lunes, 18 de febrero de 2013

Jesús enseña a orar

Mateo 6, 7-15. Cuaresma. Un "Padre nuestro", rezado como un acto de amor y de entrega, arranca de Dios aquello que más necesitamos.
 
Jesús enseña a orar
Del santo Evangelio según san Mateo 6, 7-15

Y al orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de pedírselo. Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal. Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.

Oración introductoria

Señor, quiero iniciar mi oración llamándote ¡Padre! Permite que sepa meditar la profundidad de esta realidad tan hermosa. Por mi bautismo, ¡soy un verdadero hijo tuyo! Tomado con fe, esperanza y mucho amor de tu mano, concédeme que la presencia de Jesucristo en mi vida me convierta en un digno hijo tuyo.

Petición

Padre, que siempre rece el Padrenuestro.

Meditación del Papa

Nuestra oración es muy a menudo, una petición de ayuda en momentos de necesidad. Y esto es normal para el hombre porque necesitamos ayuda, necesitamos de los demás, necesitamos de Dios. Así es que para nosotros es normal pedirle algo a Dios, buscar su ayuda; y debemos tener en cuenta que la oración que el Señor nos enseñó: el "Padre nuestro" es una oración de petición, y con esta oración el Señor nos enseña la importancia de nuestra oración, limpia y purifica nuestros deseos, y de este modo limpia y purifica nuestro corazón. Así es que, si de por sí es algo normal que en la oración pidamos alguna cosa, no debería ser siempre así.
Hay también ocasión para dar gracias, y si estamos atentos, veremos que recibimos de Dios tantas cosas buenas: es tan bueno con nosotros que conviene, es necesario darle gracias. Y esta debe ser también una oración de alabanza: si nuestro corazón está abierto, a pesar de todos los problemas, apreciamos también la belleza de su creación, la bondad que nos muestra en su creación. (Benedicto XVI, 20 de junio de 2012).

Reflexión:

Basta decir "Padre"

Un hijo tiene "algo" que su padre no puede resistir, sin poder explicar bien por qué. Así es esto de ser padre. A Dios también le pasa. Cristo nos pasó el secreto, al enseñarnos a orar, empezando con esa palabra mágica que lo puede todo, si la decimos con el corazón: "Padre". No importa cuántas palabras digamos. Tampoco si las frases tienen sentido o belleza literaria. Lo que a El le importa es que somos nosotros, sus hijos, quienes nos dirigimos a Él.

Un "Padre nuestro", rezado como un acto de amor y de entrega, arranca de Dios aquello que más necesitamos. Cada una de sus palabras puede ayudarnos a hacer una nueva oración, pues contiene las verdades más profundas de nuestra fe. Que Él es nuestro Padre; y de ahí se deriva que nos ama, que nos escucha, que nos cuida, que nos espera en el cielo. Que nuestra vida tiene sentido en buscar su gloria, en instaurar su Reino en el mundo, en cumplir su voluntad. Que nos cuida de los peligros y nos da el alimento y la fuerza espiritual que necesitamos para recorrer el camino hacia ÉL.

Quizás desde muy pequeños venimos repitiendo, con mayor o menor devoción, la gran oración del cristiano. Pero sin duda, cada vez que lo hacemos, Dios "interrumpe todas sus ocupaciones" para escucharnos y atendernos como el mejor de los padres.

Propósito

Con confianza y humildad hacer un acto de alabanza y adoración a Dios recitando el padrenuestro y algunos salmos.

Diálogo con Cristo

Gracias, Señor, por enseñarme a orar. Sé que me puedo acercar a Ti con toda confianza, con la seguridad de ser escuchado y la certeza de ser amado. Que esta familiaridad no me lleve a olvidar con quién estoy tratando. Humildemente te pido que sepa, al igual que tu Madre Santísima lo hizo, reconocer y corresponder a las grandes maravillas con las que quieres enriquecer mi vida. 

martes 19 Febrero 2013
Martes de la Primera semana de Cuaresma

San Conrado Confalonieri



Leer el comentario del Evangelio por
San Francisco de Asís : “Señor, enséñanos a orar”  (Lc 11,1)

Lecturas

Isaías 55,10-11.

Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la semilla al sembrador y el pan al que come,
así sucede con la palabra que sale de mi boca: ella no vuelve a mí estéril, sino que realiza todo lo que yo quiero y cumple la misión que yo le encomendé.


Salmo 34(33),4-5.6-7.16-17.18-19.

Glorifiquen conmigo al Señor,
alabemos su Nombre todos juntos.
Busqué al Señor: él me respondió
y me libró de todos mis temores.

Miren hacia él y quedarán resplandecientes,
y sus rostros no se avergonzarán.
Este pobre hombre invocó al Señor:
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.

Los ojos del Señor miran al justo
y sus oídos escuchan su clamor;
pero el Señor rechaza a los que hacen el mal
para borrar su recuerdo de la tierra.

Cuando ellos claman, el Señor los escucha
y los libra de todas sus angustias.
El Señor está cerca del que sufre
y salva a los que están abatidos.



Mateo 6,7-15.

Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados.
No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.
No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.
Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.


Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.



Leer el comentario del Evangelio por

San Francisco de Asís (1182-1226), fundador de los Hermanos Menores
Padrenuestro, parafraseado

“Señor, enséñanos a orar”  (Lc 11,1)

“Padre Nuestro”, santísimo,
nuestro Creador, nuestro Redentor, nuestro Salvador y nuestro Consolador.

“Que estás en el cielo”
que estás en los ángeles, en los santos, iluminando a todos para que te
conozcan, porque tú eres, Señor, la luz;
tú los inflamas para que te amen, porque tú eres el Señor, el amor;
habitas en ellos llenándolos de tu divinidad para que sean felices, porque
tú eres, Señor, el bien supremo, el bien eterno.

“Santificado sea tu nombre”
Que se haga cada día más claro el conocimiento que tenemos de tu nombre,
Para que comprendamos la grandeza de tus beneficios,
La largueza de tus promesas y la altura de tu majestad,
La profundidad de tus juicios. (Ef 3,18)

“Venga a nosotros tu reino”
Reina en nosotros desde ahora por tu gracia
Introdúcenos un día en tu reino.
Donde te veremos, por fin, sin sombra alguna.
Donde te amaremos perfectamente.
Bienaventurada unión contigo y eterno gozo de estar contigo.

“Hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”
Que te amemos
con todo corazón, pensando siempre en ti.
Con toda el alma, deseándote siempre.
Con todo nuestro espíritu, dirigiendo hacia ti nuestras fuerzas procurando
únicamente tu gloria.
Con todas nuestras fuerzas, gastando todas nuestras energías y nuestros
sentidos interiores y exteriores al servicio de tu amor y de nada más. (Mt
12,30)
Que amemos a nuestros prójimos como a nosotros mismos.
Atrayéndolos a todos hacia tu amor según nuestras fuerzas.
Participando en su felicidad como si fuera la nuestra.
Ayudándoles a soportar sus males, sin ofenderlos nunca.






Vive la Cuaresma consultando este Especial de Cuaresma

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