viernes, 15 de febrero de 2013

Walfredo della Gherardesca, Santo


Abad, 15 de febrero
 
Walfredo della Gherardesca, Santo
Walfredo della Gherardesca, Santo

Abad

Martirologio Romano: En Palazzuolo, en la Toscana, san Walfredo, abad, que después de haber tenido cinco hijos, decidió, junto con su esposa, abrazar la vida monástica (c. 765).

Fecha de canonización: El Papa Pío IX lo canonizó en el año 1861 (culto confirmado).
Walfredo (Walfrido o Galfrido) della Gherardesca, nació en Pisa, donde llegó a ser un próspero y estimado ciudadano. Se casó con una joven de la que estaba profundamente enamorado y tuvo cinco hijos y, por lo menos, una hija. Después de muchos años de matrimonio, Walfredo tenía dos amigos -el uno era pariente suyo y se llamaba Gundualdo, el otro era un corso llamado Fortis-, que vivían como él, en el mundo, pero se sentían también inclinados a la vida religiosa. Juntos discutieron sobre el futuro y un sueño les llevó a escoger Monteverde, entre Volterra y Piombino, para fundar un nuevo monasterio. Determinaron seguir la regla benedictina de Monte Casino. Además de su propia abadía de Palazzuolo, construyeron también, a veinticinco kilómetros, un convento para mujeres, donde sus respectivas esposas y Ratruda, la hija de Walfredo, tomaron el velo.

La nueva fundación atrajo muchos novicios. Al poco tiempo, se contaban ya sesenta monjes, incluyendo a Gimfrido, el hijo predilecto de Walfredo, y a Andrés, el único hijo de Gundualdo que, con el tiempo, llegaría a ser el tercer abad del monasterio y escribiría la vida de san Walfredo. Gimfrido era ya sacerdote, pero en un momento de tentación, huyó del convento, llevando consigo hombres, caballos y documentos que pertenecían a la comunidad. Walfredo, muy angustiado, envió algunos hombres a buscarle. Al tercer día, orando con sus monjes por el arrepentimiento y el regreso de su hijo, Walfredo pidió a Dios que enviase al joven una señal que durase toda su vida y el mismo día, Gimfrido fue hecho prisionero y volvió arrepentido al monasterio, pero con el dedo mayor mutilado al extremo que nunca más pudo volver a servirse de él. Walfredo gobernó prudente y sabiamente la abadía durante diez años. Gimfrido le sucedió en el gobierno y fue un magnífico superior, a pesar de su antigua caída.


San Walfrido, abad
fecha: 15 de febrero
†: c. 765 - país: Italia
otras formas del nombre: Walfredo, Galfrido, Wilfrido della Gherardesca
canonización: Conf. Culto: Pío IX 12 sep 1861
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Palazzolo, en la Toscana, san Walfrido, abad, que después de haber tenido cinco hijos decidió, junto con su esposa, abrazar la vida monástica.

Walfrido o Galfrido della Gherardesca, nació en Pisa, donde llegó a ser un próspero y estimado ciudadano. Se casó con una joven de la que estaba profundamente enamorado y tuvo cinco hijos y, por lo menos, una hija. Después de muchos años de matrimonio, Walfrido tenía dos amigos -el uno era pariente suyo y se llamaba Gundualdo, el otro era un corso llamado Fortis-, que vivían como él, en el mundo, pero se sentían también inclinados a la vida religiosa. Juntos discutieron sobre el futuro y un sueño les llevó a escoger Monteverde, entre Volterra y Piombino, para fundar un nuevo monasterio. Determinaron seguir la regla benedictina de Monte Casino. Además de su propia abadía de Palazzuolo, construyeron también, a veinticinco kilómetros, un convento para mujeres, donde sus respectivas esposas y Ratruda, la hija de Walfrido, tomaron el velo.

La nueva fundación atrajo muchos novicios. Al poco tiempo, se contaban ya sesenta monjes, incluyendo a Gimfrido, el hijo predilecto de Walfrido, y a Andrés, el único hijo de Gundualdo que, con el tiempo, llegaría a ser el tercer abad del monasterio y escribiría la vida de san Walfrido. Gimfrido era ya sacerdote, pero en un momento de tentación, huyó del convento, llevando consigo hombres, caballos y documentos que pertenecían a la comunidad. Walfrido, muy angustiado, envió algunos hombres a buscarle. Al tercer día, orando con sus monjes por el arrepentimiento y el regreso de su hijo, Walfrido pidió a Dios que enviase al joven una señal que durase toda su vida y el mismo día, Gimfrido fue hecho prisionero y volvió arrepentido al monasterio, pero con el dedo mayor mutilado al extremo que nunca más pudo volver a servirse de él. Walfrido gobernó prudente y sabiamente la abadía durante diez años. Gimfrido le sucedió en el gobierno y fue un magnífico superior, a pesar de su antigua caída. El culto a san Walfrido fue confirmado en 1861.


Ver en Acta Sanctorum, febrero, vol. II. la vida escrita por Andrés; cf. igualmente Mabillon, vol. III, pt. 2, pp. 178-184.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI

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