14 de septiembre
(Siglo IV)
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Materno fue el primer obispo de
Colonia de quien se tienen noticias ciertas: se le menciona en relación con el
controvertido asunto de los donatistas. Los obispos cismáticos del África
presentaron una petición al emperador Constantino en contra del obispo católico
Cecilio, para solicitar que su caso fuese juzgado por los obispos de las Galias,
que no tenían ningún interés particular en el asunto. El emperador mandó
llamar a tres obispos galos para que asistieran al proceso
que se iba a realizar en Roma. Los tres prelados eran: Reticio de Autun, Marino
de Arles y Materno de Colonia. Terminado el juicio, en el año de 313, Cecilio
fue absuelto y reivindicado por unanimidad. Los donatistas pidieron la celebración
de un nuevo proceso y el emperador ordenó
que se convocara a un Concilio para tratar la cuestión. Esta asamblea tuvo
lugar el año siguiente, en Arles y, otra vez, San Materno fue uno de los
obispos participantes. Es posible que en algún período de su existencia haya
sido obispo de Tréveris, donde se supone que murió.
Pero, tanto las leyendas de Colonia como las de Tréveris,
aceptadas en sus libros litúrgicos y a las que se refiere el Martirologio
Romano, nos ofrecen un aspecto muy diferente sobre la figura de San Materno.
Como es natural, muchas de las sedes más antiguas hicieron el intento de
establecer su origen en tiempos de los Apóstoles o en el de los discípulos de
los Apóstoles. Entre las que trataron de vincularse con San Pedro, están la de
Colonia y la de Tréveris (la sede de
Colonia tuvo a dos obispos con el nombre de Materno, uno en el siglo primero y
el otro en el cuarto). La historia apócrifa afirma
que Materno era el hijo de la viuda de Naím resucitado por Jesucristo, y que el
propio San Pedro lo envió, junto con San Eucario y San Valerio, a evangelizar
las Galias. Cuando los misioneros llegaron a Ehl, en Alsacia, murió Materno y
sus compañeros se trasladaron a Roma para informar a San Pedro. Este les hizo
entrega de su báculo, con instrucciones para que lo
pusieran sobre el cuerpo del muerto. Se ejecutaron las órdenes del Apóstol, y
Materno resucitó por segunda vez y pudo predicar el Evangelio a "los
pueblos de Tongrés, Colonia y Tréveris y otras comarcas vecinas." Casi
exactamente la misma historia se cuenta
sobre otros misioneros apostólicos de las Galias y, por supuesto, todas ellas
son indignas de crédito. Además, no hay ninguna razón para suponer que este
San Materno sea otro que el obispo de Colonia que participó en el sínodo de
Arles en el año 314.
La extravagante leyenda que resumimos arriba parece haber
sido fabricada hacia fines del siglo nueve por un tal Eberardo, monje en Tréveris.
El Acta Sanctorum de
septiembre vol. IV, la
resume y la discute y reproduce el texto íntegro en enero, vol. II (29 de
enero) Ver también el DCB., vol. III, p. 862; a Hauck, en
Kirchengeschichte Deutschlands, vol. I, pp. 46-47; a W. Neuss, en Die
Anfänge des Christentums im Rheinlande (1923), pp.
13-20 y a Duchesne en Fastes Épiscopaux,
vol. III, pp. 34 y 178.
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