miércoles, 17 de julio de 2013

La profecía del joven Ratzinger

 





En estos días, mientras hojeaba una historia del Concilio Vaticano II, pensaba en la notable diferencia que hay entre el documento, así como nos ha llegado a nuestras manos y toda la elaboración previa. Muchas de las discusiones que hoy reinician se dieron durante el Concilio en un clima, quizás aún más acalorado. A nosotros, sin embargo, la obra se nos presenta como final, acabada, sin discusión. El hecho de que en la objeción a un punto o a otro parece que se juega toda la legitimidad del Concilio (tanto en aquellos que descalifican la parte por el todo, como en aquellos que creen que hay que salvar todas las partes para salvar el todo) muestra hasta que punto las posiciones se han cristalizado.
Nosotros, que somos defensores del Concilio, creemos que no todos los documentos salieron igual de bien, ni todos han resistido el paso del tiempo con el mismo éxito. En particular un documento que "nos cae mal", es la Gaudium et spes (A propósito de la GS alguien algún día nos tendrá que explicar porque es usada como texto del Oficio de Lecturas o mejor, porque el CVII es el único concilio que tiene textos en el Oficio). 
Al parecer también el teólogo Joseph Ratzinger se dio cuenta rápidamente que el texto iba a tener dificultades...

"Somos así llevados de nuevo, sin darnos cuenta, al punto de partida, al trabajo, frente al cual se encontró el concilio en su intención de elaborar un documento sobre la Iglesia en el mundo contemporáneo. Cuanto es difícil este trabajo lo mostró, quizás, con mayor claridad, los tentativos de respuesta que intentamos al final de este artículo, que el desarrollo del problema que lo precede. Y no obstante tampoco aquí se puede olvidar que no puede ser la tarea de la Iglesia (representada en el concilio) la creación de algo como un modelo intelectual y oficial del mundo. La formación científica de una síntesis de todos los problemas vitales del hombre de hoy, la cual debería entusiasmar a todos. Mirando hacía atrás se deberá criticar al Concilio que, olvidando la humildad de los concilios precedentes, ha buscado demasiado en esta dirección y por esto, ha querido demasiado. Muchas afirmaciones de un texto, en si bien concebido y también realmente útil, serán así inútiles más o menos en poco tiempo. Determinante es el tentativo de despertar la conciencia y de llamarla a la responsabilidad de frente a Dios, que se ha mostrado en Jesucristo como palabra y amor, el cual es en la cruz crisis y esperanza del mundo." (Dogma e predicazione, 172.)

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