V. Tú, el Dios leal, nos librarás.R. Te encomiendo mi espíritu.
 
V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.R. En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 
CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant.:
 Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.
 
Cántico de Simeón     Lc 2, 29-32
CRISTO, LUZ DE LAS NACIONES Y GLORIA DE ISRAEL


Ahora, Señor, según tu promesa,
puedes dejar a tu siervo irse en paz,

porque mis ojos han visto a tu Salvador,
a quien has presentado ante todos los pueblos:

luz para alumbrar a las naciones
y gloria de tu pueblo Israel.
 
Ant.: Sálvanos, Señor, despiertos, protégenos mientras dormimos, para que velemos con Cristo y descansemos en paz.

 
Oración

Señor, Dios todopoderoso: ya que con nuestro descanso vamos a imitar a tu Hijo que reposó en el sepulcro, te pedimos que, al levantarnos mañana, lo imitemos también resucitando a una vida nueva. Por Cristo nuestro Señor.

 
CONCLUSIÓN

Bendición

V.
 El Señor todopoderoso nos conceda un noche tranquila y una santa muerte.R. Amén.


 
ANTÍFONA FINAL DE LA SANTÍSIMA VIRGEN

I


Madre del Redentor, virgen fecunda,
puerta del cielo siempre abierta,
estrella de mar,

ven a librar al pueblo que tropieza
y se quiere levantar.

Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu santo Creador,
y permaneces siempre virgen.

Recibe el saludo del ángel Gabriel,
y ten piedad de nosotros, pecadores.
 
II

Salve, Reina de los cielos
y Señora de los ángeles;
salve raíz, salve puerta,
que dio paso a nuestra luz.

Alégrate, virgen gloriosa,
entre todas la más bella;
salve, agraciada doncella,
ruega a Cristo por nosotros.
 
III

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra,
Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva,
a ti suspiramos, gimiendo y llorando,
en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto bendito de tu vientre.

Oh clemente, oh piadosa,
oh dulce Virgen María!
 
IV

Bajo tu amparo nos acogemos,
santa Madre de Dios,
no desprecies las oraciones
que te dirigimos en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro,
oh Virgen gloriosa y bendita.

Tomo III Liturgia de las Horas
Según el Rito Romano
Fuente: www.curas.com.ar