14 de septiembre
(Siglo V d.C.)
(Siglo V d.C.)
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El Beato Simeón nació dentro de
los limites de Antioquia de Siria a mediados del siglo cuarto en una familia
pobre. Durante la niñez pastaba las ovejas de su padre. Cierta vez llegado al
templo oyó el cantar de los "mandamientos de Bienaventuranza,"
engendrándose en el la sed de una vida virtuosa. Simeón comenzó a rezar
ardorosamente a Dios pidiéndole le indique como alcanzar una vida de verdadera
justicia. Pronto tuvo un sueño como que estaba cavando la tierra para un
cimiento de un edificio. Y oyó una voz que le dijo: "cava más
profundo." Simeón comenzó a cavar con más ahínco. Considerando que el
foso era de profundidad suficiente, se detuvo pero la misma voz le indicó
seguir cavando. Este mandato se repitió varias veces. Entonces Simeón comenzó
a cavar sin cesar hasta que una voz desconocida lo detuvo con las
palabras:" Basta y ahora si quieres construir, construye, sacrifícate
verdaderamente porque sin sacrificio no vas a tener éxito en nada.
Habiendo decidido ser monje Simeón
abandonó la casa paterna y tomó los hábitos en un convento cercano. Allí
permaneció cierto tiempo cumpliendo la penitencia, como monje, con el
sacrificio de la oración, penitencia y obediencia, para mayor hazaña
espiritual se alejó al desierto de Siria. Aquí el santo Simeón inició un
nuevo medio de sacrificio. — "stolpnichestvo " (columnismo en ruso).
Construyendo un poste de unos metros de altura, se ubicó sobre él y con ello
se privó de acostarse y descansar. Permanecía parado día y noche, como vela,
en posición vertical , casi permanentemente, oraba y pensaba en Dios. Además
de una severa abstinencia de alimentos, voluntariamente padecía muchas
carencias: lluvias, vientos y fríos. Se alimentaba de trigo mojado y agua que
le traía gente bondadosa.
Su hazaña poco común comenzó a
conocerse en muchos países, y comenzaron a fluir visitantes desde Arabia,
Persia, Armenia, Georgia, Italia, España y Bretaña. Viendo su descomunal
fuerza de voluntad, y considerando sus inspiradas prédicas, muchos idólatras
se convencían de la verdad de la fe cristiana y eran bautizados.
Tuvo el don de sanar enfermedades
del alma y del cuerpo y prever el futuro. El emperador Teodosio II, el Menor,
(408-450) admiraba a san Simeón y comúnmente seguía sus consejos. Cuando el
emperador falleció, su viuda la princesa Eudoquía, fue convertida a una herejía
monofisita. Los monofisitas no aceptaban en Cristo dos naturalezas — Divina y
humana, sino solo la Divina. El beato Simeón persuadió a la princesa quién
volvió a ser cristiana ortodoxa. El nuevo emperador Markián, (450-457) en
ropas comunes secretamente visitaba al beato y le pedía consejos. Por consejo
del beato Simeón Markián convocó el IV concilio Universal en el 451 donde se
condenó la enseñanza herética del monofisismo.
El Beato Simeón vivió más de
cien años, falleciendo durante la oración en el año 459. Sus reliquias yacían
en Antioquia.
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