viernes, 12 de abril de 2013

Ida de Lovaina, Beata


Monja, 13 de abril
 
Ida de Lovaina, Beata
Ida de Lovaina, Beata

Monja Cisterciense

Martirologio Romano: En el monasterio cisterciense de Roosendaal, en Brabante, Países Bajos, beata Ida, virgen, que desde joven sufrió por parte de su padre antes de entrar en la vida religiosa, y con la austeridad cotidiana imitó en su cuerpo a Cristo sufriente. ( 1290)
Vivió en el siglo XIII en Lovaina, donde su padre era dueño de un floreciente comercio de vinos que vivía en las obras académicas y de la ciudad de Lovaina y la preocupación de que sólo de acumular riqueza y disfrute de los bienes terrenales.

Ida en un principio no se distinguía de las niñas de su edad. Pero desde los 18 años de edad comenzó una vida de penitencia y de oración; manifestó su intención de convertirse en monja a lo que su padre se opuso completamente. Ella no vivió más en el interior de la casa, se construyó una choza miserable, en el exterior. Además, recibió en su cuerpo los signos de las heridas del Señor (estigmas). Trataron de ocultar las cicatrices, pero los dolores que ella sentía eran muchas veces muy notorios. Sus padres y toda la familia se avergonzaban de ella, y trataron mediante el acoso y el menosprecio el hacerla cambiar de opinión.

Finalmente la determinación de Ida triunfó, se incorporó a la abadía cisterciense de Roosendaal en Mechelen (Malinas). El hecho de que toda su gente le haya dado las espaldas, la ayudó a concentrarse más en entregarle todo su amor al Señor mediante la oración. Era notoria el poder de su oración, la gente decía que ella brillaba por su santidad, a tal punto que incluso en la noche podía leer o coser, esto posiblemente sea una leyenda dorada, lo cierto es que ella se dedicó a la oración, la contemplación y el trabajo manual, incluyendo la transcripción de los libros preferidos, pero nunca evitó las tareas más humildes, siempre disponible para servir a las hermanas.

Los fenómenos místicos continuaron, con frecuentes momentos de éxtasis, se le atribuyen varios milagros y muchas conversiones. Fallecido el 13 de abril de un año alrededor de 1290, por supuesto, el lugar de descanso final fue su convento. Este fue destruido en 1576 por los Geuzen1. En 1600 fue reconstruido, pero el culto y veneración a la Beata Ida no se reactivó sino hasta 1719 en que su nombre fue incluido en sendos calendarios publicados por monasterios benedictinos y cistercienses.

1 Gauzen o Mendigos nombre tomado por insurgentes calvinistas neerlandeses en la Guerra de los Ochenta Años contra España y la Iglesia Católica.

Beata Ida de Lovaina, virgen
fecha: 13 de abril
†: c. 1290 - país: Países Bajos
canonización: culto local
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En el monasterio cisterciense de Roosendaal, en Brabante, beata Ida, virgen, que desde joven sufrió por parte de su padre antes de entrar en la vida religiosa, y con la austeridad cotidiana imitó en su cuerpo a Cristo sufriente.

Es curioso que dos beatas del mismo nombre y que vivieron en siglos diferentes hayan muerto el mismo día del año; sin embargo, sus respectivos biógrafos afirman formalmente que las dos murieron el 13 de abril. Debemos reconocer que la biografía de la Beata Ida de Lovaina es un tanto sospechosa, en parte porque no existe ninguna confirmación externa de los hechos ahí narrados y también porque abundan en ella los portentos más asombrosos. La beata había nacido en el seno de una familia acomodada de Lovaina, y se cuenta que Dios le concedió, desde la infancia, gracias muy especiales. Aunque tuvo que sufrir mucho por parte de su padre y hermanas, quienes encontraban exagerados su ascetismo, sus prácticas de devoción y su ilimitada caridad, Ida no cedió un ápice, convencida de que Dios la guiaba por ese camino. Una de sus prácticas de devoción consistía en hacer repetidas genuflexiones y postraciones ante una imagen de la Virgen, recitando una Avemaría a cada genuflexión; algunas veces hacía esto hasta 1000 veces al día.

Su increíble devoción a la Pasión de Cristo le mereció la gracia de llevar los estigmas del Señor en las manos, en los pies y en el costado; parece que también las heridas de las espinas se veían sobre su frente. Ida se esforzaba por ocultar los estigmas, sin conseguirlo del todo; así pues, pidió a Dios que los hiciese desaparecer, pero sin suprimirle el dolor que le causaban. Su devoción a la Sagrada Eucaristía no era menos extraordinaria. Su biógrafo cuenta que más de una vez recibió la comunión de un modo milagroso. Digamos de paso que la costumbre de comulgar bajo las dos especies, subsistía aún, después de 1250, en Lovaina y Malinas. Se dice que en una ocasión la beata, cediendo a su deseo de estar cerca del Señor, tomó la píxide en que se hallaba el Santísimo Sacramento sobre el altar, pero que no consiguió abrirla.

Desgraciadamente, en la biografía de la beata Ida no hay fechas, de suerte que ignoramos a qué edad entró en el convento cisterciense de Roosendael, cerca de Malinas, ni a qué edad murió; ni siquiera podemos estar seguros de que el año 1300, en que se sitúa su muerte, no sea un error del copista. Ida se distinguió en la vida religiosa por sus éxtasis y milagros. Se cuenta que su rostro se iluminaba a veces con una luz celestial, que leía en los corazones y que despedía un fragante perfume. Lo que sí parece cierto es que su tumba se convirtió en sitio de peregrinación, pero las reliquias de la beata se perdieron en 1580.

La biografía de la beata que se halla en Acta Sanctorum, abril, vol. II, pasa por ser una compilación de los recuerdos de Hugo, el confesor de Ida. Es un documento interesante desde el punto de vista de la teología mística, y el tono corresponde ciertamente al de otros documentos del mismo tipo del siglo XIII. Ver el artículo de C. Kolb en Cistercienser Chronik, vol. V (1893), pp. 129-140.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
 

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