jueves, 18 de abril de 2013

Perfecto de Córdoba, Santo


Presbítero y Mártir, 18 de abril
Perfecto de Córdoba, Santo
Perfecto de Córdoba, Santo

Presbítero y Mártir

Martirologio Romano: En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, san Perfecto, presbítero y mártir, que fue encarcelado y después degollado por los sarracenos, por haber combatido la doctrina de Mahoma y confesado con firmeza su fe en Cristo. ( 850)
Fue el primero de los mártires cristianos que ocasionó la persecución de Abd al-Rahman II, el emir de al-Andalus, hijo y sucesor de Al-Hakam I, en el año 850. San Eulogio, contemporáneo suyo, comienza con el relato de su martirio el Memorial de los mártires.

Hijo de padres cristianos y nacido en Córdoba, conocedor del idioma árabe, aparece vinculado a la Iglesia de san Acisclo donde se formó y se ordenó de sacerdote, cuando es pleno el dominio musulmán.

En el año 850 se abre una etapa de mayor rigor e intransigencia musulmana que rompe la convivencia hasta el momento equilibrada entre las poblaciones monoteístas de la ciudad. El presbítero Perfecto encabeza la lista de los mártires cordobeses del siglo IX.

En los comienzos del 850 le rodea un malintencionado grupo de musulmanes; le preguntan su parecer acerca de Cristo y de Mahoma. Perfecto expresó con claridad su fe en Jesucristo: Jesucristo es el Señor, sus seguidores están en la verdad, y llegarán a la salvación; la Ley de Cristo es del Cielo y dada por el mismo Dios. "En cuanto a lo que los católicos piensan de vuestro profeta, no me atrevo a exponerlo, ya que no dudo que con ello os molestaréis y descargaréis sobre mí vuestro furor". Pero, ante su insistencia y con la promesa de impunidad, con la misma claridad expone lo que pensaba sobre quien ellos tenían como profeta: Mahoma es el hombre del demonio, hechicero, adúltero, engañador, maldito de Dios, instrumento de Satanás, venido del infierno para ruina y condenación de las gentes. Han quedado sus interlocutores atónitos, perplejos y enfurecidos. ¿Cómo podrán soportar que se llame al profeta Mahoma mentiroso y a su doctrina abominación? ¿Aceptarán oír que quienes le siguen van a la perdición, tienen ciego el entendimiento y su modo de vivir es una vergüenza?

Le llaman traidor, le llevan al cadí y entra en la cárcel.

Allá, junto al Gaudalquivir, el 18 de abril del 850, en el sitio que se llamó "Campo de la Verdad" por los muchos mártires que se coronaron, fue degollado por odio a la fe que profesaba,.

Luego se enterró su
Perfecto de Córdoba, Santo
Perfecto de Córdoba, Santo
cadáver en la iglesia de san Acisclo y sus restos se trasladaron más tarde -en el 1124- a la iglesia de san Pedro.

Su muerte ejemplar alentó a los acorralados y miedosos cristianos. Desde este martirio, habrá quienes se acerquen voluntariamente a los jueces.

Además de claridad en los conceptos, hay exactitud en las palabras y lo que es más importante coherencia en las obras. Quizá los "hábiles dialogantes" de hoy tildaríamos a Perfecto de "imprudente" por nuestra extraña cobardía que pega al suelo; pero, si la prudencia es virtud que acerca al cielo, Perfecto fue un hombre prudente. La verdad tiene un camino y, cuando Perfecto abría la boca, en su simpleza, sólo sabía decir la verdad. No es bueno confundir la tolerancia con la indiferencia.


San Perfecto, presbítero y mártir
fecha: 18 de abril
†: 850 - país: España
canonización: pre-congregación
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Córdoba, en la región hispánica de Andalucía, san Perfecto, presbítero y mártir, que fue encarcelado y después degollado por los sarracenos, por haber combatido la doctrina de Mahoma y confesado con firmeza su fe en Cristo.

Perfecto nació en Córdoba, durante la época en que la ciudad española estaba ocupada por los moros y se educó en la comunidad de sacerdotes que servían en la iglesia de San Asisclo. Se dedicó de manera muy especial al estudio de las Sagradas Escrituras. Ordenado sacerdote, dedicó su tiempo a instruir y consolar a los fieles que gemían bajo el yugo de sus opresores. Cierto día fue detenido en la ciudad por unos árabes que le obligaron a decir lo que pensaba sobre Jesucristo y sobre Mahoma. Perfecto les explicó lo que la Iglesia enseña sobre la divinidad de Nuestro Señor y sobre su misión de Redentor del género humano. En cuanto a Mahoma, guardó cierta reserva para no irritarlos; pero en vista de que ellos le invitaron a que se expresara con libertad sobre el profeta y le prometieron no enfadarse, les declaró que los cristianos veían en Mahoma a un falso profeta y concluyó su discurso con una exhortación para que salieran del estado de condenación en que los había sumido la doctrina mahometana. Los moros, al oír aquella declaración, no pudieron contener su ira, pero como habían prometido no irritarse, se contentaron con volverle la espalda y dejarle con la palabra en la boca.

Sin embargo, mientras Perfecto regresaba en paz a su comunidad, los moros se confabularon para buscar los medios de vengar a su profeta. Considerando que después de un tiempo ya no estaban ligados a su promesa, dejaron pasar unos días y apostaron gentes en torno a la casa de Perfecto para que le aprehendiesen en la primera oportunidad. Los emisarios se apoderaron del sacerdote y le condujeron ante el juez de los moros como reo de blasfemia. Cargado de grillos y de cadenas, lo arrojaron en una mazmorra para que aguardase allí el día de la pascua árabe, fecha en que sería inmolado. En el intervalo, Perfecto se preparó para el martirio con ayunos y oraciones. El día de la fiesta árabe, lo sacaron de su cárcel y lo llevaron al lugar de la ejecución. Al momento de expirar, el mártir confesó de nuevo a Jesucristo y maldijo a Mahoma y al Corán, era el 18 de abril del 850. Los cristianos recogieron su cuerpo y lo sepultaron en la iglesia de San Asisclo, en donde le tributaron los honores debidos a los santos.

Usuardo inscribió el nombre de Perfecto en el Martirologio Romano. Acta Sanctorum, 18 de abril, trae el extracto del Memorial de los santos, de san Eulogio de Córdoba, fuente única para todod este grupo de mártires.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
 

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