lunes, 11 de febrero de 2013

Santos Mártires de Numidia

fecha: 11 de febrero
†: s. IV inc. - país: África Septentrional
otras formas del nombre: Mártires de los Libros Santos
canonización: pre-congregación
hagiografía: Abel Della Costa
Conmemoración de los numerosos santos mártires apresados en Numidia, durante la persecución llevada a cabo bajo Diocleciano, que fueron víctimas de crueles suplicios por no querer entregar las Sagradas Escrituras, conforme al edicto del emperador.
Aunque la gesta de estos mártires anónimos se parece a lo que celebraremos mañana bajo el título de «Santos Saturnino y compañeros de Abitinia, mártires», e incluso aunque ese otro grupo, que el nuevo Martirologio coloca el 12 de febrero, se inscribía en el Martirologio anterior el mismo día 11 de febrero, no se trata del mismo conjunto, aunque sí bajo la misma persecusión. En el caso del grupo de Abitinia contamos con unas «Actas» de martirio auténticas, y los nombres y detalles del martirio de muchos de ellos. En los que celebramos hoy, los mártires de Numidia, en cambio, lo que tenemos es una alusión genérica que nos permite saber que ocurrieron estos hechos, pero no pasar más allá de esa constatación.
La alusión es de san Agustín. En su «Breviculus collationis cum Donatistas» («Resumen de las conversaciones con los donatistas»), cuenta -como el título indica- a sus feligreses lo actuado en unas conversaciones oficiales llevadas a cabo por instancias del emperador, entre católicos y donatistas. En esas conversaciones los donatistas habían reprochado la actitud de un obispo católico en las persecusiones, entonces se aclararon los términos citando una carta donde se recuerdan los hechos, y al hacerlo, nos hace conocer también a este grupo de anónimos mártires de Numidia:
«Leyeron además la respuesta que en tono pacífico envió Segundo de Tigisi al mismo Mensurio, en la que le contaba las tropelías de los perseguidores en Numidia, y cómo los que habían sido detenidos y no querían entregar las santas Escrituras, habían soportado muchas calamidades, atormentados con terribles suplicios, e incluso habían sido asesinados; le contaba también cómo él recomendó se les tributaran los honores del martirio, alabándolos por no haber entregado las Escrituras...»
Fácilmente se vé el eco de este texto en el elogio que recoge el Martirologio Romano, y que debemos al Cardenal Baronio ya desde la primera redacción, en el siglo XVI. Lamentablemente es todo lo que sabemos de cierto sobre estos valientes.
 Ver Acta Sanctorum, febrero II, pág. 513, donde transcribe la referencia de san Agustín en el «Breviculus...», jornada 3,XIII; lo he citado de la traducción en línea del proyecto de Obras Completas del santo en español

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