viernes, 14 de septiembre de 2012

Alberto de Jerusalén


Alberto de Vercelli
4545 - Milano - S. Maria d. Carmine - Sant'Alberto - Foto Giovanni Dall'Orto, 3-Jan-2008.jpg
Estatua de San Alberto en la capilla de los carmelitas de Santa Maria del Carmine de Milán, Italia.
Nombre Alberto Avogadro
Nacimiento c. 1149
Castrum Gualterii, cerca de Parma
Fallecimiento 14 de septiembre de 1214
San Juan de Acre
Venerado en Iglesia Católica Romana
Festividad 17 de septiembre
Alberto de Vercelli, también conocido por su nombre secular, Alberto Avogadro, o por su cargo, Alberto de Jerusalén (Castrum Gualterii, cerca de Parma, c. 1149 - San Juan de Acre, 14 de septiembre de 1214), es un santo católico, obispo de Vercelli y Patriarca de Jerusalén. Es recordado por ser el primer legislador de los carmelitas, que le veneran como santo, mientras oficialmente es, para toda la Iglesia católica, beato.

Infancia y juventud

No es posible identificar con seguridad la ciudad de Castrum Gualterii entre las actuales Gualteri, diócesis de Guastalla, y Gualtirolo, en la de Reggio Emilia. Parece que Alberto nació a mediados del siglo XII en una familia noble, los Avogadro, condes de Sabbionetta. Recibió una buena educación en Artes y Leyes, pero él eligió la carrera eclesiástica. Sin que se pueda precisar la fecha, pero antes de 1180, entró a formar parte de los Canónigos Regulares de la Santa Cruz de Mortara (Pavía), mientras su hermano, San Bartolo, se unía a los eremitas carmelitas.

Vida en Italia

La primera fecha segura de su vida es el año 1180, en que consta que fue elegido prior de los Canónigos Regulares citados. En 1184 fue nombrado obispo de Bobbio y en 1185 trasladado a Vercelli, diócesis que gobernó durante 20 años.
Su actividad en estos 20 años es enorme, sobre todo en el terreno político, en el que, como hombre de confianza de varios papas, realizó misiones diplomáticas de gran importancia al servicio de la Santa Sede, de modo especial en la búsqueda de la paz entre la Iglesia y los gobernantes temporales: fue mediador entre Clemente III y Federico Barbarroja, siendo nombrado príncipe del Imperio por el sucesor de éste, Enrique VI. A él se debe la paz de 1194 entre Milán y Pavía y la de 1199 entre Parma y Piacenza).
A la vez llevó a cabo importantes tareas en el terreno de gobierno de la diócesis de Vercelli: obtuvo la confirmación de la bula de Eugenio III colocando la Abadía de San Columbano bajo la jurisdicción del obispo de Bobbio,1 estableció un fondo de 100 liras de Pavía para el sostenimiento de tres maestros -un teólogo, un gramático y un escritor- en su escuela catedralicia, reorganizó el capítulo de canónigos en Biella, disponiendo la elección de su preboste y reduciendo el número de canónigos según la renta de la Iglesia.2
Con el Abad cisterciense Pedro de Lucedio, corrigió la regla de los Umiliati, aprobada por Inocencio III el 16 de junio de 1201. El sínodo de 1191 en Vercelli estableció la organización disciplinar de la vida religiosa de la diócesis, organización cuya influencia se ha mantenido durante varios siglos.

Patriarca de Jerusalén

El 17 de febrero de 1204, Inocencio III le instó a aceptar el patriarcado de Jerusalén, para el que había sido elegido por el Capítulo del Santo Sepulcro. Le concedió el palio y le nombró su legado en el reino de Jerusalén. Alberto llevó también allá a cabo una obra importante religiosa y política.
En 1206 Alberto ratificó el contrato matrimonial entre el rey Hugo I de Chipre y Alicia de Champaña. En el principado de Antioquía depuso al patriarca griego Simeón II, introducido por Bohemundo IV, conde de Trípoli, e intentó en vano liberar al patriarca latino Pedro de Anguiema, que finalmente murió en prisión. Por consejo de Alberto los canónigos de Antioquía eligieron a Pedro de Lucedio como nuevo patriarca.
En 1211 excomulgó al rey León I de Armenia, regente del Reino armenio de Cilicia, que se había apoderado de las posesiones de los Templarios, aunque dos años más tarde León I se sometió y fue absuelto de su censura.
En Chipre, Alberto intentó reconciliar al rey Hugo I con el antiguo regente Guillermo de Montbeliard (1211) y declaró inválida la elección de Durando como arzobispo de Nicosia (1211).
El 4 de septiembre de 1210 bendijo el matrimonio de Juan de Brienne, rey de Jerusalén, y de la reina María.
Alberto residió de hecho siempre en Accon (San Juan de Acre), pues Jerusalén estaba ocupado por los sarracenos. Inocencio III le siguió encomendando encargos de gran confianza (mediador de paz en muchas ocasiones). A su prudencia y actividad atribuyó el Papa que Tierra Santa no cayese por completo en poder musulmán.
Invitado a participar en el IV Concilio de Letrán, murió el 14 de septiembre de 1214 en Acre, asesinado al parecer por el maestre del Hospital del Santo Espíritu, a quien había depuesto por su mala vida, durante las fiestas de la Exaltación de la Santa Cruz.

Regla Carmelita

Alberto escribió la regla de la orden carmelita entre 1208 y 1209, dirigiéndola a Brocardo, prior del Monte Carmelo, y a los eremitas de éste. Es una regla breve y un texto muy importante de la espiritualidad de la Edad Media. El patriarca codificó la tradición del monaquismo del Carmelo.
La regla, escasa en normas disciplinaras, es rica en orientar el espíritu a la oración continua y la meditación, al silencio para buscar el contacto con Dios y al recogimiento. Los carmelitas veneran a Alberto como a su primer legislador.

Véase también

Bibliografía

  • Ughelli, F. (1643-62). Espiritali sacra, vol. 4. Roma.

Referencias

  1. Cfr. Patrologia latina, 2l5i 1318-1320
  2. Cfr. Patrologia latina, 1 196)

Enlaces externos


SAN ALBERTO DE JERUSALEN

San Alberto de Jerusalen

Su vida

No es carmelita en sentido estricto, pero sí lo celebra la Orden del Carmen con toda propiedad como a hijo querido por haber sido su Legislador.
Nació en Castel Gualtien, diócesis de Reggio Emilia (Italia), a mediados del siglo XII de la familia Avogadro o de los condes Sabbioneta.
En 1180 fue elegido Prior de los Canónigos Regulares de Santa Cruz de Mortara (Pavía). En 1184 es elegido obispo de Bobbio y al año siguiente de Vercelli, diócesis que gobernó por espacio de veinte años.
Durante este tiempo desempeñó, con gran acierto, delicadas misiones nacionales e internacionales, encargado por papas y emperadores. Todos acudían a él, sabedores de su prudencia, firmeza e independencia.
Fue lo que suele llamarse "experto árbitro" de los más intrincados litigios que tenían relación con la Iglesia.
Dadas sus cualidades y mirando el bien de la Iglesia universal, el papa Inocencio III lo nombró Patriarca de Jerusalén , aunque le dolió perder este sujeto, del que dijo en 17.2.1205:"... aunque nos eres muy necesario en la región de Lombardía, pues confiamos plenamente en ti para que nos representes incluso en los más dificiles asuntos"...
El 16.6.1205 anunciaba este mismo papa a los prelados de Tierra Santa que les enviaba a Alberto, "varón probado, discreto y prudente como legado suyo para la provincia eclesiástica de Jerusalén".
Llegó a Palestina a principios de 1206 y fijó su residencia en Accón (San Juan de Acre) porque Jerusalén estaba ocupada por los sarracenos.
Sus extraordinarias cualidades de experto mediador también las ejercitó con fruto durante los nueve años que duró su patriarcado.
Para nosotros - los carmelitas - su obra más benemérita fue la entrega de la Regla o Norma de vida que lleva su nombre y que aún hoy observa el Carmelo en todas sus múltiples Ramas.
El 14.9.1214, en Accón, mientras participaba San Alberto en una procesión, fue asesinado a puñaladas por el Maestro del Hospital del Espíritu Santo, al cual había reprendido y depuesto de su cargo a causa de su mala vida.
Su recuerdo, que comenzó a celebrarse en la Orden en 1504, celebramos ahora el 17 de septiembre con la categoría de fiesta.

Su espiritualidad

Por los años 1206-1209, a petición de los eremitas que moraban en el Monte Carmelo, entregó al "hermano e (rocardo) y compañeros" una Norma de vida o Regla, que llamamos "Regla de San Alberto".
Alberto codificó en breves trazos, ricos en citas bíblicas, la tradición monástica del Carmelo. Son normas concretas y prescripciones disciplinares. insiste, sobre todo, en la meditación de la Palabra de Dios para mejor servir a Jesucristo, en la oración, silencio,' mortificación y trabajo.
La entregó en un solo cuerpo, pero hoy la tenemos dividida en un prólogo, dieciocho capitulillos y un epílogo.
Cantidad enorme de autores de dentro y fuera de la Orden han comentado durante estos más de siete siglos que cuenta de vida, este maravilloso documento legistavio-espiritual.
Muchos hombres y mujeres se santificaron observando esta Regla, que fue aprobada y transforada por varios Pontífices.
El himno del Oficio de Lecturas de su fiesta sintetiza su espiritualidad:
Alberto, sol refulgente, / pastor y legislador, / tus hijos hoy te celebran, / escucha su invocación./ De la paz y la concordia, Imensajero sembrador,/ eres faro que nos das / en fe y costumbres fulgor. / Patrias fronteras rebosa / de tu virtud el olor; / y llena Jerusalén / tu dignidad y tu honor./ Resplandeciendo en la Iglesia/santo y prudente rector, len santa Regla al Carmelo / guias por sendas de amor. / Haz que en nosotros aumenten / caridad, gracia, oración; / y contigo a Dios rindamos / sempiterna adoración. Amén.

Su mensaje


  • que amemos a la Iglesia hasta morir por ella.
  • que nuestra maravillosa Relga sea 'trampolín" para el cielo.
  • que gastemos nuestra vida "en obsequio de Jesucristo."
  • que nuestra ilusión y meta sea: "Servir fielmente a Jesucristo."

Su oración

Oh Dios, que, por medio de San Alberto, nos diste una regla de vida evangélica para alcanzar la perfecta caridad; concédenos vivir generosamente nuestra consagración a Jesucristo, y servirle fielmente hasta la muerte. Amén.
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