miércoles, 17 de julio de 2013

Sobre la beatificación de Juan Pablo II

 





Pero no sobre la beatificación en si misma. Sino sobre el marco litúrgico. Desde hace ya meses, se sabe que será una celebración multitudinaria. Cardenales, obispos, sacerdotes, diácono y fieles llenarán la ¨Piazza San Pietro y toda la via de la conciliazione. Como era de esperar esto genera algunos problemas logísticos en cuanto a la celebración de la misa.
Pues bien, la diócesis de Roma ha buscado una solución. Ha convocado a todos los diáconos permanentes, acólitos instituidos y seminaristas que se encuentran en Roma a ayudar. Deben alcanzar el número de 300. Se deben encontrar en diversas iglesias de la zona a las 5 de la mañana del 1° de mayo. Allí se celebrará la´misa con el fin de consagrar las partículas que serán distribuidas en la misa de beatificación. Posteriormente los "ministros extraordinarios" podrán ver la celebración por televisión. En el momento de la comunión estos ministros saldrán con las partículas consagradas a distintos "centros de distribución" establecidos para facilitar la comunión de los fieles.
Algo me dice que no es esta la primera vez que encuentran esta solución. Mas bien parece un modus operandi común. 
Mi pregunta es ¿Era necesario? ¿Que sentido litúrgico puede tener hacer una cosa de este género? Es indudable la preocupación que Benedicto XVI tiene por liturgia, sin embargo pareciera que esta solo se reduce a lo exhortativo. ¿Donde queda la recomendación de que los fieles comulguen las hostias consagradas en la misa a la que participan? ¿Es verdaderamente una forma digna de tratar a la Eucaristía? ¿No se se está, de esta manera, sacrificando el sentido de lo sagrado solo para satisfacer ciertos deseos, algunos cristianos pero otros mundanos? ¿Donde queda el sentido de lo sagrado que Benedicto XVI quiere recuperar? ¿Acaso faltan Iglesias en Roma para celebrar misas? ¿Ayuda esto a hacer ecumenismo? ¿Que dirán nuestros hermanos ortodoxos ante una celebración de este género? 
La Iglesia pareciera estar necesitada de multitudes. De mostrar al mundo que todavía esta viva. De aparecer en la televisión y en los diarios. En el esfuerzo, deja de tener a Dios en el centro. Bien decía Jesús que hay que hacer esto sin olvidar aquello.

No hay comentarios: