miércoles, 9 de enero de 2013

“Tus Pecados te son Perdonados”



1.      JESÚS HA VENIDO A PERDONAR EL PECADO, COMO TAMBIÉN A CURAR TODO MAL. 

Jesús se encuentra a con un hombre que le pide ser curado de sus parálisis, pero le ofrece  algo especial, “Hijo, se te perdonan tus pecados”.
San Marcos, en su enfoque religioso, nos hace reflexionar sobre el pecado como principio de todo mal y desde esta perspectiva, no anuncia la buena noticia de que Jesús ha venido a perdonar el pecado, como también a curar todo mal, esto que hace Jesús, deja sin palabras a sus oyentes y produce la envidia y la molestia de los escribas presentes.
Jesús, en el proceso de curación y de liberación del hombre, encausa la fe, tanto la fe individual como la colectiva y comunitaria; “Al ver la fe de esos hombres”. Jesús es quien puede apartar todas las opresiones del hombre, las internas (los pecados) y las externas (las enfermedades). Frente a la oscuridad de los maestros de la Ley, el Señor manifiesta su novedad absoluta y su doble poder de perdonar y de curar. Es decir, Jesús, Mesías e Hijo de Dios, se muestra como liberador del hombre y se revela como alguien que perdona el pecado y cura de todo mal.

2.      ESCRIBAS Y FARISEOS ERAN TESTIGOS DE LOS MILAGROS DE JESUS.

Tal como dice este fragmento del Evangelio, “él les anunciaba la Palabra”, durante las enseñanzas que daba Jesús, siempre participaban como testigos de estas, los escribas, quienes eran copista de las Sagradas Escrituras y, posteriormente, incluso doctores e intérprete de la ley, junto a ellos estaban también los fariseos, por tanto estos religiosos eran testigos de los milagros de Jesús. En otras palabras, estos le oían cuando predicaba y estaban muy atentos a las palabras de Jesús. Pero lo hacían para observar que comentarios del Señor no se ajustaban a la Ley,  para así condenarlo. Jesús sabía que era menospreciado por esta clase de doctores de la  ley. Así es como ahora tiene nuevamente la oportunidad de hacerles ver en su presencia  algo tan extraordinario como hacer un milagro.
En el Evangelio de San Marcos se nos quiere  revelar que en Jesús realmente llegó el Reino de Dios y que la liberación de las enfermedades y de los demonios es un aspecto de la presencia de ese poder salvador que puede  perdonar los pecados. Con todo, los escribas se descomponen y se molestan diciendo; “¿Qué está diciendo este hombre?

3.      ¿QUIÉN PUEDE PERDONAR LOS PECADOS, SINO SÓLO DIOS?”

Sorprendidos y molestos, los escribas y los fariseos comenzaron a preguntarse: -¿Qué está diciendo este hombre?  ¡Está blasfemando! ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?-  Para estos hombres, el que blasfemaba contra Dios, era merecedor de la pena de muerte, por lo quedan estupefacto por la actitud de Jesús.  Entonces aquí quedan al descubierto, ya que no creen en Jesús como Dios y no aceptan que él pueda  perdonar. Sin embargo  reconocen cuando dicen ¿Quién puede perdonar los pecados, sino sólo Dios?, entonces habrían de preguntarse, ¿Y quien es este hombre?
Y para mayor sorpresa, los escribas y fariseos quedan boquiabiertos al darse cuenta como el Señor conoce lo que ellos tratan en  secreto. Es así como Jesús les dice; ¿Qué están pensando? ¿Qué es más fácil decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados’, o Levántate, toma tu camilla y camina? En aquel momento, Jesús demuestra que es Dios, porque puede perdonar los pecados como Dios,  pues cuanto más noble y sana es el alma que el cuerpo, en mejor disposición se esta para  curarse de cualquier mal. Es así como él comprende que si el enfermo aceptó que sus amigos le llevaran frente a él, es porque el paralítico confiaba sanamente en Jesús. Y para que todos sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra  el poder de perdonar los pecados, le pide al paralítico que se levántate, que tome su  camilla y camine.

4.      JESÚS AMÓ SINCERAMENTE A TODOS LOS HOMBRES, A LOS JUSTOS Y A LOS PECADORES.

En este relato nos encontramos con un grupo de hombres tienen una fe admirable y a como de  lugar, llevan a la presencia del Señor a un enfermo paralítico. Ellos no habiendo podido  entrar con el enfermo por la puerta, inventaron una forma para hacerlo desde el techo.   Al ver la fe de estos hombres, Jesús de acerca al enfermo y le dice: “Hombre, tus pecados te son perdonados”. Jesús hace esto, para que sepamos que nos enfermamos como  consecuencia de nuestras faltas, y nos sanamos cuando el Señor nos perdona.
Jesús, sana porque es Dios, para esto tiene autoridad  propia. Jesús perdona, porque en el abunda la gracia divina. Jesús tiene poder para curar  todos los males, por tanto se prueba que él es verdaderamente Dios, porque puede como Dios perdonar a los que caen en falta y acuden confiadamente a El. Pero al mismo tiempo, Jesús es la manifestación perfecta de la caridad divina del Padre; en realidad él amó de forma profunda y concreta, como solamente un hombre de corazón puro y un verdadero Dios podía amar. Jesús amó sinceramente a todos los hombres, a los justos y a los pecadores.

5.      PONERSE EN LA PRESENCIA DE DIOS, PARA QUE  NOS LLEGUE LA MISERICORDIA.   

Cuando nuestra alma esta enferma, es fuente de muchos males, si  no nos curamos de estos, tampoco se curan los del cuerpo, por esa razón reflexionemos además que todo pensamiento, todo dicho, obras y situaciones que omitimos en contra de los preceptos  de Dios, son nuestros pecados. Es bueno tener conciencia de que los actos y comportamientos lamentables que se apartan de lo recto y justo son pecados. Para nuestra  fe, la confesión y el arrepentimiento en conciencia nos permiten salir de esto. No arrepentirse  es una desacertada acción, y las consecuencias para la paz del corazón son negativas.
Por otra parte, un aspecto relevante, es destacar que el relato no se refiere directamente a la fe del paralítico, sino la de los que lo llevaban, “Al ver la fe de esos hombres”, y a veces ocurre que alguno recobra la salud por la fe de otro. Por tanto este fragmento del evangelio, también no enseña, el mérito que tienen otras personas que  por su fe, nos acercan al Señor. Esto es muy válido, para todos nosotros, por tanto  ayudemos a los que están enfermos del alma a ponerse en la presencia de Dios, para que  les llegue la misericordia.

6.      EL PERDONA NUESTRAS FALTAS AQUÍ EN NUESTRA VIDA DIARIA

A través del relato de San Marcos, descubrimos otra novedad que nos debe llenar de gozo, en los fragmentos anteriores hemos comprobado como Jesús tiene poder para arrojar los demonios, hemos notado como sana a los enfermos, hemos verificado como Jesús autoridad para dirigirse a los hombres, y  ahora nos muestra algo nuevo, Jesús tiene poder para perdonar los pecados. Hermosas y esperanzadoras enseñanzas nos deja este segmento del Evangelio, el poder  de Jesús se manifiesta curándonos nuestros males espirituales, y además nos llega la curación  de otras enfermedades. Para esto solo debemos acudir a El, con espíritu de fe y humildad.
De la misma manera el relato nos muestra como Jesús perdona nuestras faltas aquí en nuestra vida diaria, en lo cotidiano, es  decir en la tierra. Igualmente también nos destaca que la curación es inmediata, y así nos lo hace saber  el Evangelio cuando nos dice; “Levántate, toma tu camilla y camina”.

7.      LA BONDAD DE JESÚS ES TOTAL 

Un aspecto hermoso es la bondad de Jesús, él se conmueve y cura los enfermos, les devuelve la salud integral y les  perdona sus pecados. Se podría entender también que el pecado puede ser causa de enfermedades del cuerpo. Tal vez por ello se perdonan antes los pecados, a fin de restituir la salud plena.  Cuando Jesús perdona los pecados del alma, desaparece la debilidad  del cuerpo.
El Señor no hace las cosas a medias, la bondad de Jesús es total y nos hacer ver que  sentirse libre de los pecados, nos hace vivir con un corazón sano y limpio, estos nos trae  gran satisfacción e incomparable gozo, y un corazón alegre, no da un vida saludable.
La gente quedó asombrada y glorificaba a Dios, diciendo: “Nunca hemos visto nada igual”.   Nosotros también demos gracias a Dios, por tantas maravillas, las hemos visto y las hemos  oído. La bondad de Dios, su sabiduría, su amor inmenso, su misericordia, su paciencia, su  fuerza. Son muchos los motivos que tenemos en nuestra vida para alabar y glorificar a Dios.

El Señor les Bendiga

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