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miércoles, 27 de marzo de 2013

San Agilolfo de Colonia, obispo

 
fecha: 31 de marzo
†: 751 - país: Alemania
otras formas del nombre: Agilof
canonización: pre-congregación
hagiografía: Ökumenisches Heiligenlexikon
En Colonia, ciudad de Austrasia, san Agilolfo, obispo, ilustre por la austeridad de su vida y por la predicación.

Tradiciones posteriores, del siglo XI, afirman que Agilolfo entró como monje en el monasterio benedictino de Stavelot-Malmedy (actual Bélgica), donde llegó a ser abad. Entonces fue llamado en el 745 al arzobispado de Colonia, en sintonía con las ideas de reforma de san Bonifacio; y en el 747 tomó parte en el Sínodo del Reino, lo que surge de una carta del papa Zacarías. Normalmente se data su muerte en el 751/2.

Con posterioridad fue confundido su nombre por la leyenda de otro Agilolfo que habría muerto asesinado en una trama de palacio vinculada a la sucesión de Carlos Martel, por lo que en algunos martirologios aparecía como mártir. Las reliquias de nuestro santo fueron trasladadas en 1063 aproximadamente, un 9 de julio, de Malmedy a Colonia, donde fueron depositadas en la Catedral.

Otros Santos y Beatos

Completando el santoral de este día, 31 de marzo
 
Otros Santos y Beatos
Otros Santos y Beatos
San Agilolfo, obispo
En Colonia, en Austrasia, san Agilolfo, obispo, preclaro por la austeridad de vida y la predicación (751/752).

Guido de Ponposa, Santo

Abad, 31 de marzo
Guido de Ponposa, Santo
Guido de Ponposa, Santo

Abad

Martirologio Romano: En Borgo San Domnino, en la región de Parma, san Guido, abad del monasterio de Ponposa, en el que recibió a muchos discípulos y restauró los edificios, preocupándose de modo especial por la oración, la contemplación y el culto divino, y buscando vivir en la soledad, atento sólo a Dios (1046).

Etimológicamente: Guido = Aquello que es de madera o relativo al bosque, es de origen germánico.
San Guido nació cerca de Ravena y sus padres estaban orgullosos de él. Principalmente para agradarlos, fue muy cuidadoso en su aspecto exterior y en su vestimenta. Sin embargo, una vez, fue severamente castigado por esta forma de vanidad.

Fue a Ravena, donde se celebraba la fiesta patronal de San Apolinar, y, despojándose de sus finas ropas, las dio a los pobres y se vistió las más andrajosas que pudo encontrar. Para vergüenza de sus padres, partió hacia Roma con esta indumentaria y, durante su permanencia allí, recibió la tonsura. Por inspiración divina se puso bajo la dirección de un ermitaño llamado Martín, que vivía en una islita en el río Po.

Durante tres años permanecieron juntos y después, el solitario lo envió a la abadía de Pomposa, cerca de Ferrara, para que aprendiera la vida monástica en una gran comunidad. Ese monasterio y el de San Severo, en Ravena, estaban en realidad bajo la dirección del ermitaño, que decidía el nombramiento de los superiores.

Los sobresalientes méritos de Guido fueron tales, que mereció altos cargos, y llegó a ser abad, primero de San Severo y después de Pomposa, por nombra miento de Martín, confirmado por la votación de los monjes. Su reputación arrastró a muchos (incluyendo a su padre y a su hermano) a unirse a la comunidad, de suerte que el número de monjes fue duplicado y se hizo necesario que Guido construyera otro monasterio para acomodarlos a todos.

Después de un tiempo, delegó a otros la parte administrativa de su oficio y se concentró en el aspecto puramente espiritual, especialmente en la dirección de las almas. En ciertas épocas del año, acostumbraba retirarse a una celda, distante aproximadamente cinco kilómetros de la abadía, donde llevaba una vida de tan intensa devoción e inquebrantable abstinencia, que parecía sostenerse con el ayuno y la oración.

Especialmente durante la Cuaresma, trataba su cuerpo con tal severidad, que sus torturas podrían difícilmente superarse y aún así, era extraordinariamente tierno con los monjes, que le tenían gran devoción. San Pedro Damián, que a petición suya, dio lecciones de Sagrada Escritura en la abadía de Pomposa durante dos años, dedicó a San Cuido su libro De Perfectio ne Monachorum. A pesar de haber sido un santo, Guido no escapó a la persecución.

Por alguna razón, Heriberto, arzobispo de Ravena, concibió un odio acerbo contra él y se decidió en verdad a destruir su monasterio. Advertido del ataque que se aproximaba, la única medida de defensa del abad fue un ayuno de tres días en compañía de toda su comunidad. Cuando el arzobispo y sus soldados llegaron a las puertas de la abadía, Guido salió a recibirlos, y con el mayor respeto y humildad, los condujo a la iglesia. El corazón de Heriberto se conmovió: pidió perdón al abad, y prometió protegerlo de allí en adelante.

Al final de su vida, San
Guido de Ponposa, Santo
Guido de Ponposa, Santo
Cuido se retiró a la soledad, pero fue llamado a Piacenza por el emperador Enrique III, que había llegado a Italia y deseaba consultar al abad, de cuya santidad y sabiduría tenía grandes referencias. El anciano obedeció muy a su pesar y se despidió tiernamente de sus hermanos, diciéndoles que nunca más vería sus rostros. Había llegado a Borgo San Donino, cerca de Parma, cuando fue atacado repentinamente por una enfermedad, de la que murió al tercer día.

Se originó una disputa por la custodia de su cuerpo entre Pomposa y Parma. El emperador dirimió la cuestión, haciendo llevar las reliquias a la iglesia de San Juan Evangelista, en Speyer, que más tarde fue rebautizada con el nombre de San Guido-Stift.
San Guido, abad
fecha: 31 de marzo
n.: 970 - †: 1046 - país: Italia
otras formas del nombre: Wido
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Borgo San Domnino, en las cercanías de Parma, san Guido, abad del monasterio de Pomposa, en donde recibió a muchos discípulos y restauró los edificios. Se preocupó de modo especial por la oración, la contemplación y el culto divino, y buscó vivir en la soledad, atento sólo a Dios.

San Guido nació cerca de Ravena y sus padres estaban orgullosos de él. Principalmente para agradarlos, fue muy cuidadoso en su aspecto exterior y en su vestimenta. Sin embargo, una vez fue severamente castigado por esta forma de vanidad. Fue a Ravena, donde se celebraba la fiesta patronal de san Apolinar, y, despojándose de sus finas ropas, las dio a los pobres y se vistió las más andrajosas que pudo encontrar. Para vergüenza de sus padres, partió hacia Roma con esta indumentaria y, durante su permanencia allí, recibió la tonsura. Por inspiración divina se puso bajo la dirección de un ermitaño llamado Martín, que vivía en una islita en el río Po. Durante tres años permanecieron juntos y después, el solitario lo envió a la abadía de Pomposa, cerca de Ferrara, para que aprendiera la vida monástica en una gran comunidad. Ese monasterio y el de San Severo, en Ravena, estaban en realidad bajo la dirección del ermitaño, que decidía el nombramiento de los superiores.

Los sobresalientes méritos de Guido fueron tales, que mereció altos cargos, y llegó a ser abad, primero de San Severo y después de Pomposa, por nombramiento de Martín, confirmado por la votación de los monjes. Su reputación arrastró a muchos (incluyendo a su padre y a su hermano) a unirse a la comunidad, de suerte que el número de monjes fue duplicado y se hizo necesario que Guido construyera otro monasterio para acomodarlos a todos. Después de un tiempo, delegó a otros la parte administrativa de su oficio y se concentró en el aspecto puramente espiritual, especialmente en la dirección de las almas. En ciertas épocas del año, acostumbraba retirarse a una celda, distante aproximadamente cinco kilómetros de la abadía, donde llevaba una vida de tan intensa devoción e inquebrantable abstinencia, que parecía sostenerse con el ayuno y la oración. Especialmente durante la Cuaresma, trataba su cuerpo con tal severidad, que sus torturas podrían difícilmente superarse y aún así, era extraordinariamente tierno con los monjes, que le tenían gran devoción. San Pedro Damián, que a petición suya, dio lecciones de Sagrada Escritura en la abadía de Pomposa durante dos años, dedicó a san Guido su libro «De Perfectione Monacorum».

A pesar de haber sido un santo, Guido no escapó a la persecución. Por alguna razón, Heriberto, arzobispo de Ravena, concibió un odio acerbo contra él y se decidió en verdad a destruir su monasterio. Advertido del ataque que se aproximaba, la única medida de defensa del abad fue un ayuno de tres días en compañía de toda su comunidad. Cuando el arzobispo y sus soldados llegaron a las puertas de la abadía, Guido salió a recibirlos, y con el mayor respeto y humildad, los condujo a la iglesia. El corazón de Heriberto se conmovió: pidió perdón al abad, y prometió protegerlo de allí en adelante. Al final de su vida, san Guido se retiró a la soledad, pero fue llamado a Piacenza por el emperador Enrique III, que había llegado a Italia y deseaba consultar al abad, de cuya santidad y sabiduría tenía grandes referencias. El anciano obedeció muy a su pesar y se despidió tiernamente de sus hermanos, diciéndoles que nunca más vería sus rostros. Había llegado a Borgo San Domnino, cerca de Parma, cuando fue atacado repentinamente por una enfermedad, de la que murió al tercer día. Se originó una disputa por la custodia de su cuerpo entre Pomposa y Parma. El emperador dirimió la cuestión, haciendo llevar las reliquias a la iglesia de San Juan Evangelista, en Speyer, que más tarde fue rebautizada con el nombre de San Guido-Stift.


Existe una breve vida en latín que ha sido publicada tanto por los bolandistas, Acta Sanctorum, marzo, vol. III, como por Mabillon.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

¡Felicidades a quienes llevan su nombre!

Juana de Toulouse, Beata

Virgen, 31 de marzo
Juana de Toulouse, Beata
Juana de Toulouse, Beata

Virgen

Martirologio Romano: En Toulouse, en Francia, beata Juana, virgen, de la Orden de las Carmelitas (s. XV).

Etimológicamente: Juana = versión femenina del nombre Juan = Dios es misericordia, es de orgien hebreo.

Fecha de beatificación: Su culto fue confirmado el 11 de febrero de 1895 por el Papa León XIII.
A principios del año 1240, los Hermanos Carmelitas de Palestina se establecieron en Toulouse.

Veinticinco años después, cuando San Simón Stock cruzó Toulouse camino de Burdeos, se le aproximó una mujer llamada Juana, la cual le suplicó que la admitiera en su orden.

El prior Juan la admitió, la cubrió con el hábito carmelita y le permitió hacer el voto de perpetua castidad. En lo que fue posible, Juana observó estrictamente la regla de San Alberto de Jerusalén y fue venerada, no sólo como la primera terciaria carmelita, sino como la fundadora de las terciarias.

Diariamente frecuentaba la iglesia de los padres y combinaba la penitencia con el amor, privándose casi de las cosas necesarias de la vida para ayudar a los pobres y enfermos.

Acostumbraba también dirigir a los jóvenes en las prácticas de la santidad para prepararlos a entrar en la orden carmelita. Solía llevar consigo una imagen del Redentor crucificado, que ella estudiaba como si hubiese sido un libro.

La Beata Juana fue sepultada en la iglesia de los carmelitas de Toulouse y a su tumba acudían en gran número todos aquellos que buscaban su intercesión.

Fue venerada durante 600 años y su cuerpo fue varias veces custodiado como reliquia, especialmente en 1805, cuando un pequeño libro de oraciones manuscrito fue encontrado a su lado.
Beata Juana de Toulouse, virgen
fecha: 31 de marzo
†: c. 1286 o s.XIV-XV - país: Francia
canonización: Conf. Culto: León XIII 29 ene 1895
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Toulouse, en Francia, beata Juana, virgen, de la Orden de las Carmelitas.

A principios del año 1240, los Hermanos Carmelitas de Palestina se establecieron en Toulouse. Veinticinco años después, cuando san Simón Stock cruzó Toulouse camino de Burdeos, se le aproximó una mujer llamada Juana, que le suplicó que la admitiera en su orden. El prior Juan la admitió, la cubrió con el hábito carmelita y le permitió hacer el voto de perpetua castidad. En lo que fue posible, Juana observó estrictamente la regla de san Alberto de Jerusalén y fue venerada, no sólo como la primera terciaria carmelita, sino como la fundadora de las terciarias. Diariamente frecuentaba la iglesia de los padres y combinaba la penitencia con el amor, privándose casi de las cosas necesarias de la vida para ayudar a los pobres y enfermos. Acostumbraba también dirigir a los jóvenes en las prácticas de la santidad para prepararlos a entrar en la orden carmelita. Solía llevar consigo una imagen del Redentor crucificado, que ella estudiaba como si hubiese sido un libro.

La beata Juana fue sepultada en la iglesia de los carmelitas de Toulouse y a su tumba acudían en gran número todos aquellos que buscaban su intercesión. Fue venerada durante 600 años y su cuerpo fue varias veces custodiado como reliquia, especialmente en 1805, cuando un pequeño libro de oraciones manuscrito fue encontrado a su lado.

Lo anterior es un resumen de la historia de la beata Juana, cuyo culto fue confirmado en 1895, según se relata en las lecciones de su fiesta, en el suplemento carmelita del breviario romano, pero ha habido aparentemente considerable confusión, en especial con la época en que vivió. Es verdad que para el siglo XV el culto de la beata ya estaba difundido, y hubo un traslado de reliquias hacia el 1450, lo que permite mantener para su vida la fecha tradicional del siglo XIII; sin embargo, en la lista de santos carmelitas de la provincia de Toulouse redactada por Juan Grassi, que murió en 1437, la beata no aparece, lo que ayuda a pensar que, o el culto no había surgido aun, o simplemente no había vivido todavía. La crítica actual se inclina por dar por cierta la vida en finales del siglo XIV, e incluso comienzos del XV, más que en finales del siglo XIII, de donde, naturalmente, no pudo haber tenido contacto con san Simón Stock. Parece que tampoco fue terciaria, sino enclaustrada.

Ver las lecciones del breviario referentes a lo anterior, y Fr. Bonifatius, Die sel. Johanna van Toulouse, (1897); Fr. B. Zimmerman Monumenta historica Carmelitana p. 369, y Les Saints déserts des Carmes dechaussés (1927), pp. 17-18, donde el problema se examina. Acta de beatificación (con las fechas tradicionales), en Acta Sanctae Sedis 27 (1895), pág. 510. Artículo del Butler ligeramente reformado.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

Natalia Tulasiewicz, Beata

Mártir, 31 de marzo
Natalia Tulasiewicz, Beata
Natalia Tulasiewicz, Beata

Mártir Laica

Martirologio Romano: En la aldea de Ravensbrück, en Alemania, beata Natalia Tulasiewicz, mártir, que al ser ocupada Polonia militarmente fue recluida en un campo de concentración por los nazis y, a causa de la inhalación de gases, entregó su alma al Señor (1945).

Etimológicamente: Natalia = Aquella que ha nacido, es de origen latino.

Fecha de beatificación: 13 de junio de 1999, junto a otros 107 mártires polacos de la Segunda Guerra Mundial.
Natalia Tulasiewicz nació en la región polaca de Rzeszów en Polonia el 9 de abril de 1906. Se cría en un ambiente familiar católico y los valores aprendidos en el hogar no los perderá cuando más adelante se instale en la ciudad de Poznan. Todo lo contrario. Natalia no hace oposiciones entre sus ansias juveniles de entrega y de servicio con la vivencia sincera de su fe. Ella ha entendido que la vida y la fe van de la mano y que la santidad puede ser vivida en lo cotidiano. Por estos tiempos los laicos van tomando mayor conciencia de su misión de santificar el mundo y Natalia se une al gran movimiento de apostolado laical que se da en la Iglesia, convirtiéndose en una entusiasta animadora de este tipo de apostolado.

A mediados de septiembre de 1939, la católica Polonia va a sufrir uno de los períodos más dolorosos de su historia. Casi simultáneamente es invadida por el oeste por la Alemania nazi de Hitler y por el este por el Ejército Rojo soviético de Stalin. Estos dos regímenes eran abiertamente contrarios al catolicismo y en el lapso de pocos años exterminaron a más de seis millones de polacos.

A Natalia, como a toda su generación, le tocó presenciar con impotencia como su nación era aniquilada. Ella confiaba en Dios y sabía que el mal nunca tiene la última palabra, por más que por momentos parezca invencible. Cargada de valor se entrega a infundir esperanza entre sus compatriotas, animándoles a esperar en el Señor y a confiarse a su protección. Pero su apostolado no solo se quedó en los consejos, al enterarse de que muchas mujeres polacas estaban siendo enviadas a Alemania a realizar trabajos forzados, ella parte libremente con ellas para poder ayudarlas espiritualmente.

En abril de 1944 la GESTAPO, que era la policía secreta política del régimen nazi, descubre su acción y la arrestó. Fue atrozmente torturada y humillada públicamente para ser luego es enviada al campo de concentración de Rawensbruck. Era Viernes Santo de 1945, sus fuerzas son pocas luego de los maltratos sufridos; sin embargo, esta admirable mujer sale de su barraca y proclama un emotivo discurso sobre la Pasión y Resurrección del Señor que llena de esperanza a los creyentes. El Señor tiene un hermoso gesto de ternura hacia su hija Natalia, pues dos días después, el 31 de marzo, Domingo de Resurrección, es trasladada a la cámara de gas donde entrega su alma al Señor de la Vida.
Beata Natalia Tulasiewicz, mártir
fecha: 31 de marzo
n.: 1906 - †: 1945 - país: Alemania
canonización: B: Juan Pablo II 13 jun 1999
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
En la aldea de Ravensbrück, en Alemania, beata Natalia Tulasiewicz, mártir, que, al ser ocupada militarmente Polonia, su patria, por un régimen contrario a Dios y a la dignidad humana, fue recluida en un campo de concentración, donde, en una cámara de gas, entregó su alma al Señor.

Nació en Rzeszów (Polonia) el 9 de abril de 1906. En 1921 se trasladó con su familia a Poznam y estudió en el liceo de las hermanas ursulinas, pasando con posterioridad a la universidad en la que se licenció en letras. De 1933 a 1937 fue profesora de la escuela de San Casimiro de Poznam y desde ese año pasó a enseñar en el liceo de las ursulinas. En 1939 se dictó contra ella orden de extrañamiento y se la obligó a vivir primero en Ostrowiec Kielecki y luego en Cracovia, a donde se fue con ella el resto de su familia. Dejó entonces la enseñanza abierta y pasó a trabajar en la enseñanza superior clandestina. En 1943 se ofreció voluntariamente a trabajar en Alemania como obrera de fábrica. La suya era una intención apostólica: quería ayudar a sus compañeras a conservar la fe y la espiritualidad. Trabajó en Hannover en la fábrica Günther-Wagner, alojada con otras muchas mujeres, entre ellas trescientas polacas. Su trabajo religioso no pasó inadvertido, siendo arrestada en abril de 1944 por la Gestapo y llevada a la cárcel de Colonia donde fue torturada. El 26 de septiembre de aquel año pasó al campo de exterminio de Ravensbruck, en cuya cámara de gas halló la muerte el sábado santo 31 de marzo de 1945, en vísperas de la entrada de las tropas aliadas. Fue beatificada el 13 de junio de 1999.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003

Buenaventura (Tornielli) de Forli, Beato

Sacerdote Servita, 31 de marzo
Buenaventura (Tornielli) de Forli, Beato
Buenaventura (Tornielli) de Forli, Beato

Presbítero Servita

Martirologio Romano: En Udine, en el territorio de Venecia, beato Buenaventura Tornielli, presbítero de la Orden de los Siervos de María, que con su predicación por diversas regiones de Italia movió al pueblo a la penitencia, falleciendo ya octogenario, mientras predicaba un sermón cuaresmal (1491).

Etimológicamente: Buenaventura = Aquel que posee buena fortuna, es de origen latino.

Fecha de beatificación: Su culto fue confirmado el 6 de septiembre de 1911 por el Papa Pío X.
El Beato Buenaventura Tornielli, nació en Forli en el año 1411, y perteneció a una familia acomodada.

Parece que no ingresó a la Orden de los Servitas sino hasta 1448, cuando tenía treinta y siete años de edad, pero su fervor y austeridad de vida pronto le permitieron recuperar el tiempo perdido.

Después de su ordenación, se preparó para el trabajo apostólico con un año de retiro y pronto empezó a predicar con maravillosa elocuencia y mucho éxito.

Fue comisionado especialmente por el Papa Sixto IV, para emprender esta misión apostólica y sus sermones produjeron una notable reforma de vida en todos los Estados papales y en las provincias de Toscana y Venecia.

Hacia fines de 1488, fue elegido vicario general de su orden, oficio en el que dio muestras de sus grandes cualidades administrativas y de su caridad.

El, sin embargo, continuó aún su trabajo misionero y apenas había terminado su predicación de Cuaresma en Udine, cuando el Jueves Santo de 1491 (31 de Marzo), fue llamado por Dios, agotado por la edad y las penalidades de la vida que había llevado.

Sus reliquias fueron finalmente llevadas a Venecia, donde su culto se acrecentó a causa de las muchas curaciones milagrosas.
Beato Buenaventura de Forli, religioso presbítero
fecha: 31 de marzo
n.: 1411 - †: 1491 - país: Italia
otras formas del nombre: Buenaventura Tornielli
canonización: Conf. Culto: Pío XI 5 sep 1911
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Udine, en el territorio de Venecia, beato Buenaventura de Forli, presbítero de la Orden de los Siervos de María, que con su predicación por diversas regiones de Italia movió al pueblo a la penitencia. Falleció ya octogenario, mientras predicaba un sermón cuaresmal.

El Beato Buenaventura Tornielli, nació en Forli, y perteneció a una familia acomodada. Parece que no ingresó a la Orden de los Servitas sino hasta 1448, cuando tenía treinta y siete años de edad, pero su fervor y austeridad de vida pronto le permitieron recuperar el tiempo perdido. Después de su ordenación, se preparó para el trabajo apostólico con un año de retiro y pronto empezó a predicar con maravillosa elocuencia y mucho éxito. Fue comisionado especialmente por el Papa Sixto IV, para emprender esta misión apostólica y sus sermones produjeron una notable reforma de vida en todos los Estados papales y en las provincias de Toscana y Venecia. Hacia fines de 1488, fue elegido vicario general de su orden, oficio en el que dio muestras de sus grandes cualidades administrativas y de su caridad. Él, sin embargo, continuó aún su trabajo misionero y apenas había terminado su predicación de Cuaresma en Udine, cuando el Jueves Santo de 1491, fue llamado por Dios, agotado por la edad y las penalidades de la vida que había llevado. Sus reliquias fueron finalmente llevadas a Venecia, donde su culto se acrecentó a causa de las muchas curaciones milagrosas. Este culto fue confirmado en 1911.

Ver el decreto de confirmación publicado en el Acta Apostolicae Sedis, vol. III (1911), pp. 659-660; y F. Cornebus, Ecclesiae Venetae, vol. II, pp. 34-51.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

Balbina de Roma, Santa

Virgen y Mártir, 31 de marzo
Balbina de Roma, Santa
Balbina de Roma, Santa

Virgen y Mártir

Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de santa Balbina, cuyo título situado en el Aventino muestra la veneración que se tributó a su nombre (antes de 595).

Etimológicamente: Balbina = Aquella con dificultad para hablar, es de origen latino.
Se encuentran en Roma recuerdos de Santa Balbina en tres puntos diferentes, que están relacionados con las primeras antigüedades de la Cristiandad en esa ciudad.

En el relato puramente legendario del martirio de San Alejandro (acta SS., Maii, I, 367 sqq.) se menciona al tribuno Quirino, quien murió mártir y fue enterrado en la catacumba de Praetextatus sobre la Via Appia.

Su gracia fue estimada con gran veneración y se describe en los viejos itinerarios (guías para los peregrinos) de las catacumbas romanas. La tradición dice que su hija Balbina, quien había sido bautizada por San Alejandro y que pasó su vida siendo soltera, fue enterrada luego de la muerte de su padre en la misma catacumba.

La fiesta de Santa Balbina se celebra el 31 de marzo. Usuardo habla de ella en su martirologio, y su relato de Santa Balbina se apoya en los registros del martirio de San Alejandro.

Existe otra Balbina cuyo nombre fue dado a una catacumba (come. Balbinae) que se extiende entre la Via Appia y la Via Ardeatina, a poca distancia de la pequeña Iglesia llamada Domine quo vadis (Dónde vas Señor).

Sobre este cementerio en el siglo cuarto el Papa Marcos erigió una basílica. Existe todavía sobre la pequeña Aventina dentro de la misma ciudad el viejo título de San Balbina, primero mencionado en un epitafio del siglo sexto y en las firmas del Consejo romano (595) en tiempos del Papa Gregorio I. Esta iglesia fue erigida en un antiguo y amplio salón. Su santo titular se supone es idéntico con San Balbina que fue enterrada en las catacumbas de Praetextatus y cuyos huesos junto con los de su padre fueron traídos aquí en fecha más tardía. Sin embargo, no es seguro que los dos nombres se refieran a la misma persona.
Santa Balbina, virgen
fecha: 31 de marzo
†: a. 595 - país: Italia
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Roma, conmemoración de santa Balbina, cuyo título erigido en el Aventino muestra la veneración que se tributó a su nombre.
patronazgo: protectora contra el bocio y el dolor de cuello.
refieren a este santo: San Quirino de la Vía Apia

En el Martirologio Romano anterior a la última reforma se leía: «En Roma, Santa Balbina, virgen, hija de san Quirino, mártir, que fue bautizada por el papa Alejandro y escogió a Cristo como su esposo en santa virginidad; después de terminar su curso en este mundo, fue sepultada en la Vía Apia, cerca de su padre.» Este relato, el tradicional de la santa, desgraciadamente depende de la inserción completamente gratuita del martirologista Ado, quien tomó ciertos detalles de las «Actas del papa Alejandro», que Beda prudentemente pasó por alto, y usó los nombres de Quirino, Teodora y Balbina para llenar tres nombres dejados en blanco en el mes de marzo. Las así llamadas «Actas de Balbina» son meramente un tardío plagio de las actas de Alejandro.

Todo lo que sabemos es que a mitad del camino entre la Vía Apia y la Vía Ardeatina, hubo un monasterio de Balbina, probablemente llamado así, porque fue construido en las propiedades de una dama cristiana, llamada Balbina. Por otra parte, parece que hubo una Balbina, llamada hija de Quirino, pero no puede haber sido la misma, ya que la primera vivió en época muy anterior y fue sepultada en la catacumba de Pretéxtato. Balbina fue honrada en una pequeña iglesia del siglo IV, en el Aventino, que llevó su nombre, pero es difícil determinar de cuál Balbina se trataba. La fecha que le asigna el Martirologio (anterior al 595) proviene de que esa pequeña iglesia es el único dato cierto que tenemos.

La fabulosa historia de Santa Balbina está publicada en el Acta Sanctorum, marzo, vol. III, pero está sacada de las Actas de Alejandro, en una versión en la que Balbina es presentada como mártir. Ver también Dom Quentin, Les martyrologes historiques, especialmente pp. 113 y 490; Leclercq en Dictionnaire d'Archéologie chrétienne et de Liturgie, vol. II, pp. 137-157; y J. P. Kirsch, Die Rómischen Titelkirchen im Altertum, pp. 94-96..
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

¡Felicidades a quien lleve este nombre!

Benjamin, Santo

Diacono y Mártir, 31 de marzo
Benjamin, Santo
Benjamin, Santo

Diácono y Mártir

Martirologio Romano: En el lugar de Argol, en Persia, san Benjamín, diácono, que al predicar insistentemente la palabra de Dios, consumó su martirio con cañas agudas entre sus uñas, en tiempo del rey Vararane V (c. 420).

Etimológicamente: Benjamín = Aquel que es el último nacido o Hijo de dicha, es de origen hebreo.
El rey Yezdigerd, hijo de Sapor II puso fin a la cruel persecución de los cristianos que había sido llevado al cabo en Persia durante el reinado de su padre. Sin embargo, el obispo Abdas con un celo mal entendido incendio el Pireo o templo del fuego, principal objeto del culto de los persas.

El rey amenazó con destruir todas las iglesias de los cristianos, a menos que el obispo reconstruyera el templo, pero éste se rehusó a hacerlo; el rey lo mandó a matar e inició una persecución general que duró 40 años.

Uno de los primeros mártires fue Benjamín, diácono. Después de que fuera golpeado, estuvo encarcelado durante un año.

Benjamín era un joven de un gran celo apostólico en bien de los demás. Hablaba con fluida elocuencia.

Incluso había logrado muchas conversiones entre los sacerdotes de Zaratustra. Los meses que pasó en la cárcel le sirvieron para pensar, orar, meditar y escribir.

En estas circunstancias llegó a la ciudad un embajador del emperador bizantino y lo puso en libertad. Y le dijo el rey Yezdigerd: "Te digo que tú no has tenido culpa alguna en el incendio del templo y no tienes que lamentarte de nada".

¿No me harán nada los magos?, preguntó el rey al embajador. No, tranquilo. No convertirá a nadie, añadió el embajador.

Sin embargo, desde que lo pusieron en libertad, Benjamín comenzó con mayor brío e ímpetu su trabajo apostólico y convirtió a muchos magos haciéndoles ver que algún día brillará en sus ojos y en su alma la luz verdadera.

De no ser así –decía – yo mismo sufriré el castigo que el Señor reserva a los seguidores que no sacan a relucir los talentos que él les ha dado.

Esta vez no quiso intervenir el embajador. Pero poco después, el rey lo encarceló de nuevo y mandó que le dieran castigos hasta la muerte,siendo luego decapitado

Murió alrededor del año 420.
 
San Benjamín, diácono y mártir
fecha: 31 de marzo
n.: c. 400 - †: c. 420 - país: Irak-Irán
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En el lugar de Argol, en Persia, san Benjamín, diácono, que, por predicar insistentemente la palabra de Dios, consumó su martirio con cañas puntiagudas clavadas bajo las uñas, en tiempo del rey Vararane V.

El rey Yezdigerd, hijo de Sapor II, puso fin a la cruel persecución de los cristianos que había sido llevada al cabo en Persia durante el reinado de su padre, de modo que la Iglesia había gozado de la paz por doce años, cuando un obispo llamado Abdas, con un celo mal entendido, incendió el Píreo, o templo del fuego, principal objeto del culto de los persas. El rey amenazó con destruir todas las iglesias de los cristianos, a menos que Abdas reconstruyera el templo. Este se rehusó a hacerlo; el rey lo mandó matar e inició una persecución general que se intensificó bajo el reinado de su hijo Varanes y que duró cuarenta años. Teodoreto, que en ese tiempo vivía en las cercanías, hace un espantoso relato de las crueldades practicadas.

Uno de los primeros mártires fue un diácono llamado Benjamín. Después de que éste fue golpeado, estuvo encarcelado durante un año, pero un embajador del emperador en Constantinopla obtuvo su libertad, prometiendo bajo su responsabilidad que el santo se abstendría de hablar acerca de su religión. Benjamín, sin embargo, declaró que él no podía cumplir tal condición y, de hecho, no perdió oportunidad de predicar el Evangelio. Fue de nuevo aprehendido y llevado ante el rey. En el juicio, su única respuesta a la acusación fue preguntar al monarca qué pensaría de un súbdito que faltase a su fidelidad y se levantara en armas contra él. El tirano ordenó que se le encajaran cañas entre uña y carne y en las partes sensibles de su cuerpo y que posteriormente se las sacaran. Después de haber repetido esta tortura varias veces, le atravesaron las entrañas con una estaca nudosa, con el fin de rasgarlo y despedazarlo. El mártir expiró en medio de la más terrible agonía.

Además de Teodoreto (Historia Eclesiástica, vol. I, c. 38), cuya fuente está reproducida en el Acta Sanctorum, marzo, vol. III, un relato de esos mártires ha sido conservado tanto entre los sirios como entre los armenios. Ver Peeters en la Analecta Bollandiana, vol. XXVIII (1909), pp. 399-415, que arroja una gran luz sobre ciertas incongruencias en la narración y que muestra que Teodoreto había probablemente usado un original sirio. Cf. también el Historisches Jahrbuch vol. XXXIV (1913), pp. 94 ss.; y Labourt Le Christianisme dans l´Empire pérse, pp. 105-112.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

¡Felicidades a quienes lleven este nombre!

Cristóbal Robinson, Beato

Presbítero y Mártir, 31 de marzo
Cristóbal Robinson, Beato
Cristóbal Robinson, Beato

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Carlisle, en Inglaterra, conmemoración del beato Cristóbal Robinson, presbítero y mártir, que fue testigo del martirio de san Juan Boste y, finalmente, bajo el reinado de Isabel I, en día no precisado, sólo por el hecho de ser sacerdote, también fue ajusticiado, recibiendo de esta forma la palma de la gloria. (1597)

Fecha de beatificación: 22 Noviembre de 1987 por el Papa Juan Pablo II, junto a otros 84 mártires de Inglaterra, Gales y Escocia.
Cristóbal Robinson está en todas las antiguas listas de mártires durante la Reforma Protestante, pero su vida es todavía poco conocida. Sin embargo, su memoria nunca ha sido olvidada en Cumberland (hoy es parte de Cumbria), en donde él es el único mártir católico. Su muerte, evidentemente, causó una profunda impresión, especialmente en su natal: Carlisle.

Cristóbal Robinson nació probablemente en Woodside, cerca de Carlisle, entre 1565 y 1570. Fue admitido, con otras seis jóvenes, el 17 de agosto 1589 en el colegio de Douai como estudiante. Esta escuela había sido fundada el 29 de septiembre de 1568 por William Allen, un ex profesor de Oxford y que más tarde llegaría a ser cardenal. Los primeros cuatro sacerdotes fueron enviados a Inglaterra en 1574, y en los próximos diez años algo más de un centenar serían ordenados y partirían hacia Inglaterra.

De 1568 a 1594 el Colegio fue reasentado junto a la Universidad de Reims y fue en este período en el que Cristóbal Robinson era estudiante del Colegio.

Inmediatamente comenzó sus estudios teológicos y recibió la tonsura y las primeras Órdenes Menores el 18 de agosto de 1590. Era tal la necesidad urgente de sacerdotes que habían concedido al Colegio una dispensa general para acortar el tiempo de formación para el sacerdocio que habitualmente es de seis años. Cristóbal Robinson recibió el resto de órdenes menores y también las ordenes del subdiaconato y el diaconato en ceremonias realizadas durante los tres últimos días del mes de marzo de 1591. El 24 de febrero de 1992 fue ordenado sacerdote por el Cardenal Philip Sega en su capilla privada en Reims. Partió para Inglaterra el 1 de septiembre de 1592.

Cumberland y probablemente parte de Westmorland iban a ser su campo de trabajo. Existe una lista de 1596 en la que junto a su nombre se indica “vive principalmente en Woodside, cerca de Carlisle en Cumberland”. La única vivienda conocida con certeza por haber sido visitada y usada por él fue Johnby Hall, hogar de la familia Musgrave, a unas seis millas de Penrith, cerca de Castillo de Greystoke.

Él seguramente conocía a John Boste, natural de Dufton, cerca de Appleby, quien era el sacerdote más perseguido en los condados del norte. Él sería eventualmente capturado cerca de Brancepeth, en el Condado de Durham, el 13 de septiembre de 1593. Cristóbal Robinson se enteró de su captura y, teniendo la seguridad de que nadie lo reconocería, cabalgó para asistir a su juicio. Después escribió un detallado relato del proceso y muerte de John Boste. Este es el único documento de tu testigo presencial de un martirio, escrito inmediatamente luego de ocurrido los hechos.

Él mismo fue detenido tres años y medio después, el 4 de marzo de 1597. Una carta del P. Henry Garnett S.J., fechada el 7 de abril de 1597 establece lo siguiente:

"Robinson, un sacerdote del seminario, fue recientemente encarcelado y ahorcado en Carlisle. Durante la ejecución la cuerda se rompió dos veces y a la tercera el P. Robinson reprochó al comisario por su crueldad, diciéndole que, aunque él nunca cedería y se alegraba de su lucha, sin embargo la carne y la sangre eran débiles, por lo pedía un poco más de humanidad para no atormentar a un hombre durante tanto tiempo. Cuando ellos optaron por usar dos cuerdas, él dijo: con eso tardaré más en morir, pero no importa, estoy dispuesto a sufrir todo”.

El tiempo se ha encargado de hacer desaparecer los motivos por los que Cristóbal Robinson fuera juzgado, pero hay pruebas abundantes de que la única causa de su ejecución fue el ser un sacerdote católico.

También hay muchas evidencias de que en Carlisle el nombre de Cristóbal Robinson no es sólo recordado sino también invocado como un verdadero mártir.
Beato Cristóbal Robinson, presbítero y mártir
fecha: 31 de marzo
n.: c. 1568 - †: 1597 - país: Reino Unido (UK)
canonización: B: Juan Pablo II 22 nov 1987
hagiografía: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003
En Carlisle, en Inglaterra, conmemoración del beato Cristóbal Robinson, presbítero y mártir, que fue testigo del martirio de san Juan Boste y, finalmente, bajo el reinado de Isabel I, en día no precisado, sólo por el hecho de ser sacerdote, también fue ajusticiado, recibiendo de esta forma la palma de la gloria.
refieren a este santo: San Juan Boste

Nuestro futuro mártir, de cuya primera infancia tenemos pocos datos, marchó a Reims a comienzos de 1589, Y con Pedro Snow y otros compañeros fue admitido el 17 de abril en el colegio que, trasladado de Douai, se hallaba entonces en esta ciudad. Acabado el primer año de estudio, recibió la tonsura clerical el 18 de agosto de 1590 y las órdenes menores en la iglesia de Nuestra Señora de Reims. Prosiguió los estudios y en mitad del curso siguiente fue enviado a Soissons, donde el 30 y 31 de marzo de 1591 recibió respectivamente las órdenes mayores del subdiaconado y el diaconado. En el colegio, lleno de devoción y fe, continuó sus estudios, y con el alma entregada a la causa misionera, se acercó el 24 de febrero de 1592 al cardenal Sega, que le impuso las manos en Reims y le ordenó presbítero. Era sacerdote. Su misión. Su ideal. Continuó sus estudios hasta terminarlos en Juma y quedó a la espera de la orden de volver a Inglaterra. Él se hallaba dispuesto a todo. Sólo era preciso que lo enviaran. El día 1 de septiembre de 1592 comenzó su viaje de vuelta a su patria.

Le esperaban seis años de trabajo apostólico, del que por desgracia no conservamos pormenores. Pero en medio de estos años tuvo lugar en Durham el martirio de san Juan Boste (24 de julio de 1594). Fue allí a presenciarlo Cristóbal Robinson, y luego escribió una detallada relación del proceso y muerte del mártir, que sería más tarde publicada en el volumen primero de las publicaciones de la Catholic Record Society. El P. Robinson pudo presenciar cómo era llevado en una carreta desde la prisión hasta el lugar de la ejecución. Oyó al mártir rezar el ángelus mIentras subía los peldaños de la escalera del patíbulo, y presenció cómo el mártir empezó a hablar y no le dejaron y dijo entonces que su sangre hablaría por él. Este insigne martirio no horrorizó a Robinson, al revés le llevó a afianzarse más en su vocación misionera y a seguir trabajando por la causa católica, sIempre con la perspectiva del martirio.

Éste llegó para él unos años más tarde. La fecha de su martirio es objeto de discrepancias. En la "positio" inicial se le señala el 19 de agosto de 1598. En el breve de beatificación se señala el año 1587, lo que es manifiestamente equivocado pues asistió en 1594, como queda dicho, al martirio de san Juan Boste. Y en el Martirologio se dice que se desconoce el día y da el año 1597, inscribiendo su memoria el 31 de marzo. En una carta de Garnet, el provincial de los Jesuitas, se da la fecha del 7 de abril. Fue localizado y arrestado en Johnby Hall, Junto a Penrith en Cumberland, en la casa de Leonardo Musgrave y llevado a prisión en Carlisle. Aquí se le dio cuenta a un ministro protestante de la ciudad, llamado curiosamente también Robinson, y que muy pronto sería nombrado Obispo de Carlisle, de que había sido apresado un sacerdote católico con este apellido. Y aquél decidió visitarlo en la cárcel para tratar de atraerlo al anglicanismo y salvarle la vida. Cristóbal se mostró cortés y amable con su visitante y comprendió la buena voluntad de fondo que el prelado anglicano tenía en atraerlo a su religión, por conquistar aquella alma y por librarlo del suplicio. Y escuchó con delicadeza las cosas que el obispo le decía con palabras dulces y halagadoras. Pero a todas sus palabras oponía la más firme persistencia en su fe católica, que ni por un momento se vio turbada o puesta en duda. El obispo volvió vanas veces a la cárcel y dio repetidas conferencias al sacerdote preso, sin que ninguna de ellas lo moviera de su adhesión al catolicismo. Dejándolo por imposible, el prelado anglicano hubo de ver que el proceso seguía su curso. Cristóbal compareció en juicio, donde no se le halló reo de otro crimen que el de haberse ordenado sacerdote católico en el extranjero pese a la prohibición real y haber ejercitado su ministerio en el país. Fue condenado como traidor y destinado a la horca y descuartizamiento. También fueron condenados los Musgrave, pero poco después fueron perdonados.

Todas las fuentes son contestes en que se portó en el patíbulo con mansedumbre y dulzura, y que en su rostro siempre amable había verdadera alegría. Fueron muchos a presenciar su ejecución y salieron tocados, de modo que se habló mucho tiempo en Carlisle de la heroica paciencia con que este conciudadano había sabido afrontar digna y heroicamente la muerte por su fe. El papa Juan Pablo II lo beatificó junto con otros mártires el 22 de noviembre de 1987.

Resumido del artículo de Jose Luis Repetto Betes. En la imagen: memorial de Christopher Robinson en la iglesia católica de Nuestra Señora y San José, en Carlisle.
fuente: «Año Cristiano» - AAVV, BAC, 2003

Renovato (Renato), Santo

Obispo de Mérida, 31 de marzo
 
Renovato (Renato), Santo
Renovato (Renato), Santo

Obispo

Etimológicamente: Renato = Aquel que vuelve a nacer, es de origen latino.

Etimológicamente: Renovato = Aquel que ha sido restaurado, es de origen latino.
El XIV obispo de Mérida, Renovato, cierra la época gloriosa de santidad y esplendor emeritense: fue un varón ecuánime, justo e ingenioso. Maestro acabado por su doctrina y ejemplaridad de vida.

Después de gobernar la Iglesia durante muchos años murió en la paz de Dios en el año 633.

Su cuerpo, junto con los de sus obispos predecesores (Masona e Inocente), descansan sepultados con los mayores honores en una misma cripta en Mérida, en la cripta de la Iglesia martirial de Santa Eulalia. Ante sus sepulcros se dieron continuos signos de protección; de aquí que su culto se iniciara por asentimiento o aclamación de la iglesia local en la liturgia, al uso de la época.

Es el último biografiado por el autor de las "Vitas" que dice: ´El santo Renato, hombre adornado de todas las virtudes; godo de origen, nacido de rancia prosapia e insigne por el lustre de su familia. Era esbelto de cuerpo, de distinguidos modales, de singular estatura... era mayor aún por dentro su hermosura, inundado en la posesión del Espíritu Santoª.

Antes había sido abad del monasterio de Cauliana. Se distinguió en las artes y en las ciencias eclesiásticas, especialmente en las Sagradas Escrituras. Su agudo ingenio le hizo maestro de no pocos discípulos.

Su fiesta se celebra el 31 de Marzo.

TREINTA MONEDAS DE PLATA POR JESUS



Satanás a entrado en el corazón de Judas y ahora éste les propone a los sumo sacerdotes entregarlo a cambio de treinta monedas de plata. Desde ese momento Judas busca el momento para ponerlo en manos  de los Judíos. Sin embargo, Jesús no se retira de Jerusalén. A pesar que sabia que Judas  lo traicionaría, el Señor no huye. Antes bien, decide permanecer con sus discípulos para celebrar la Pascua e instituir el Sacramento de la Eucaristía. "A JESUS NADIE LE QUITA LA VIDA". " ÈL LA ENTREGA POR AMOR PARA SALVARNOS".
En nuestros días, todavía se vende a Jesús por treinta monedas, cuando le ponemos precio a la vida de las personas, cuando permitimos el aborto, justificamos el secuestro o promovemos la eutanasia.

El salmo nos narra parte de la Pasión que Jesús sufrió por nosotros. (Salmo 69) Dice, que por ti Jesús aguantó las afrentas, que todos lo abandonaron, que las penas destrozaron su corazón. También agrega que esperó algo de compasión, pero no la hubo, que buscó alguien que le diera consuelo y no lo encontró.   Por eso, a punto de iniciar mañana el Triduo Pascual, te invito a sumergirte de lleno en la Pasión y Muerte de Jesucristo meditando en el Misterio Pascual.

"CARGA TU CRUZ PARA DARLE CONSUELO A JESUS Y MUESTRA COMPASIÒN POR TUS HERMANOS, PARA QUE SEA CRISTO QUIEN LA RECIBA ESCONDIDO EN ELLOS."

Oremos:

Oro hoy, por todos los condenados injustamente a pasar largos años en la prisión alejados de sus familias, por todos los que juzgan, condenan y traicionan la buena fe de las personas.
Mi corazón anhela a Dios, deseo unirme a Él; un ligero temor atraviesa mi alma y a la vez una llama de amor incendia mi corazón. El amor y el sufrimiento están unidos en mi corazón. Señor, en este cuarto día de la Semana Mayor me sumerjo en el ministerio de su Pasión y Muerte. Quiero orar contigo en el Huerto de los Olivos, recibir la comunión en la Cena de Pascua, estar contigo frente a los sumos Sacerdotes, ser juzgado junto a ti por Pilato, soportar los azotes que recibisteis por mi, caminar contigo cargando mi cruz y dejarme crucificar por amor a ti como testigo de tu misericordia. Amén.

ALELUYA, CRISTO RESUCITO!!!!!! Año 2013

"Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes.
Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: "¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que él les decía cuando aún estaba en Galilea: 'Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día'". 
(Lc 24, 4-8).





Homilía de S.S. Benedicto XVI en la Vigilia Pascual 2008
¡Ha resucitado, aleluya!”
“Sursum corda”, levantemos el corazón, fuera de la maraña de todas nuestras preocupaciones, de nuestros deseos, de nuestras angustias, de nuestra distracción, levantad vuestros corazones, vuestra interioridad… siempre debemos apartarnos de los caminos equivocados, en los que tan a menudo nos movemos con nuestro pensamiento y obras. Siempre tenemos que dirigirnos a Él, que es el Camino, la Verdad y la Vida. Siempre hemos de ser “convertidos”, dirigir toda la vida a Dios. Y siempre tenemos que dejar que nuestro corazón sea sustraído de la fuerza de gravedad, que lo atrae hacia abajo, y levantarlo interiormente hacia lo alto: en la verdad y el amor. 

En esta hora damos gracias al Señor, porque en virtud de la fuerza de su palabra y de los santos Sacramentos nos indica el itinerario justo y atrae hacia lo alto nuestro corazón. Y lo pedimos así: Sí, Señor, haz que nos convirtamos en personas pascuales, hombres y mujeres de la luz, colmados del fuego de tu amor. Amén.  

Vigilia Pascual 2007 -Benedicto XVI, homilía
"Sus heridas os han curado" (1 P 2,24), éste es el anuncio que Pedro dirigió a los primeros convertidos. Aquellas llagas, que en un primer momento fueron un obstáculo a la fe para Tomás, porque eran signos del aparente fracaso de Jesús; aquellas mismas llagas se han vuelto, en el encuentro con el Resucitado, pruebas de un amor victorioso. Estas llagas que Cristo ha contraído por nuestro amor nos ayudan a entender quién es Dios y a repetir también: "Señor mío y Dios mío". Sólo un Dios que nos ama hasta cargar con nuestras heridas y nuestro dolor, sobre todo el dolor inocente, es digno de fe. -Benedicto XVI, Pascua 2007.

La Resurrección del Señor
La pascua celebra la resurrección de Jesucristo, victorioso sobre la muerte. Su victoria es nuestra victoria. Verdad fundamental de la fe cristiana. Un canto pascual a esta fiesta la llama "La reina de todas la estaciones," "día esplendoroso," "la fiesta regia de todas las fiestas". Éste es el día que hizo el Señor. La Iglesia se reúne felizmente cansada después de la intensidad de la Vigilia Pascual. El Padre nos recibe en casa, como al hijo pródigo, nos agasaja con un banquete y nos da una túnica nueva.
Según San León Magno, Jesús se apresuró a resucitar cuanto antes porque tenía prisa en consolar a su Madre y a los discípulos (Sermón 71, 2).
Ya han pasado los 40 días del ayuno cuaresmal. Hoy comenzamos "los Cincuenta Días de la Pascua," siete semanas más un día–una "semana de semanas" desde ahora hasta la fiesta de Pentecostés. En estos cincuenta días nuestro Señor resucitado nos dirige hacia el sol de la primavera. Nuestro maravilloso Jardinero planta su cruz entre nosotros como nuevo árbol de la vida. Nuestro Buen Pastor nos conduce a los pasos floridos del paraíso.

SECUENCIAVictima paschali laudes             
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.

Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.

Lucharon vida y muerte
en singular batalla,
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.

«¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?»
«A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
 
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!

Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.»

Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.

Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Amén. Aleluya.
 

Sábado Santo. VIGILIA PASCUAL

 
 
Sábado Santo. VIGILIA PASCUAL
En la Vigilia Pascual celebramos la resurrección del Señor. En la oscuridad de la noche surge una luz nueva, Cristo, en cuya resurrección, buena noticia definitiva para el mundo, participamos por el Bautismo y la Eucaristía.
CRISTO HA RESUCITADO
     ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, HA RESUCITADO.
Lc 24,5-6
Los primeros cristianos fueron los que experimentaron el poder de la presencia de Jesús entre ellos incluso después de su muerte. Cuando todo parecía perdido, cuando el anuncio de la Buena Noticia corría el peligro de convertirse en una ilusión pasada, descubrieron que Jesús seguía guiándolos e inspirándolos, algunos de los que le habían visto y conocido lo vieron de nuevo vivo después de su muerte. Había resucitado.
La resurrección de Jesús produjo, y sigue produciendo, tal impacto en nosotros, sus seguidores, que nos resulta imposible creer que nadie pueda ser mayor que él. La resurrección no significa simplemente que Jesús volvió a la vida, sino que se ha mostrado como el único y definitivo criterio del bien y del mal, de la verdad y de la mentira, la única esperanza para el futuro, el único poder capaz de transformar el mundo.

Jesús resucitado está por encima de todo, su valor sobrepasa el de cualquier persona o acontecimiento anterior o posterior, ni siquiera la muerte es capaz de acabar con él, ni con su mensaje y su vida. Su palabra es la palabra de Dios, su Espíritu es el Espíritu de Dios, sus valores y actitudes son los valores y actitudes del mismo Dios. Creer en Jesús hoy es compartir esta experiencia y esta convicción. Si ponemos a Jesús, su vida y su muerte en segundo lugar frente a cualquier otra cosa negamos su resurrección y con ella su divinidad. Jesús no es un asunto de vida o muerte, sino algo más importante todavía, porque él vale más que la vida y que la muerte. Creer que Jesús ha resucitado, que es Dios, significa reconocer la divinidad, la prioridad absoluta, de todo aquello por lo que él vivió y murió.
Aceptar a Jesús resucitado como nuestro Dios es aceptar cómo Dios nuestro aquél a quien Jesús llamó Padre. Este poder supremo del bien, la verdad y el amor, más fuerte que cualquier otro poder, podemos ahora verlo y reconocerlo en Jesús, tanto en lo que él dijo sobre el Padre como en lo que el mismo fue. Creer en Jesús es saber que el bien puede y tiene que triunfar sobre el mal, lo mismo que Jesús ha triunfado y triunfa sobre la muerte. A pesar del mal del mundo, a pesar de las dificultades que se interponen en nuestra vida, el hombre puede ser y acabará siendo libre como Jesús lo es aún a pesar de la muerte.
NOSOTROS RESUCITAMOS CON JESÚS
Esta es la noche
en la que, por toda la tierra,
los que confiesan su fe en Cristo
son arrancados de los vicios del mundo
y de la oscuridad del pecado,
son restituidos a la gracia
y son agregados a los santos.
Esta es la noche en que,
rotas las cadenas de la muerte,
Cristo asciende victorioso del abismo.
Pregón Pascual
En la Vigilia Pascual celebramos dos cosas fundamentales: Que Jesús vive y que nosotros vivimos su vida.
La misma celebración es una realidad sagrada, un acontecimiento con fuerza salvadora. Escuchamos la proclamación en las lecturas de las maravillas que Dios ha ido haciendo a lo largo de la historia (Creación, paso del mar Rojo etc.) que culminan en la resurrección de Jesús. Y estos acontecimientos proclamados por la Palabra se cumplen en la asamblea reunida en el nombre del Señor. La Palabra y los símbolos hacen presente y viva la salvación en la Iglesia.
La celebración es el cumplimiento de la salvación. La celebración de la Vigilia Pascual constituye un nacimiento de la nueva vida en la Iglesia. Es hoy, al celebrar el acontecimiento fundamental de la historia, cuando el cristiano recibe personalmente la salvación ganada "de una vez por todas" por la Resurrección del Señor. El tema fundamental, pues, de la Vigilia Pascual, es la novedad de vida que manifiestan las lecturas que nos hablan de las acciones de Dios en el mundo y que se realiza por la renovación del Bautismo y la participación en la Eucaristía.
En nuestra fiesta acogemos a Cristo como luz del mundo representado en el cirio pascual del que encendemos nuestras velas. Cristo, la luz definitiva, es también nuestra luz. Por el Bautismo, que renovamos en nuestra celebración, hemos pasado a formar parte de su Cuerpo, la Iglesia, hemos muerto y resucitado con él. Por la Eucaristía seguimos participando siempre de la presencia de su vida entre nosotros. La Vigilia Pascual, en su celebración, es para el creyente la ocasión sagrada de renovar sacramentalmente su configuración con Cristo.
ESQUEMA DE LA CELEBRACIÓN
  • Lucernario: "Oh luz gozosa de la santa gloria, del Padre celeste e inmortal, ¡Santo y feliz Jesucristo!"
  • Pregón Pascual: "¡Feliz la culpa que mereció tal Redentor!"
  • Liturgia de la Palabra:
    • Lecturas:
      • Lecturas del Antiguo Testamento: Recordamos las maravillas que Dios ha ido realizando a lo largo de la historia para salvar al mundo
      • De la carta a los Romanos: "Vosotros consideraos muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor Nuestro"
      • Evangelio: "Ha resucitado"
    • Homilía
  • Liturgia bautismal: "Que Dios que nos regeneró por el agua y el Espíritu Santo nos guarde en su gracia por Jesucristo nuestro Señor"
  • Liturgia Eucarística: "Cristo es el verdadero Cordero que quitó el pecado del mundo, muriendo destruyó nuestra muerte, y resucitando restauró la vida"
PARA LA REFLEXIÓN Y PUESTA EN COMÚN
  • De todo lo que se trata en esta celebración ¿Qué es lo que más te impacta? ¿Por qué?
  • ¿Hay alguna idea que te resulte nueva o extraña?
  • ¿Cómo podrías explicar a los demás, basándote en lo leído y en tu propia experiencia, lo que los cristianos celebramos en la Vigilia Pascual?

Conspiración, detención, juicio, condena, crucifixión y resurrección de Jesús de Nazaret

cristo

                                                       



La vida Jesús de Nazaret, fundador del Cristianismo, es la historia de una persona divina que pasa por esta vida predicando el amor filiar a Dios Padre y el amor fraterno universal a los humanos, curando enfermos y resucitando muertos, es víctima de la conspiración de los pontífices Anás y Caifas, de los ancianos, fariseos y escribas, traicionado por Judas, detenido por orden de Caifas, sumo pontífice aquel año, negado por su discípulo Pedro, abandonado por el resto de sus discípulos, sometido a un proceso injusto e ilegal en el que es condenado a muerte por el Sanedrín judío presidido por Caifás y crucificado cobardemente por mandato de Pilatos a petición de los citados pontífices, siendo inocente, justo  y bueno.
Conspiración
           Los pontífices Anás y Caifás, los ancianos, fariseos y escribas conspiran contra Jesús de Nazaret acusándole de seducir al pueblo judío por medio de las predicaciones del Reino de Dios, curaciones de los enfermos, resurrecciones de los muertos y por sus fuertes críticas llamándoles hipócritas, serpientes y raza de víboras, llenos de rapiñas y codicias.  Reunidos el miércoles, dos días antes de la Pascua judía, en casa del pontífice Caifás, éste les propone: “Es necesario que uno muera por el pueblo”.
Acuerdan, entonces, detener a Jesús de Nazaret, procesarle, someterle a un juicio sumarísimo, en el que por medio de testigos falsos y de sus propias confesiones puedan acusarle de blasfemias contra la Ley mosaica, y de este modo, poder condenarle a muerte y conseguir que el Poncio Pilato, gobernador romano, ordene su ejecución en la cruz. Para ello buscan la manera de detenerlo y prenderlo. Judas Iscariote, uno de sus discípulos y encargado de la bolsa de las limosnas, se ofrece entregarlo a ellos por treinta monedas de plata, oferta que aceptan, abonándole lo convenido.
Detención
 En la noche del jueves al viernes del 2 del mes de abril, Judas Iscariote, acompañado de un tropel de hombres y servidores de los pontífices Anás y Caifás portando espadas, antorchas y linternas, se encaminan al huerto de Getsemaní para detenerle y prenderle. Les advierte: “Aquel a quien yo bese, ése es, prendedle”. Jesús se hallaba orando a Dios Padre para que le diese fuerzas para beber el cáliz de su pasión y muerte mientras sus discípulos dormían. Los despierta, se levantan y les dice: “Se acerca la hora en que van entregarme”.
 Llegados de noche al Getsemaní, Judas saluda y besa a Jesús que le dice: “Amigo, ¿es esto a lo que has venido”? Les pregunta por tres veces: “¿A quién buscáis”? Le responden: “A Jesús de Nazaret”. Entonces, Pedro corta la oreja de uno de los de la turba con una espada. Jesús le amonesta ordenándole la envaine, y dice  a la turba: “Si me buscáis a mí, dejar marchar a éstos.” Le detienen, prenden y le llevan atado a casa de Anás, viejo zorro político, que fue Sumo Sacerdote judío antes de su yerno Caifás y será después durante muchos. Anás le remite a Caifás, Sumo Sacerdote aquel año.  Los discípulos le abandonan.
Juicio y Condena a Muerte
Ante el Sanedrín, compuesto por Anás y Caifás, los ancianos y los fariseos reunidos en casa de Caifás, comparecen en juicio sumarísimo y de noche dos testigos judíos, servidores del Templo de Jerusalén y preparados de antemano que afirman  haberle oído decir a Jesús : “Yo puedo destruir el Templo y reconstruirlo en dos días”. Destruir el Templo de Jerusalén era una blasfemia castigada con pena de muerte por la Ley judía.  Entonces, Caifás se levanta y le pregunta a Jesús: “¿Qué respondes?”, pero Jesús se calla. Caifás le dice: “Te conjuro por Dios vivo, nos digas si tu eres el Mesías, el Hijo de Dios”. Le responde: “Tú lo has dicho y verás al Hijo del Hombre sentado a la derecha de Dios Padre”. Caifás rasga las vestiduras y dice: “¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos de testigos? ¿Qué os parece? ”.
El pleno del Sanedrín presidido por Caifás, a excepción de José de Arimatea que esperaba el Reino de Dios, le condenan a muerte con las siguientes palabras: “¡Reo es de muerte!”. Le escupen en la cara, le abofetean y algunos burlándose le golpean.  Una mujer acusa a Pedro, que se hallaba camuflado en el patio de casa de Caifás, de ser su discípulo, pero él lo niega por tres veces manifestando: “No se lo que dices, no conozco a ese hombre”. El gallo canta y se acuerda de lo que le había dicho Jesús: “Antes de que el gallo cante, me negará tres veces”. Entonces, sale a fuera del patio y llora amargamente.
 Al amanecer del viernes, día 14 del mes de nisán (3 de abril) del año veintiocho de la Era cristiana, los pontífices Anás y Caifás y los escribas llevan a Jesús de Nazaret atado al pretorio para pedir su crucifixión a Poncio Pilato. El Sanedrín podía condenar a muerte, pero no podía ejecutarla, ya que estaba reservada al gobernador romano. El pretorio se hallaba al lado de la Torre Antonia. Poncio Pilato lo ocupaba en los días antes de la Pascua  judía cuando venía de Cesarea a Jerusalén.
El Sanedrín había condenado a muerte a Jesús de Nazaret por una causa religiosa, llamarse: “Mesías e Hijo de Dios y poder destruir el Templo de Jerusalén”. Sin embargo, Anás y Caifás y sus secuaces le acusa ante Poncio Pilatos de una causa política: “Sublevar al pueblo judío contra el César, de prohibir sus tributos y de llamarse rey de los judíos”. Poncio Pilatos le pregunta a Jesús: “¿Eres tú el rey de los judíos?”. Le contesta: “Tú lo dices, pero mi Reino no es de este mundo”. El reino de Dios que Jesús predicaba era espiritual y escatológico basado en el amor filial a Dios Padre y en amor fraterno universal a los humanos.
Poncio Pilatos viendo que era inocente e injusta su condena a muerte, pretende salvarle utilizando una vieja costumbre de dar la libertad por la Pascua judía a un condenado a muerte. Propone a los pontífices  Caifás y Anás que escojan entre salvar a Barrabás, famoso asesino y ladrón encarcelado, o a Jesús de Nazaret. Pero ellos persuaden y concitan a los presentes para que pidan la libertad para Barrabás y la crucifixión para Jesús de Nazaret.
Pilatos les pregunta: “¿A quién queréis que suelte de los dos?”. Anás y Caifás y sus secuaces servidores del Templo de Jerusalén responden y piden libertad para Barrabás y crucifixión para Jesús.  Pilatos les responde: “Tomad vosotros a Jesús y crucificarlo, porque yo no encuentro causa alguna para ordenar su crucifixión”. Anás y Caifás le contestan: “Nosotros  tenemos una ley según la cual debe morir, porque se ha hecho Hijo de Dios”.
No obstante, Poncio Pilatos intenta soltarlo y darle libertad. Pero, ellos le contestan: “Si sueltas a éste no eres amigo del César, porque el que se hace rey contradice al César”. Pilatos a la hora sexta, es decir, a las doce de la mañana, les presenta a Jesús diciendo: “¡He aquí a vuestro rey!”. Los secuaces servidores del Templo, manipulados por Anás Caifás, gritan: “Quita, quita, crucifícalo”. Los dos citados pontífices le dicen: “Nosotros no tenemos más rey que el César”.
Crucifixión
Poncio Pilatos lava las manos, y cobardemente dice: “Soy inocente de la sangre de este justo. ¡Allá vosotros”! Da libertad a Barrabás y entrega a Jesús de Nazaret a Anás, Caifás y demás personal presente en el pretorio para que le crucifiquen, y escribe en un letrero la causa de su crucifixión: “Jesús, Rex Judeorum”. Entonces Anás y Caifás le dicen a Poncio Pilato: “No escribas Rey de los Judíos, sin que él dijo soy el Rey de los Judíos”. Pilato les contesta: “Lo escrito, escrito está”.
Los soldados desnudan a Jesús, le ponen la túnica escarlata, una corona de espinas en la cabeza y una caña en la mano derecha, y se arrodillan ante él para burlarse, llamándole “rey de los Judíos”. Le escupen, le quitan la caña y con ella le golpean la cabeza, le sacan la túnica y le llevan al Gólgota, que distaba 600 m. del pretorio, para crucificarle llevando sobre sus hombres el patíbulo de la cruz. Los soldados por el camino encuentran a Simón de Cierne, a quien le obligan a llevar el patíbulo de la cruz hasta el Gólgota, al ver a Jesús que se hallaba totalmente extenuado y sin fuerzas para llevarlo
         Llegados al Gólgota, Jesús es desnudado y tendido en tierra boca arriba. Los soldados le extienden sus  bazos sobre el patíbulo, palo trasversal de la cruz, le clavan los clavos sobre sus manos, elevan su cuerpo clavado al patíbulo que sujetan con cuerdas al palo vertical de cinco metros apoyado en un agujero de la tierra. Le clavan sus pies para mayor sujeción de su cuerpo, quedando a menos de un metro de altura desde la tierra. En el alto del palo vertical de la cruz colocan una tabla de madera, donde muestran la causa de su crucifixión: “Este es Jesús, Rey de los Judios”
 
 Crucifican también a su derecha y a su izquierda a dos malhechores. Uno de ellos le insulta: “A otros ha salvado, que se salve a sí mismo si es el Cristo de Dios. ¿No eres tú el Cristo? Sálvate a ti y a nosotros?”. El otro le recrimina diciendo: “Nosotros lo merecido por nuestras obras, pero éste no ha hecho nada. Jesús, acuérdate de mi cuado estés en el paraíso”. Jesús le contesta: “Hoy estará conmigo en el paraíso”.
 
Los que pasaban por allí le insultaban diciendo: “Tú que destruías el templo y en tres días lo vuelves a edificar, sálvate a ti mismo, si eres Hijo de Dios, baja de la cruz”. De semejante manera, Anás y Caifás, los escribas y ancianos le hacían burla, diciendo: “Salvó a otros y no puede salvarse a si mismo. Si es rey de Israel que baje ahora de la cruz y creeremos en él. Puso su confianza en Dios, que le salve ahora si es que le ama, ya que él ha dicho soy Hijo de Dios”.
 
La muerte por crucifixión es, sin duda, la más cruel, aterradora y dolorosa posible, no solo por las heridas desangrantes producidas por los clavos, sino, sobre todo, porque produce un total destrozo y desgarro del sistema neurológico y nervioso, que ocasiona fuertes estados de convulsión, asfixia, sed, dolor y angustia total hasta la locura en el crucificado provocados por su alzamiento vertical. De ahí, los fuertes gritos y palabras pronunciadas por Jesús de Nazaret clavado en la cruz.
 
Cicerón escribe: “La crucifixión es el suplicio más cruel y más ignominioso posible”. Los judíos no la tenían en sus leyes penales, sin embargo, Anás y Caifás  piden a Pilatos que la aplique a Jesús. Los romanos habían tomado la crucifixión de los cartagineses, que a  su vez, la habían recibido de los persas, y la aplicaban  a los esclavos y personas libres por grandes delitos de homicidios, asesinatos, robos, traiciones y sediciones
 
 Últimas Palabras  y Fallecimiento
 
 Los tres sinópticos escriben que muchas mujeres, a distancia, contemplaban la crucifixión de Jesús. Entre ellas, según Mateo y Marcos, estaban María Magdalena, María de Cleofás, Salomé de Zebedeo. Juan añade: “Todos sus conocidos y las mujeres que le habían acompañado de Galilea, se habían colocado a distancia para ver estas cosas”. Añade: “Junto a la cruz estaba su madre María, su hermana María de Cleofás y María Magdalena. Jesús viendo a su madre, a su lado, de pie, al discípulo que amaba le dice: “Mujer he ahí a tu hijo”, y al discípulo le dice: “He ahí a tu madre. Desde aquella hora dicho discípulo que era el citado Juan, la tomó consigo”.
 
 Jesús sintiendo sed manifiesta: “Tengo sed”. Los soldados burlándose le ofrecen vinagre. Jesús en alta voz clama: “Consumado está e inclinando la  cabeza entrega su espíritu”.  A partir de la hora sexta, es decir de las doce de la mañana, hubo una oscuridad sobre la tierra. A  la hora nona, 3 de la tarde, viernes, 14 de nisán (3 de abril), según Mateo y Marcos, Jesús gritó con voz fuerte: “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”. Al oír esto, algunos de los que allí estaban dijeron: “Este llama a Elías”. Un soldado  toma una esponja, la empapa en vinagre y la pone en la punta de una caña e intenta darle de beber para calmar sus fuertísimos dolores, pero Jesús gritando con fuerte voz exhala su espíritu.
 
Según Lucas, Jesús grita con fuerte voz: “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu. Dicho esto expira”. Entonces, el velo del Templo se rasga, la tierra tiembla y las rocas se rajan, los sepulcros  se abren y los cuerpos de muchos santos resucitan. El centurión que había presenciado y dirigido su crucifixión y los soldados al ver lo sucedido daban gloria a Dios diciendo: “Realmente este hombre era justo, verdaderamente era el Hijo de Dios, y  todos los presentes se golpeaban los pechos”.
 
Enterramiento
 
José de Arimatea, miembro del Sanedrín que no había aprobado la detención, condena a muerte y crucifixión de Jesús de Nazaret y que esperaba el Reino de Dios, fue junto a Poncio Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús para darle sepultura. Poncio Pilatos cerciorado por los soldados de que ya había fallecido, le autoriza darle sepultura. Al amanecer del sábado, José de Arimatea y  Nicodemo  bajan el cuerpo de Jesús de la cruz, lo envuelven en lienzos con aromas y lo sepultan en un nuevo sepulcro excavado. Las mujeres, entre ellas, María Magdalena, María de Cleofás, Salomé y Juana, que habían seguido a distancia su crucifixión y su enterramiento, regresan a sus casas, preparan aromas y miras, y descansan durante el sábado según la Ley mosaica.
 
 Resurrección
 
 Al día siguiente, domingo, muy de mañana, van al sepulcro para llevarle aromas. Hallan la piedra apartada que cubría el sepulcro y no encuentran el cuerpo de Jesús. Quedan  desconcertadas. En estas circunstancias, dos varones con vestidos resplandecientes les dicen: “A quién buscáis, no esta aquí, sino que ha resucitado”. Recodad lo que os dijo  en Galilea: “Conviene que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, sea crucificado y resucite al tercer día”.
 
 María Magdalena llorando junto al sepulcro, vuelve su mirada hacia atrás y ve a Jesús de pie, pero no le reconoce. Le dice: “Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?” Ella creyendo que era el jardinero, le dice: “Señor,  tú lo has llevado, dime donde lo has puesto y yo lo cogeré”. Jesús le responde: “¡María!”. Ella le dice: “¡Maestro!”. El le contesta: “Deja de tocarme porque todavía no subí al Padre. Ve a mis hermanos y dile que subo a mi Padre y a vuestro Padre y a mi Dios y a vuestro Dios”.
 
 María Magdalena, muy contenta, va junto a los discípulos.  Les dice que ha visto al Señor y les cuenta lo que  le dijo. Entonces, Pedro y Juan salen corriendo hacia el sepulcro, se inclinan hacia él y sólo ven los lienzos en el suelo y el sudario en otro lugar a parte. Maravillados y muy contentos de lo sucedido, regresan a casa en Jerusalén.
 
Epílogo
 
Quiero terminar este relato de la conspiración, detección, juicio, condena a muerte, crucifixión, últimas palabras, fallecimiento, enterramiento y resurrección de Jesús de Nazaret, siendo inocente, santo, justo, con unas  palabras de Ernesto Renán, escritas en  su libro, La vida de Jesús: “¡Jesús, tú serás el signo alrededor del cual se librará la más ardiente batalla, y arrancar tu nombre de este mundo sería conmover sus cimientos. Pleno vencedor de la muerte, toma posesión de tu Reino, al que te seguirán por el camino que has trazado, siglos de adoradores”! ¡Jesús, tú eres nuestra esperanza de vida eterna!