martes, 7 de mayo de 2013

Primer libro de los Reyes

 


     
   
Primer Libro de Reyes
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refiriéndose a Elías).."los cuervos le llevaban pan en la mañana y carne en la tarde, y tomaba agua del torrente" (I Reyes 17,6).
Libros Históricos
I SamuelPrimer Libro de ReyesII Reyes
I Reyes (hebreo ' מְלָכים א, Melajim Álef), es uno de los libros del Antiguo Testamento de la Biblia y del Tanaj. Tanto en la Biblia católica como en la judía, es precedido por el Segundo Libro de Samuel, y sucedido por el Segundo Libro de los Reyes. Se lo conoce también como "1 Reyes", "Libro Primero de los Reyes", o "III Reyes" (en los LXX y la Vulgata latina).

 División del libro original

Originariamente, I Reyes formaba un solo rollo con II Reyes y I y II Samuel. El importante tamaño del libro debe haber impulsado a alguien a dividirlo en cuatro partes más manejables, convirtiéndolo en cuatro rollos más pequeños.

Asuntos narrados

Este libro cuenta la historia de los reinos de Judá e Israel (a partir de 1R. 12), haciendo hincapié muy particularmente en la grandeza del reinado de Salomón (1R 1-11).

La historia de los dos reinos

Judá e Israel son considerados independientemente, y analizados en forma exhaustiva y: El Libro de 1 de Reyes comienza con Salomón y termina con Elías. La diferencia entre los dos les da una idea de lo que sucede en medio. Salomón nació después de un escándalo en palacio entre David y Betsabé. Como su padre, él tenía una debilidad por las mujeres que lo llevaría al fracaso. Salomón lo hizo bien al principio, orando por sabiduría y construyendo un templo a Dios que le tomó siete años. Pero luego pasó 13 años construyendo un palacio para él mismo. Su acumulación de muchas esposas lo condujo a adorar a sus ídolos y alejarlo de Dios. Después de la muerte de Salomón, Israel fue gobernado por una serie de reyes, muchos de los cuales fueron impíos e idólatras. Esto, como consecuencia, alejó a la nación de Dios y ni aún la predicación de Elías pudo traerlos de regreso a Él. Entre los reyes más malvados estaban Acab y su reina Jezabel, quienes llevaron la adoración a Baal a nueva altura en Israel. Elías trató de llevar a los israelitas de regreso a la adoración de Yahvé, aún desafiando a los sacerdotes idólatras de Baal a confrontarse con Dios en el Monte Carmelo. Desde luego Dios ganó. Esto hizo que la reina Jezabel se enojara (por decir poco) tanto, que ordenó la muerte de Elías, quien huyó y se escondió en el desierto. Deprimido y exhausto, le dijo a Dios: “déjame morir.” Pero Dios le envió comida y ánimo al profeta y le habló en un “suave murmullo,” y en el proceso salvó su vida para la obra aún por hacer.

 Estructura

La descripción de los reinados sigue una pauta más o menos constante, pero algo diferente para cada uno de los reinos:

 Reino de Judá

  1. Sincronismo del rey en cuestión con su contemporáneo de Israel;
  2. Edad del soberano al subir al trono;
  3. Duración del reinado;
  4. Nombre de su madre; y
  5. Juicio religioso sobre su mandato.

 Reino de Israel

  1. Sincronismo del reinado con el de Judá;
  2. Duración del reinado; y
  3. Juicio (siempre negativo) que incluye una condena general de índole religiosa y una condena individual por haber continuado el error de dividir el reino.

 Fórmulas de cierre

Son iguales para ambos reinos:
  1. Referencias detalladas a los anales de Judá e Israel;
  2. Muerte del rey y mención de su sepultura; y
  3. Si corresponde, nombre del hijo que lo sucede.

 Discordancias en la estructura

La rígida estructura de los Libros de los Reyes se viola sólo en tres oportunidades: a partir de la caída de Israel, durante el ciclo de Elías y al narrar la historia de Eliseo.
Junto con II Reyes, se puede también ver una estructura concéntrica en la cual los ciclos de Elias y Eliseo (I Reyes 17 -- II Reyes 12) estarían al centro y serían rodeados por tres anillos: el más rémoto que habla del esplendor (I Reyes 1-11) y decadencia (II Reyes 18-25) de Jerusalén con la construcción y profanación del Templo respectivamente, y el inicio y fin de la dinastía real; seguido por el inicio (I Reyes 12-14) y fin (II Reyes 17) del Reino del Norte; y por un último anillo en el que se dan descripciones semejantes de los reyes de Judá (I Reyes 15-16 y II Reyes 13-16).

Intención del autor y doctrina

El escritor bíblico manipula libremente sus fuentes: a veces las nombra y cita, pero otras se aparta de ellas, las silencia y las omite.
Cuenta brevemente y con ligereza la expedición egipcia contra Israel (1Reyes 14:25-28), relatando solamente el robo del Templo de Jerusalén por parte del Faraón y el modo en que se apropiaron de los escudos mandados a confeccionar por el rey Salomón. En cambio, no menciona en absoluto la decisiva batalla de Qarqar (853 a. C.).
La explicación es que los Libros de los Reyes no son en realidad históricos sino más bien (una constante en esta sección de la Biblia) historias religiosas. El autor se concentra en el Templo porque en él se consuma la relación del pueblo con Dios. Las normas del culto siguen al Deuteronomio y, en este sentido, el cumplimiento de la Ley (que se guarda precisamente en el Templo) y la reforma religiosa son el fin y el origen de la narración que el autor está redactando (al menos en su versión original).

Temas fundamentales

El concepto básico que transmiten los Libros de los Reyes se puede resumir con estas palabras: Un solo Templo y un solo Dios. Como Reyes no es un libro histórico sino la demostración de una tesis teológica, la conclusión se lee, por ejemplo, en la plegaria de Salomón en la ceremonia de dedicación del Templo (1R. 8). Cada reinado, a su vez, colabora con esa demostración, porque todos los reyes de Israel son condenados. De los de Judá, solo ve con buenos ojos el autor a ocho (los ocho que han enfrentado al paganismo, han ayudado al Templo o han sido fieles a la Ley). De los ocho, solo dos son alabados extensamente.

 Véase también



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(Libros Históricos)
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