miércoles, 9 de enero de 2013

Julia de la Rena de Certaldo, Beata


Reclusa Agustina, 9 de enero
 
Julia de la Rena de Certaldo, Beata
Julia de la Rena de Certaldo, Beata

Reclusa

Martirologio Romano: En Certaldo, lugar de la Toscana (hoy Italia), beata Julia de la Rena, de la Tercera Orden de San Agustín, que permaneció encerrada en una pequeña celda junto a la iglesia, en la que vivió sólo para Dios (1367).

Etimología: Julia = Nacida en el séptimo mes. Es de origen latino

Fecha de beatificación: 1819 por el Papa Pío VII.
Nace en Toscana (Italia), no distante de Certaldo, en torno al año1320, de padres de nobles venidos a menos. Huérfana en su juventud, pasa al servicio de la familia Tinolfi, en la vecina ciudad de Florencia. Tras entrar en contacto con los agustinos y conocida su espiritualidad, sin contar veinte años de edad, solicita y recibe el hábito de agustina secular.

Sintiéndose llamada a una forma de vida más radical y austera, en plena flor de su existencia, decide abandonar la ciudad y recogerse en un lugar solitario. Vuelta a Certaldo se aloja en un pequeño local contiguo a la iglesia agustiniana de San Miguel y Santiago, en el cual hizo abrir dos minúsculas ventanas, una que miraba a la iglesia para en poder asistir a las sagradas funciones, y la otra hacia el exterior, por donde recibir el alimento que la piedad popular pudiera proporcionarla. Y una vez colocado sobre la pared un gran crucifijo, con solemnidad y en presencia de numeroso público entre devoto e incrédulo, desde el exterior un maestro albañil tapió la entrada.

Desde este momento ya nunca saldrá de su pequeño reclusorio. Como una emparedada, vivirá segregada del mundo por un período de aproximadamente treinta años, recorriendo hasta el fondo el largo camino de la ascética y de la mística. Penitencia y oración fueron sus ocupaciones cotidianas. De su manutención se encargaban los habitantes de Certaldo y sus alrededores. Tradiciones populares refieren que hasta los niños, privándose de alimentos y golosinas, corrían en su ayuda llevándole algo de comer, y que Julia, agradecida y sonriente, a cambio, hasta en invierno les obsequiaba con flores frescas. Nada más se sabe de esta intrépida mujer, a no ser la gran veneración hacia ella de sus conciudadanos por semejante vida de piedad vivida ante sus propios ojos.

Julia muere en torno a 1370. Su culto se inició inmediatamente después de su deceso, pues ya en 1372 consta la dedicación de un altar en la iglesia junto a la cual había transcurrido la mayor parte de su vida y donde al fallecer había sido sepultado su cuerpo. Desde 1506 la alcaldía corre con los gastos de la fiesta en honor de la beata, a cuyo favor varias veces fue atribuida la liberación de pestes y contagios en toda la comarca.

El culto ab immemorabili fue confirmado por Pío VII en 1819.
Beata Julia de la Rena, reclusa
fecha: 9 de enero
fecha en el calendario anterior: 15 de febrero
n.: c. 1320 - †: 1367 - país: Italia
otras formas del nombre: Julia de Certaldo
canonización: Conf. Culto: Pío VII 1819
hagiografía: Santi e Beati
En Certaldo, lugar de la Toscana, beata Julia de la Rena, de la Tercera Orden de San Agustín, que permaneció encerrada en una pequeña celda junto a la iglesia, en la que vivió sólo para Dios.

Nació en la Toscana, en Certaldo, alrededor del 1320, de una familia de noble origen, pero en decadencia. Quedó huérfana siendo joven, y entró al servicio de los Tinolfi en la vecina Florencia donde, en contacto con los agustinianos y su espiritualidad, vistió -sin tener aun veinte años, el hábito de las agustinas seculares. Sintiéndose llamada a a la búsqueda de una vida más radical y austera, en pleno florecimiento de su existencia, se decide a abandonar la ciudad y refugiarse en un lugar solitario. Volvió luego a Certaldo alojándose en una pequeña habitación junto a la iglesia agustiniana de San Miguel y Santiago. Primero fueron abiertas dos pequeñas ventanas: una hacia la iglesia, para asistir al servicio sagrado, y la otra hacia afuera, para recibir el alimento que la piedad popular le acercase. Hizo colocar sobre una pared un crucifijo y después, con solemnidad, desde el exterior un albañil tapió con un muro el acceso.
No dejará más el pequeño «romitorio». Como las reclusas, vivirá segregada del mundo por un período de cerca de treinta años, recorriendo hasta el fondo la larga vía de la ascésis y de la mística. Penitencia y oración serán sus ocupaciones cotidianas. Mantenerla con vida era ocupación de los ciudadanos de Certaldo y alrededores. Cuenta la tradición popular que incluso los niños corrían muchas veces en su ayuda, llevándole algunos alimentos, y que Julia, agradecida y sonriente, les respondía con flores frescas en cualquier estación del año. Nada más se sabe de ella sino que era muy venerada por sus conciudadanos por la vida de piedad que manifestaban sus ojos.
Murió en torno al 1370. Su culto se inició inmediatamente a su tránsito, porque ya en 1372 está atestiguada la dedicación de un altar en la misma iglesia junto a la cual había vivido, y donde estaba enterrado su cuerpo. Desde el 1506 el municipio certaldés contribuia para la fiesta en honor de la beata, a cuya protección fue atribuida varias veces la liberación de contagios y de la peste. Sus restos mortales se veneran en Certaldo, en la iglesia de San Miguel y Santiago (aunque la iglesia ya no es agustina). Su culto inmemorial fue confirmado por SS Pío VII en 1819.
Traducido para ETF de un artículo del P. Bruno Silvestrini, O.S.A.
El cuadro que ilustra la noticia es "Beata Giulia da Certaldo», óleo sobre tela de 2009, de la artista plástica certaldesa Sabrina Taddei

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