miércoles, 7 de marzo de 2012

EL INVITADO



Ruth miro en su buzón del correo,

pero solo había una carta.

La tomó y la miró antes de abrirla,

pero luego la miro con más cuidado.

No había sello ni marcas del correo,

solamente su nombre y dirección.

Leyó la carta: “Querida Ruth:

Estaré en tu vecindario el

sábado en la tarde y pasaré

a visitarte. Con amor, Jesús”.

Sus manos temblaban cuando

puso la carta sobre la mesa.

“¿Porque querrá venir a visitarme

el Señor? No soy nadie en especial,

no tengo nada que ofrecerle...

” Pensando en eso, Ruth recordó el

vacío reinante en los estantes

de su cocina. “Ay no! No tengo

nada para ofrecerle! Tendré que

ir a comprar algo. Bueno, comprare

algo de pan y alguna otra cosa,

al menos.” Se echó un abrigo

encima y se apresuro a salir.

Una hogaza de pan francés,

media libra de pavo y

un cartón de leche... Y Ruth

se quedó con solamente doce

centavos que le deberían durar

hasta el lunes.

Aun así se sintió bien camino

a casa, con sus humildes

ingredientes bajo el brazo.

"Oiga, señora, nos puede

ayudar, señora?" Ruth estaba

tan absorta pensando en la

cena que no vió las dos figuras

que estaban de pie en el

pasillo. Un hombre y una mujer,

los dos vestidos con poco

mas que harapos. "Mire, señora,

no tengo empleo, uste' sabe,

y mi mujer y yo hemos estado

viviendo allá afuera en la calle y,

bueno, está haciendo frío y nos

está dando hambre, y bueno,

si usted' nos puede ayudar,

señora, estaríamos muy agradecidos...

" Ruth los miro con mas cuidado.

Pensó que ellos podrían obtener

algún empleo si realmente quisieran.... ........

"Señor, quisiera ayudar, pero yo

misma soy una mujer pobre.

Todo lo que tengo es unas rebanadas

y pan, pero tengo un huésped

importante para esta noche y

planeaba servirle eso a El."

"Si, bueno, si señora, entiendo.

Gracias de todos modos."

El hombre puso su brazo alrededor

de los hombros de la mujer y se

dirigieron a la salida.

A medida que los veía saliendo,

Ruth sintió un latido familiar

en su corazón. "Señor, espere!"

La pareja se detuvo y volteó

a medida que Ruth corría hacia

ellos y los alcanzaba en la calle.

Mire: por que no toma esta comida?

Algo se me ocurrirá para servir

a mi invitado...", y extendió

la mano con la bolsa de víveres.

"Gracias, señora, muchas gracias!"

"Si, gracias!", dijo la mujer

y Ruth pudo notar que estaba

temblando de frío. "Sabe?

tengo otro abrigo en casa.

Tome este", Ruth desabotonó

su abrigo y lo deslizó sobre

los hombros de la mujer.

Y sonriendo, volteó y regresó

camino a casa... sin su abrigo

y sin nada que servir a su

invitado. "Gracias, señora,

muchas gracias!" Ruth estaba

tiritando cuando llegó a la entrada.

Ahora no Tenia nada para

ofrecerle al Señor.

Buscó rápidamente la llave

en la cartera.

Mientras lo hacía notó

que había otra carta en

el buzón.

"Que raro, el cartero no viene

dos veces en un día."

Tomó el sobre y lo abrió:

Querida Ruth: Que bueno fue

volverte a ver. Gracias por

la deliciosa cena, y Gracias

también por el hermoso abrigo.

Con amor, Jesús El aire todavía

estaba frío, pero aun sin su abrigo,

Ruth no lo notó.

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