sábado, 3 de marzo de 2012

AGRADECE Y DISFRUTA LA VIDA

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Aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo, ahora mismo le puedes decir Basta a los hábitos que te destruyen, a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida por el camino perdido, ahora mismo le puedes decir basta al miedo que
heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo.

Que nada te distraiga de ti mismo, debes estar atento porque todavía no gozaste la más grande alegría ni sufriste el más grande dolor.

Vacía la copa cada noche para que Dios te la llene de agua nueva el nuevo día.
Vive de instante en instante porque eso es la vida.

No te sientas aparte y olvidado, todos somos la sal de la Tierra.
En la tranquilidad hay salud, como plenitud dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate, recuerda que tienes que vivir contigo mism@ por la eternidad, borra el pasado para no repetirlo y te liberarás de esas cadenas. Si estás atent@ al presente, el pasado no te distraerá, entonces serás siempre nuevo.

No digas
NO PUEDO ni en broma, si quieres recuperar la salud ABANDONA la crítica, el resentimiento y la culpa, responsables de nuestras enfermedades.

PERDONA a todos y perdónate, no hay liberación más grande que el perdón, no hay nada como vivir sin enemigos.

Nada peor para la cabeza y por lo tanto para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica que te hace juez (agotadora y vana tarea) y cómplice de lo que te disgusta. Culpar a los demás es no aceptar la responsabilidad de nuestra vida, es distraerse de ella.

El bien y el mal viven dentro de ti, alimenta más al bien para que sea el
VENCEDOR cada vez que tengan que enfrentarse. Lo que llamamos problemas son lecciones, por eso nada de lo que nos sucede es en vano. NO TE QUEJES, recuerda que naciste desnudo, entonces esa ropa que llevas ya son ganancia. Cuida el presente porque en él vivirás el resto de tu vida. Libérate de la ansiedad, piensa que lo que debe ser, será, y sucederá naturalmente.

Una joven pareja se mudó a otra ciudad, lejos de la familia y los amigos. Llegó la mudanza, la pareja desempacó sus pertenencias y el marido empezó a trabajar a la semana siguiente. Todos los días al llegar a su casa, su esposa lo recibía en la puerta con una nueva queja.
- "Aquí hace mucho calor".
- "Los vecinos no son amigables".
- "La casa es muy chica".
- "Los niños me están volviendo loca".
Y cada tarde, su esposo la abrazaba mientras escuchaba sus comentarios negativos. Lo siento, le decía, "¿qué puedo hacer para ayudarte?"
Su esposa se calmaba y se secaba las lágrimas, pero empezaba con lo mismo al día siguiente.
Una tarde, su marido llegó a su casa con una hermosa planta con flores. Encontró un sitio apropiado en el jardín y la plantó. "Querida, le dijo, cada vez que te sientas triste, sal al jardín. Imagina que eres esa plantita, y mira como crece en tu jardín".
Cada semana traía a casa un árbol nuevo, o rosales, o plantas y las plantaba en el jardín. Su esposa cortó algunas flores y se las llevó a una vecina. Cada mañana regaba el jardín y observaba el crecimiento de las plantas.
También creció la amistad con otras mujeres de la cuadra y le pidieron consejo con sus jardines. Muy pronto, también le estaban pidiendo consejo espiritual.
Al finalizar el año siguiente, el jardín de esta pareja se parecía a los jardines que aparecen en la revista Buen Hogar.
Nuestro Padre Celestial sabe que todos tenemos que aprender a florecer en el lugar en el cual hemos sido trasplantados. Con su sabio toque de amor, no sólo vamos a florecer sino que vamos a producir continuamente el fruto del amor, la ternura y el contentamiento.

A veces la apariencia no lo es todo... John Blanchard se levantó de la banca, alisó su uniforme de marino y estudió a la muchedumbre que hormigueaba en la Grand Central Station. Buscaba a la chica cuyo corazón conocía, pero cuya cara no había visto jamás, la chica con una rosa en su solapa.

Su interés en ella había empezado trece meses antes en una biblioteca de Florida. Al tomar un libro de un estante, se sintió intrigado, no por las palabras del libro, sino por las notas escritas a lápiz en el margen. La suave letra reflejaba un alma pensativa y una mente lucida. En la primera página del libro, descubrió el nombre de la antigua propietaria del libro, Miss Hollis Maynell.

Invirtiendo tiempo y esfuerzo, consiguió su dirección. Ella vivía en la ciudad de Nueva York. Le escribió una carta presentándose e invitándola a cartearse. Al día siguiente, sin embargo, fue embarcado a ultramar para servir en la Segunda Guerra Mundial.

Durante el año y el mes que siguieron, ambos llegaron a conocerse a través de su correspondencia. Cada carta era una semilla que caía en un corazón fértil; un romance comenzaba a nacer. Blanchard le pidió una fotografía, pero ella se rehusó.

Ella pensaba que si él realmente estaba interesado en ella, su apariencia no debía importar. Cuando finalmente llegó el día en que el debía regresar de Europa, ambos fijaron su primera cita a las siete de la noche, en la Grand Central Station de Nueva York. Ella escribió: "Me reconocerás por la rosa roja que llevaré puesta en la solapa." Así que a las siete en punto, él estaba en la estación, buscando a la chica cuyo corazón amaba, pero cuya cara desconocía.

Dejaré que Mr. Blanchard relate lo que sucedió después: "Una joven venia hacia mí, y su figura era larga y delgada. Su cabello rubio caía hacia atras en rizos sobre sus delicadas orejas; sus ojos eran tan azules como flores. Sus labios y su barbilla tenían una firmeza amable y, enfundada en su traje verde claro, era como la primavera encarnada.

Comencé a caminar hacia ella, olvidando por completo que debía buscar una rosa roja en su solapa. Al acercarme, una pequeña y provocativa sonrisa curvó sus labios. "¿Vas en esa dirección, marinero?" murmuró. Casi incontrolablemente, di un paso para seguirla y en ese momento vi a Hollis Maynell. "Estaba parada casi detrás de la chica. Era una mujer de más de cuarenta años, con cabello entrecano que asomaba bajo un sombrero gastado. Era bastante llenita y sus pies, anchos como sus tobillos, lucían unos zapatos de tacón bajo." "La chica del traje verde se alejaba rápidamente. Me sentí como partido en dos, tan vivo era mi deseo de seguirla y, sin embargo, tan profundo era mi anhelo por conocer a la mujer cuyo espíritu me había acompañado tan sinceramente y que se confundía con el mío.

Y ahí estaba ella. Su faz pálida y regordeta era dulce e inteligente, y sus ojos grises tenían un destello cálido y amable. No dudé más. Mis dedos afianzaron la gastada cubierta de piel azul del pequeño volumen que haría que ella me identificara. Esto no sería amor, pero sería algo precioso, algo quizá aún mejor que el amor: una amistad por la cual yo estaba y debía estar siempre agradecido.

Me cuadré, saludé y le extendí el libro a la mujer, a pesar de que sentíaa que, al hablar, me ahogaba la amargura de mi desencanto. "Soy el teniente John Blanchard, y usted debe ser Miss Maynell. Estoy muy contento de que pudiera usted acudir a nuestra cita. ¿Puedo invitarla a cenar?"

La cara de la mujer se ensanchó con una sonrisa tolerante. "No sé de que se trata todo esto, muchacho," respondió, "pero la señorita del traje verde que acaba de pasar me suplicó que pusiera esta rosa en la solapa de mi abrigo. Y me pidió que si usted me invitaba a cenar, por favor le dijera que ella lo esta esperando en el restaurante que esta cruzando la calle."

No es difícil entender y admirar la sabiduría de Miss Maynell. La verdadera naturaleza del corazón se descubre en su respuesta a lo que no es atractivo. "Dime a quién amas," escribió Houssaye, "y te diré quién eres.".

Un muchacho se hizo un barquito de madera y salió a probarlo
en el lago, pero sin darse cuenta, el botecito impulsado por un
ligero viento fue más allá de su alcance.

Apenado corrió a pedir ayuda a un muchacho mayor, que se
hallaba cerca, que le ayudara en su apuro.

Sin decir nada el muchacho empezó a coger piedras y echarlas,
al parecer en contra del barquito; el pequeño pensó que nunca
tendría su bote otra vez y que el muchacho grandote se estaba
burlando de él; hasta que se dio cuenta que en vez de tocar el bote
cada piedra iba un poco más allá de este y originaba una pequeña
ola que hacía retroceder el barco hasta la orilla.

Cada piedra estaba calculada y por último el juguete fue traído
al alcance del niño pequeño, que quedó contento y agradecido
con la posesión de su pequeño tesoro.


Reflexión:

A veces ocurren cosas en nuestra vida que parecen desagradables,
sin sentido ni plan y hasta nos parece que más nos hunde; pero
si esperamos y tenemos confianza en Dios nos daremos cuenta
de que cada prueba, es como una piedra arrojada sobre las aguas
de nuestra vida, que nos trae más cerca de nuestro objetivo.

La vida podríamos verla como un laberinto con muchos caminos por
tomar, en él camino que elijamos podemos estrellarnos contra las
paredes cuando las circunstancias son difíciles, pero porque
angustiarnos, preocuparnos o renegar de los problemas, tomemos
una actitud positiva...... ¡ Que ! .......¿ es difícil? ¡ claro que lo es !

Pero obviamente no construiremos nuestra pirámide en veinticuatro
horas, debemos perseverar, porque ni el talento ni la suerte ni las
buenas relaciones interpersonales ni las buenas posiciones, nos pueden
ayudar solo perseverando podemos alcanzar nuestras metas.

"Si se puede"

"No basta saber, se debe también aplicar.

No es suficiente querer, se debe también hacer".
Johann Wolfgang von Goethe.

Si se puede... cuando estas decidid@, cuando comprometes tu voluntad para lograr lo que deseas alcanzar dentro de tu comunidad.

Si se puede... cuando ante cada obstáculo muestras temple y con mayor decisión los empiezas a enfrentar con valentía.

Si se puede... si ante cada fracaso buscas reconocer tus propios errores, lo que te permitirá acumular sabiduría, para resolver de forma eficaz los problemas en tu comunidad.

Si se puede... si ante los conflictos mantienes una actitud positiva en todo momento, y a pesar de las adversidades, tu ánimo no comienza a menguar, así no habrá cima que puedas alcanzar para lograr el éxito.

Si se puede... cuando ante los negativos y escépticos mantienes en todo momento una sonrisa de satisfacción por el logro obtenido por tu comunidad, y la alegría se convierte en tu fiel compañera...Siempre tendrás amigos por cultivar.

Si se puede... cuando ante la duda y la incertidumbre, tu fe te mantiene firme.

Si se puede... si tienes el coraje de vivir intensamente, y hacer de cada día una fascinante aventura leonística...La muerte, entonces será una angustia que nunca llegará a tu lado.

Si se puede... cuando aprendes a confiar en Dios, dejándole a Él los imposibles, dejando que Él se preocupe de como hacer su trabajo, y entregas tu vida entera a las estrellas del universo, por las que quieres luchar todos los días...Podrás, entonces alcanzar el camino a una plenitud total en el futuro.

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"El cobarde sólo amenaza cuando está a salvo"

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