Del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-19 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley. Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos. Oración introductoria Señor, quiero cumplir y enseñar tu preceptos a los demás. Abre mi mente y mi corazón para que sepa guardar el silencio que me permita escucharte en mi interior para saber cuál es el mejor camino que debo seguir para que mi deseo sea una realidad. Petición Creo en Ti, espero y confío en tu Palabra y bondad y, sobre todo, te amo, ¡ven, Señor Jesús! Meditación del Papa Dios le ha dado sabiduría. La ley es sabiduría. Sabiduría es el arte de ser hombres, el arte de poder vivir bien y poder morir bien. Y se puede vivir y morir bien solamente cuando se ha recibido la verdad y cuando la verdad nos indica el camino. Ser agradecidos por el don que nosotros no hemos inventado, pero que nos fue dado como don y vivir en la sabiduría: aprender, gracias al don de Dios, a ser hombres de manera recta. El Evangelio nos muestra entretanto que existe un peligro -como se dice hoy directamente en el inicio del párrafo del Deuteronomio: "No agregar, no quitar nada". Nos enseña que con el pasar del tiempo, al don de Dios se añadieron aplicaciones, obras, costumbres humanas, que creciendo esconden lo que es propio de la sabiduría donada por Dios, al punto de volverse un verdadero vínculo que es necesario romper, o lleva a la presunción: ¡nosotros lo hemos inventado! (Benedicto XVI, 10 de agosto de 2012). Reflexión Si es recomendable hacer revisiones médicas periódicas, no lo es menos hacer también revisiones espirituales más a menudo, puesto que es muy fácil enfermar. Y, ¿De qué enfermedades debemos examinarnos? La primera que nos propone examinar el gran médico de almas es la de los malos pensamientos y homicidios interiores: ¿sabemos juzgar con bondad y benevolencia las acciones de los demás conservando siempre su imagen positiva? ¿engrandecemos sin motivo los pequeños fallos del prójimo e incluimos maldad donde no existe matando en el interior su buena fama? Reflexionemos, y si encontramos síntomas negativos el remedio inmediato es perdonar lo que realmente vemos de maldad sin engrandecerlo y sobre todo saber encontrar las virtudes y las buenas intenciones de los demás. La segunda es la del pudor interior: ¿respetamos la intimidad e integridad de las personas con las que tratamos y nos topamos diariamente o por el contrario, creamos una serie de imaginaciones, intenciones y deseos en que las películas indecentes se quedan cortas? Juzgue usted. En este caso el jarabe más eficaz es el de no permitir que nuestra mente, imaginación y corazón sea el escenario de tan nocivas proyecciones, sino respetar la integridad de los demás y la mía. Todo lo que se cultive ahí saldrá de una u otra manera a relucir. Por esta ocasión es suficiente con el análisis de esas dos infecciones. Lo que nos queda es conservar la salud o recuperarla cuanto antes, apoyándose siempre en Aquel que lo puede todo. Propósito Como la Ley, más que una imposición, es un don, me prepararé en conocerla en el Catecismo. Diálogo con Cristo Jesús, hoy no está de moda hablar de mandamientos, por lo que parece difícil cumplir la exhortación para esta Cuaresma, de tu Vicario el Papa, que nos recuerda la responsabilidad de la corrección fraterna. Qué fácil me lleva el respeto humano a dejar pasar tantas oportunidades que pones en mi camino… por eso hoy, humildemente, te suplico me des la prudencia y la caridad para saber decir lo que Tú me inspires, para que otros conozcan, comprendan y vivan el más importante mandamiento, el del amor. miércoles 06 Marzo 2013 Miércoles de la tercera semana de Cuaresma
Santa Coleta
Leer el comentario del Evangelio por Benedicto XVI : “No he venido a abolir, sino a dar plenitud”
Lecturas
Deuteronomio 4,1.5-9.
Y ahora, Israel, escucha los preceptos y las leyes que yo les enseño para que las pongan en práctica. Así ustedes vivirán y entrarán a tomar posesión de la tierra que les da el Señor, el Dios de sus padres. Tengan bien presente que ha sido el Señor, mi Dios, el que me ordenó enseñarles los preceptos y las leyes que ustedes deberán cumplir en la tierra de la que van a tomar posesión. Obsérvenlos y pónganlos en práctica, porque así serán sabios y prudentes a los ojos de los pueblos, que al oir todas estas leyes, dirán: "¡Realmente es un pueblo sabio y prudente esta gran nación!". ¿Existe acaso una nación tan grande que tenga sus dioses cerca de ella, como el Señor, nuestro Dios, está cerca de nosotros siempre que lo invocamos?. ¿Y qué gran nación tiene preceptos y costumbres tan justas como esta Ley que hoy promulgo en presencia de ustedes?. Pero presta atención y ten cuidado, para no olvidar las cosas que has visto con tus propios ojos, ni dejar que se aparten de tu corazón un sólo instante. Enséñalas a tus hijos y a tus nietos.
Salmo 147,12-13.15-16.19-20.
¡Glorifica al Señor, Jerusalén, alaba a tu Dios, Sión! El reforzó los cerrojos de tus puertas y bendijo a tus hijos dentro de ti;
Envía su mensaje a la tierra, su palabra corre velozmente; reparte la nieve como lana y esparce la escarcha como ceniza.
Revela su palabra a Jacob, sus preceptos y mandatos a Israel: a ningún otro pueblo trató así ni le dio a conocer sus mandamientos. ¡Aleluya!
Mateo 5,17-19.
No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Les aseguro que no desaparecerá ni una i ni una coma de la Ley, antes que desaparezcan el cielo y la tierra, hasta que todo se realice. El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.
Leer el comentario del Evangelio por
Benedicto XVI, papa de 2005 a 2013 Discurso del 19/08/2005 en la sinagoga de Colonia, Alemania (trad. © copyright Libreria Editrice Vaticana)
“No he venido a abolir, sino a dar plenitud”
Se cumple también este año el 40° aniversario de la promulgación de la declaración Nostra aetate del concilio ecuménico Vaticano II, que abrió nuevas perspectivas en las relaciones judeocristianas en un clima de diálogo y solidaridad. Esta declaración... recuerda nuestras raíces comunes y el rico patrimonio espiritual que comparten judíos y cristianos. Tanto los judíos como los cristianos reconocen en Abraham a su padre común en la fe (cf. Ga 3, 7; Rm 4, 11 s), y hacen referencia a las enseñanzas de Moisés y los profetas. La espiritualidad de los judíos, al igual que la de los cristianos, se alimenta de los Salmos. Como el apóstol san Pablo, los cristianos están convencidos de que "los dones y la vocación de Dios son irrevocables" (Rm 11, 29; cf. 9, 6. 1; 11, 1 s). Teniendo en cuenta la raíz judía del cristianismo (cf. Rm 11, 16. 24), mi venerado Predecesor... dijo: "Quien se encuentra con Jesucristo se encuentra con el judaísmo"... Dios nos ha creado a todos "a su imagen" (cf. Gn 1, 27)...: Ante Dios, todos los hombres tienen la misma dignidad, independientemente del pueblo, la cultura o la religión a que pertenezcan. Por esta razón, la declaración Nostra aetate también habla con gran consideración de los musulmanes (cf. n. 3), y de los que pertenecen a otras religiones (cf. n. 2). Fundándose en la dignidad humana común a todos, la Iglesia católica "reprueba, como ajena al espíritu de Cristo, cualquier discriminación o vejación por motivos de raza o color, de condición o religión" (n. 5). La Iglesia es consciente de que tiene el deber de trasmitir, tanto en la catequesis a los jóvenes como en cada aspecto de su vida, esta doctrina a las nuevas generaciones que no han visto los terribles acontecimientos ocurridos antes y durante la segunda guerra mundial. Es una tarea especialmente importante porque, desafortunadamente, hoy resurgen nuevos signos de antisemitismo y aparecen diversas formas de hostilidad generalizada hacia los extranjeros. ¿Cómo no ver en eso un motivo de preocupación y cautela? La Iglesia católica se compromete ―lo reafirmo también en esta ocasión― por la tolerancia, el respeto, la amistad y la paz entre todos los pueblos, las culturas y las religiones.
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