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jueves, 28 de febrero de 2013

LA CUARESMA ES UN TIEMPO PARA MIRAR



La Cuaresma es un tiempo para mirar. Esta es la propuesta que me brota por dentro. Es un tiempo para convertir la mirada al estilo de Jesús, para pasar esta temporada fijándonos en lo que vivimos, en aquellas cosas que forman parte de nuestra vida.
La Iglesia nos propone el ayuno. No sé si la novedad está en reducir lo que comemos, lo que ingerimos casi por intuición mecánica. Pero también el ayuno tiene que ver con la mirada. Con mirarse a uno mismo. Con fijarse en aquello que nos alimenta. El ayuno, puede ser quizás, la práctica de mirarnos con más compasión. O con quitarnos de nosotros aquella mirada que nos destroza por dentro. Que nos hace daño. Que nos impide ser nosotros mismos.
La otra propuesta es la limosna. Dar lo que tenemos; no lo que nos sobra, se nos recuerda. Pero dar limosna tiene que ver con cómo miramos a los que tenemos al lado. Tiene que ver con regalar al otro una mirada de consuelo, de acogida, de sonrisa. Una mirada que transmita en este tiempo que la Vida con mayúscula es posible. Esto es darte.
Y cómo no, la propuesta por excelencia para este tiempo. Esa que no podemos olvidar. La oración. Y ahora, va uno y hace un poco de silencio. Deja retumbar dentro de sí la pregunta ¿y tú desde dónde miras? Lo que la Iglesia nos propone para la Cuaresma es que seamos capaces de mirar desde Dios. Que fijándonos en el Señor Jesús, seamos capaces de mirarnos con más bondad, de mirarles con más cariño.
Cuaresma es un tiempo para dejarnos mirar por Dios, para descubrir la mirada en cada hermano y aprender nosotros a mirar como Dios mira… porque una mirada suya, bastará para convertirme y creer en el evangelio, en Buena Noticia.

DECALOGO DE LOS PERSONAJES DE CUARESMA

1.- LA SAMARITANA: Es el ejemplo de la persona alejada, que se encuentra con Jesús, se abre a su diálogo, se deja interpelar, abre su conciencia y Jesús transforma su vida. Necesitaba el agua viva para limpiar las adherencias y suciedades de su vida anterior. El agua de Jesucristo la limpia y purifica y se convierte en otra persona y en un testigo. (Jn 4, 1-31)
2.- LA MUJER ADULTERA: Personifica la capacidad de misericordia de Jesucristo. Habla del misterio del perdón cristiano. Llama a la sinceridad del corazón y de una vida recta partiendo de uno mismo. Alerta sobre nuestros juicios y prejuicios. Habla de la necesaria apertura cristiana hacia todas las personas, que siempre son dignas del amor y del perdón de Dios. Testimonia la potencialidad salvadora de la mirada compasiva de Jesucristo. (Jn 8, 1-11)
3.- EL PADRE DE LA PARÁBOLA DEL HIJO PRÓDIGO: Es la imagen del Dios Padre rico en misericordia. Nos recuerda su amor, su bondad, su espera. Cree en la libertad y confía en el retorno de su hijo. No inquiere, no lleva cuentas del mal, sino que siempre está dispuesto al abrazo del perdón, de la reconciliación y de la vida nueva. Es justo desde el amor, un amor que no tiene medidas ni reglas puramente humanas. (Lc 15,11-32).
4.- EL HIJO PRÓDIGO: Es, de nuevo, imagen de los alejados y de aquellos que hacen, en algún momento, un uso indebido de su libertad y de sus derechos. Es prototipo, en primera instancia, de quien piensa sólo en sí mismo y busca los placeres rápidos, inmediatos y efímeros. Es después representación de la obra de la gracia, que también desde situaciones, circunstancias y conveniencias humanas, va moviendo el corazón hacia la conversión. Toma conciencia de su situación de postración, se pone en camino, se deja guiar por la reconciliación y experimentan el don y la gracia inmensos del perdón y del amor. (Lc 15,11-32).
5.- EL HERMANO MAYOR DEL HIJO PRÓDIGO: Es reflejo de tantos de los planteamientos de los “cercanos”, de los que se mantienen en la Iglesia, pero que no acaban de abrir del todo su alma a la sabiduría de Dios y a la plenitud del Evangelio. Lleva “cuentas”, el calculador, lo tiene todo apuntado, tiene sus razones y sus derechos. Pero necesita encontrar las verdades razones y derechos de la gratuidad, del perdón y del amor.
6.- NICODEMO: Representa al hombre cabal, religioso y recto que busca la verdad. La cuaresma es tiempo para no anclarnos en la “verdad” de nuestros pensamientos y opciones sino de ponernos en camino en la búsqueda de la verdad auténtica y definitiva. (Jn 3.1-21)
7.- EL ENFERMO DE LA PISCINA DE BETESDA: Es el prototipo del enfermo que aguarda la salud y de quien necesita ayuda de los demás. Llevaba enfermo 38 años y nadie le había empujado a la piscina de las aguas sanadoras. El cristiano debe estar alerta para descubrir a quien necesite de nosotros. El enfermo de la piscina de Betesda, una vez sanado, es también modelo de agradecimiento y de testimonio.
8.- EL CIEGO DE NACIMIENTO: Representa la oscuridad y la ceguera como enfermedad del cuerpo y como enfermedad del alma. Cuaresma es descubrir las oscuridades de nuestra vida cristiana y buscar la mano sanadora de Jesús, que, a través de su Iglesia, unta el barro y el ungüento de la luz en los ojos de nuestra alma. La fe es la luz; Jesús es la luz. Vivir sin la fe, vivir sin Jesús es oscuridad y ceguera. Y el cristiano, como el ciego de nacimiento, una vez recobrada la vista, debe ser testigo de la Luz. (Jn 9, 1-41)
9.- LÁZARO: Es el amigo de Jesús. Es el resucitado, signo y primicia de la gran Resurrección de Jesucristo, prenda de nuestra futura resurrección. También nosotros, si creemos, si mantenemos y cultivamos la amistad con Jesús, podremos ver la gloria de Dios y dar testimonio de ella con nuestras obras. Lázaro, junto a sus hermanas Marta y María, habla de la necesidad de mantener un trato de intimidad con Jesús y de hacer de nuestra cuaresma tiempo y espacio para nuestra Betania cotidiana. (Jn 11, 1-44).
10.- MARÍA DE NAZARET: Es la madre, es la solidaria, la asociada a la pasión, muerte y resurrección de su Hijo Jesucristo. Mira la pasión y la pascua con ojos y corazón compasivos, como Jesús. Está. Testimonia así la fuerza decisiva de la presencia, de la compañía, de saber estar en el lugar donde debemos estar. María de Nazaret nos ha de ayudar a permanecer al pie de la cruz de nuestros hermanos y a saber acompañarlos con nuestra presencia y amor en sus Vías Dolorosas. (Jn 19, 25-27)

Pregón de cuaresma


altHay quien nunca frena. Quien vive deprisa. Quien viaja sin cesar de un lado a otro, de una experiencia a otra, de un momento a otro. La velocidad es signo de nuestros tiempos. Y la desmemoria. Olvidamos, quizás, rápido, porque vivimos rápido. Por eso, en algunos momentos, hace falta frenar. Detenerse, plantar los pies en tierra firme, mirar alrededor, y también mirar hacia dentro. Preguntarse por lo que, tal vez, es inercia e inmediatez; por las personas que forman parte de nuestro horizonte diario; por las metas que guían la propia vida. Y, con todo eso, pensar en si merece la pena, o si puede ser mejor.
altDesde la fe, el tiempo de cuaresma nos ofrece esa posibilidad. Es la ocasión de detenernos; de buscar un poco de desierto en medio de lo cotidiano; de plantar los pies en la tierra firme del evangelio y mirar alrededor. En ese espacio más desnudo podemos salir de inercias. Podemos dejar de lado seguridades y comodidades para transitar por un paraje nuevo. Hay muchos modos de hacerlo. Tiene un punto de seriedad, de cuidado interior. Te abstienes de lo habitual para abrirte a lo inesperado (y a eso lo llamamos ayuno).
Una vez en ese desierto, habremos de ponernos a la escucha, de esa voz interior con que el espíritu nos agita al escuchar la palabra. A eso lo llamamos oración. Se ora mirando a Dios, mirando al mundo, mirándose a uno mismo. Se ora con las noticias, con la Biblia, con los deseos, con los miedos. Se ora de mil formas distintas… Y se escucha también con la mirada activa, con los gestos, con la atención a los hombres y mujeres que más necesitan paz, pan y palabra (limosna). Pues ahí, si la limosna es puerta abierta al encuentro –y no gesto lejano-­? también se nos abren los ojos y las entrañas.
altTodo esto ¿para qué? Para dejar que la Buena Noticia de Jesús de Nazaret se convierta en lámpara que ilumine los rincones de nuestra casa. Que ponga luz en las estancias oscuras, donde, tal vez, cabe un poco más de orden, un poco más de limpieza, un poco más de aire fresco (a ese ordenar lo llamamos conversión). Este recorrido requiere sus buenas dosis de zozobra, de lucha, de tentación y de inseguridad. Pero que no sea fácil no quiere decir que no merezca la pena. Convertirse no es transformarse en alguien distinto. Es dejar que salga a la luz la mejor versión de ti mismo. La versión más capaz de amar, de verdad y hasta darlo todo.
 

Cuaresma 2013.



Oremos por el Papa
 de un manera especial e intensa,  
en esta semana de Ejercicios Espirituales.
 
La imagen y la frase vale más que muchas explicaciones

¿El matrimonio ya no significa nada?


Si a todo puede llamarse matrimonio, ¿entonces...?

De la equiparación del matrimonio a las uniones de hecho, pasando por el divorcio exprés hasta llegar al "matrimonio" entre personas del mismo sexo. Si todo puede llamarse matrimonio, entonces ¿el matrimonio ya no significa nada?

Ni matrimonio ni igualitario

En medio de la clase, levantando la mano y, casi simultáneamente, un alumno del último semestre de la carrera de abogacía espetó: "Profe, pero si todo puede ser considerado como matrimonio, entonces el matrimonio ya no significa nada". Del silencio del profesor podía deducirse un tácito asentimiento. Y tras ello siguió un interesante y enriquecedor debate entre los compañeros del imaginativo joven alumno.

La frase entrecomillada requiere, quizás, una explicación. El tema de la clase refería a las últimas modificaciones al concepto jurídico (pero que también es un concepto sociocultural) del matrimonio ocurridas en los últimos años, empezando por su equiparación a las uniones de hecho, pasando por la legalización de su disolubilidad a simple pedido, llegando hasta el matrimonio entre personas del mismo sexo. A ello se suma ahora el proyecto de reformas al Código Civil que introduciría, entre otras cosas, la desaparición de los deberes de cohabitación y fidelidad mutua entre los cónyuges, la posibilidad de divorciarse sin necesidad de esperar ningún período de tiempo ni alegar motivo alguno, entre otras cuestiones.

Divorcio exprés

Ciñendo el análisis sólo al contenido del proyecto de reformas al Código Civil elaborado por el Poder Ejecutivo Nacional, debe destacarse que de aprobarse el mismo no sólo se rebajaría el matrimonio a la simple condición de contrato entre partes, dejando por lo tanto de tratárselo como lo que debiera ser, una institución en la que convergen tanto un interés de los contrayentes pero a la vez de la comunidad toda, sino que además sería el contrato más fácilmente disoluble a voluntad unilateral.

En otras palabras, requeriría más tiempo y paciencia rescindir un contrato de locación o una relación laboral que un matrimonio del cual puede depender incluso la estabilidad emocional de hijos menores de edad.

Adaptando un dicho popular podría expresarse "Dime qué vínculo intentas preservar y custodiar y te diré que sociedad propones". Es claro que para algunos vale más la estabilidad de los contratos comerciales que aquéllos en los que se asienta una familia. Tras la excusa de "adaptarse a los cambios sociales" lo que se oculta es, en realidad, una tentativa de imponer nuevos modelos que conducen a un individuo más aislado y desprotegido.

Uno de los juristas encargados de la elaboración del proyecto, y a la sazón actual presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, doctor Ricardo Lorenzetti, declaró públicamente que el mentado proyecto intenta dejar de lado visiones otrora hegemónicas de la sociedad y puede verse como "una gran casa que intenta dar cobijo, en cada una de sus habitaciones, a las nuevas realidades familiares".

Es curioso, pero contra lo manifestado, el proyecto expresamente prohíbe todo acuerdo entre cónyuges por el que se establezca un vínculo indisoluble y para toda la vida. Pareciera que hay algunas habitaciones de la "gran casa" proyectada cuya puerta ha sido cerrada con llaves, negándose a reconocer así "esa" parte de las "nuevas realidades familiares".

La reacción de un pueblo

Felizmente, en las numerosas audiencias públicas llevadas a cabo por la Comisión Bicameral que estudia el proyecto, quedó claramente demostrado que el público en general rechaza, al menos en cuestiones de derecho de familia, buena parte de las reformas que se impulsan. Así, según sondeos relevados por el sitio Argentinos Alerta: "Una mayoría incuestionable del 83 por ciento se opone a los cambios del régimen matrimonial. Se ve como negativa la eliminación del deber de cohabitación, máxime cuando sí se requiere en las uniones convivenciales. Se hace hincapié en el desacierto de convertir el deber de fidelidad mutua en una obligación solo moral y ya no jurídica. Menos de 2 de cada 10 ponentes fueron favorables a este nuevo régimen, aduciendo que de esta forma se deja más libres a los cónyuges para que hagan lo que se les ocurra debilitando aun más la estabilidad del vinculo matrimonial".

Por su parte, también muchos juristas de nota se han manifestado públicamente en desacuerdo con la reforma. Al respecto ha expresado el doctor Rodolfo Vigo, ex integrante de la Corte Suprema de la Provincia de Santa Fe, que se trata de "un texto con muchas promesas incumplidas, además de contradicciones flagrantes y evidentes. Creo que se trata de una judicialización sin control, tengo preocupación, realmente lo que siento es temor". Según el jurista, el proyecto del Código Civil establece "un marco de primacía de la ley sobre el derecho que exhibe carencias en el tratamiento de la equidad, un tímido reconocimiento a los principios del derecho, un menguado reconocimiento de la verdad como condición de la justicia y una ponderación esquiva de la obligación del juez de considerar las consecuencias de la decisión judicial a la hora de resolver un caso".

Es ciertamente paradójico que el proyecto legislativo de reformas al régimen matrimonial, lejos de lo públicamente alegado en orden a hacer el matrimonio más accesible a todos, lo que termina consiguiendo es, al igual que en aquéllos países en los que la norma se inspira (países nórdicos, Holanda, España) todo lo contrario: especialmente los jóvenes ni siquiera contraen este matrimonio "más fácil y accesible" pareciendo dar la razón a aquél alumno de abogacía que acaso resumió lúcidamente la cuestión: si todo puede llamarse matrimonio, entonces el matrimonio no significa nada.

La Conversión en Cuaresma.



Para expresar lo que es la conversión, los profetas acuñan el término hebreo “teshuvá” (en griego metanoia), que significa retornar o el resultado de un retorno. Se trata de realizar un viraje profundo, un cambio de mentalidad, de valores, de criterios básicos. 

         “Jer 8,4 Les dirás: Esto dice el Señor: ¿Acaso el que cae no puede levantarse? ¿El que se ha extraviado no puede volver?”

Al tomar el NT, solo nos basta leer Lc 15,11-32 para encontrarnos con la parábola que mejor evoca la misericordia de Dios y la conversión de la persona. 
Por ello si en un sentido figurado, el pecado nos aparta de Dios, por la conversión nos hallamos de nuevo ante su presencia como aptos para la gracia y herederos del reino. Y precisamente ese Dios del reino en boca de Jesús, es el Dios de la conversión, es decir del arrepentimiento y el cambio profundo. 

A la vez es Dios de los pobres que tiene la voluntad eficaz de liberarlos como indican claramente las bienaventuranzas, que son una explicitación o un desarrollo del anuncio del reino; o como igualmente indican las acciones de Jesús o signos del Reino que consisten en salir al encuentro de los marginados, pecadores, enfermos, desplazados, posesos…etc; con una dinámica que nos haga superar el estigma de esas situaciones tan negativas.

Jesús por medio de esa actitud novedosa y displicente para los judíos –que consideran a los pobres y tullidos impuros-, da a entender a cuantos se le acercan, que lo importante no es la liberación de la dominación romana, sino la transformación del corazón que se manifiesta y encarna en la reconstitución del pueblo dividido, del Israel desintegrado, en la reconciliación de todos a través de una integración de los diversos grupos marginados. 

Por ello, Jesús entiende el Reino y la conversión al Reino en un sentido histórico, de realización y encarnación en la historia humana, que es nuestra propia vida. y de este modo dejar claro que solo desde nuestra humanidad nos podemos llegar a este sentido de conversión, ya que de nada vale el intentar extrapolar esta necesidad cristiana a otros mundos u otras dimensiones –la intimidad, el culto, el más allá-. 

Reino y conversión tienen para él un mismo sentido por el que él es profeta, sentido de unir y unificar todas las dimensiones de la realidad actual, eliminando barreras, sean las que sean; para hacernos sentir a todo iguales frente a los ojos de Dios. Esta es la esencia y la afirmación de Dios como promesa y utopía comunitarias de liberación y justicia. ¡Y necesitamos ponernos de parte de la justicia, e igualmente y antes, ser liberados de ciertas cosas que a todos nos esclavizan como al Israel de Egipto!.

La conversión en sentido bíblico se traduce en seguimiento. Y si seguimos a Jesús, nos debemos sentir interpelados constantemente por su mensaje, que lleva directamente a la conversión del corazón y la paz con los hermanos. El seguimiento aparece insistentemente en los evangelios (ej: Mc 2,15) “eran muchos los que le seguían”

Como nosotros hoy, aquellos seguían a un Jesús que formando parte de la historia, realiza su existencia terrena, como ejemplo del que sintiéndose llamado a la resurrección, se considera apto para ser luz en la vida actual del mundo y en la fase actual de la historia. Por ello al implicarse Jesús en la vida del hombre, de una manera tan íntima; igualmente nos hace ser compañero de camino en la realización del Reino que es una actualidad en nuestro mundo. 

Y como mensajeros que cada uno de nosotros podemos llegara ser, y como humanos que somos, estamos expuestos a la equivocación y por ello al reconocimiento de nuestra circunstancia, las circunstancias propias que de nuestro fallo se derivan y la actualización de nuestro credo cristiano por medio de la conversión.

Cuantas veces enseñamos en catequesis que, “el arrepentimiento es sincero si va seguido del cambio”. Esto expone al sujeto al único juicio de los hombres y por ello es injusto, ya que Dios que ve en el corazón del hombre, puede reconocer la actitud de dolor de los pecados y perdonar. 

Pero seamos conscientes de que si en la Iglesia vemos prefigurado el cuerpo místico de Cristo –ya que este invade todos los aspectos de la vida de los que conformamos la Iglesia-, el mismo dolor que sentimos, debe ser sensibilizado por la comunidad que nos ayudará a dar el paso hacia la autentica conversión fraterna en comunidad. 
Y es que, no podemos olvidar que el fundamento primordial de la conversión es que arraiga en un rasgo básico de la paternidad de Dios: su misericordia divina.

He aquí uno de los principales mensajes de Jesús que anuncia en su predicación y que con mayor convicción brota de sus labios: el amor y la misericordia del Padre. Es lo propio del hijo de Dios que es Padre y Madre entrañable de todos los humanos. Y si Jesús afirma esta cualidad de Dios, es porque conoce sus entrañas más profundas y atestigua con su autoridad de hijo, que Dios busca y espera a los pecadores, que se alegra más por un  pecador arrepentido que por noventa y nueve justos no necesitados de penitencia, que hace fiesta cuando el hijo pródigo vuelve, retorna arrepentido.

Las parábolas con las que Jesús explica que Dios se alegra por un pecador que se convierte reflejan por sí mismas la hondura que esta verdad tenía en el corazón de Jesús de Nazaret. El evangelista Lucas ha reunido las tres parábolas más características en ese sentido dentro del mismo capítulo, el 15, -oveja perdida, moneda perdida, hijo perdido- bajo un mismo epígrafe que se repite en las tres:; la alegría en el cielo por un pecador convertido Lc 15,7.10.32.
         15,7 Pues bien, os digo que habrá más alegría en el cielo por un    pecador que se arrepiente que por noventa y nueve justos que no       necesitan arrepentirse".
         15,10 Os digo que así se alegrarán los ángeles de Dios por un       pecador que se arrepiente".

         15,32 En cambio, tu hermano, que estaba muerto, ha vuelto a la vida;   estaba perdido y lo hemos encontrado. Convenía celebrar una fiesta y alegrarse".

Por ello, la fe en Dios Padre es en la predicación de Jesús el fundamento de una confianza filial que se extiende a todas las realidades de la existencia. Esta confianza filial debe también inspirar los sentimientos del hombre que, reconociéndose pecador, desea acercarse a Dios y obtener su perdón. Es el movimiento de la conversión. Quiero aquí hacer notar la conducta de Jesús con los pecadores, ya que este intenta en muchos casos provocar e inspirar en ellos esta confianza de misericordia divina. Así, dice a la pecadora: “tu fe te ha salvado, vete en paz (Lc 7,50); a la mujer adultera: “tampoco yo te condeno, vete y en adelante no peques más” (Jn 8,11), y al buen ladrón: “hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23,43).

Y ante quienes le reprochan su acercamiento a los pecadores, Jesús pone de relieve que ha venido a llamar a aquellos que necesitan conversión y oración:
         “Mc 2,17 Jesús lo oyó y les dijo: "No tienen necesidad de médico los     sanos, sino los enfermos; no he venido a llamar a los justos, sino a    los pecadores".

¿Qué ungüento aplicaba Jesús a los que le necesitaban física, social o moralmente hablando?
Si situamos a los enfermos o tullidos en su justo contexto, probablemente además de la enseñanza inmediata que advertimos en los textos evangélicos, llegaremos a la conclusión de que un factor determinante para la vida y salvación de muchos fue simplemente el que Jesús –autoproclamado Hijo de Dios- se dirigiera a ellos. 

Que se sintiera uno entre la multitud rica o pobre, pero necesitado por los desfavorecidos. Es una vía más para acceder a la misericordia de Dios que se muestra en el camino del que desea convertirse. Ahora bien, ¿es correcto el inclinarnos en la cuaresma a concretas practicas penitenciales, cuando durante el año no nos llegamos ni siquiera a Ser Comunidad?. Pienso que haríamos bien –si me permitís la licencia- en intentar mantenernos en una actitud concreta de permanente conversión, para llegar al menos comprometidos, ante los ojos de Dios. 

No es igual llegar sin nada que llegar con un intento fracasado. Por ello en todo tiempo, pero en este especialmente, debemos sentar las bases, en primer lugar para personalmente acercarnos al Padre Dios que nos ama y nos busca, por medio de la escucha de su llamada. Es imprescindible el disponernos y asumir nuestro compromiso y en tercer lugar tenemos que caminar con Él por el desierto de la vida. un lugar lleno de contrastes y magia donde tenemos que descubrirle.

Por tanto y en resumen, la postura de Jesús propiciando la conversión y animando a ella se fundamente en su anuncio del perdón de los pecados como uno de los signos fundamentales de la cercanía del reino de Dios.
Claves para mantenerse en actitud de conversión:

Si no busco el poder,
         ningún poderoso podrá hacerme daño.

Si no ambiciono riquezas,
jamás me sentiré amenazado por la miseria.

         Si no corro tras los honores,
         convertiré toda humillación en humildad.

Si no me comparo con nadie,
seré feliz con lo bueno que hay en mí mismo.

         Si no me dejo invadir por la prisa,
         encontraré tiempo para todo lo necesario.

Si no soy esclavo de la eficacia,
daré el fruto que los demás esperan de mí.

         Si no me enredo en la competitividad,
         entraré en comunión con lo bueno que hay en todo.

Si vivo a fondo el momento presente,
seré el dueño absoluto del pasado y del futuro.

         Si acepto el fracaso de mi vida,
         habré librado mi vida de toda frustración.

Si vivo para el AMOR,
el AMOR estará siempre vivo para mí.

ADIÓS AL PAPA


"Gracias Joseph Ratzinguer, te saludo como hermano en Cristo Jesús del cual eres testigo y discípulo, como todo bautizado"



Acabo de ver en directo la última audiencia general del Papa Benedicto XVI, en la cual se ha despedido de todos los asistentes en su lengua particular y de los cuales, ha recibido la gratitud por su ministerio. Al saludar a los asistentes de habla hispana, el papa nos ha dicho que “en este año de la fe, renovar la firme confianza en Dios”. Ha implorado oraciones por su persona y por los “señores cardenales, que tienen la gran tarea de elegir a su sucesor”.
 
Creo que ante una despedida como esta, sobran las palabras altisonantes o las críticas destructivas. Aun así –y entendiendo que nunca gozó este papa de mi simpatía personal, aunque sí de mi respeto-, creo que el paso más responsable que ha dado ha sido el de renunciar a su ministerio, al sentirse extenuado por su tarea.
 
Llegado a este punto, este papa deja muchas cosas en el aire. Cosas que serán retomadas o ignoradas por su sucesor, según el talante de este y su ideal conservador o continuista, pues sabemos por experiencia que lo progresista no es cosa de los papas.

"aprovecho para pedir al Señor que la firme renovación de la fe en Dios, la hagamos desde la persona. Ignorando si fuera preciso, todas las circunstancias personas o cosas, que puedan ser un lastre en nuestra vida de fe." 

De todas formas, si el mundo ha encajado bien la renuncia de un papa, debe encajar igualmente otras situaciones, sean excepcionales o no. El poder de la iglesia –asunto último sobre el cual enseñará el papa- y su injerencia en los gobiernos de muchos países. El sacerdocio femenino. El celibato opcional. La renovación de la vida sacramental. La apertura a la participación de los laicos en la vida de la iglesia, lastrada por el absurdo poder concedido al ministerio del presbiterado. Renovación y/o revisión de la moral sexual. La renuncia a todo tipo de privilegios fiscales o de la índole que sea…etc.
 
Muchos de estos asuntos deberán de ser atendidos, pues tarde o temprano y por una causa u otra, la iglesia recibirá de la sociedad y de la misma comunidad cristiana y católica, un toque de atención para evaluarlos.
 
Yo valoro muy positivamente el último mensaje del papa a los cristianos de habla hispana: “renovar la firme confianza en Dios”. Es vital para los que creemos, pero es aun más vital e importante, para todos aquellos que tienen una fe deslocalizada, por causa del desanimo que les infligen los que son la representación de la autoridad de la iglesia en la comunidades locales.
 
“Al que tiene, se le dará; pero al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener” Lc 19, 11-28. Este texto nos habla de la perseverancia en la fe. Es bueno tener fe, siempre y cuando esta fe sirva a la edificación del mundo. Quien manifieste que fe y caridad son inseparables se equivocan de pleno. Pues se puede tener fe y ser un fundamentalista, un cacique y un tirano. Desde el plano de la caridad o humanidad, cualquiera está en situación de desplegar sus virtudes sin que tenga que mediar una creencia determinada. ¿Acaso no basta creer en el hombre –en la persona-, para desde ahí establecer mi punto de partida?

"El nuevo papa debe atender la solicitada apertura a la participación de los laicos en la vida de la iglesia, lastrada por el absurdo poder concedido al ministerio del presbiterado"

Por ello, en este día anterior a la renuncia del papa, agradezco su labor, su entrega –pues conscientemente lo habrá hecho lo mejor posible-, su inteligencia y su mensaje. Y aprovecho para pedir al Señor que la firme renovación de la fe en Dios, la hagamos desde la persona. Ignorando si fuera preciso, todas las circunstancias personas o cosas, que puedan ser un lastre en nuestra vida de fe. Ignorando todo aquello que nos aparte del compromiso y nos pretenda llevar –de la mano del nefasto paternalismo- hacia la manipulación, el exceso de los ritos o la intransigencia dosificada del poder y la manipulación. Nada de esto último, tiene que ver con Jesús de Nazaret. Lo suyo fue otra cosa. La gente sin complejos y que se prestan a testimoniar, a ser fieles a Él mismo desde la persona. ¿Qué puede Dios sin la mujer y el hombre de hoy? Nada. Mantengámonos pues, unidos aunque sea fraternal o cordialmente. Pero siendo conscientes de que no es posible vivir “a Dios rogando y con el mazo dando”.
 
Gracias Josehf Ratzinguer, te saludo como hermano en Cristo Jesús del cual eres testigo y discípulo, como todo bautizado.

LA ELECCIÓN DEL NUEVO PAPA




Al período entre la muerte o renuncia de un Papa y la elección de su sucesor, cuando la Santa Sede se encuentra vacante, se le llama interregnum. Esta palabra latina significa "entre el reino" (entre un Papa y otro). El Cardenal Camarlengo es quien asume provisionalmente el gobierno de la Iglesia. Se trata de un tiempo gobernado por la ley papal, que no permite ningún cambio en el gobierno de la Iglesia, ni en el patrimonio espiritual o material de San Pedro, excepción hecha de la elección del sucesor.
Se denomina cónclave a la reunión de cardenales convocados con el objetivo de elegir un nuevo Papa. Esta palabra procede del Latín cum+clavis (con llave) y hace referencia a un lugar cerrado con llave.

Capilla SixtinaLa elección de un Papa se realiza en la Capilla Sixtina (ver imagen de la izquierda). Los cardenales participantes en el cónclave no tienen contacto con el exterior. Esta práctica fue iniciada por el Papa Gregorio X en 1274 para eliminar interferencias externas y apresurar el proceso electoral, ya que su propia elección se había extendido por casi tres años.

Las personas responsables de elegir al nuevo Sumo Pontífice son los Cardenales menores de 80 años. El número de Cardenales Electores no debe ser superior a 120. Desde el momento en que la Sede Apostólica esté vacante ,los Cardenales electores presentes esperan quince días a los ausentes.

Los fieles debemos de invocar a Dios para que el Espíritu Santo ilumine a los Cardenales en la elección. Se realiza mediante esta oración:

"Oh Dios, Pastor eterno,
que gobiernas a tu grey con protección constante,
te rogamos que, por tu misericordia infinita,
concedas a la Iglesia
un pastor que te agrade por su santidad
y sea útil a tu pueblo
por su vigilante dedicación pastoral.
Por Cristo nuestro Señor. Amén".

Antes y durante la elección los Cardenales electores deben abstenerse de mantener correspondencia epistolar, telefónica o por otros medios de comunicación con personas ajenas al ámbito del desarrollo de la misma elección. Además, realizan un juramento para mantener el secreto de la elección.

Los cardenales que tendrán la posibilidad de elegir al sucesor de Benedicto XVI como líder máximo de la Iglesia católica serán 117,  ya que  podrán ingresar al Cónclave donde se elige al nuevo Papa, los que tengan menos de 80 años de edad.

Actualmente el Colegio Cardenalicio lo conforman 209 integrantes, de los cuales 117 cuentan con menos de 80 años y por lo tanto son "electores", mientras los restantes 92 superan esa edad.

Como habrá dos ausencias, el nuevo Papa será elegido por 115 cardenales.


Traslado de los Cardenales a la Capilla Sixtina

Celebradas las exequias, en el caso de que el anterior Papa haya fallecido, los Cardenales electores se reúnen en la Basílica de San Pedro para participar en una solemne celebración eucarística con la Misa votiva "Pro eligiendo Papa".

Desde la Capilla Paulina del Palacio Apostólico, los Cardenales electores irán en solemne procesión, invocando con el canto del Veni Creator la asistencia del Espíritu Santo, a la Capilla Sixtina.

Llegados los Cardenales electores a la Capilla Sixtina, emitirán un juramento:

Después que haya prestado juramento el último de los Cardenales electores, el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias pronunciará el extra omnes y todos los ajenos al Cónclave deberán salir de la Capilla Sixtina. En ella quedarán únicamente el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias y el eclesiástico, ya designado, para las meditaciones de los Cardenales electores.

Después de predicada la meditación, el eclesiástico que la ha pronunciado sale de la Capilla Sixtina junto con el Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias.

Los Cardenales electores, después de haber recitado las oraciones según el relativo Ordo, escuchan al Cardenal Decano (o a quien haga sus veces), el cual somete al Colegio de los electores ante todo la cuestión de si se puede ya proceder a iniciar el proceso de la elección, o si fuera preciso aún aclarar dudas sobre las normas y las modalidades establecidas en esta Constitución, pero sin que a nadie le esté permitido poder modificar o sustituir alguna de ellas, referente sustancialmente a los actos de la elección misma, aunque se diera la unanimidad de los electores, y esto bajo pena de nulidad de la misma deliberación.


La elección se realiza por escrutinio y se requieren los dos tercios de los votos, calculados sobre la totalidad de los electores presentes. En el caso en que el número de Cardenales presentes no pueda dividirse en tres partes iguales, para la validez de la elección del Sumo Pontífice se requiere un voto más.

Se procederá a la elección inmediatamente. Si eso sucede ya en la tarde del primer día, se tendrá un solo escrutinio; en los días sucesivos si la elección no ha tenido lugar en el primer escrutinio, se deben realizar dos votaciones tanto en la mañana como en la tarde


Fase de aceptación del cargo por parte del miembro elegido.

El Cardenal Decano o el cardenal con precedencia de orden y edad se aproxima al cardenal electo y le pregunta: ¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice? Si el elegido manifiesta su consentimiento, y si ya ha sido ordenado obispo, inmediatamente se convierte en el Obispo de Roma y Sumo Pontífice. Si el elegido no está presente, debe ser convocado. Si no tiene aún el orden episcopal, debe procederse a su ordenación antes de seguir adelante.
El Cardenal Decano pregunta enseguida:
¿Con qué nombre deseas ser llamado? El Maestro de las Ceremonias Litúrgicas Pontificias, con los dos Ceremonieros (a los que se ha convocado previamente) como testigos, redacta un documento que certifica el consentimiento del elegido y el nombre que escogió.
Previo el cumplimiento de ciertas formalidades estipuladas en el ritual del cónclave, cada cardenal se aproxima por orden y rinde homenaje al nuevo Papa en señal de obediencia. Posteriormente, todos los presentes realizan una ceremonia de acción de gracias.
El Papa se reviste con sus vestiduras propias y entonces el Cardenal Decano, desde la logia de la Basílica de San Pedro, anuncia a la multitud reunida en la Plaza las famosas palabras:
 

Annuntio vobis gaudium magnum. Habemus papam. Eminentissimum ac Reverendissimum Dominum Cardinalem Sanctae Romanae Ecclesiae (Nombre Apellido)… qui sibi nomen imposuit (Nombre elegido).

 La traducción es: Yo les anuncio con gran alegría. Tenemos Papa. El Eminentísimo y Reverendísimo Señor Cardenal de la Santa Iglesia Romana  (Nombre Apellido) ... quién asume el nombre de (Nombre)
 


El nuevo Papa sale entonces y se dirige a Roma y al mundo con la bendición Urbi et Orbi.
La lista de los cardenales electores se muestra a continuación:
1.    Giovanni Battista Re, Prefecto Emérito de la Congregación para los Obispos, Italia; Edad: 79.1
2.    Tarcisio Pietro Evasio Bertone, S.D.B., Secretario de Estado, Italia; Edad: 78.3
3.    Antonios Naguib, Patriarca Emérito de Alejandría (Copto), Egipto; Edad: 78.0
4.    Béchara Boutros Raï, O.M.M., Patriarca de Antioquía (Maronita), Líbano; Edad: 73.1
5.    Godfried Danneels, Arzobispo Emérito de Malinas-Bruselas, Bélgica; Edad: 79.8
6.    Joachim Meisner, Arzobispo de Colonia, Alemania; Edad: 79.2
7.    Nicolás de Jesús López Rodríguez, Arzobispo de Santo Domingo, Republica Dominicana; Edad: 76.4
8.    Roger Michael Mahony, Arzobispo Emérito de Los Angeles, California, EEUU; Edad: 77.1
9.    Jaime Lucas Ortega y Alamino, Arzobispo de San Cristóbal de la Habana, Cuba; Edad: 76.4
10.    AUSENTE Julius Riyadi Darmaatmadja, S.J., Arzobispo Emérito de Yakarta, Indonesia; Edad: 78.2
11.    Jean-Claude Turcotte, Arzobispo Emérito de Montreal, Quebec, Canadá; Edad: 76.7
12.    Vinko Puljic, Arzobispo de Sarajevo, Bosnia y Herzegovina; Edad: 67.5
13.    Juan Sandoval Íñiguez, Arzobispo Emérito de Guadalajara, Jalisco, México; Edad: 79,9
14.    Antonio María Rouco Varela, Arzobispo de Madrid, España; Edad: 76.6
15.    Dionigi Tettamanzi, Arzobispo Emérito de Milan, Italia; Edad: 79.0
16.    Polycarp Pengo, Arzobispo de Dar-es-Salaam, Tanzania; Edad: 68.6
17.    Christoph Schönborn, O.P., Arzobispo de Viena, Austria; Edad: 68.2
18.    Norberto Rivera Carrera, Arzobispo de México, D.F., México; Edad: 70.8
19.    Francis Eugene George, O.M.I., Arzobispo de Chicago, Illinois, EEUU; Edad: 76.2
20.    Zenon Grocholewski, Prefecto de la Congregación para la Educación Católica, Polonia; Edad: 73.4
21.    Crescenzio Sepe, Arzobispo de Nápoles, Italia; Edad: 69.8
22.    Walter Kasper, Presidente Emérito del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos, Alemania; Edad: 79.9
23.    Ivan Dias, Prefecto Emérito de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, India; Edad: 76.9
24.    Geraldo Majella Agnelo, Arzobispo Emérito de San Salvador de Bahía, Brasil; Edad: 79.4
25.    Audrys Juozas Bačkis, Arzobispo de Vilna, Lituania; Edad: 76.1
26.    Francisco Javier Errázuriz Ossa, Arzobispo Emérito de Santiago de Chile, Chile; Edad: 79.5
27.    Julio Terrazas Sandoval, C.SS.R., Arzobispo de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia; Edad: 77.0
28.    Wilfrid Fox Napier, O.F.M., Arzobispo de Durban, Sudáfrica; Edad: 72.0
29.    Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, S.D.B., Arzobispo de Tegucigalpa, Honduras; Edad: 70.2
30.    Juan Luis Cipriani Thorne, Arzobispo de Lima, Perú; Edad: 69.2
31.    Cláudio Hummes, O.F.M., Prefecto Emérito de la Congregación para el Clero, India; Edad: 78.6
32.    Jorge Mario Bergoglio, S.J., Arzobispo de Buenos Aires, Argentina; Edad: 76.2
33.    José da Cruz Policarpo, Patriarca de Lisboa, Portugal; Edad: 77.1
34.    Severino Poletto, Arzobispo Emérito de Turín, Italia; Edad: 80.0
35.    Karl Lehmann, Obispo de Mainz, Alemania; Edad: 76.8
36.    Angelo Scola, Arzobispo de Milán, Italia; Edad: 71.4
37.    Anthony Olubunmi Okogie, Arzobispo Emérito de Lagos, Nigeria; Edad: 76.8
38.    Gabriel Zubeir Wako, Arzobispo de Jartum, Sudán; Edad: 72.1
39.    Carlos Amigo Vallejo, O.F.M., Arzobispo Emérito de Sevilla, España; Edad: 78.6
40.    Justin Francis Rigali, Arzobispo Emérito de Filadelfia, Pensilvania, EEUU; Edad: 77.9
41.    AUSENTE Keith Michael Patrick O’Brien, Arzobispo de Saint Andrews y Edimburgo, Escocia, Gran Bretaña; Edad: 75.0
42.    Ennio Antonelli, Presidente Emérito del Consejo Pontificio para la Familia, Italia; Edad: 76.3
43.    Peter Kodwo Appiah Turkson, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, Ghana; Edad: 64.4
44.    Telesphore Placidus Toppo, Arzobispo de Ranchi, India; Edad: 73.4
45.    George Pell, Arzobispo de Sydney, Australia; Edad: 71.8
46.    Josip Bozanić, Arzobispo de Zagreb, Croacia; Edad: 64.0
47.    Jean-Baptiste Pham Minh Mân, Arzobispo de Thành-Phô Hô Chí Minh, Vietnam; Edad: 79.0
48.    Philippe Xavier Ignace Barbarin, Arzobispo de Lyon, Francia; Edad: 62.4
49.    Péter Erdõ, Arzobispo de Esztergom-Budapest, Hungría; Edad: 60.7
50.    Marc Ouellet, P.S.S., Prefecto de la Congregación para los Obispos, Canadá; Edad: 68.8
51.    Agostino Vallini, Vicarío General de Roma, Italia; Edad: 72.9
52.    Jorge Liberato Urosa Savino, Arzobispo de Caracas, Venezuela; Edad: 70.6
53.    Jean-Pierre Bernard Ricard, Arzobispo de Burdeos (-Bazas), Francia; Edad: 68.5
54.    Antonio Cañizares Llovera, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y los Sacramentos, España; Edad: 67.4
55.    Sean Patrick O’Malley, O.F.M. Cap., Arzobispo de Boston, Massachusetts, EEUU; Edad: 68.7
56.    Stanisław Dziwisz, Arzobispo de Cracovia, Polonia; Edad: 73.9
57.    Carlo Caffarra, Arzobispo de Bolonia, Italia; Edad: 74.8
58.    Seán Baptist Brady, Arzobispo de Armagh, Irlanda; Edad: 73.6
59.    Lluís Martínez Sistach, Arzobispo de Barcelona, España; Edad: 75.9
60.    André Armand Vingt-Trois, Arzobispo de París, Francia; Edad: 70.4
61.    Angelo Bagnasco, Arzobispo de Génova, Italia; Edad: 70.2
62.    Théodore-Adrien Sarr, Arzobispo de Dakar, Senegal; Edad: 76.3
63.    Oswald Gracias, Arzobispo de Bombay, India; Edad: 68.2
64.    José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara, Jalisco, México; Edad: 64.0
65.    Daniel Nicholas DiNardo, Arzobispo de Galveston-Houston, Texas, EEUU; Edad: 63.8
66.    Odilo Pedro Scherer, Arzobispo de São Paulo, Sao Paulo, Brasil; Edad: 63.5
67.    John Njue, Arzobispo de Nairobi, Kenya; Edad: 69.2
68.    Raúl Eduardo Vela Chiriboga, Arzobispo Emérito de Quito, Ecuador; Edad: 79.2
69.    Laurent Monsengwo Pasinya, Arzobispo de Kinshasa, R.D. Congo; Edad: 73.4
70.    Paolo Romeo, Arzobispo de Palermo, Italia; Edad: 75.1
71.    Donald William Wuerl, Arzobispo de Washington, Columbia, EEUU; Edad: 72.3
72.    Raymundo Damasceno Assis, Arzobispo de Aparecida, Sao Paulo, Brasil; Edad: 76.1
73.    Kazimierz Nycz, Arzobispo de Varsovia, Polonia; Edad: 63.1
74.    Albert Malcolm Ranjith Patabendige Don, Arzobispo de Colombo, Sri Lanka; Edad: 65.3
75.    Reinhard Marx, Arzobispo de Munich y Frisinga, Alemania; Edad: 59.5
76.    George Alencherry, Arzobispo Mayor de Ernakulam-Angamaly (Siro-Malabar), India; Edad: 67.9
77.    Thomas Christopher Collins, Arzobispo de Toronto, Ontario, Canadá; Edad: 66.2
78.    Dominik Jaroslav Duka, O.P., Arzobispo de Praga, Republica Checa; Edad: 69.9
79.    Willem Jacobus Eijk, Arzobispo de Utrecht, Holanda; Edad: 59.7
80.    Giuseppe Betori, Arzobispo de Florencia, Italia; Edad: 66.1
81.    Timothy Michael Dolan, Arzobispo de Nueva York, Nueva York, EEUU; Edad: 63.1
82.    Rainer Maria Woelki, Arzobispo de Berlín, Alemania; Edad: 56.6
83.    John Tong Hon, Obispo de Hong Kong, China; Edad: 73.6
84.    Baselios Cleemis (Isaac) Thottunkal, Arzobispo Mayor de Trivandrum (Siro-Malacar), India; Edad: 53.8
85.    John Olorunfemi Onaiyekan, Arzobispo de Abuja, Nigeria; Edad: 69.1
86.    Rubén Salazar Gómez, Arzobispo de Bogotá, Colombia; Edad: 70.5
87.    Luis Antonio Gokim Tagle, Arzobispo de Manila, Filipinas; Edad: 55.7
88.    Jean-Louis Pierre Tauran, Presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, Francia; Edad: 69.9
89.    Attilio Nicora, Presidente Emérito de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostolica, Italia; Edad: 76.0
90.    William Joseph Levada, Prefecto Emérito de la Congregación para la Doctrina de la Fe, EEUU; Edad: 76.8
91.    Franc Rodé, C.M., Prefecto Emérito de la Congregación de los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, Francia; Edad: 78.5
92.    Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, Argentina; Edad: 69.3
93.    Giovanni Lajolo, Presidente Emérito de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano, Italia; Edad: 78.2
94.    Paul Josef Cordes, Presidente Emérito del Pontificio Consejofical “Cor Unum”, Alemania; Edad: 78.5
95.    Angelo Comastri, Arcipreste de la Basílica de San Pedro, Italia; Edad: 69.5
96.    Stanisław Ryłko, Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, Polonia; Edad: 67.7
97.    Raffaele Farina, S.D.B., Archivero y Bibliotecario Emérito de la Santa Iglesia Romana, Italia; Edad: 79.5
98.    Angelo Amato, S.D.B., Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Italia; Edad: 74.8
99.    Robert Sarah, Presidente del Pontificio Consejo “Cor Unum”, Guinea Conakry; Edad: 67.8
100.    Francesco Monterisi, Arcipreste Emérito de la Basílica de San Pablo Extramuros, Italia; Edad: 78.8
101.    Raymond Leo Burke, Prefecto de la Signatura Apostólica, EEUU; Edad: 64.7
102.    Kurt Koch, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, Suiza; Edad: 63..0
103.    Paolo Sardi, Vice-Camarlengo Emérito de la Cámara Apostólica, Italia; Edad: 78.5
104.    Mauro Piacenza, Prefecto de la Congregación para el Clero, Italia; Edad: 68.5
105.    Velasio De Paolis, C.S., Presidente Emérito de la Prefectura para los Asuntos Económicos de la Santa Sede, Italia; Edad: 77.5
106.    Gianfranco Ravasi, Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura, Italia; Edad: 70.4
107.    Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Italia; Edad: 66.9
108.    Manuel Monteiro de Castro, Plenipotenciario Mayor de la Penitenciaria Apostólica, Portugal; Edad: 75.0
109.    Santos Abril y Castelló, Arcipreste de la Basílica de Santa María la Mayor, España; Edad: 77..5
110.    Antonio Maria Vegliò, Presidente del Pontificio Consejo para el Cuidado Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes, Italia; Edad: 75.1
111.    Giuseppe Bertello, Presidente del Gobierno de la Ciudad del Vaticano, Italia; Edad: 70.5
112.    Francesco Coccopalmerio, Presidente del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, Italia; Edad: 75.0
113.    João Bráz de Aviz, Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, Brasil; Edad: 65.9
114.    Edwin Frederick O’Brien, Gran Maestres de la Orden de Caballería del Santo Sepulcro de Jerusalén, EEUU; Edad: 73.9
115.    Domenico Calcagno, Presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, Italia; Edad: 70.1
116.    Giuseppe Versaldi, Presidente de la Prefectura para los Asuntos Económicos de la Santa Sede, Italia; Edad: 69.6
117.    James Michael Harvey, Arcipreste de la Basílica de San Pablo Extamuros, EEUU; Edad: 63.4

UN HOMBRE MUY AGRADECIDO

Una noche tormentosa hace muchos años, un hombre mayor y su esposa entraron en el vestíbulo de un pequeño hotel en Filadelfia.
Intentando conseguir resguardo de la copiosa lluvia, la pareja se aproxima al mostrador y pregunta:
- ¿Puede darnos una habitación?
El empleado, un hombre atento con una cálida sonrisa, les dijo:
- Hay tres convenciones simultáneas en Filadelfia... Todas las habitaciones, las de nuestro hotel y las de los otros, están ocupadas.
El matrimonio se angustió pues era difícil que a esa hora y con ese tiempo horroroso fuesen a conseguir dónde pasar las noche. Pero el empleado les dijo:
- Miren...no puedo dejarles marchar con esta lluvia. Si ustedes aceptan la incomodidad, puedo ofrecerles mi propia habitación, yo me arreglaré en un sillón de la oficina.
El matrimonio lo rechazó, pero el empleado insistió de buena gana y finalmente terminaron ocupando su habitación.

A la mañana siguiente, al pagar la factura, el hombre pidió hablar con él y le dijo:
- Usted es el tipo de Gerente que yo tendría en mi propio hotel... quizás algún día construya un hotel y en ese caso, le buscaría para que usted fuese el gerente.
El conserje tomó la frase como un cumplido y se despidieron amistosamente.

Pasaron dos años y el conserje recibió una carta del hombre, donde le recordaba la anécdota y le enviaba un pasaje de ida y vuelta a Nueva York, con el pedido expreso de que los visitase.
Con cierta curiosidad, el conserje no desaprovechó esta oportunidad de visitar gratis Nueva York y acudió a la cita.

En esta ocasión, el hombre mayor lo llevó a la esquina de la Quinta Avenida y la calle 34 y señaló con el dedo un imponente edificio de piedra rojiza y le dijo:
- ¡¡Este es el Hotel que he construido!! ¡Me gustaría que fuese usted el Gerente!
El conserje miró anonadado y atinó a balbucear:
- ¿Usted está bromeando, verdad ?
- Puedo asegurarle que no...-le contestó con una sonrisa cómplice el hombre mayor.

Y así fue como William Waldorf Astor construyó el Waldorf Hotel original y contrató a su primer gerente de nombre George C. Boldt (tal era el nombre del conserje en la noche lluviosa).

Obviamente, George C. Boldt nunca soñó que su vida estaba cambiando para siempre cuando realizó su ofrecimiento para atender al señor Waldorf Astor en aquella noche tormentosa.

No tenemos muchos "Waldorf Astor" en el mundo, pero un jefe satisfecho o un cliente sorprendido pueden equivaler a nuestro Hotel Waldorf personal.

Libertad, verdad, respeto y eclesialidad ante el cónclave







Estamos en sede vacante. La renuncia del Papa Benedicto XVI al ministerio petrino es ya efectiva y la Iglesia, a través del colegio cardenalicio, se dispone a la elección de un nuevo Papa. Se abre, pues, un nuevo tiempo en la historia de la Iglesia y de la misma humanidad.  Y no cabe duda de la gran trascendencia de estos acontecimientos, que superan las fronteras de la comunidad eclesial y se sitúan en la primera línea de la atención del mundo entero.
 
Y este tiempo –tiempo de gracia- ha de ser vivido desde los parámetros espirituales, cristianos y eclesiales en que se halla circunscrito. Nos agrada que la opinión pública y publicada, más allá de posturas ideológicas y de posicionamientos hacia lo religioso y en concreto hacia lo católico, se interese por estos temas. Pero de ahí a  algunas supuestas informaciones y campañas de presión dista un abismo y se traspasa la línea roja de la ética, del decoro y de la deontología profesional más elementales. No se puede informar sin tener bien contrastadas las fuentes. No se puede hacer periodismo – ni religioso ni de ningún otro tipo- a base de recortes de prensa y siempre o casi siempre de la misma prensa…  Y no se puede ni se debe trivializar y banalizar en cuestiones tan serias. El legítimo fin de vender periódicos (dígase lo mismo del resto de los medios) se adultera si en sus contenidos se dan cabida a falsedades y/o a insidias.
 
Nada tiene, pues, de extraño que el sábado 23 de febrero, tanto el portavoz Lombardi como la misma Secretaría de Estado de la Santa Sede, emitieran (ver páginas 35 y 36) sendos comunicados sobre cuáles han de ser las actitudes para vivir adecuadamente este tiempo. Ambos comunicados se lamentan, con razón, claridad y hasta vehemencia, de la proliferación de despropósitos, intoxicaciones, desinformaciones, maledicencias y hasta calumnias con que algunos medios de comunicación están abordando la despedida de Benedicto XVI y, sobre todo, el precónclave.
 
La firmeza vaticana a la hora de valorar estos comportamientos bien puede resumirse en el siguiente pensamiento del padre Lombardi, que suscribimos plenamente. “Quien ante todo tiene en mente dinero, sexo y poder, y está acostumbrado a interpretar en estos términos las diversas realidades, no es capaz de ver otra cosa ni siquiera en la Iglesia, porque su mirada no sabe dirigirse hacia lo alto o descender en profundidad para captar las dimensiones y las motivaciones espirituales de la existencia. De todo esto resulta una descripción profundamente injusta de la Iglesia y de tantos de sus hombres”.
Llamando asimismo a las cosas por su nombre, la Nota de la Secretaría de Estado, al reclamar el respeto a  la libertad de los cardenales de cara al cónclave y al deplorar manipulaciones y presiones,  da en el quid de la cuestión. “A lo largo de los siglos, los cardenales  -afirma la Nota- han debido hacer frente a múltiples formas de presión, que tenían como fin condicionar las decisiones, plegándolas a lógicas de tipo político o mundano”. Y en si en el pasado eran los Estados quienes, con su vetos y otras modalidades y maniobras, pretendían influir en el cónclave, el que ahora pretendan hacer lo mismo o parecido, en el modo y grado que sea, medios de comunicación o líderes de opinión,  merece el mismo rechazo.
 
Lo que está en juego en el inminente cónclave no son naciones, colores de la piel, ideologías o cualquier otra contingencia. Lo que está en juego es el mayor bien de la Iglesia, cuyas primeras y básicas premisas son la libertad y la verdad. Y contra ellas atentan “la difusión de noticias no verificas o no verificables, más aún incluso falsas, con grave daño hacia las personas y las instituciones” y también las cábalas innecesarias, los sueños utópicos y las ideologizaciones interesadas y sectarias, procedan de donde procedan.
 
Por lo tanto, las auténticas  actitudes ante esta hora son las siguientes. En primer lugar, el agradecimiento, el reconocimiento, el afecto y la oración hacia Benedicto XVI. En segundo lugar, la potenciación y visibilización de la comunión eclesial. Y en tercer lugar la plegaria “para que el Espíritu Santo ilumine al colegio de los cardenales” y por el futuro Pontífice, “conscientes y confiados en que la suerte de la barca de Pedro está en las manos de Dios”.

Dios nos juzgará por el corazón

Jueves segunda semana Cuaresma. La auténtica Cuaresma es la purificación del corazón.
 
Dios nos juzgará por el corazón
El Evangelio nos narra la parábola de Epulón y Lázaro, donde nos damos cuenta de que al morir, Dios los juzga por su corazón. ¿Qué ha hecho Lázaro de bueno para subir al seno de Abraham? Nada. ¿Qué ha hecho Epulón de malo para no subir al seno de Abraham? Nada. Podríamos pensar que la diferencia está en que uno es muy pobre y el otro rico, pero no es el motivo por el cual Cristo los juzga. Cristo los juzga por el corazón. La diferencia está en ser una persona de corazón abierto o de corazón cerrado a Dios nuestro Señor.

Quizá a nosotros en Cuaresma se nos podría nublar un poco la vista y estemos juzgando nuestra vida por nuestro exterior y, entonces, estaremos viviendo una Cuaresma simplemente exterior, olvidándonos de que la auténtica Cuaresma es la purificación del corazón. El profeta dice: “El corazón del hombre es la cosa más traicionera y difícil de curar. ¿Quién lo podrá entender? Yo, el Señor, sondeo la mente y penetro el corazón, para dar a cada uno según sus acciones, según el fruto de sus obras.”

Es Dios quien sondea el corazón, a nosotros nos toca, si queremos vivir de cara a Dios nuestro Señor, vivir con un corazón listo a ser sondeado por Él. El primer gesto de purificación que en nuestra Cuaresma tenemos que buscar es la purificación de nuestro corazón, la purificación de nuestra voluntad, la purificación de nuestra libertad.

Purificar el corazón, purificar la voluntad y purificar la libertad es atreverse a tocar una fibra muy interior, porque es la fibra en la cual nosotros reposamos sobre nosotros mismos. Cada uno de nosotros, en última instancia, reposa sobre su propia voluntad: la voluntad de querer algo o la voluntad de rechazarlo. Cada uno de nosotros en la vida acepta o rechaza las cosas por su corazón, por su voluntad. El profeta es muy claro: “Maldito el hombre que confía en el hombre, que en él pone su fuerza y aparta del Señor su corazón”. Son palabras muy duras, sobre todo en cuanto a las consecuencias: “Será como cardo plantado en la estepa, que no disfruta del agua cuando llueve; vivirá en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhabitable”.

Si nuestro corazón no aprende a purificarse, si nuestra voluntad no aprende a actuar bien, si nuestro interior no opta en una forma decidida, firme y exigente por Dios nuestro Señor, se puede ir produciendo, poco a poco, una especie como de desertificación de nuestra vida, un avanzar del desierto en nuestro corazón. Si nuestro corazón no está apoyándose en todo momento en Dios nuestro Señor y nuestra voluntad no está purificándose para ser capaz de encontrarse con Él, sino que por el contrario, nuestra voluntad está confiando en el hombre, es decir, confiando simplemente en esa veleta de acontecimientos que constantemente nos suceden, querrá decir que nuestra vida acabará plantada en medio de una estepa, tierra salobre e inhabitable.

¿No podría ser, el verse plantadas así, el destino de muchos corazones, de muchas vidas? Y cuando empezamos a preguntarnos el por qué, en el fondo, acabamos encontrando siempre una misma respuesta: No supieron poner su libertad totalmente en Dios nuestro Señor. Y aquí no importa si les faltó poco o les faltó mucho, aquí lo que importa es que les faltó.

En el Evangelio, no importa si el rico fue poco injusto o muy injusto, lo importante es que no llegó a estar del otro lado. Su libertad no se puso del lado que tenía que ponerse, su voluntad no se orientó hacia donde tenía que orientarse. Nos puede dar miedo pensar siquiera en la posibilidad de orientar nuestra voluntad. Nos puede dar miedo el intentar tocar nuestro corazón para empezar a preguntarle: ¿Estás verdaderamente orientado a Dios? ¿En quién confías? ¿Auténticamente tu confianza está puesta en el Señor?

De nada nos servirá después, la súplica del rico: “Padre Abraham, ten piedad de mí”, porque nuestra libertad necesita ser ahora purificada.

Es importantísimo que esta Cuaresma se convierta para nosotros en un momento de reflexión sobre hacia dónde está orientada nuestra voluntad, qué estamos haciendo con nuestra vida, qué ha elegido nuestra libertad, qué caminos tiene, qué opciones ha tomado. De poco nos serviría pensar que nuestra libertad y nuestra voluntad están orientada hacia Dios nuestro Señor, si en el fondo, nosotros mismos no hemos sido capaces de purificarnos, de tal manera que, auténticamente se orienten hacia Dios.

“El corazón del hombre es la cosa más traicionera y difícil de curar ¿Quién lo puede entender? Yo, el Señor, sondeo la mente y penetro el corazón”. Atrevámonos a ponernos en Dios nuestro Señor. Atrevámonos a ponernos en Él como el único que va a ser capaz de decirnos si auténticamente nuestra voluntad y nuestra libertad están orientadas de tal forma que, en esta vida nos abramos a Dios, y en la futura nos encontremos con Él.

Atrevámonos a permitirle a Dios tocar los recursos, los resortes interiores de nuestra libertad.

Cuántas veces podríamos juzgar que estamos haciendo bien, y realmente podría ser que estuviésemos viviendo engañados, traicionados por lo más interior de nosotros mismos, que es nuestro corazón, “la cosa más traicionera y difícil de curar”. ¿Me atrevo yo a permitir que ese médico del alma que es Dios, entre a mi corazón, toque y cuestione mi libertad y toque y fortalezca mi voluntad?

Creo que éste sería un buen camino de Cuaresma: el ir purificando nuestra voluntad y nuestra libertad de tal manera que, en el encuentro con la Pascua de nuestro Señor, lleguemos a decir que nuestro corazón, siendo débil como es, tiene una certeza y tiene una garantía: el estar apoyado sólo y únicamente en Dios nuestro Señor. Porque así, “será árbol plantado junto al agua que hunde en las corrientes sus raíces; cuando llegue el calor, no lo sentirá y sus hojas se conservarán siempre verdes; en el año de sequía no se marchitará ni dejará de dar frutos”.

En nuestras manos está el hacer de nuestra libertad y de nuestra voluntad un camino de esterilidad, apoyado en nosotros; o un camino de fecundidad, apoyado en Dios.