miércoles, 10 de abril de 2013

Teresa de Jesús de los Andes, Santa

Monja Carmelita, 12 de abril
 
Teresa de Jesús de los Andes, Santa
Teresa de Jesús de los Andes, Santa

Religiosa Carmelita

Martirologio Romano: En la ciudad de Los Andes, en Chile, santa Teresa de Jesús de los Andes, virgen, que, siendo novicia en la Orden de Carmelitas Descalzas, consagró, como ella misma decía, su vida a Dios por el mundo pecador, muriendo de tifus a los veinte años de edad (1920).

También conocida como Santa Teresa de los Andes.
También conocida como Santa Teresa Fernándes Solar.

Etimológicamente: Teresa = Aquella que es experta en la caza, es de origen griego.

Fecha de canonización: 21 de marzo de 1993 por el Papa Juan Pablo II.

Teresa de Jesús de Los Andes (Juanita Fernández Solar) es la primera chilena y la primera carmelita americana que ha alcanzado el honor de los altares. Nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900, en el seno de una familia acomodada, muy cristiana.
Desde los 6 años asistía con su madre casi a diario a la santa misa y suspiraba por la comunión, que recibió por primera vez el 1 de septiembre de 1910. Desde entonces procuraba comulgar diariamente y pasar largo rato en diálogo amistoso con Jesús.

También desde su niñez vivió una intensa vida mariana, que fue uno de los grandes cimientos de su vida espiritual. El conocimiento y amor de la Madre de Dios vivificó y sostuvo todos los momentos de su camino en el seguimiento de Cristo.

Hizo sus estudios en el colegio del Sagrado Corazón. Profundamente afectiva, se creía incapaz de vivir separada de los suyos. Sin embargo, asumió generosamente la prueba de estudiar en régimen de internado los tres últimos cursos, como entrenamiento para la separación definitiva, que se consumaría el 7 de mayo de 1919, ingresando en las Carmelitas Descalzas de Los Andes.

Se había sentido llamada al Carmelo a los 14 años. Y, mediante la lectura de los santos carmelitas y la frecuente correspondencia con la priora de Los Andes, fue preparándose, de suerte que es admirable la clarividencia con que, desde sus 17 años, expone el ideal de la carmelita y el ardor con que defiende su vida contemplativa. Ella la abrazó ilusionada por verdadero amor al mundo; para serle más útil como testigo de la dimensión espiritual del hombre, y para contribuir con su sacrificio a que la sangre de Cristo se derrame sobre la humanidad y la purifique.

No alcanzando a vivir ni un año entero en el convento, murió el 12 de abril de 1920. Las religiosas aseguraban que al entrar ya era santa. De modo que, en tan corto tiempo, pudo consumar la carrera a la santidad que había iniciado muy en serio mucho antes de su primera comunión: “Cristo, ese loco de amor, me ha vuelto loca”, decía.

Estaba siempre dispuesta a servir y a sacrificarse por los demás, sobre todo para que reinaran la alegría y la felicidad, para hacer amable y atractiva la virtud. Su vida fue enteramente normal y equilibrada.

Alcanzó una envidiable madurez integrando en la más armoniosa síntesis lo divino y lo humano: oración, estudios, deberes hogareños... y deporte -al que era muy aficionada- destacando en natación y equitación.

Su santuario, visitado por más de cien mil peregrinos cada mes, se ha convertido en uno de los centros espirituales más concurridos de Chile.

Fue beatificada por el Papa Juan Pablo 11 en Santiago de Chile el 3 de abril de 1987, y canonizada en la basílica de San Pedro el domingo 21 de marzo de 1993.

Nota: El calendario carmelita la festeja el 12 de julio, el Martirologio Romano la recuerda el 12 de abril día de su ingreso a la Casa del Padre.
 
 

Teresa de Los Andes.

Santa Teresa de los Andes
Santa Teresa de los Andes.jpg
Santa Teresa de Los Andes
NombreJuana Enriqueta Josefina de los Sagrados Corazones Fernández Solar
Nacimiento13 de julio de 1900
Bandera de Chile Santiago, Chile
Fallecimiento12 de abril de 1920
Bandera de Chile Los Andes, Chile
Venerado enIglesia Católica Romana
Beatificación3 de abril de 1987, por Juan Pablo II en Bandera de Chile Santiago, Chile
Canonización21 de marzo de 1993, por Juan Pablo II en Flag of the Vatican City.svg Ciudad del Vaticano
Festividad13 de julio
AtributosHábito, carmelita descalza, clausura, oración, vida contemplativa, silencio, alegría, sencillez, misiones populares
Juana Fernández Solar, venerada por la Iglesia católica como santa Teresa de Los Andes (Santiago, Chile, 13 de julio de 1900 - Los Andes, Chile, 12 de abril de 1920), fue una religiosa católica chilena, perteneciente a las carmelitas descalzas.
Fue beatificada por Juan Pablo II el 3 de abril de 1987 durante su única visita a Chile y canonizada por el mismo pontífice en la basílica de San Pedro (Ciudad del Vaticano) el 21 de marzo de 1993, convirtiéndose en la primera persona nacida en Chile, la primera carmelita descalza americana y la cuarta Teresa del Carmelo —tras las santas de Ávila, de Florencia y de Lisieux— en ser elevada a los altares.

 Biografía

Nació en el seno de una familia acomodada, hija de Miguel Fernández Jaraquemada y de Lucía Solar Armstrong.[1] Fue bautizada en la parroquia Santa Ana de la ciudad de Santiago, con los nombres de Juana Enriqueta Josefina de los Sagrados Corazones Fernández Solar,[1] pero todos en su familia —formada por sus padres, sus tres hermanos, Miguel, Luis e Ignacio y dos hermanas, Rebeca (también carmelita descalza) y Lucía; su abuelo materno, Eulogio Solar; tíos, tías y primos— la llamaban Juanita.
Realizó sus estudios en el Colegio del Sagrado Corazón de Santiago. Entre sus estudios, la vida familiar y su apostolado de caridad con los más pobres, se desarrolló su intenso amor por Jesucristo. A los 14 años, decidió consagrarse a Dios como religiosa carmelita descalza. Ingresó al "Monasterio del Espíritu Santo de las Carmelitas Descalzas de Los Andes", en la diócesis de San Felipe de Aconcagua (V Región de Valparaíso), el 7 de mayo de 1919. El 14 de octubre hizo su primera profesión, tomó el hábito y recibió el nombre de Teresa de Jesús.
Llevaba once meses en el convento cuando murió de tifus a las 19:15 horas del 12 de abril de 1920, a los 19 años. Antes de fallecer, profesó como religiosa carmelita in articulo mortis. Fue inicialmente sepultada en el cementerio del convento y en 1940 fue trasladada al coro bajo, junto a la nueva gran capilla.
Fue beatificada por el sumo pontífice, beato Juan Pablo II, en una celebración eucarística en el parque O'Higgins de Santiago el 3 de abril de 1987, durante su visita pastoral a Chile. Posteriormente, el 18 de octubre de ese mismo año, las carmelitas descalzas fueron trasladadas (y con ellas los restos de Teresa de Jesús) hasta el nuevo convento y santuario, ubicados en el sector de Auco, comuna de Rinconada. La cripta del santuario fue inaugurada el 11 de diciembre de 1988 por el obispo diocesano, Mons. Manuel Camilo Vial Risopatrón; en ella fueron sepultados los restos de la entonces beata Teresa. El templo mayor del santuario fue consagrado al día siguiente, en una misa solemne celebrada por el nuncio apostólico, Mons. Giulio Einaudi, y concelebrada por el episcopado chileno.
El 21 de marzo de 1993, fue canonizada en la basílica de San Pedro del Vaticano por el mismo pontífice durante una misa solemne, a la que asistieron una delegación oficial del Estado chileno —encabezada por el presidente del Senado, Gabriel Valdés Subercaseaux, y la primera dama de Chile, Leonor Oyarzún de Aylwin— y alrededor de 5000 chilenos.
En el calendario de la Iglesia católica, su memoria se recuerda el 13 de julio, aniversario de su nacimiento.
El convento antiguo de Los Andes fue declarado monumento nacional y aún se conserva. En él se pueden visitar la capilla, la gruta y el museo, donde se ilustra la vida de santa Teresa de Los Andes. Por su parte, el santuario de Auco constituye uno de los mayores lugares de peregrinación del país durante todo el año, siendo su evento más importante la peregrinación juvenil De Chacabuco al Carmelo, llevada a cabo el tercer sábado de octubre de cada año, a la que acuden jóvenes de todos los rincones de Chile, e incluso del extranjero, quienes caminan 27 kilómetros en oración, cantos y alegría, desde la hacienda Chacabuco, lugar de veraneo de santa Teresa en su época seglar, hasta su santuario, donde se celebra la Santa Misa presidida por el arzobispo de Santiago y concelebrada por el obispo de la diócesis de San Felipe y numerosos sacerdotes.

Filmografía

Su vida fue retratada en la siguiente filmografía:

Véase también

Referencias

  1. a b Pilleux Cepeda, Mauricio (17 de febrero de 2013). «Genealogía de Familias Chilenas: F - Fernández» (HTML). www.genealog.cl. Consultado el 12 de marzo de 2013.

 Bibliografía

  • Diario y cartas de santa Teresa de Los Andes.
  • Murales, cripta santuario Teresa de Los Andes.
  • Revista Teresa de Los Andes.
  • Teresa de Los Andes, Teresa de Chile.
  • Gil de Muro, Eduardo T. Cada vez que miré el mar.
  • Lobos, Themo. Santa Teresa de Los Andes "Historietas".
  • Ortega, Pbro. Miguel. Testimonio y desafío.
  • Purroy, Pbro. Mariano. Así pensaba Teresa.
  • Purroy, Pbro. Mariano. Teresa de Los Andes cuenta su vida.

Enlaces externos


Santa Teresa de Jesús Fernández Solar, virgen
fecha: 12 de abril
n.: 1900 - †: 1920 - país: Chile
otras formas del nombre: Teresa de los Andes
canonización: B: Juan Pablo II 3 abr 1987 - C: Juan Pablo II 21 mar 1993
hagiografía: Vaticano
En la ciudad de Los Andes, en Chile, santa Teresa de Jesús (Juana) Fernández Solar, virgen, que, siendo novicia en la Orden de Carmelitas Descalzas, consagró, como ella misma decía, su vida a Dios por el mundo pecador, muriendo de tifus a los veinte años de edad.

Nació en Santiago de Chile el 13 de julio de 1900. En la pila bautismal fue llamada Juana Enriqueta Josefina de los Sagrados Corazones Fernández Solar. Familiarmente se la conocía, y todavía se la conoce hoy, con el nombre de Juanita. Su niñez se desarrolló normalmente en el seno familiar: sus padres, don Miguel Fernández y Lucía Solar; sus tres hermanos y dos hermanas; el abuelo materno, tíos, tías y primos. La familia gozaba de muy buena posición económica y conservaba fielmente la fe cristiana, viviéndola con sinceridad y constancia.

Juana recibió su formación escolar en el colegio de las monjas francesas del Sagrado Corazón. Entre la vida estudiantil y la vida familiar se desarrolló su corta e intensa historia. A los catorce años de edad, inspirada por Dios, decidió consagrarse a Él como religiosa, como carmelita descalza. Su deseo se realizó el 7 de mayo de 1919, cuando ingresó en el pequeño monasterio del Espíritu Santo en el pueblo de Los Andes, a unos 90 kms. de Santiago. El 14 de octubre de ese mismo año vistió el hábito de carmelita, iniciando así su noviciado con el nombre de Teresa de Jesús. Sabía desde mucho antes que moriría joven. Más aún, el Señor se lo había revelado, pues ella misma lo comunicó a su confesor un mes antes de su partida.

Asumió esa realidad con alegría, serenidad y confianza. Segura de que continuaría en la eternidad su misión de hacer conocer y amar a Dios. Después de muchas tribulaciones interiores e indecibles padecimientos físicos, causados por un violento ataque de tifus que acabó con su vida, pasó de este mundo al Padre al atardecer del 12 de abril de 1920. Había recibido con sumo fervor los santos sacramentos y el 7 de abril había hecho la profesión religiosa en artículo de muerte. Aún le faltaban 3 meses para cumplir los 20 años de edad y 6 meses para acabar su noviciado canónico y poder emitir jurídicamente su profesión religiosa. Murió como novicia carmelita descalza.

Esa es toda la trayectoria externa de esta joven santiaguina. Desconcierta, y crece en nosotros el gran interrogante: ¿y qué hizo? Para tal pregunta hay una respuesta igualmente desconcertante: Vivir, creer, amar. Cuando los discípulos preguntaron a Jesús qué debían hacer para vivir según Dios quiere, El respondió: "La obra de Dios es que creáis en quien El ha enviado" (Jn. 6, 28-29). Por lo tanto, para conocer el valor de la vida de Juanita, es necesario mirar hacia dentro, donde está el Reino de Dios.

Ella despertó a la vida de la gracia siendo todavía muy niñita. Asegura que a los seis años atraída por Dios empezó a volcar su afectividad totalmente en El. "Cuando vino el terremoto de 1906, al poco tiempo fue cuando Jesús principió a tomar mi corazón para sí" (Diario, n. 3, p. 26). Juanita poseyó una enorme capacidad de amar y ser amada junto con una extraordinaria inteligencia. Dios le hizo experimentar su presencia, la cautivó con su conocimiento y la hizo suya a través de las exigencias de la cruz. Conociéndolo, lo amó; y amándolo se entregó a Él con radicalidad. Su naturaleza era totalmente contraria a la exigencia evangélica: orgullosa, egoísta, terca, con todos los defectos que esto supone. Como nos sucede a todos. Pero lo que ella hizo fue librar batalla encarnizada contra todo impulso que no naciera del amor. A los 10 años era una persona nueva. La motivación inmediata fue el Sacramento de la Eucaristía que iba a recibir. Comprendiendo que nada menos que Dios iba a morar dentro de ella, trabajó en adquirir todas las virtudes que la harían menos indigna de esta gracia, consiguiendo en poquísimo tiempo transformar su carácter por completo.

En la celebración de este sacramento recibió de Dios gracias místicas de locuciones interiores que luego se mantuvieron a lo largo de su vida. La inclinación natural hacia Dios, desde ese día se transformó en amistad, en vida de oración. Cuatro años más tarde recibió interiormente la revelación que determinó la orientación de su vida: Jesucristo le dijo que la quería carmelita y que su meta debía ser la santidad. Con la abundante gracia de Dios y con la generosidad de joven enamorada se dio a la oración, a la adquisición de las virtudes y a la práctica de la vida según el evangelio, de tal modo que en cortos años llegó a un alto grado de unión con Dios.

Su vida monacal desde el 7 de mayo de 1919 hasta su muerte fue el último peldaño de su ascensión a la cumbre de la santidad. Sólo once meses fueron suficientes para consumar su vida totalmente cristificada. Muy pronto la comunidad descubrió en ella un paso de Dios por su historia. En el estilo de vida carmelitano-teresiano, la joven encontró plenamente el cauce para derramar más eficazmente el torrente de vida que ella quería dar a la Iglesia de Cristo. Era el estilo de vida que, a su modo, había vivido entre los suyos, y para el cual había nacido. La Orden de la Virgen María del Monte Carmelo colmó los deseos de Juanita al comprobar que la Madre de Dios, a quien amó desde niña, la había traído a formar parte de ella.

Fue beatificada en Santiago de Chile por Su Santidad Juan Pablo II, el día 3 de abril de 1987. Sus restos son venerados en el Santuario de Auco-Rinconada de Los Andes por miles de peregrinos que buscan y encuentran en ella el consuelo, la luz y el camino recto hacia Dios. Fue canonizda por el mismo Papa el 21 de marzo de 1993, en la Basílica Vaticana.
 
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