viernes, 12 de abril de 2013

Carpo, Pápilo, Agatónica, y compañeros, Santos

Mártires, 13 de abril
 
Carpo, Pápilo, Agatónica, y compañeros, Santos
Carpo, Pápilo, Agatónica, y compañeros, Santos

Mártires

Martirologio Romano: En Pérgamo, en la provincia romana de Asia, en la actual Turquía, santos mártires Carpo, obispo de Tiatira, Pápilo, diácono, Agatónica, hermana de Pápilo, y otros muchos que, por la dicha de expresar su confesión cristiana, fueron coronados con el martirio. ( s.II)
Las Actas de los santos Carpo, Papilo y Agatónica son la relación autentica de un testigo ocular del martirio de Carpo y Papilo, que murieron en la hoguera en el anfiteatro de Pérgamo, y de Agatónica, una mujer cristiana que se arrojó a las llamas. Las actas, en su forma actual, parecen incompletas. Agatónica había sido condenada como los otros dos; pero, como esta parte falta en el texto, da la impresión de que se suicidó. Los martirios ocurrieron en tiempo de Marco Aurelio y Lucio Vero (161-169). Estas actas circulaban aún en tiempo de Eusebio (Hist. eccl. 4,15,48).


Mártirio de San Carpo, Pápilo, Agatónica y compañeros

Carpo era obispo de Gurdos, en Lidia, mientras que Pápilo era diácono en Tiatira, en la misma provincia, y Agatónica era su hermana: fueron llevados ante el gobernador romano de Pérgamo, e invitados a comer la carne ofrecida a los ídolos.

Carpo, sin embargo, replicó: “Yo soy cristiano, venero a Cristo, Hijo de Dios, que vino al mundo en los últimos tiempos para nuestra salvación [...] pero a estos ídolos no ofrezco sacrificios”. Pasados sucesivos interrogatorios, fue finalmente condenado a la flagelación.

También Pápilo respondió de modo similar al gobernador: “Desde mi juventud sirvo al Señor y no he ofrecido más sacrificios a los ídolos: soy cristiano, y no podrás obtener otra cosa de mí más que esto, porque no hay otra palabra más grande y más bella que yo pueda decir”.

Después de que Pápilo fuera torturado, se los invitó nuevamente a consumir la carne usada en el sacrificio pagano, y a su negativa, condenados a morir quemados en la hoguera. Estando Carpo a punto de morir exclamó: “Bendito seas, o Señor Jesucristo, Hijo de Dios, porque te has dignado hacerme partícipe de la gloria incluso a mí, un pecador”.

Agatónica era una madre cristiana que padeció la persecución en el mismo período; a quien se le exhortó salvar su propia vida por el bien de sus hijos, ella respondió: “Mi hijo tiene un Dios que puede tener piedad de él, porque Él es quien provee a todas las creaturas”. Fue así destinada a sufrir la misma suerte que su hermano Pápilo y que el obispo Carpo, con la misma motivación.

La antigüedad del culto a los tres mártires está atestiguada en la “Historia Eclesiástica” del célebre Eusebio de Cesarea, y por el Breviario Sirio. El Martirologio Romano recogió esta memoria inscribiéndola el 13 de abril, y añadiéndole muchos presuntos compañeros de martirio.

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