martes, 7 de mayo de 2013

Libro de Josué.

Josué
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Batalla de Jericó
Libros Históricos
DeuteronomioJosuéJueces
El Libro de Josué es el sexto libro bíblico del Antiguo Testamento y primero del Nevi'im hebreo. El libro cuenta la historia de la ocupación israelita de Canaán.
En las Biblias católicas es el sexto de los Libros históricos y se encuentra ubicado entre el Deuteronomio (último libro del Pentateuco) y Jueces.
El libro de Josué toma su nombre a partir del hombre que sucedió a Moisés como líder de las tribus hebreas. Junto con el Deuteronomio, Jueces, 1 Samuel, 2 Samuel, 1 Reyes y 2 Reyes, pertenece a una tradición de la historia y la ley judía, llamada deuteronómica, que se comenzó a escribir hacia el 550 a. C. durante el exilio babilónico.

Naturaleza del libro

Josué. El libro que lleva el nombre de Josué, el sucesor de Moisés, celebra el asentamiento de las tribus hebreas en la Tierra prometida. Un simple vistazo al conjunto del libro nos hace ver que consta de tres partes: la conquista de Canaán (caps. 1-12), la distribución de los territorios conquistados (caps. 13-21) y la unidad de Israel fundada en la fe (caps. 22-24).
El Libro de Josué forma un corpus ideológico y conceptual con los libros del Pentateuco: así como el Génesis importa una promesa y los otros cuatro libros de la Torá son los libros de los mandamientos y las leyes, Josué es el libro donde se relatan las realizaciones, en el que Yahvéh se evidencia fiel a Sus promesas, las que cumple acabadamente cuando el pueblo judío lo obedece con docilidad. Josué fue el líder de los judíos sucediendo a Moisés que ya era muy viejo

 Argumento

Josué es designado por Moisés como su sucesor, con la misión de introducir al pueblo de Israel en la "Tierra Prometida". Se había destacado ya en el libro del Éxodo (Éx. 17:8) por su valor en la batalla contra los Amalecitas. En el libro de los Números (Núm. 13) es uno de los hombres enviados por Moisés a explorar la tierra de Canaán.
El libro narra pormenorizadamente la conquista de la Tierra Prometida (Jos. 1-12) y, posteriormente, el reparto que su protagonista efectúa entre las distintas tribus (13-21). Siguen a continuación algunos apéndices (22-24) que dan cuenta de la Asamblea de Siquem y de las disposiciones de Josué...

 Josué y la evidencia arqueológica que da soporte al relato bíblico

 Adiciones y ediciones de la Escuela deuteronomista

La escuela Deuteronomista no existió jamás, no es sino un nombre que algunos teólogos protestantes de la Alta Critica le dieron a ciertos documentos bíblicos que ellos consideraron podrían ser de fecha reciente a cuando sucedieron los hechos que narran.
Sin embargo, no pudieron lograrlo. Los historiadores actuales no encontrarán en Josué nada que alcance las exigencias críticas que distinguen a los libros de historia. Obviamente, los parámetros actuales de como registrar la historia de los pueblos no eran considerados en el pasado como un método válido. Los motivos de las dificultades de los deuteronómicos fueron según algunos:
  1. No eran capaces de distinguir entre las diversas fuentes. Crearon documentos apócrifos y desdeñaban a veces fuentes históricas serias y comprobables. Es por ello que Josué adolece de muchas inexactitudes y errores. Esta afirmación, no obstante, adolece de falta de comprobación. No hay modo de averiguar si realmente les interesaba al escritor escribir según los modos del siglo 21.
  2. Como los judíos de aquellos tiempos no tenían conciencia de las diferencias entre el pasado remoto y el reciente, confundían entre ambos a menudo. Por este motivo Josué está plagado de anacronismos: Algunos autores responden que es totalmente falso que no tenían conocimiento de la importancia de registrar el pasado. Existen numerosos pasajes en las Escrituras donde Dios les ordena recordar todo permanentemente. De hecho, los hebreos comenzaron a utilizar tefilins para recordar el pasado.

 Anacronismos en el libro de Josué

El libro de Josué se documenta la conquista o destrucción en el siglo XIII a.C de las ciudades de Laquís, Debir y Hazor. Algunas de esas ciudades fueron en realidad devastadas antes o después del siglo XIII a.C: No obstante, conviene recordar que la cronología bíblica como la arqueológica están sujetas a cambios o actualizaciones. Aún falta excavar mucho en los tells de estas ciudades como para elaborar conclusiones definitivas.
  • Jericó fue arrasada en las postrimerías de la Edad de Bronce Medio (c. 1550 a.C). Dependiendo de la escuela minimalista o maximalistas, hay controversia al respecto. Por lo tanto, los resultados, sujetos a polémica, no pueden determinar autenticidad o no del relato bíblico.
  • La destrucción de Ai había ocurrido 600 años antes. Aun falta excavar varias capas en Ai, cuando se finalicen los trabajos, se sabrá si en verdad la Biblia dijo verdad o mentira. De todos modos, dicen algunos expertos, la arqueología es un registro imparcial del pasado y nunca podrá descubrir todos los pormenores del hecho histórico sino solo fragmentos del mismo.
  • La evidencia arqueológica indica que el proceso de conquista de Canaán fue largo y completado sólo hasta cuando David se tomó el bastión jebusita de Jerusalén a comienzos del siglo X a. C. La evidencia bíblica indica exactamente lo mismo. La conquista no fue rápida sino que llevo tiempo y muchas veces el pueblo hebreo se mezclaba con los locales, actitudes que eran reprimidas por parte del liderazgo de las tribus.

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 Enigmas literarios

Desde la más remota Antigüedad ciertas partes del libro han sido llamadas Gestas de Yahvéh como método para indicar su carácter épico. Existe una hipótesis (aún sin demostrar) que manifiesta que los autores del libro elaboraron estos pasajes tomando como base documentos históricos mucho más antiguos, a los que se aplican las objeciones expresadas más arriba. La arqueología actual parece respaldar esta teoría.
Entonces la pregunta se hace crucial: ¿es Josué una reformulación de hechos históricos tan remotos que resultaban desconocidos hasta para sus propios escritores, o se trata simplemente de una colección de leyendas y ficciones edificantes? Nadie, lamentablemente, puede responder a esta cuestión.
Algunas características de una u otra tribu han sido exageradas o ampliadas, e incluso los rasgos de una sola tribu individual han sido elevadas a virtudes nacionales del hebreo en general por autores posteriores, tomando como base ciertos párrafos de Josué. Tampoco sabemos si estos cambios poseen una justificación histórica cuyo sentido se nos escapa.

Sentido religioso

Todos los conflictos y cuestiones acerca del libro desaparecen cuando se lo considera exclusivamente en su contexto teológico. La violencia y crueldad de Israel y su Dios quedan de manifiesto como ejemplos de una etapa guerrera de la teología de Israel, superada a posteriori por el amor del Evangelio.
La intención de los autores es simplemente demostrar que Yahvéh es severo con un pueblo impío (como calificaban a todos los pueblos no judíos) , pero fiel a sus promesas y protector cuando el hebreo lo respeta y cumple Sus mandamientos. Según Moisés,Yahveh había prometido "El territorio (...) desde el desierto y desde el Líbano hasta el Gran Río, el río Éufrates, y hasta el Gran Mar, al occidente".(Cap. 1:4)
Bajo este punto de vista, el libro cumple ampliamente con sus objetivos y se convierte en una lectura mucho más interesante y profunda que si buscáramos en él simplemente la exactitud historiográfica.

 Canonicidad

La canonicidad del Libro de Josué nunca ha sido cuestionada ni por judíos ni por cristianos, y aparece incluido en todas las versiones de la Biblia. Pertenece por tanto a los libros protocanónicos.

 Véase también



Libro anterior:Deuteronomio
(Pentateuco)
Libro de Josué
(Libros Históricos)
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