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Antonino Fantosati, Santo |
Nació en Santa Maria in Valle en Trevi, provincia de
Perusa, el 16 de octubre de 1842.
De constitución débil,
parecía que sería un gallardo y pacífico campesino, en cambio
fue recibido en la Orden de los Hermanos Menores, ordenado
sacerdote a los 23 años de edad y partió para
la capital del Hupe en China, sede del Vicariato y
residencia principal de la misión, a donde llegó el 15
de diciembre de 1867. De sus 33 años de apostolado
en China los primeros siete años fueron los más serenos
entre aquellas heroicas cristiandades y pudo dedicarse al estudio de
la lengua hasta hablarla expeditamente, como un chino, y ser
llamado “el maestro europeo”.
Pasó luego a Lao‑ho‑kow, centro fluvial de
primera importancia, donde por 18 años ejerció el ministerio con
tacto, prudencia y singular penetración de la mentalidad china. Fue
Administrador Apostólico del Alto Hu‑pe cuando la carestía y la
peste desolaron a China. En 1878 fundó un orfanato para
los niños abandonados y organizó la distribución de numerosas ayudas
provenientes de Europa. Luego fue vicario general del obispo Banci
y colaboró en la erección del gran templo de tres
naves de estilo románico del Sagrado Corazón. En 1888 fue
por breve tiempo a Italia. Al regresar a China, fue
nombrado Obispo titular de Adana y Vicario Apostólico del Hu‑nan
meridional.
Sus últimos años fueron amargados por cruces y persecuciones, pero
las adversidades no apagaron su celo. En la feroz persecución
de los bóxers perecieron en solo Shansi y en Hunan
más de 20.000 cristianos. Precedido en el Hunan por el
P. Cesidio Giacomantonio, muerto el 4 de julio, San Antonino
acudió junto con el P. José María Gambaro al lugar
del peligro, a donde llegaron el 7. Reconocidos, fueron asediados
por los revoltosos con una granizada de piedras y objetos
contundentes, y asesinados bárbaramente. El martirio del obispo se prolongó
por más de dos horas entre atroces tormentos, hasta que
un pagano, viéndolo todavía vivo, lo atravesó con un largo
palo de bambú con una aguda punta de hierro, traspasándolo
de un lado a otro. Los dos cadáveres, arrojados primero
al río, fueron luego recogidos para ser quemados y sus
cenizas dispersadas en el agua o arrojadas al viento a
fin de que no se honrara su sepultura. A
lgunos testigos
vieron en el lugar del suplicio dos ángeles elevarse al
cielo mientras numerosos paganos que habían asistido a la escena
exclamaban: “Estos misioneros eran en verdad hombres justos”. Tenía 58
años.
Fue canonizado el 1 de octubre de 2000 junto
a otros 119 mártires en China
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