¿Hay entre vosotros
alguno que esté triste?
(Santiago, 5, 13).
alguno que esté triste?
(Santiago, 5, 13).
San Francisco de Asís, un día en que estaba en
oración, vio aparecer a Jesucristo bajo la forma de un serafín
crucificado. La vista de su Salvador le causó un gozo inefable, pero su
crucifixión le atravesó el alma como acerada espada. Después de un
secreto coloquio, desapareció la visión, dejando el alma de Francisco
abrasada de seráfico ardor, y su cuerpo señalado con las llagas del
divino Redentor.
El santo religioso se esforzó en esconder ante los ojos de los hombres
la merced que se le había concedido, pero Dios se complació en
manifestarla mediante refulgentes milagros
MEDITACIÓN SOBRE CÓMO
HAY QUE VENCER LA TRISTEZA
HAY QUE VENCER LA TRISTEZA
I. Cuando estamos agobiados bajo el peso de la
tristeza, cuando la malicia de nuestros enemigos, la infidelidad de
nuestros amigos, los sufrimientos de nuestro cuerpo y tantos otros
acontecimientos
desfavorables nos colman de amargura, buscamos un amigo fiel para
descargar nuestro corazón en el suyo. ¿Dónde encontrar un amigo más fiel
que Jesús?
Vayamos, pues, al pie de los altares, confiémosle el motivo de nuestras
lágrimas, roguémosle que nos libre de nuestras penas. Interroguémosle,
escuchemos lo que nos diga en el fondo del corazón, y pronto
seremos consolados. Me acordé de ti, Señor, y me alegré. (El
Salmista)
II. Para disipar la tristeza, consideremos que
existen personas más desventuradas que nosotros. ¡Tantos pobres en los
hospicios, tantos enfermos en
su lecho sufren mucho más que nosotros! Las bendtas almas del
purgatorio, los condenados en el infierno, sufren tormentos
incomparablemente más crueles
que los que nos hacen gemir a nosotros. Aceptamos
de buen grado esta tristeza para expiar nuestras faltas. Si una hora de
pena te resulta intolerable, ¿cómo
sufrir los suplicios eternos del infierno? Piensa en
esta verdad, y ya no derramarás lágrimas sino para borrar tus pecados.
esta verdad, y ya no derramarás lágrimas sino para borrar tus pecados.
III. Piensa en la tristeza que se apoderó del corazón de Jesucristo en el huerto de los Olivos; piensa
en los tormentos que por ti soportó en la cruz, y di con Él: "Padre mío, que se haga vuestra voluntad;
si queréis que gima durante toda mi vida, me someto
a vuestra santa voluntad". Después de todo, no debemos esperar estar siempre alegres y contentos, puesto que Jesucristo y los santos han estado siempre en aflicción y lágrimas. Señor, quiero llorar con Vos, porque nadie puede gozarse en la tierra con el rico epulón y reinar con Dios en el cielo. Los cristianos deben temer los gozos de la vida presente y desear los sufrimientos con ardor. (San Juan Crisóstomo).
a vuestra santa voluntad". Después de todo, no debemos esperar estar siempre alegres y contentos, puesto que Jesucristo y los santos han estado siempre en aflicción y lágrimas. Señor, quiero llorar con Vos, porque nadie puede gozarse en la tierra con el rico epulón y reinar con Dios en el cielo. Los cristianos deben temer los gozos de la vida presente y desear los sufrimientos con ardor. (San Juan Crisóstomo).
La oración -
Orad por las
órdenes religiosas.
órdenes religiosas.
ORACIÓN
Señor Jesucristo, que, para sacar al mundo de
la tibieza en que había caído e inflamar nuestros corazones con el fuego
de vuestro amor, habéis impreso en el cuerpo del bienaventurado
Francisco las
Sagradas llagas de vuestra Pasión, dignaos, en vista de sus méritos y de
su intercesi6n, concedernos la gracia de llevar constantemente la cruz y
hacer dignos frutos de penitencia. Vos que vivís y reináis en los
siglos
de los siglos. Amén.
de los siglos. Amén.
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