lunes, 18 de febrero de 2013

Álvaro de Zamora de Córdoba, Beato

Predicador Dominico, 19 de febrero
Álvaro de Zamora de Córdoba, Beato
Álvaro de Zamora de Córdoba, Beato

Predicador Dominico

Martirologio Romano: En Córdoba, en la región española de Andalucía, conmemoración del beato Álvaro de Zamora, presbítero de la Orden de Predicadores, que se hizo célebre por su modo de predicar y contemplar la Pasión del Señor (c. 1430).

Etimológicamente Álvaro = Aquel que es el defensor de todos, es de origen germánico.

Fecha de beatificación: El Papa Benedicto XIV, aprobó su culto el 22 de septiembre de 1741.
Álvaro de Córdoba, el beato, nació a mediados del siglo XIV, en Zamora (1360?) y murió en Córdoba el año 1430. Perteneció a la noble familia Cardona.

Entró en el convento dominico de S. Pedro en Córdoba, en el año 1368. Fue un famoso y ardiente predicador, y con su ejemplo y sus obras, contribuyó a la reforma de la Orden, iniciada por el Beato Raimundo de Capua y sus discípulos.

Después de volver de una peregrinación a Tierra Santa, quedó impactado en el corazón por el doloroso Camino del Calvario, recorrido por nuestro Salvador.

Deseoso de vivir una existencia en soledad y perfección, donde poder templar el espíritu para un apostolado más provechoso, con el favor del rey D. Juan II de Castilla, del que era su confesor, pudo fundar a tres millas de Córdoba el famoso y observante convento de Sto. Domingo Escalaceli (Escalera del Cielo), donde había varios oratorios que reproducían la “vía dolorosa”, por él venerada en Jerusalén. Esta sagrada representación fue imitada en otros conventos, dando origen a la devoción tan bella del “Vía Crucis”, apreciadísima en la piedad cristiana.

De noche, se retiraba a una gruta distante del convento donde, a imitación de su Sto. Padre Domingo, oraba y se flagelaba. Con el tiempo, ésta se convirtió en meta de peregrinaciones para los fieles. Poseía el don de profecía y obró milagros.

Murió el 19 de febrero de 1430 y fue sepultado en su convento.
 
Beato Álvaro de Córdoba, religioso presbítero
fecha: 19 de febrero
†: c. 1430 - país: España
otras formas del nombre: Álvarez de Córdoba, Álvaro de Zamora
canonización: Conf. Culto: Benedicto XIV 22 sep 1741
hagiografía: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
En Córdoba, en la región española de Andalucía, conmemoración del beato Alvaro, presbítero de la Orden de Predicadores, célebre por su predicación y la contemplación de la Pasión del Señor.

No sabemos exactamente dónde nació el beato; unos autores dicen que en Lisboa y otros que en Córdoba, España. En todo caso, en esta última ciudad pasó la mayor parte de su vida. Allí entró al convento de San Pablo de la Orden de Santo Domingo, en 1368. Con el tiempo, llegó a ser un gran predicador y trabajó con gran éxito, primero en Andalucía y luego en Italia. A la muerte del rey Enrique II de Castilla, el beato fue nombrado confesor y consejero de la reina madre Catalina (hija de Juan de Gante, duque de Lancaster) y dirigió la educación del joven rey Juan II. Álvaro de Córdoba reformó la corte; pero cuando las disensiones políticas dividieron la regencia, el beato se retiró y recomenzó su trabajo de predicador. Desde tiempo atrás había concebido el proyecto de fundar un convento donde se siguiese estrictamente la regla primitiva de Santo Domingo, según la reforma iniciada por el beato Raimundo de Cápua. Álvaro se consagró de lleno a la empresa; escogió una región montañosa cerca de la ciudad y allí construyó el convento de Escalacaeli, que pronto se convirtió en una fuente de ciencia y piedad, que atraía candidatos de todas las regiones de España. El beato formó un movimiento de oposición a Pedro de Luna, el «antipapa» Benedicto XIII, y movió al pueblo y sobre todo a la nobleza a reconocer al papa legítimo.

A pesar de su avanzada edad, el beato prosiguió su obra de catequesis, de enseñanza y predicación. Pasaba el día entero en ese trabajo y consagraba casi toda la noche a la oración en el monasterio. Éste vivía totalmente de las limosnas; el beato predicaba con frecuencia en el mercado y terminaba diciendo: «Hermanos míos, los pobres frailes de Santo Domingo del convento de la montaña se encomiendan a vuestra caridad». Las prácticas de penitencia del beato eran cada vez más severas; iba de rodillas hasta una capilla consagrada a Nuestra Señora de las Misericordias, disciplinándose durante el trayecto. Todavía existe en Córdoba una pintura que representa al beato arrodillado, con las espaldas cubiertas de sangre, rodeado por un grupo de ángeles, algunos de los cuales se ocupan en retirar los guijarros del camino. El beato construyó varias capillas en los terrenos del monasterio; cada una de ellas representaba una «estación» o escena de la Pasión, probablemente en recuerdo del viaje de Álvaro a Jerusalén. Se cuenta que una noche, mientras el beato oraba en una de dichas capillas, se desató una violenta tempestad que le aisló totalmente del monasterio. Al oír sonar el toque de maitines, el beato elevó los ojos al cielo, tomó su capa, la tendió sobre el torrente y así llegó sano y salvo a la otra orilla; echándose la capa sobre los hombros, fue a ocupar su puesto habitual en el coro. El culto del beato fue confirmado en 1741.

Ver Touron, Les hommes illustres de l'Ordre de St. Dominique, vol. III, pp. 98-110; Procter, Dominican Saints, pp. 42-44; Mortier, Maitres Généraux O.P., vol. IV, pp. 210-214. Este último historiador da a entender que el beato introdujo en el Occidente la devoción del viacrucis. Pero lo cierto es que ya San Petronio de Bolonia, en el siglo V, había proyectado una serie de «estaciones», y los agustinos Pedro y Juan de Fabriano habían construido un viacrucis, poco antes de la época del beato.
fuente: «Vidas de los santos de A. Butler», Herbert Thurston, SI
 
 
 

¡ Felicidades a quien lleve este nombre!

No hay comentarios: