lunes, 11 de marzo de 2013

Beato Pedro II, abad

 
fecha: 13 de marzo
†: 1208 - país: Italia
canonización: Conf. Culto: Pío XI 16 may 1928
hagiografía: Santi e Beati
En el monasterio de Cava dei Tirreni, en la Campania, beato Pedro II, abad.
refieren a este santo: San Alferio de La Cava

Es poco lo que sabemos de este beato abad, ninguno de sus contemporáneos se tomó la molestia de escribir una biografía que nos transmitiera sus orígenes, sus hechos, y sus actos como abad. Gobernó desde 1195 hasta 1208, sucediendo al beato abad Benincasa. Fue el octavo sucesor de san Alferio y noveno de los once abades beatos o santos de la histórica abadía de la Santísima Trinidad de Cava dei Tirreni, la única en Occidente que ha estado ocupada de manera ininterrumpida desde su fundación por san Alferio, hace ahora un milenio. Pero la sucesión no ocurrió sin oposición: en un primer momento una fracción de la comunidad eligió como abad a un tal Rogerio, pero luego la fracción más comprensiva y obediente prevaleció, y así, al final de 1194, se reconstituyó la paz y la armonía, con Pedro II como abad.

Su gobierno ocurrió en circunstancias políticas convulsas en todo el sur de Italia; él procuró ganar la benevolencia del emperador Enrique VI, hijo de Federico Barbarroja, que se mostró generoso con la abadía; de hecho, con una cédula de septiembre de 1195, confirmó al monasterio los bienes que poseían, y los privilegios concedidos por sus predecesores. Sin embargo sufrió una disputa con el arzobispo de Salerno y con el obispo de Capaccio, y varios abusos de los barones locales, que trajeron pérdidas de muchos bienes feudales y varios derechos de naturaleza económica. Sin embargo, en 1201 se produjo la fundación del hospital de Vietri sul Mare, que formó, con su puerto, uno de las más útiles dependencias de la abadía madre.

Después de 13 años de gobierno, Pedro II murió el 13 de marzo de 1208. Para prevenir disturbios, designó él mismo su sucesor, el beato Balsamo (1208-1232). Su cuerpo fue depositado en la «Cripta Arsicia», la cueva del primer eremitorio del fundador de la abadía, san Alferio; pero ahora las reliquias reposan bajo uno de los altares de la magnífica basílica abacial. El 16 de mayo de 1928 el papa Pío XI confirmó el culto inmemorial que se le venía tributando.

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