viernes, 12 de abril de 2013

Sabas Reyes Salazar, Santo


Mártir Mexicano, 13 de abril
 
Sabas Reyes Salazar, Santo
Sabas Reyes Salazar, Santo

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En la aldea de Totoclán, en la región de Guadalajara, en México, san Saba Reyes Salazar, presbítero y mártir, que fue ejecutado durante la persecución mexicana por su fe en Cristo Sacerdote y Rey del Universo. ( 1927)

Fecha de canonización: 21 de mayo de 2000 por el Papa Juan Pablo II, junto a otros mártires méxicanos.
Nació en Cocula, Jalisco (Arquidiócesis de Guadalajara), el 5 de diciembre de 1883.

Vicario de Tototlán, Jal. (Diócesis de San Juan de los Lagos). Sencillo y fervoroso, tenía especial devoción a la Santísima Trinidad.

También invocaba frecuentemente a las ánimas del purgatorio.

Procuró mucho la formación de los niños jóvenes, tanto en la catequesis como en la enseñanza de ciencias, oficios y artes, especialmente en la música.

Cumplido y abnegado en su ministerio. Exigía mucho respeto en todo lo referente al culto y le gustaba que con prontitud se cumpliera cualquier deber.

Cuando, por el peligro que había para los sacerdotes, le aconsejaban que saliera de Tototlán, él replicaba: «A mí aquí me dejaron y aquí espero, a ver qué dispone Dios».

En la Semana Santa de 1927 llegaron las tropas federales y los agraristas buscando al Sr. Cura Francisco Vizcarra y a sus ministros.

Sólo encontraron al padre Reyes y en él concentraron todo su odio. Lo tomaron preso, lo ataron fuertemente a una columna del templo parroquial, lo torturaron tres días por medio del hambre y la sed y con sadismo incalificable, le quemaron las manos porque estaban consagradas.

El 13 de abril de 1927, Miércoles Santo, fue conducido al cementerio. Lo remataron a balazos, pero antes de morir, más con el alma que con la voz, pudo gritar el sacerdote mártir: «¡Viva Cristo Rey!».

Los 25 santos canonizados el 21 de mayo del 2000 fueron:

Cristobal Magallanes Jara, Sacerdote
Roman Adame Rosales, Sacerdote
Rodrigo Aguilar Aleman, Sacerdote
Julio Alvarez Mendoza, Sacerdote
Luis Batis Sainz, Sacerdote
Agustin Caloca Cortés, Sacerdote
Mateo Correa Magallanes, Sacerdote
Atilano Cruz Alvarado, Sacerdote
Miguel De La Mora De La Mora, Sacerdote
Pedro Esqueda Ramirez, Sacerdote
Margarito Flores Garcia, Sacerdote
Jose Isabel Flores Varela, Sacerdote
David Galvan Bermudez, Sacerdote
Salvador Lara Puente, Laico
Pedro de Jesús Maldonado Lucero, Sacerdote
Jesus Mendez Montoya, Sacerdote
Manuel Morales, Laico
Justino Orona Madrigal, Sacerdote
Sabas Reyes Salazar, Sacerdote
Jose Maria Robles Hurtado, Sacerdote
David Roldan Lara, Laico
Toribio Romo Gonzalez, Sacerdote
Jenaro Sanchez Delgadillo
David Uribe Velasco, Sacerdote
Tranquilino Ubiarco Robles, Sacerdote
San Saba Reyes Salazar, presbítero y mártir
fecha: 13 de abril
n.: 1883 - †: 1927 - país: México
canonización: B: Juan Pablo II 22 nov1992 - C: Juan Pablo II 21 may 2000
hagiografía: Mártires Mexicanos
En la aldea de Totoclán, en la región de Guadalajara, en México, san Saba Reyes Salazar, presbítero y mártir, que fue ejecutado durante la persecución mexicana por su fe en Cristo Sacerdote y Rey del Universo.
Ver más información en:
Mártires mexicanos (1915-1937)

Sabás Reyes nació en Cocula, Jalisco, el 5 de diciembre de 1883. Con sus padres, Norberto Reyes y Francisca Salazar, se trasladó a Guadalajara, en donde tuvo una infancia extremadamente pobre. Para mitigar el hambre y la desnudez fue voceador de periódicos y mal pudo concluir la instrucción primaria. Una salud frágil y una limitada capacidad intelectual fueron las secuelas de tantas carencias. Adolescente, ingresó al Seminario Conciliar de Guadalajara, en donde según los criterios de la época, sus cortas facultades en el campo del saber lo descalificaron para ordenarse clérigo por Guadalajara; sin embargo, teniendo en cuenta su noble índole, los superiores mismos le recomendaron agregarse a una diócesis necesitada; humilde y constante en su vocación, Sabás fue recibido en la Diócesis de Tamaulipas, donde recibió las órdenes sagradas, incluyendo en diciembre de 1911, el presbiterado.

Capturado por las tropas federales en 1927, fue objeto de crueles tormentos que parecían no tener fin. Fue el único párroco que permaneció en Tototlán desatada la persecución religiosa. Luego de que el ejército federal dispuso capturar a los sacerdotes por promover la rebelión, algunos amigos le sugirieron al Padre Sabás que se pusiera a salvo, pero él, con firmeza, declaró: «Mis superiores aquí me dejaron y mi párroco me encomendó la atención de la parroquia, por eso aquí permaneceré; si es la voluntad de Dios, aceptaré de buena gana el martirio».

Días después, avisado de que las tropas federales atacarían Tototlán, se ocultó en el domicilio de la señora María Ontiveros, junto con tres acompañantes: el joven José Beltrán, y los niños Octavio Cardenas y Salvador Botello. Desde ese momento hasta su captura se mantuvo rezando el Rosario, y aunque cuando los soldados llegaron a su escondite la dueña de la casa negó que ahí estuviera, cuando ingresaron al lugar y preguntaron por el fraile, el padre Reyes salió del traspatio y dijo: «Aquí estoy, ¿qué se les ofrece?». Por respuesta le ataron fuertemente los brazos. Fue remitido a la iglesia parroquial, convertida en caballeriza y cuartel general de los soldados federales y amarrado a un pilastrón bajo los inclementes rayos del sol; durante varias horas se le negó agua para beber y finalmente se permitió que una mujer le proporcionara alimento. A ella le pidió que las señoras pidieran a Dios por él.

Por la noche del día 12, atando de las manos y sujeto al cuello por una soga, compareció ante el general Izaguirre, quien tenía la consigna de capturar al párroco don Francisco Vizcarra y al presbítero José Dolores Guzmán. «¿Dónde está el Cura Vizcarra?». El Padre Reyes no despegó los labios. Un fuerte tiró lo derribó al piso. Pregunta y torturas se repitieron con implacable crudeza hasta donde las fuerzas del mártir lo permitieron.

Para seguirlo atormentando, fueron encendidas dos hogueras, una próxima a su rostro y otra junto a los pies del reo. Éste, entre tanto, musitaba una y otra vez: «Señor de la Salud, Madre mía de Guadalupe, dadme algún descanso». El brutal tormento se prolongó hasta las primeras horas del alba. De cuando en cuando, alguno de los soldados le pegaba en la piel un tizón ardiendo y se burlaba: «Tú que dices que baja Dios a tus manos, que baje ahora a liberarte de las mías».

Indecibles fueron las horas transcurridas, hasta el anochecer del Miércoles Santo; casi a rastras lo condujeron al panteón municipal en donde fue acribillado. Uno de sus verdugos comentó luego: «Me pesa mucho haber matado a ese padre; murió injustamente. Le habíamos dado ya tres o cuatro balazos y todavía se levantó y gritó ¡Viva Cristo Rey!».

Todo el pueblo consideró al Padre Sabás Reyes como un mártir y como a tal, venera sus reliquias en un anexo al templo parroquial de Tototlán, Jalisco.
 
 

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