Un buen (y un poco desconocido) fragmento de
una homilía del Card. Ratzinger en Chieti por la entrega del "Ordine della
Minerva" hace ya más de 20 años. Era en ocasión de la fiesta de Santo Tomás de
Aquino. Puede parecer obvio, pero si uno lo lee con atención creo que tiene
mucha miga.
"Con su fe intrepida, santo Tomás ha ampliado
el horizonte del pensamiento cristiano. Un fideísmo cerrado en sí mismo es una
actitud de temor y lleva consigo la infidelidad, reduce la fe al positivismo de
una elección arbitraria y, en definitiva, renuncia a la verdad. Si Dios es la
verdad, si la verdad es lo auténticamente "sagrado", renunciar a la verdad
comporta una huida de Dios. La búsqueda de la verdad es piedad, y donde
desaparece la valentía de la verdad se falsifica la fe en su fundamento. La fe
aparente ya no es la fe auténtica, deja de ser cristiana.
La apertura necesaria a la verdad, esta
amenazada, pues, desde dos frentes: de un lado, por un positivismo fideísta que
teme perder a Dios al exponerse a la verdad de las criaturas; del otro lado, por
un positivismo agnóstico que se siente amenazado por la grandeza de Dios, y al
perder al Creador pierde también a las criaturas.
Aparece así la segunda dimensión de nuestro
tema: la valentía de la verdad exige la virtud de la verdad. La verdad aparece
en las criaturas solo si no se olvida su carácter creatural. Ser criatura
implica la relatividad y racionalidad, y la relatividad exige humildad. Por otro
lado, cabe decir que ser criatura excluye el espíritu de dominio, de arrogancia,
de autosuficiencia, por lo que excluye el aislamiento de las criaturas
individuales y de la criatura en cuanto tal. El mensaje de las criaturas solo se
capta bien si se comprende que por medio de ellas habla Otro, del que proceden,
del que dependen, al que tienden".
No hay comentarios:
Publicar un comentario