miércoles, 8 de mayo de 2013

Beato de Lungern, Santo


Apóstol de Suiza, Mayo 9
 
Beato de Lungern, Santo
Beato de Lungern, Santo

San Beato es el primer apóstol de Suiza. Aunque galo de nacimiento, fue enviado por San Pedro a ese pais en los primeros tiempos de la era cristiana, luego de ser ordenado sacerdote, para difundir el Evangelio. En la ciudad de Vindonissa, su predica fue de tal manera escuchada, que los habitantes destruyeron los templos paganos.

Beato vio al demonio en una ocasión, cuando se encontraba escuchando a uno de sus discípulos predicando en una iglesia. El maligno estaba debajo de un pulpito anotando en una piel de cordero los nombres de los que dormian durante el sermon. Estaba furioso porque la piel era demasiado pequeña y no cabían todos. Por eso, tiró de la piel hasta romperla con un movimiento tan brusco que su cabeza chocó contra la parte inferior del púlpito. Con el estruendo despertaron todos los que estaban durmiendo y como todo esto sucedió antes que terminara la Misa, pudieron escapar sanos y salvos de su poder.

Ya anciano, Beato decidió convertirse en ermitaño. Buscando un lugar donde terminar sus dias, llegó a la orilla del lago de Thun. Los habitantes del lugar le mostraron una gran cueva donde habitaba un dragón. Beato, sin mostrar miedo, enfrentó a la bestia que se arrojó contra él, despidiendo fuego y azufre. Sólo hizo la señal de la Cruz y destruyó al monstruo ante la mirada atónita de una multitud. Fue en esa cueva donde este santo pasó el resto de su vida. Murió a los noventa años y su sepulcro es lugar de peregrinación, ya que allí ocurren numerosos milagros, en especial la curación de enfermedades terminales.

Es protector especial de los enfermos de cáncer.

Su fiesta se celebra el 9 de mayo.



San Beato, presbítero y eremita
fecha: 9 de mayo
†: c. s. VII - país: Francia
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Vendôme, junto al río Loira, en la Galia, san Beato, presbítero y ermitaño.

Beatenberg, pueblecito a orillas del lago de Thun, toma su nombre de san Beato. Era éste un ermitaño de época muy remota, el cual, según la tradición, vivió y murió allí hacia el año 112. Más tarde, se inventó toda una leyenda sobre él. Según esa fábula, fue bautizado en Inglaterra por el Apóstol San Bernabé; San Pedro le ordenó sacerdote en Roma y le envió a predicar en Suiza. La cueva en que vivió, donde había matado a un dragón, se convirtió en sitio de peregrinación hasta que la cerraron los discípulos de Zwinglio. Entonces se trasladó el centro de su culto a Lungern, en Oberwalden, donde san Pedro Canisio trabajó mucho por reavivarlo y propagarlo. Sin embargo, las investigaciones modernas han demostrado que la tradición de que san Beato evangelizó Suiza data de una época tardía, pues no hay huellas de ella antes del siglo XI.

Pero a quien en realidad celebramos hoy es a un homónimo, que con frecuencia se confunde con aquel otro, quien evangelizó primero en las riberas del Garona, y después en Vendóme y en Nantes. Este otro san Beato, que vivió a fines del siglo III, tiene más garantías de veracidad histórica, ya que el Hieronymianum Ie menciona en este día y en su leyenda se basan los principales hechos que se atribuyen al san Beato de Suiza.

Ambas leyendas se encuentran en Acta Sanctorum, mayo, vol. II. El culto del san Beato de Suiza todavía subsiste actualmente, y sus compatriotas le consideran más o menos como patrono de la nación. Sobre las relaciones de estos dos ermitaños ver Analecta Bollandiana, vol. XXVI (1907), pp. 423-453; 0. Scheiwiller, en Zeitschrift f. Schweitzer Kirchengeschichte, vol. V (1911), pp. 21-52. Sobre los aspectos folklóricos ver Báchtold-Stáubli, Handwörterbuch des deutschen Aberglaubens, vol. I, pp. 964-966.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
 

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