sábado, 8 de septiembre de 2012

Eulogio, Santo


Patriarca de Alejandría, 13 de septiembre

Patriarca de Alejandría
Septiembre 13



Etimológicamente significa “bien tratado”. Viene de la lengua hebrea.

San Marcos Pedro escribe:"Confiad todas vuestras fatigas al Señor pues él cuide de vosotros.

Resistid firmes a vuestro adversario en la fuerza de la fe, sabiendo que vuestros hermanos que están en el mundo soportan los mismos sufrimientos".

Eulogio murió en el año 608. Nació en Esmirna.
Su vida, plenamente confiada en el Señor, tuvo que afrontar diversos problemas que había en su tiempo contra la Iglesia.

La causa de estas adversidades provenían de las herejías, sobre todo la de Eutiques, Nestorio y Arrio.

La paz de las conciencias estaba turbada. Unos decían una cosa y otros, otra.

A la Iglesia no le daba tiempo para reunir concilios y condenarlas como heterodoxas.
Muchos emperadores y gente de influencia las apoyaban. Eulogio abrazó la vida monástica y se dedicó a estudiar.

Cuando alcanzó la ciencia y la sabiduría, saltó a la palestra. Lo ordenaron de sacerdote y tomó parte activa en los concilios.

Entabló una profunda amistad con Eustaquio, patriarca de Constantinopla.

Se unieron los dos para hacer frente a los herejes. Al morir el emperador Justiniano II, le sucedió Tiberio Constantino, que era enemigo de los herejes.

Eligió en seguida a Eulogio como patriarca de Alejandría y más tarde de Constantinopla.

Entabló relaciones buena amistad con Gregorio Magno. Dado que era muy inteligente, escribió muchos libros para combatir las herejías.


13 de septiembre
SAN EULOGIO, (*)
Patriarca de Alejandría
   El celosísimo defensor de la Iglesia de Jesucristo, y patriarca de Alejandría san Eulogio, fue natural de Esmirna y vino al mundo en los calamitosos tiempos en que la herejía de Eutiques; Arrio y Nestorio turbaban la paz de la Iglesia. Abrazó des de su mocedad la vida monástica en su misma patria; y mientras los herejes eutiquianos derramaban la ponzoña de sus errores en las cristiandades de Siria y de Egipto, el santo estudiaba con diligencia en el silencio y retiro del monasterio las letras humanas y divinas, y se adelantaba en el ejercicio de todas las virtudes, para defender valerosamente la casa de Dios, y librar de los lobos a las ovejas del rebaño de Jesucristo. Habiendo alcanzado gran caudal de ciencia, y profundo conocimiento en las Sagradas Escrituras y tradiciones de la Iglesia explicaba en los concilios, y ante los doctores más sabios y aprobados; fue sacado de su soledad y ordenando presbítero, de mano de Anastasio patriarca de Antioquía. Desde aquélla sazón con trajo estrecha amistad con san Eutiquio, patriarca de Constantinopla, y unió sus fuerzas con las de este santo prelado para refrenar la osadía de los herejes. Había fallecido ya el emperador Justiniano después de un reinado de diez años, y sucedido en el trono imperial Tiberio Constan tino, que fue príncipe virtuoso y enemigo de los herejes, y deseando que ocupase la silla de Alejandría un pastor sabio y celoso, puso los ojos en nuestro santo, el cual por muerte del patriarca Juan, fue elegido a la dignidad patriar cal, y resplandeció en ella muchos años como lumbrera de la Iglesia católica. A los dos años de su consagración pasó a Constantinopla, y acabó con feliz suceso algunos gravísimos negocios en bien de su iglesia; como viese en aquélla corte a San Gregorio el Magno, trabó con él una gran amistad, de manera que desde que los dos santos se conocieron y trataron, no parecían tener más que un solo corazón y una sola alma. Compuso nuestro santo muchos libros de excelente doctrina para refutar las herejías de los Acéfalos, y confundir las sectas de los Eutiquianos: escribió además otros seis libros para deshacer los errores de los novacianos de Alejandría, y en el quinto de ellos demuestra muy de propósito, cuán dignos son los santos mártires del culto y veneración que reciben en la Iglesia católica. San Gregorio Magno, a cuyo juicio y censura sujetó el santo sus libros, le envió su aprobación diciéndole: «No he encontrado cosa alguna que no sea admirable en vuestros escritos». Finalmente después de haber gobernado santísimamente su iglesia, y trabajado sin cesar por la entereza de la fe y extirpación de las herejías, poco tiempo después de la muerte de su amigo el Papa San Gregorio, descansó en la paz del Señor, y fue a gozar de la recompensa de sus grandes méritos y trabajos.   
REFLEXIÓN
   Muy buena y loable era sin duda la amistad y unión que juntaba en uno los dos corazones de san Eulogio y de san Gregorio: porque no fundándose en carne y sangre ni en motivo alguno de terrenal interés, sino en Dios y en el aprecio que ambos hacían de la santidad verdadera, se ayudaban mutuamente y se animaban a hacer nuevos progresos en toda virtud y perfección. Mas cuando la amistad es de mal linaje y se funda en malas aficiones, es grandemente perjudicial, y a los que traban tales amista des, les hace peores que antes; porque no parece sino que en cada uno de ellos se Junta la maldad de todos.
ORACIÓN
   Rógámoste, oh Dios omnipotente, que la venerable solemnidad de tu bienaventurado confesor y pontífice Eulogio; acreciente en nosotros la gracia de la devoción, y la salud eterna. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
¡Felicidades a quien lleve este nombre!

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